

El Jugador Medio
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La esperanza es lo último que se pierde
Llevaba un tiempo queriendo decir algo acerca del panorama que se nos presenta en la nextgen, en la que parece que tendremos que afrontar ciertos cambios en nuestras costumbres videojueguiles. No quiero que parezca que mi intención es hacer damage control de todo lo que nos está llegando estos días, o defender una marca por encima de cualquier otra cosa sin tener en cuenta los nubarrones que parece traer consigo la XboxOne. Sin embargo, he de ser coherente conmigo mismo y he decidido plasmar aquí lo que me está dando vueltas en la cabeza estos días con la esperanza de que, en unos meses o años vista, poder decir en voz alta “¿veis? lo sabía, tenía razón” al más puro estilo Nolgans.
Y es que más de una vez he expresado mi intención de dejar pasar una buena cantidad de tiempo hasta que me decida a adquirir una de las consolas que veremos en este E3, que ya tenemos encima. ¿Las razones? Pues las mismas que tenéis muchos de vosotros, me temo: el momento económico que vivimos, la cantidad de juegos pendientes en nuestra estantería y cierta desconfianza a la hora de adquirir ciertos productos en el mismo instante de su lanzamiento, quizás (o seguro que) por las experiencias con luces rojas y amarillas al inicio de esta generación.
El caso es que, como decía, iba a posponer mi decisión sobre que consola agenciarme cuando de repente me vi a mí mismo soltando chascarrillos, hurgando en la herida, o simplemente alucinando con todas las noticias que orbitan alrededor de la nueva consola máquina de Microsoft. A saber (como si hiciera falta recordarlo): trabas para la segunda mano tal y como la conocemos, conexiones permanentes que no lo son tanto pero sí lo son, enfoque principal hacia servicios que no oleremos por estas tierras y otros rumores que nos van llegando día sí y día también. En ese momento fue cuando caí en la cuenta. Me había posicionado. Era como si ya me hubiera decidido por PS4. A principio de año, cuando todo esto ni se intuía en el horizonte ¿acaso no había tomado la decisión de esperar? ¿no era yo uno de esos que iba a mirar la nextgen de reojo hasta que llegaran mejores tiempos? Cuando esas máquinas parecían prometernos un futuro lúdico brillante a 1080p y 60fps ¿no era yo el que prefería aguardar tras la barrera hasta tantear a los bichos que estaban a punto de soltarnos tras el chupinazo del E3? Y es que, siendo serios, las razones que antes tenía para poner distancia entre PS4XONE y mi persona, son las mismas que ahora me dicen que paciencia, que no entierre a Microsoft, que quién sabe, que no puedes ser todo tan gris como se presenta, y que quizás los de Redmond no han sabido transmitir bien sus conceptos y la XboxOne aún está a tiempo de sorprendernos. Que igual no es tan mala como nos parece. Que al final todo tendrá sentido. Que no se han vuelto locos estos americanos.
Así pues, estaré atento a lo que nos tengan que contar en Los Angeles. Incluso daré un tiempo prudencial para ver como reaccionan a esos primeros días y que cambios realiza cada compañía en sus respectivas máquinas. Ver si la PS4 no guarda un reverso tenebroso que se nos mostrará en el último momento, cuando ya la tengamos en casa. Comprobar que la XBone tiene mucho que ofrecernos a lo que ludopatía se refiere. Esperar, simplemente, porque no nos queda otra. Esperar, por ser coherente conmigo mismo. Esperar, porque la esperanza es lo último que se pierde. -
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