La biodiversidad es buena

Presentación del Libro Blanco de Desarrollo 2018: dos crónicas

Muerte de la industria, éxito del mercado: sobre el desarrollo de videojuegos en España

El pasado 30 de enero se presentó en Madrid el Libro Blanco del Desarrollo Español de Videojuegos 2018, el informe que elabora anualmente DEV para resumir el estado de la creación de videojuegos en España. Allí estuvimos; lo que se puede leer a continuación son dos piezas de opinión sobre lo que allí se habló. El resumen oficial y el Libro Blanco al completo se pueden encontrar en la web de DEV.

Muerte de la industria, éxito del mercado: sobre el desarrollo de videojuegos en España | por Marta Trivi

En Fyre: La fiesta más exclusiva que nunca sucedió, Chris Smith documenta para Netflix los esfuerzos de un empresario neoyorkino por organizar un festival de música de lujo en las Bahamas. Desde el principio, el evento se presenta como una fantasía imposible: la isla que habían imaginado no estaba en alquiler y las alternativas no contaban con agua corriente, electricidad o las infraestructuras necesarias para acoger a tal cantidad de personas. No obstante, Billy McFarland, el ideólogo del asunto, decide seguir adelante. Continuar con la campaña de marketing, vender las entradas y contratar a los artistas, en una farsa que se alargaría hasta el mismo día de inicio del festival, cuando más de 800 personas se vieron atrapadas en Gran Exuma sin ni siquiera un colchón en el que acostarse.

El desastre de Fyre —los jueces tendrán que decidir si fue una estafa— es un ejemplo extremo de lo que sucede cuando el «fake it until you make it» sale mal. El reverso tenebroso de esa mentalidad de startup que lleva a muchos a creer que emprender es vender «ideas» y «convencer a inversores» antes que desarrollar un producto sólido.

He pensado mucho en la mentalidad startup mientras asistía a la presentación del Libro Blanco del Desarrollo de 2018. También recordaba el meme del perrete que se toma un café tranquilamente en una casa ardiendo. «This is fine», nos contaba la ministra Maroto. «Todo va bien», aseguraba Guirao. Innovador, joven, dinámico y de calidad, repetían el resto de ponentes ante unos datos que podían insinuar todo lo contrario. Porque el Libro Blanco de desarrollo del 2018 es demasiado similar al del año anterior. Y la «fotografía» que referenciaba Belén Mainer sigue sin ser halagüeña.

En el 2018, el 74% de la industria de videojuegos española siguen siendo microempresas que, además de facturar tan solo el 8% del total del mercado de nuestro país, se sostienen en fondos que proceden de forma casi exclusiva de sus propios fundadores. De los ahorros personales de muchos creadores. La industria del videojuego emplea apenas a 6.300 personas, aproximadamente el mismo número que la francesa y, sin embargo, las empresas del país vecino resultan 5 veces más rentables en general y facturan 3.000 millones de euros más que las nuestras. Seamos sinceros: no estamos bien y repetir tantas veces lo del «empleo de calidad» suena como una broma pesada para los que sufren (los que sufrimos) la enorme precariedad del sector.

Pero ahí está la clave. Si nos suena a cachondeo es porque los profesionales, los que crean los videojuegos, los que conforman la industria, no son el objetivo de este evento, son los demás. La presentación del Libro Blanco está pensada para seducir a aquellos con dinero que gastar —que invertir— en videojuegos pero no conocen demasiado del interior del sector. A esos a los que «industria joven» les suena a una buena forma de conectar con millennials y no a treintañeros viviendo en pisos compartidos porque son incapaces de pagar un alquiler en solitario y formar una familia. Aquellos que no se preguntan por qué un medio con más de 30 años de antigüedad solo emplea mayoritariamente a menores de 35.

Durante el tiempo reservado a las preguntas, y aunque el Ministro ya se había marchado para responderlas, muchos desarrolladores preguntaron por las subvenciones que deberían acompañar al compromiso con el medio que Guirao no se cansaba de mencionar. Pero el Ministro, a la vez que subrayaba (y con motivos) la partida de 2,5 millones de euros que destinará al asunto, había dejado caer algo más: que la industria del videojuego no iba a ser como la del cine. Que no dependería de subvenciones, que debía mantenerse sola.

