Gotta go despacito y buena letra

Sonic Origins

El salto de los Sonic originales al Retro Engine es una remasterización con luces y sombras, fiel a su material pero con tropiezos difíciles de ignorar en unos juegos tan conocidos e influyentes.

¿Qué acaba pesando más en Sonic Origins: la incontestable condición de clásicos básicos de los cuatro juegos incluidos o la retahíla de malas decisiones incomprensibles con las que tropieza todo el rato?

El primer Sonic fue la respuesta de Sega a Super Mario: una mascota cool frente a la normie Nintendo, siempre aun así en este lado de la frontera que separa lo peligroso de lo absolutamente apto para todos los público. Es una historia vieja y que ya conocemos. A mayores, creo que es una historia que puede distraernos de lo que de verdad importa aquí: los cuatro juegos que se recopilan en Sonic Origins (los voy a listar, por deferencia: Sonic The Hedgehog, Sonic The Hedgehog 2, Sonic 3 & Knuckles y Sonic CD) son brillantes. Con sus más y sus menos, sus momentos bajos y sus momentos álgidos, sus buenas y malas decisiones; son cuatro videojuegos formidables, con mucho que decir aun dependiendo de alguna forma del contrapeso que les hizo, y les hace, Mario con sus juegos de esos años. Aunque poco a poco ha ido aceptado matices y modulaciones que han hecho más interesante y longeva su propuesta, Mario es sinónimo de control: fiable, estable, estándar, Mario es un instrumento de precisión diseñado para que lo muevas con, redundo a propósito, precisión; a través de ese movimiento te expresas en una serie de niveles compactos y bien estructurados. Sonic, y quizá por eso a Sega le cuesta tanto llevarlo fuera de sus bidimensionales orígenes en Green Hill Zone, es justo lo contrario: es un experimento con el concepto mismo del control, una exploración de los límites de lo controlable; un juego sobre intentar controlar a un personaje too hot to handle: demasiado rápido y demasiado inestable como para ser ejemplo o modelo de nada.

Los juegos de Sonic, y esta es una paradoja también conocida, recompensan la exploración minuciosa, animan a moderar la velocidad por lo que pueda pasar, exigen cierta precisión incompatible con las frenéticas carreras con las que se suele asociar al erizo azul. En esa tensión está la gracia de Sonic The Hedgehog: la distancia que hay entre la partida más lenta y la más rápida es enorme, mucho mayor que la de cualquier Mario, con lo que el espacio que deja para diseñar tu propia manera de jugar es también muy grande; por eso resultan tan apropiados los gigantescos niveles por los que te mueves, llenos de caminos que se abren o cierran según las rutas que vas tomando, queriendo o sin querer.

Por eso los de Sonic son juegos que resulta natural tener a mano, con los que gusta cruzarse en las tiendas o en tu biblioteca. Combinan con gran inteligencia la contundencia de un videojuego de consola con la inmediatez de las recreativas en las que Sega ya había enseñado la mayoría de sus cartas. Lo que propone Sonic Origins, así, puede parecer menos especial de lo que es si no se mira debajo del capó: la idea es presentar cuatro remasterizaciones que no actualizan de manera drástica ni los gráficos ni la música de los juegos, no digamos ya los controles, sino que los llevan a sistemas actuales intentando que sea tan fieles al material original como sea posible. No son ROMs, como suelen ofrecerse este tipo de juegos normalmente, sino ports que intentan replicar a sus modelos de la forma más fiel posible, añadiendo una serie de novedades y retoques poco intrusivos.

Cada juego, así, viene en dos modalidades. Hay una clásica, que busca ser tan parecida a una ROM como sea posible: la imagen es 4:3, hay vidas, las normas son exactamente las mismas que en los juegos originales… Sí hay algunas mejoras visuales, pero solo las que se podrían considerar (por no influir en cómo se experimenta el juego, en su manipulación) enteramente superficiales. El interés está, eso sí, en las versiones de aniversario, que son en las que las novedades se vuelven más aparentes. La imagen es 16:9, para empezar, por lo que los juegos ganan espacio en pantalla; cuando ha sido necesario, incluso se ha retocado el diseño de niveles para adaptarlo a esos píxeles de más que hay a izquierda y derecha. No hay vidas, un cambio que le sienta sorprendente bien a estos juegos, que en ocasiones no tienen reparos en ponerte ante picos de dificultad que en los originales te mandaban de cabeza al game over; incluso se te permite reintentar las pantallas de bonus si las fallas, a cambio de pagar una de las monedas que también necesitas para desbloquear nuevo material en el museo. Incluso hay nuevos movimientos, como el drop dash de Sonic Mania, que se suman al repertorio de herramientas que tienes para atravesar los niveles.

