¡Es la economía, estúpido!

Análisis de Thirty Flights of Loving

Análisis de Thirty Flights of  Loving

Vivimos atenazados por un miedo común: el paso del tiempo. Se habla con horror de la «pérdida del tiempo» (sic) y el ritmo de la vida se ha acelerado con tal de contrarrestar esta amenaza imperturbable y ganarle minutos al reloj. Hay quien habla de «invertir el tiempo», en lugar de perderlo, e incluso existen reflexiones jugables sobre este mismo rasgo del hombre moderno como The Waiting Game.

La problemática del tiempo se hace muy patente también en la valoración que el consumidor hace de un juego: «si dura menos de ocho horas no lo compro» es un argumento que sobrevuela los comentarios de los análisis como una mosca cojonera, y no parece que vayamos a espantarla fácilmente. En cine tenemos etiquetas para el corto, el largometraje e incluso para el mediometraje; en música nadie suele quejarse si un disco tiene nueve canciones en lugar de veintidós. Pero los juegos parecen moverse en otra escala cultural, una más mercantilista, más superficial, más inmediata, sin asideros formales, y el tiempo que dura una experiencia puede llegar a invalidarla o elevarla a los altares. Por suerte hay gente como Brendon Chung a quien todas esas convenciones y corsés tácitos le sudan los cojones y no necesita someterse a nadie para lanzar joyas como este Thirty Flights of Loving.

Análisis de Thirty Flights of  Loving

Desde luego, vender un juego de catorce minutos de duración tiene mucho mérito, pero más lo tiene hacer que la experiencia (porque eso es de lo que se trata en realidad, de vivir experiencias) le pase la mano por la cara a grandes óperas de lo trascendental, de esas con decenas de horas y varios discos, y que lo haga además en el terreno de lo narrativo. Se incluye en el paquete, eso sí, Gravity Bone, su predecesor aunque no sea exactamente una precuela, y la evolución de uno a otro se deja notar. Thirty Flights es menos juego y más historia, echando mano del flashback, del detalle en el escenario que aporta datos al argumento y del simbolismo, y no tanto del plataformeo, la persecución y la exploración de Gravity Bone.

¿Y de qué va la historia? Pues es un pequeño bocadito de espionaje, de cine negro, de cine de acción y de producción independiente de aire vanguardista. Tal como sucediese con los primeros e inolvidables diez minutos de Half-Life, el juego tiene la paciencia de dejar que nosotros mismos encarrilemos los sucesos, que avancemos linealmente aunque con una ilusión de libertad, lo justo para recrear esa reconocible sensación de que todo nos está pasando a nosotros, que tomamos parte fundamental del hecho y lo vivimos en tiempo real. De hecho ambos corren sobre una modificación del motor de Quake 2, así que incluso en eso se desprende cierta familiaridad.

La elipsis en Thirty Flights of Loving es el gran mazo narrativo, estupendamente diseñado y equilibrado, con el que el amiguete Chung volará la cabeza a más de un estudioso del arte de explicar historias en un videojuego. No se trata de agujeros de guion que el jugador rellena a base de deducciones cimentadas sobre la nada más absoluta y desesperante; no nos hacen un Lindelof. Todo lo contrario: se trata de unir los puntos, varias veces si es necesario, para que todo cobre sentido y matices.

Los recuerdos, la relación entre personajes, el dramatismo, la traición, el amor, la amistad, la amargura, la angustia; todo está perfectamente tejido, con la mesura y la atención por el detalle por estandarte, pero a la vez dotándolo de un minimalismo demoledor y unos cambios de ritmo más propios de Godard, Rohmer o incluso Tarantino que de un desarrollador. Thirty Flights of Loving es extremadamente corto, sí, y en él no podemos hacer mucho más que comprender, empatizar y sentir. Pero si a alguien esto le parece poco, que se lo haga mirar. [8]

Thirty Flights of Loving se puede comprar directamente en el sitio web de Blendo Games o a través de Steam, por unos 5€ y con Gravity Bone incluído.

Redactor
  1. Pep Sànchez

    Me gustó un poquitín más Gravity Bone, porque creo que sabe renunciar a menos cosas, pero Thirty Flighs of Loving es absolutamente imprescindible por su voluntad de hablarnos un poco más sobre narrativa en lo que de momento seguimos llamando videojuegos.

    Creo que me guardo mi experiencia con este «corto» para otro texto, porque no me encajaba como análisis y me alegra que te hayas animado, @pinjed, con uno tan bueno y tan directo. Pero es un 9.

  2. Leonighart

    y el precio? y dónde se compra? por plantearmelo digo.

  3. Pep Sànchez

    @leonighart

    Acabo de poner esa información al final del análisis ;)

  4. el_adri2020

    Parece interesante.

    Solo un detalle, Half Life corre sobre el motor de Quake 1, no sobre el Id tech2 al igual que Bioshock corre sobre Unreal Engine 2 no sobre el 3 (aunque no venga a cuento).

  5. Ausonio

    Se dice eso de las horas porque a la gente no le compensa gastarse 60-70€ en un juego que le dura dos días. Respecto este juego, no me voy a gastar eso. Por un lerele o dos bueno, pero que me metan la salchicha NO EH

  6. Adrià Kent

    Por cinco eurejos tampoco está nada mal echarle el ratillo que dura. Al fin y al cabo, han existido mierdas más largas como el Quanthum Theory o los dos Red Faction por las que había que pagar sus correspondientes 50 napos mínimo.

    No creo que duela más el bolsillo por gastarse 5 euros en 15 buenos minutos que por gastarse 50 en 6-7 horas mierders.

    PD: El análisis, de comtumbre, gusto y gozo para mis ojos. Felicidades, Mr Pinjed.

  7. Adrià Kent

    Sin olvidarnos de los «calofdutis», obviously.

  8. Iker Maidagan

    Me alegro de que se aborde en un análisis el tema de la duración de los juegos, porque es un problema más serio de lo que parece del que son tan culpables los estudios como los jugadores. Hay demasiada gente que hace una equivalencia entre precio y minutos realmente absurda, sin importarles la utilidad real de muchos de esos minutos por los que pagan. Es como preferir una bolsa de 15 manzanas en la que 7 están podridas, a otra de 8 manzanas por el mismo precio pero con todas las frutas en buen estado.

    Respecto al valor narrativo de Thirty Flights of Loving y Gravity Bone, si bien está ahí, es más sofisticado y visual que el de la mayoría de juegos que se la dan de epopeya, yo lo encuentro también poco interactivo. Me puedo imaginar ambos juegos como cortos de dibujos animados y no se perdería mucho por el camino. La mayoría del tiempo, todo lo que hace el jugador es desplazarse de A a B y observar lo que ocurre a su alrededor. Y lo que ocurren son cosas con su significado y su razón de ser, pero se asiste a ellas de forma pasiva al fin y al cabo.

  9. rojovelasco

    Yo lo acabo de jugar, y no estoy de acuerdo con lo que dice @liberance. Creo que perdería bastante en formato de corto de animación. Aunque sea tosca y poco inmersiva a priori, el hecho de moverte por el entorno, aun que sea de A a B y poder llevar el flujo de la acción, aporta un matiz que un medio unidireccional, como la animación, nunca puede rozar. Esta ha sido mi primera impresión. Tengo que ser investigandolo.

  10. WZabe68

    me encanta thirty flights of loving.
    desde que me lo pase por primera vez no pude dejar de pensar en el.se ha convertido en mi juego favorito.me muero por volver a pasármelo.

    PD perdonad por los fallos de ortografía vivo en Holanda i voi al colegio alemán aunque sea de españa. tengo diez años…