Lo peligroso de mezclar industria con mercado, cultura con negocio, es que es fácil dejarse llevar. La industria del cine emplea a más del doble de profesionales que la del videojuego y, no solo eso, lo hace con más dignidad. Los trabajadores audiovisuales están protegidos por sindicatos, tienen salarios convenidos y están relativamente seguros ante la precariedad. Y eso cuando el tamaño del mercado es muy similar al del videojuego.

Lo que el Ministro, un servidor público, quiere, es que nos apañemos solos. Que busquemos financiación privada, que carguemos (porque somos jóvenes y tenemos ímpetu) con la precariedad, para levantar una Marca España que luzca e impulse a la vez otras industrias. En cierto momento de la presentación, una de las ponentes hacía referencia a Finlandia como uno de los espejos en los que mirarnos. Como un ejemplo de industria sólida a la que aspirar. Fallaba al comentar las numerosas ayudas gubernamentales que el gobierno escandinavo lleva impulsando desde los 90. Ayudas en un país que cuadruplica nuestro salario mínimo interprofesional.

Entiendo la postura del Ministerio. Comprendo la actuación de DEV. Cuando el mercado se basa más en publicidad que en realidad, o juegas a su juego o te quedas fuera, pero yo no voy a participar. Porque los problemas de la industria no van a solucionarse con una gran inversión puntual, con el florecimiento de otra burbuja a la startup como la de la realidad virtual, sino con la protección a los inmejorables (y altamente formados) profesionales de este país. Así podrán usar su creatividad trabajando, como debe ser, y no como una herramienta para buscarse la vida.

Muerte de la industria, éxito del mercado: sobre el desarrollo de videojuegos en España

Senderismo | por chiconuclear

Insistió mucho el ministro Guirao —es una anécdota, pero lo hizo después de lanzar un extraño latigazo al gremio de taxistas para explicar el porqué de su tardía llegada— en la calidad de los empleos que crea la industria del videojuego, tema de la jornada de anteayer en la presentación del Libro Blanco que, como cada año, ha confeccionado DEV (la Asociación Española de Empresas Productoras y Desarrolladoras de Videojuegos y Software de Entretenimiento) para mostrar «una foto» del panorama del desarrollo nacional. (El Libro Blanco se puede leer aquí, y la presentación completa se puede ver aquí.) Es un tipo de informe muy agradecido, a mi modo de ver: las principales cifras son positivas (713 millones de euros facturados, un 15,6% más que el año anterior; 6.337 puestos de trabajo, un 16,5% más; todo esto hace referencia al año 2017) y dejan ver que la cosa marcha, y buena parte del resto de la información, como suele pasar con estos datos fríos, tiene distintas lecturas en función de cómo la enfoques. Por ejemplo: si centras la atención en el tremendo dinamismo de una industria formada en un 55% por gente de menos de 30 años es más fácil no pensar mucho en por qué solo un 3% tiene más de 45. ¿Qué tienen los videojuegos para espantar así al talento veterano, que tanto puede aportar, como siempre recuerda Arturo Monedero, a las nuevas generaciones?

Según mi experiencia, uno de los principales motivos por los que mucha gente (muy apasionada y que luego, en muchas ocasiones, siguen «trabajando» en videojuegos de forma no profesional) busca fortuna en otros campos es precisamente la calidad del empleo, más por defecto que por exceso. El ministro Guirao repitió mucho lo del empleo de calidad pocos días después de que se publicara un artículo de Diego Montes en El Salto en el que se comentaban los casos de varias personas que han sufrido o sufren «acoso, temporalidad y crunch», como se destacaba, no sin algo de amarillismo, en el titular. No es mi intención quitarle valor al trabajo que hacen DEV o ICEX (la otra entidad organizadora de la presentación, y que de un tiempo a esta parte viene apoyando el desarrollo nacional ofreciendo espacios en algunas de las principales ferias del sector en busca del matchmaking entre estudios e inversores, nacionales e internacionales, que puedan meter dinero en los proyectos, seguramente el principal problema al que se enfrentan la mayoría de juegos hechos en España), que me parece interesante y que han conseguido, como dijo Luis Quintans, presidente de DEV, que la presentación del Libro Blanco sea un evento de gran importancia en nuestra industria del videojuego; sí tengo sentimientos encontrados por la manera —entusiasta y optimista, pero también un poco agresiva— en que se pone el foco en un crecimiento en el que, tan importante como sin duda es, a veces cuesta confiar.