Ser un port les permite experimentar un poco con los extras. Más allá de los cuatro juegos, hay modos espejo y boss rush, una modalidad que te anima a jugar a los cuatro seguidos, como si fueran uno solo, y también una colección de misiones que parten de situaciones específicas de cada título y las convierten en pequeños desafíos autocontenidos, con objetivos que puedes intentar cumplir en el menor tiempo posible para conseguir monedas que te permitan seguir explorando el museo, lleno de ilustraciones, música y vídeos. Todo esto forma un paquete bastante contundente; sigue siendo un placer jugar a los cuatro juegos, cada uno con sus particularidades y puntos fuertes, pero también me ha resultado muy agradecido ir haciendo misiones, picándome con los tiempos más ajustados, visitando de vez en cuando el museo para ver qué ilustraciones o bocetos podía ir desbloqueando. Es un paquete agradecido, principalmente para el tipo de persona que quiere jugar a Sonic, Sonic 2, Sonic 3 y Sonic CD con cierta asiduidad en 2022; creo que es un nicho relativamente pequeño, por lo que el cariño y el conocimiento que se nota en muchos rincones de Sonic Origins es, proporcionalmente, enorme.

Pero he empezado con una pregunta, la de los clásicos y las malas decisiones, por algo. Sonic Origins está lleno de pequeños problemas, algunos más leves que otros, algunos más frecuentes que otros, todos seguramente corregibles vía parche sin demasiada dificultad. El tipo de gente que juega mucho a los Sonic clásicos en 2022 dirá que es literalmente injugable por culpa de estos problemas; para mí, que soy mucho menos experto o exigente, la gravedad del asunto es mucho menor, pero la verdad es que es difícil de ignorar que estamos hablando de juegos de hace treinta años que se han relanzado con el paso de los años básicamente en todas las consolas que han existido: port o ROM, uno no espera encontrarse con nuevos bugs que no existían hace tres décadas en unos juegos cuyo principal reclamo está en ser las nuevas versiones de referencia, los nuevos másteres de los que salen las copias que se venden en las tiendas. Sonic Origins fue, de hecho, el motivo por el que Sega retiró las versiones de estos cuatro juegos que ya había en las tiendas digitales de todas las plataformas: qué menos, cabría esperar, que asegurarse en la medida de lo posible que lo que se ofrece como reemplazo sea al menos igual, si no (como yo esperaba, de hecho) mejor. Y sin embargo aquí estamos, en 2022 y viendo cómo Sonic se encaja en paredes y desniveles, cómo Tails desaparece de la pantalla y se repite machaconamente el sonido de su salto desesperado o cómo algunos fallos en colisiones te llevan a golpes o muertes tontas. En PC tiene hasta problemas de rendimiento, ¡problemas de rendimiento! Fue toda una vivencia tener que buscar en los foros de Steam ideas para conseguir que estos tres juegos de hace treinta años pudieran alcanzar los 60 frames por segundo, y comprobar que no era ni de lejos la única persona que estaba buscando ayuda para lo mismo.

No quiero decir que Sega, Headcannon o el Sonic Team hayan hecho un mal trabajo a propósito, para joder o por pura falta de respeto hacia el erizo azul y su legado. Es de suponer que han sido varios errores desafortunados, como de hecho ha sugerido Headcannon, los que han provocado la mayoría de los fallos que se pueden encontrar en Origins, si no todos. Pero también es verdad que da rabia que esta serie de catastróficas desdichas se dé justo en el Sonic que se presenta con su tabla reglamentaria resumiendo todas las maneras de comprarlo que existen, con modos y contenido bloqueado o desbloqueado en función de qué edición compres y cuánto pagues por ella. Son dos cosas que nada tienen que ver, y sin embargo tengo la sensación de que la estrategia comercial no ayuda a que los problemas y fallos piquen menos; al revés, creo que los agrava y hace que comprenderlos y empatizar con Sega, Headcannon o el Sonic Team sea más complicado.

Jugar a los juegos igual tampoco ayuda, pero desde luego sí anima a no pensarlo mucho e intentar disfrutar lo que tenemos y esperar que se puedan pulir los flecos pronto. La gente que pueda querer hacerlo seguramente ya esté haciéndolo, un nicho más o menos pequeño, decía antes: hiperfans de los que se entiende que digan que los juegos están rotos y gente que simplemente pasaba por ahí y quizá tuvo un ataque de nostalgia o le dio por ahí después de ver la película de Sonic con su familia, y que notarán igual los problemas pero les darán mucha menos importancia. Me sale quedarme con esta postura tan tibia porque en realidad es lo que resulta cuando mezclas el genuino placer que me provocan estos juegos tan únicos, tan estrafalarios y radiantes, con la sospecha incómoda de que se podrían haber hecho las cosas de otra forma, aunque tampoco sabría decir exactamente cómo.

