Lo mejor del E3 2014

A diferencia de lo que me pasa con el resto, la verdad es que no se me ocurre ni un solo motivo por el cual The Division haya destacado por encima de otros. Quizás su mayor logro haya sido, precisamente, mantener el hype que se había generado durante la conferencia del año pasado y no traicionar unas expectativas poco secundadas hasta ahora. Ubisoft presentó un vídeo sobrio, directo y sin concesiones de uno de esos juegos que, por planteamiento y apartado gráfico, deberían de hacernos mirar hacia lo que se nos viene con un mínimo de ilusión. No es poco.

Lo mismo que digo una cosa digo la otra. Puede resultar poco coherente no meter en mi ranking a Uncharted 4 por haber mostrado solo una cinemática y sí hacerlo con The Legend of Zelda cuando, salvando las distancias entre cada juego, han hecho lo mismo; pero creo que la apuesta de Nintendo ha sido quizás no más honesta, pero sí más valiente. The Legend of Zelda se ve, digámoslo claro, de pelotas, aunque es quizás en el riesgo de apostar por un apartado gráfico mezcla entre Wind Waker y el último Skyward Sword, además de optar por un mundo abierto, donde reside la innovación de este nuevo Zelda. En cualquier caso, Aonuma supo vendernos un juego que debería de ilusionar a los fans y satisfacer a los que, como yo, llevábamos un tiempo deseando no saber qué esperar. Thumbs up, claro que sí.

Hasta ahora era bastante cauteloso con The Order: 1886. Desde su anuncio en el E3 del año pasado me daba la sensación de que al juego le faltaba algo de personalidad y no sabía si Ready at Dawn era el estudio indicado para llevar adelante un proyecto así. Sin embargo, el vídeo que nos mostraron este año, con ese toque survival y el evidente homenaje a Resident Evil 2, me ha convencido de prestarle al juego toda mi atención en ahora en adelante. Ambientación steampunk, el revuelto Londres del siglo XIX, leyendas artúricas y bichos mutantes. En serio, ¿qué puede salir mal?

Aonuma nos hizo esperar con ese plano fijo de Link antes de enseñarnos algo de acción, pero la espera sin duda mereció la pena. No creo que nadie pueda estar descontento con la pinta que se le intuye al juego. Personalmente tengo ganas de poder jugar a un Zelda con un apartado técnico a la altura de la siempre espectacular dirección artística de la saga. Me gusta también mucho esa apuesta por un mundo realmente abierto. Los Zelda siempre han tonteado con ese concepto, pero les faltaba lanzarse de verdad. Ahora sólo nos queda ir contando los días hasta que llegue y rezando para que de aquí a entonces Nintendo haya sabido ir alimentando a Wii U periódicamente porque, visto lo visto en el E3, parece que van a ser los únicos que lo hagan.

Suena un poco triste admitir que me impresionó lo que vi de The Division, sobre todo porque todavía no parece haber caído en ese abismo de nuevo cuño que es el concepto downgrade. Es un poco eso, pero hay algo más que ve muy claro con el brutal tráiler cinemático que mostró Ubisoft, y es uno de mis fetiches: la quiebra de la civilización. En un postapocalipsis tempranero, un grupo de hombres y mujeres luchan por poner a salvo a los débiles y equilibrar fuerzas contra grupos de bandidos que han decidido aprovecharse del colapso de la sociedad. Son una división con autorización presidencial, así que a efectos prácticos son Rangers en una misión por restablecer un orden y salvar lo poco que nos quede de humanidad en un lugar donde las leyes le han perdido el pulso a la violencia. No sé si lo habíais pensado ya, pero The Division tiene alma de western, y eso es una buena noticia.

Aunque solo sea provisional, el título ya lo dice todo: Nintendo quiere reinventar su segunda franquicia más poderosa, y hacerlo más allá de simples avances técnicos y cambios de perspectivo. Vimos a Aonuma hablando de mundos abiertos, de libertad de movimientos y del adiós a los escenarios interconectados de forma lineal. Aquí es donde Zelda se da la mano con Skyrim probablemente y con el sandbox en general. Con su acabado visual majestuoso y bello hasta la locura, es posible que este nuevo renacer de Link se proponga hacer lo que Ocarina of Time consiguió en sus tiempos. Potencial, desde luego, le sobra.

Ubisoft tuvo su momento The Division (o su momento Watch Dogs: elegid el E3 que prefiráis) con el nuevo Rainbow Six, repensado y rediseñado para poner énfasis en el multijugador. Y la cosa funciona: estuve entre los que levantaron la ceja al ver la conferencia de Ubisoft, esperando que lo que allí se vio fuera una recreación más o menos fantasiosa de lo que querían conseguir con el juego, pero después de probarlo por mí mismo no me cabe duda de que lo que están cocinando en Montreal puede ser una sorpresa para todos. Muy distinto a lo que se está haciendo en otros FPS multijugador, aquí las distancias son cortas y los equipos, pequeños; la tensión que hubo en las partidas que jugué fue tremenda y llevó a algún que otro susto: en una ocasión, el líder de mi equipo me pegó un tiro por asomarme sin avisar, creyendo que era un enemigo. Imaginad un SWAT en el que los enemigos se comporten de forma muy humana porque, bueno, son humanos; más o menos eso es Siege, y por eso le tengo muchas ganas.

Mi conversión al soulismo es más o menos reciente, eso no lo voy a negar, pero creo que ha sido en el mejor momento: después de Dark Souls II, el paso al siglo XIX de From Software me ha gustado mucho. Me gusta que sea más ágil, que busquen llevar hacia delante su propuesta aplicando cambios que consigan diferenciar a Bloodborne de los Souls de una manera más profunda que simplemente aplicando un skin decimonónico al juego. Me gusta cómo se ve el juego, y creo que los artistas del estudio tienen mucho que decir: viendo lo que consiguió esta gente con la potencia limitada de la generación anterior, es fácil intuir que los nuevos horizontes que se les abren para la creación de ambientes y espacios gracias a PlayStation 4 pueden traer muchas más cosas buenas que malas. Me gusta el entorno urbano, más habitado y misterioso de maneras muy distintas a las de Dark Souls, que se vio en la demo del E3. Creo que Bloodborne necesitará depender del pasado de su director menos de lo que creemos, y eso me gusta también, claro.

No llegué a terminar The Witcher 2 y estoy poco seguro de que me vaya a gustar este Wild Hunt. Creo que ayudará la nueva estructura y sin duda lo harán esos gráficos, pero está claro que no es mi género. Sin embargo, me costaría muy poco hacerme pasar por fan: disfruté una barbaridad viendo a Geralt cortando bichos raros en pedacitos y desde luego hay algo de contagioso en la ilusión y las ganas que pone CD Projekt en sus proyectos. Igual para ellos es mi reconocimiento: no tengo claro si estaría cómodo en un mundo donde todos los juegos fueran como The Witcher 3, pero firmaría ya mismo para que todos los estudios se parecieran un poco más a estos polacos locos.

Sabía Ubi que lo íbamos a mirar con lupa y supo convertir la atención en interés; fuimos por el downgrade y nos quedamos por los tiros. The Division parece ser poco más que eso, un juego de acción espectacular con las buenas ideas marca de la casa: premisa atractiva, interfaz con personalidad y gadgets resultones para rematar mecánicas sólidas. Igual no es de los que te vende una consola, pero se agradecen sus ganas de recordarnos que existe una nueva generación de cacharros. Los que ya tenemos uno de esos no pedimos mucho más, ahora mismo.