Por ejemplo: aunque hay más empresas de entre 5 y 10 años (un 37%, frente al 28% del año anterior), la distribución por facturación es muy similar a la que se veía en los anteriores resultados, con un 1% más de estudios que facturan menos de 2 millones de euros; en total un 88%. Un millón novecientos noventa y nueve mil euros son menos de dos millones, pero también lo son cero euros. Soy consciente de que «marcar una senda, cuanto más recta mejor», como escribe Quintans en su tribuna del Libro Blanco, es complicado («una tarea difícil, casi siempre invisible, y muchas veces ingrata»), y quizá por eso siempre es un buen momento para examinar con más atención esa senda y pensar en hacia dónde nos lleva. En el decálogo de «medidas necesarias para establecer y fortalecer el crecimiento de los estudios, así como su consolidación» del Libro Blanco (página 11) se hacen diez propuestas que tendrían un impacto en la industria del videojuego, con varias ideas para incentivos fiscales y ayudas. La sexta se centra en la creación de empleo: para facilitar la inserción laboral se propone crear cuotas especiales en la Seguridad Social para «nuevos empleos de profesionales de alta cualificación», y para aliviar la carga de los autónomos se plantea adaptar sus cuotas a la realidad del videojuego, con «largos periodos de producción sin facturación ni ingresos». De este modo se buscan el «impulso a la contratación» y la «reducción del número de nuevos estudios creados sin suficientes vocaciones empresariales» ni «garantías de éxito». En general, las subvenciones se plantean como ayudas para los estudios más pequeños (punto 3, punto 5) mientras que los incentivos fiscales buscan atraer a inversores (punto 1, punto 6, punto 7) más que aliviar cargas a empresas de tamaño pequeño.

Es un sistema que se explica más o menos bien (se ofrece a los pequeños estudios un pequeño empujón pero se evita que aprendan a vivir de las subvenciones; se aleja a las grandes empresas de las ayudas públicas sin darles la espalda) pero que tiene, según lo veo yo, un reverso tenebroso del que sé que no soy el único que sospecha: esta suerte de selección artificial por vía fiscal, que asegura la supervivencia del que más «vocaciones empresariales» tiene, no está relacionada de manera estricta estricta con ninguna otra cosa que con el crecimiento. Es evidente que encajar en algún sitio a las no pocas personas que están saliendo de los muchos programas de formación que han surgido en los últimos años es importante, pero una senda que lleve hacia una industria de novatos que van a acabar encontrando mejores condiciones y mayor estabilidad fuera que dentro siempre va a ser una industria precaria. (Se me ocurre que estaría bien, de una manera perversa, conocer detalles más específicos sobre esa gráfica de distribución por edades de la que hablaba antes: ¿qué perfiles hay en cada porcentaje?, ¿cuántos programadores mayores de 45 años hay?, ¿cuánta gente ocupa varios perfiles en los distintos tramos de edad?) Para mi gusto, las propuestas que se hacen en el Libro Blanco no resuelven los problemas que ya existen sino que abren la puerta a otros nuevos: a una mayor movilidad (dinamismo, le dirá alguien), que reduce el peso de los finiquitos pero también las perspectivas de desplegar un proyecto de vida; a la homogeneización de la producción, con tantas más «garantías de éxito» cuanto más conservadora sea; a la aproximación conservadora a la inversión, también, que se puede permitir dejarle a las ayudas públicas el riesgo para profundizar en su definición de esas «vocaciones empresariales», sin duda importantes, pero también con múltiples interpretaciones.

