En un año pasan muchas cosas. Pasan tantas que muchas las olvidamos, o no recordamos cuándo ocurrieron, o las creemos anteriores; en un año pasan muchas cosas y merece la pena dedicar unos días, aunque solo sea eso, a repasar los últimos doce meses para abocetar una pequeña cronología general de los principales acontecimientos acaecidos en el Videoverso en 2019. De eso va esta serie de artículos: de poner en orden, sobre el papel y en la cabeza, las principales noticias del mundo del videojuego de este año.
A principios de año nosotros mismos lo metíamos en nuestra lista de juegos más esperados de 2019, mirando sin sospecha que la mismísima Valve comprara Campo Santo en los primeros meses de 2018; pues resulta que había que sospechar, porque una de las últimas noticias que nos ha dado este año ha sido la rumoreada (incluso temida) puesta en pausa del desarrollo de In the Valley of Gods, esa prometedora historia de dos egiptólogas que se queda en el tintero en favor del no menos prometedor Half-Life: Alyx con el que casi despedíamos noviembre y del puto Dota Underlords. Si algo nos enseñó 2019 es que no hay que dar nada por supuesto; hay que cuidar y celebrar lo que tenemos, en vez de obsesionarnos con lo que esperamos tener.
A principios de año nosotros mismos lo metíamos en nuestra lista de juegos más esperados de 2019, mirando sin sospecha que la mismísima Valve comprara Campo Santo en los primeros meses de 2018; pues resulta que había que sospechar, porque una de las últimas noticias que nos ha dado este año ha sido la rumoreada (incluso temida) puesta en pausa del desarrollo de In the Valley of Gods, esa prometedora historia de dos egiptólogas que se queda en el tintero en favor del no menos prometedor Half-Life: Alyx con el que casi despedíamos noviembre y del puto Dota Underlords. Si algo nos enseñó 2019 es que no hay que dar nada por supuesto; hay que cuidar y celebrar lo que tenemos, en vez de obsesionarnos con lo que esperamos tener.
Más cambios en Sony
Como ya habíamos comentado, Hermen Hulst, de Guerrilla Games, ocupó el puesto de nuevo presidente de Sony Worldwide Studios reemplazando al carismático Shuhei Yoshida, ahora dedicado a las relaciones con estudios independientes; no fue el único cambio que hubo en la multinacional japonesa antes de que 2019 llegara a su fin. Relacionado con ello, Greg Rice se subió al barco como otro de los responsables de cultivar y cuidar las relaciones con estudios independientes. En adelante, Rice es el encargardado de «gestionar todas las cuentas de desarrolladores y publishers independientes y poner en marcha nuevas iniciativas para apoyar a los indies, grandes y pequeños, de todo el mundo»; no es muy distinto a lo que, imaginamos, hacía en Double Fine, donde llevaba diez años hasta que en noviembre dejó su puesto: tras la compra de Microsoft, mantener en pie la rama dedicada a la publicación era, como reconocía el propio Tim Schafer (cara visible de la compañía), algo redundante. El fichaje de Rice es interesante por ser una figura que despierta simpatías, pero también por el currículum con el que llega: mientras Double Fine desarrollaba sus propios juegos (los más grandes y los más pequeños: desde Broken Age o el aún en marcha Psychonauts 2 hasta otros más experimentales, como Headlander o RAD), su departamento se encargaba de lanzar al mercado cosas tan únicas como GNOG o los juegos del imprescindible David O’Reilly, ese perfecto salvapantallas que es Mountain y el alucinante Everything.Los Game Awards llegaron con una consola nueva debajo del brazo
Gran logro el de Geoff Keighley: con todo su entusiasmo y sus buenas intenciones, el presentador canadiense consiguió armar una gala de entrega de premios decepcionante incluso con una bomba tan impactante como la presentación en público de la nueva Xbox Series X, el que se supone que es el modelo premium de la nueva consola de Microsoft. Quizá fue por casi arrancar con Phil Spencer dejándonos ver la forma que tendrá la nueva máquina (casi más parecida a una torre de PC que a lo que nos podría venir a la cabeza cuando pensamos en una consola; una decisión arriesgada pero que parece querer hermanar esta Series X con la vanguardia tecnológica pecera) o quizá por ciertos altibajos notables entre anuncios (en el sentido de novedades sobre juegos pero también en otro más literal: hubo muchas pausas publicitarias), pero lo cierto es que la gala, que debería ser una celebración despreocupada, acrítica y disfrutona de las partes más divertidas de la industria del videojuego, se hizo más larga y plomiza de la cuenta, y no hubo mucho que hacer para mantener el nivel después de que Hellblade II, quizá un estándar irreal e inalcanzable, pusiera el listón mucho más alto de lo que ningún otro juego podía llegar. Con todo, no faltaron los juegos interesantes (por motivos muy diversos: ese Weird West de WolfEye, el nuevo estudio de Raphael Colantonio, fundador de Arkane; el rotundo vídeo con el que se dejó ver No More Heroes III; el siempre hermoso Ori and the Will of the Wisps, que está a la vuelta de la esquina; hasta cosas inesperadas como Gears Tactics, que pinta muy bien) aunque el bombazo inicial nos animara con cierto énfasis a pensar en la siguiente generación, cerrando por todo lo alto 2019 y casi condenando a 2020 a ser poco más que una serie de meses de preparación para una próxima generación que, entre nuevas tecnologías, nuevas formas de acceder a contenidos y nuevos actores pisando fuerte en todos los frentes (Apple, Google, Epic Games, la cada vez más inevitable Tencent…), se presenta muy movida; como mínimo, será interesante ver qué pasa con este nuevo hardware. Tenéis un resumen más completo de lo más interesante de la noche en este enlace.
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