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    1. molekiller

      @orlando_furioso
      Yo diría que se salvan el primero y el CD. Hasta que no cambien el concepto de juego, todos los Sonic van a ser una puta mierda. Yo sólo lo veo salvable creando un juego de plataformas que tenga «flow» y se base en mejorar tiempos en niveles pensados al milímetro, rollo Super Meat Boy o incluso Rayman Origins. Querer hacer un Mario con Sonic es y será una fórmula destinada al fracaso, y me asombra que haya gente que todavía se compre estas estafas de recopilaciones.

      Editado por última vez 8 julio 2022 | 10:46
      1. Alejandro

        @molekiller
        CD es un desastre, los niveles parecen hecho por un pingüino con lobotomia, o un crunch al nivel de Rareware.
        Has visto el juego desarrollado por los de Bomb Chicken que Sega canceló, ese era el mejor concepto que había visto para Sonic, hace uso de la velocidad horizontal de Sonic para alcanzar más altura, y era la poll@. Es como Poinpy pero con el puerco espinado.

        Editado por última vez 8 julio 2022 | 11:35
      2. molekiller

        @alejandro-7
        Es probable que del CD hable mi nostalgia, lo jugué de salida y nunca volví tiempo después. Sí que vi la demo de Nitrome sí, para juego de móvil me parece la polla, en cambio tenemos la bazofia esa del Sonic Dash. Alguien en Sega tiene serias deficiencias.

        Editado por última vez 8 julio 2022 | 14:15
  1. Alejandro

    Mira tu, Sega inventó los pelijuegos.

  2. Yurinka

    Ojalá lo arreglen, porque ese trailer, screenshots y modos de juego pintan fenomenal, y a nivel histórico iría bien que este juego estuviese muy pulido.

    Editado por última vez 8 julio 2022 | 11:55
  3. Gordobellavista

    Os pasáis un poco con el vinagre.

    1. V de Vastardo

      @gordobellavista
      Hombre, no sé, que te hagan pagar entre 40 y 45 eurazos por cuatro juegos del año de la nana por más remasterizados que estén, y que encima vengan rotísimos y tiren regular en un PC pepino, justifica un poco de vinagre, ¿no?

      1. Gordobellavista

        @vdevastardo
        Sí, no lo decía por este juego, lo decía por cómo han puesto molekiller y Alejandro a la saga Sonic.

        La recopilación esta es una vergüenza, en eso estamos todos de acuerdo.

      2. V de Vastardo

        @gordobellavista
        Ah, perdón entonces. xD

      3. Alejandro

        @gordobellavista
        Pero acaso todo lo que dije, no era verdad? Además del Rush, hay juegos que no sea mediocre o malo en la saga?
        Yo soy del 91 jugué a casi todos, hasta me acabé el 06 en 360 con el final furro, Sonic 2 es posiblemente el juego que más veces he terminado.
        Dime que me equivoco, dime que los clásicos no son juegos pésimos que que intercalar momentos de velocidad de no hacer absolutamente y los de plataformeo super básico por la aceleración de Sonic, dime que los Advenchur, no son juegos mediocres con momentos hiper stripteado y con los más caóticos diseño de niveles y sistema de cámara que a existido, dime que los modernos no son juegos de pulsa un botón y mientras juegas una versión Edgy de Temple Run en una especie de tren de la bruja glorificado.
        Cuando me lo digas, reconoceré mi error.

        Editado por última vez 8 julio 2022 | 16:04
      4. Gordobellavista

        @alejandro-7
        A ver, yo no sé, no soy jugador de Sonic. Es solo que esos juegos tienen muchos fans, no creo que estén todos locos. Según leo y oigo, la peña se dirime entre 2 o el CD como los mejores de la saga, y vais vosotros y los ponéis a parir. Me pareció muy vinagre, simplemente.

    2. molekiller

      @gordobellavista
      El vinagre es para matar el sabor a rancio.

  4. IndiAlien

    Reunión de gente antiSonic, me temo que el próximo no va a cambiar esta corriente de opinión.

  5. homero12

    Estoy de acuerdo que como comunidad de VideoJugadores, debemos respetar las grandes sagas historicas de VideoJuegos.
    Habiendo dicho eso, que difícil nos lo ponen a veces las compañías sacando un recopilatorio cada dos años y para colmo rotisimo.

  6. DarkCoolEdge

    El mejor juego de Sonic es el que no juegas.

    Disfruto planteándome su compra y pensando que tal o cual estará guay pero cuando los juegas… ugh