«Tenemos que crear industrias sólidas, autosuficientes y que no necesiten al Estado para sobrevivir», dijo Guirao; «sí para crecer». Estamos de acuerdo. La posición de un ministro de Cultura presentando un libro que se centra en unos datos sujetos a la interpretación es complicada. En cierto momento del evento se habló de que ese entusiasmo juvenil, ese empuje imposible en edades más avanzadas y que ayuda a los emprendedores que andan por la veintena o a los profesionales recién salidos de los caros másteres que hoy proliferan a apechugar con condiciones menos atractivas (o directamente abusivas) a sacar adelante proyectos ante cualquier adversidad, contra viento y marea, no es ideal pero en determinados momentos puede llegar a ser necesario. No queda otra. Hay ecos en esa afirmación (que ahora mismo no recuerdo quién hizo; no fue el ministro) de las palabras de Gonzo Suárez, a quien por educación no meteré en el 3% de mayores de 45 años, que decía que «el crunch crea espartanos», o sea, que las condiciones laborales penosas y la mala gestión de proyectos (o la gestión irresponsable) es un entrenamiento del que sales curtido, una especie de servicio militar que te prepara para las inclemencias de un mercado laboral que, de manera incontrolable (como no se puede controlar la lluvia o los huracanes), mastica y escupe a los débiles, a los que no tienen lo que hay que tener para convertirse en espartanos. La llama de la pasión y la capacidad de sacrificio —que, por cierto, no solo se piden en la industria del videojuego: soy consciente— se puede avivar a base de paguitas; no así las grandes inversiones, que se tienen que hacer dando incentivos fiscales y motivos, en fin, para invertir aquí en vez de allá, porque te sale mejor, más rentable. El compromiso que se pide a los trabajadores (a la mayoría: a la gente que, además, hace los juegos) parece desproporcionadamente mayor que el que se pide a los empresarios. ¿Por qué en vez de pedir incentivos fiscales al Estado no pedimos pasión y capacidad de sacrificio a los inversores? Dicho de otro modo: ¿por qué una tipa o un tipo que hacen programación o arte tienen que hacer de tripas corazón y apostar, pasión mediante, su futuro en una industria que no parece preparada para darles mucho a cambio, mientras que un empresario necesita tenerlo todo atado y bien atado para asegurarse un retorno antes de dar un paso? Sé que no queda otra que confiar en que los incentivos fiscales se traduzcan en más puestos de trabajo, más estables y con mejores condiciones, con más oportunidades para crecer y desarrollar una carrera que se pueda compaginar con la vida; sé también que no está en la industria del videojuego la solución para el fulano que comparte piso con 38 años porque diez años de experiencia laboral no le llegan para pagarse un apartamento para sí mismo. Pero también entiendo a quienes reciben estas propuestas y estos informes con el morro torcido, quizá mientras le ponen unas velas a la Virgen del Rocío para que le renueven por otros tres meses o miran InfoJobs con apatía, pensando en su contrato de segunda con el que la empresa (acaso multinacional, ¡benditas ellas!) se ahorra el seguro médico, las subidas de sueldo o los tickets restaurante.

(También entiendo que mucha gente está conforme y contenta con lo de que «el crunch crea espartanos»; un lector nos decía recientemente que en Estados Unidos, donde él trabaja, el crunch se entiende entre muchos trabajadores como un algo que simplemente pasa, algo que está casi en la naturaleza de este tipo de proyectos: gajes del oficio. No es mi caso, pero entiendo que Gonzo Suárez no dijo lo de los espartanos para insultar a nadie, sino porque lo piensa y cree que es algo positivo y digno de ser celebrado. Tampoco creo que la pasión y la disposición a realizar sacrificios por el bien de un proyecto sean algo que hay que evitar, y enfrentarse al trabajo de forma apática y mecánica; sí creo que ver las partes malas de trabajar en videojuegos como algo inevitable sugiere que el sacrificio también lo es, y por tanto es imprescindible la pasión, una línea que es peligroso cruzar y que ya casi hemos cruzado entera.)

Habló también el ministro Guirao en su fugaz intervención en la presentación del Libro Blanco de los valores éticos y sociales que los videojuegos, sin duda productos culturales, pueden y deben reflejar, puesto que es la gente joven, aunque juegue todo el mundo, el principal motor de su negocio. Dejando de lado la tímida mención a la edad media del consumidor de videojuegos (que sospecho se suele considerar, al fin y al cabo, menor de lo que dicen las estadísticas, o se suele considerar que esas mismas estadísticas — aunque sean herramientas útiles— tienen alguna nota aclaratoria a pie de página), estoy con el ministro en que los videojuegos transmiten valores, porque si no no serían cultura, y también emociones, porque si no no serían arte. Quiero creer que un buen primer paso para que el abanico de temas, historias y experiencias que vemos en los videojuegos se abra del todo es dirigir la industria hacia un lugar más justo y equilibrado, donde las condiciones sean suficientemente buenas como para que sean la «creatividad» y la «capacidad enorme de innovación», otras dos cualidades del videojuego que destacó el ministro, las que guíen la producción y no la necesidad acuciante de crecer a toda costa, de hacer lo que sea para competir en un mercado hostil, de definirse por esas «garantías de éxito» que el Libro Blanco asocia, en mi opinión de manera inocente, a las «vocaciones empresariales». Esa senda sí que es jodida.

Redactora
  1. Pontecorvo (Baneado)

    Leyendo el artículo de la señorita Trivi se podría resumir en «Somos tan especiales que queremos vivir a costa de los que sí arriesgan su capital y buscan inversión privada para sus proyectos».

    Hacía tiempo que no leía algo tan malo.

  2. Madcore

    @pontecorvo yo he entendido lo contrario. Que el que se dedica a esto no quiere vivir exclusivamente de la gente que lo arriesga todo para sacar algo adelante, que suelen ser los que mas oportunidades dan, pero los que mayor riesgo tienen de que no salga adelante. La gente no quiere solo oportunidades, sino un compromiso por parte del gobierno, y lo que se ve es que todo este movimiento parece no ir a dar las oportunidades necesarias ni asegurarlas, sino que los millonetis inviertan su dinero de tal forma que vaya a caer a los cuatro gatos de siempre.

  3. KZhar

    Vamos, no es mas que otro ejemplo de lo que viene sucediendo desde hace unos veinte años hacia esta parte. Ejemplos hay miles, los nuevos empleos, en general, en todos los sectores son cada vez de peor calidad. Falsos autónomos, externalización, privatización, flexibilidad, precariedad… Todo en nombre del crecimiento y de la productividad de un tejido empresarial tan endeble y precario que se puede desmoronar (o huir) con la mas mínima cesión a una básica calidad laboral, por lo visto.
    Y paso de meterme en política diciendo que esto cuenta con el apoyo de un ministro «socialista», pero ahí lo dejo.

  4. Pontecorvo (Baneado)

    @madcore dijo:
    @pontecorvo yo he entendido lo contrario. Que el que se dedica a esto no quiere vivir exclusivamente de la gente que lo arriesga todo para sacar algo adelante, que suelen ser los que mas oportunidades dan, pero los que mayor riesgo tienen de que no salga adelante. La gente no quiere solo oportunidades, sino un compromiso por parte del gobierno, y lo que se ve es que todo este movimiento parece no ir a dar las oportunidades necesarias ni asegurarlas, sino que los millonetis inviertan su dinero de tal forma que vaya a caer a los cuatro gatos de siempre.

    ¿De dónde sale ese dinero de la subvención del Gobierno «comprometido?

  5. danibailon

    «Empleos de calidad»
    Los casos que conozco de gente que trabaja en la industria, distan mucho de un empleo de calidad, señor ministro.

  6. KZhar

    Ahora, tras una birra y en pleno subidón de optimismo, voy a echar un vistazo a esa otra radiografía, mas romántica, efímera y cálida que los fríos números y que nos habla de calidad, talento y arte, donde están Gris, Moonlighter, The Red Strings Club, Do not feed the monkeys… y donde, espero, estarán They are Billions, Blasphemous o Narita Boy entre otros.
    Nombres que no solucionarán los problemas estructurales de la industria, pero que fomentan un prestigio que puede ser la semilla de un futuro mas prometedor.

  7. yonkykong (Baneado)

    Vi la conferencia en directo.

    El mensaje era claro:
    «No podemos dar subvenciones como en el cine, buscad financiación privada«.

    Yo soy pesimista, la realidad es que el gobierno debe 69.000 euros por contribuyente.
    https://deuda-publica-espana.com/

    Si el cine sigue teniendo subvenciones, es basicamente porque hay un lobby haciendo presión.

    No van a invertir, no van a mirar a los miles de chicos que se están formando en desarrollo y no van a poner el abono para que exista una industria amplia y rica en España.

    Esto tiene una solución y es presión política, social y mediática.

  8. Mijel

    Todos los sectores tienen subvenciones de una u otra forma. No caigamos en el cansinismo habitual de que mal ayudar a los que hacen cultura que son unos vagos y blablabla.

  9. Empalatore (Baneado)

    Que hay de lo miooooooooouuuuuuu

  10. Adorian

    Muy buen artículo chicos, la verdad es que hacen falta este tipo de textos para que la gente se de cuenta de que la industria está bastante mal. El simple hecho de que el contrato habitual sea de X meses (normalmente de 3 a 6) y luego «ya se verá» es bastante desesperante, ya que piden del profesional una formación extraordinaria, que se desplace a la empresa y que entregue la totalidad de su tiempo (o todo) a realizar ese proyecto.
    De verdad, gracias por hacer esto visible.

  11. GipsyTipsy

    está complicadito vivir de los jueguitos

  12. Yurinka

    Sobre porqué hay tan poca gente con más de 45 en la indústria del videojuego quizás es porque hace 25 o más años, cuando ellos tenían unos 20 y estaban empezando su carrera profesional, habría menos de un par de decenas de (micro o pequeñas) empresas desarrollando juegos en España, y a la mayoría de ellas no les iba precisamente bien. Si ya cuesta encontrar gente adecuadamente preparada y con experiencia que haya crecido con videojuegos y ordenadores, obviamente cuesta aún más encontrar alguien preparado para currar en esto que creció y estudió cuando esto no existía.

    Además, en aquel entonces tampoco había ningún tipo de formación especializada por lo que si querían vivir de esto tenían que aprenderlo como autodidactas. Algo lógico ya que el desarrollo de videojuegos en España que tenía menos de 10 años de vida. Por tanto, muy pocos de ellos se metieron a hacer juegos, por lo que tampoco pueden haber muchos.

    Sin duda, algunos de los que trabajaban desarrollando juegos y tienen más de 45 años no continúan en activo, aunque no todo el mundo que deja el desarrollo es por acabar quemado. Algunos se «jubilaron» tras algunos éxitos, y otros cambiaron de profesión por diferentes motivos. Incluso algunos han fallecido.

    Respecto al tema de las ayudas, si todos los sectores las tienen no entiendo porqué los videojuegos no las pueden tener también. Al igual que en España si miramos todas las empresas en general, o si en cualquier otro país miramos únicamente las empresas de videojuegos de ese país, la gran mayoría son empresas pequeñas y mayormente de corta trayectoria que necesitan algo de ayuda para salir adelante.

    Compararnos con Francia lo veo estúpido, ya que allí tienen varias de las multinacionales más importantes del mundo en el sector como Ubisoft o Vivendi, unos cuantos estudios de AAA y una renta per cápita mucho mayor, por lo que la media se desvia bastante.

    Por otro lado, tanto el nivel de inversión, como el de ayudas, como el fiscal o el laboral o incluso la calidad de la enseñanza relacionada, la renta per cápita o la cantidad de burocracia necesaria hace que sacar adelante una nueva empresa sea muchísimo más complicado en España que en otro pais. Y cuando se hace, por esos motivos aquí es mucho más complicado que dure más o pueda crecer que en otros sitios.

    Tenemos que mejorar en todas estas cosas antes de quejarse de que las empresas son muy pequeñas o que duran poco. Los inversores vendrán solos cuando vean proyectos que inspiran confianza de gente con éxito y experiencia. Hasta entonces, hay que ayudar a la estabilidad de las empresas con ayudas para que saquen adelante proyectos y puedan autofinanciarse ellas solas sin depender de los ahorros de los fundadores.

    Me parece iluso e incluso insultante que con las condiciones que tenemos para sacar una empresa adelante encima se quejen de las empresas estén atomizadas y no sean todas enormes y esto no esté lleno de Tencent, Activision o Ubisoft españolas. En lugar de pedir esos imposibles lo que tienen que hacer es ayudar a lo que hay: muchas empresas muy pequeñas que duran poco, para que duren mucho más y que eventualmente puedan llegar a tener recursos para hacer proyectos mejores y/o mayores, y crecer cuando puedan.

    Exagerando sería como decirle a un niño etíope desnutrido y analfabeto que es un vago por no montar un imperio tecnológico como Apple. Quizás te dirá que es imposible porque no tiene recursos para ellos en su entorno a muchos niveles, como por ejemplo la educación y apoyo económico que puede conseguirle allí su familia o el entorno de inversión que hay en Silicon Valley. Quizás para que pueda hacer algo remotamente similar se tendrá que ir a otro sitio o alguien tendrá que ayudarle tanto a el como al ecosistema que le rodea.

    Si en España se quiere competir con otros países de por ejemplo Europa o Norteamérica habrá que mejorar el tema de fiscalidad, laboral, burocrático y demás hasta a al menos un punto que no seamos lo puto peor comparado con ellos y estemos a un nivel algo más o menos comparable. Eso daría también algo de estabilidad a las empresas.

    Respecto a los sueldos o la renta per cápita, en España es mucho menor que en otros paises, como pasa en cualquier otro sector. Eso hace que mucha gente española con experiencia, conocimientos y éxitos se vaya a currar fuera o esté allí y no vuelva, y que a la peña de fuera no le atraiga mucho el venir a menos que le pueda el sol y la buena comida. Subir el sueldo mínimo a algo similar a lo que tienen en el resto de Europa ayudaría a recuperar talento patrio y atraería a talento extranjero.

    Y luego está el tema del crunch. Hay muchos que deberían dejar el sadomasoquismo e informarse un poco. Así verían que tanto en las empresas de videojuegos como en general, se es más productivo trabajando 8 horas o menos al día (incluso 6 o 7) y que las horas extras son contraproducentes. Hay estudios varios sobre el tema y muchos ejemplos de esto tanto en España como en el extranjero.

  13. Florista Mágico

    Ambas crónicas me parecen muy acertadas. Lo resumiré en: lo esperable de un mercado tan boyante es que hubiera más dinero y mejores condiciones para mucha más gente, y no es así. Jóvenes azotados por el desempleo y el romanticismo serán «masticados y escupidos» (me guardo esa expresión) por el sistema.

  14. AndresBaez

    @yurinka ¿Cuáles son los problemas burocráticos que tanto se mencionan siempre? Será que por las oposiciones a Hacienda estoy muy familiarizado, pero no veo yo el problema que tanto se habla. Declaraciones de SS, Irpf, Iva, sociedades, las censales de la empresa, seguros, contabilidad… Difícil es la física cuántica, presentar declaraciones es la alegría en comparación :mrgreen:
    También me huelo que la mayoría de empresas de videojuegos, o microempresas, están faltas de personas con habilidades de gestión administrativa/empresarial. Pero vaya, hay asesorías que por cuatro chavos te hacen la contabilidad y las declaraciones habituales.

  15. Víctor Martínez

    @andresbaez
    En general yo creo que lo que se “critica” en estos eventos no es que no se sepa llevar lo básico de una empresa (que efectivamente no es difícil) sino que no hay mentalidad de ganar dinero y crecer y petarlo, que es mucho más difícil (y que a veces pasa por hacer cosas que no quieres, por ejemplo, o que no te gustan). Es mi opinión. Por eso los incentivos fiscales me parecen muy orientados a atraer gente con pasta que puede irse igual que vino cuando los proyectos no lo petan (que suele ser el caso).

  16. KZhar

    ¿Una pregunta, por curiosidad, a quien sepa del tema mas que yo?.
    ¿Que formas de financiación privada hay además de un banco (o sea, avalando con lo propio y asumiendo el riesgo) o el crowdfunding?.
    ¿Existe aquí algún tipo de inversores a los que se le pueda presentar un proyecto de este tipo y puedan estar interesados en poner pasta?.

  17. Víctor Martínez

    @kzhar
    Échale un ojo a este libro, que es gratuito y trae mucha información sobre el tema.

  18. KZhar

    @chiconuclear
    Muy interesante, gracias.

  19. Yurinka

    @andresbaez

    No digo que sea difícil, digo que es demasiado papeleo absurdo e innecesario con el que se pierde mucho tiempo, y a veces costes que para una microempresa o autónomo les dificulta seguir adelante.

    Por ejemplo, hay países en los que para dar de alta una empresa pagas dos duros y en una hora la tienes montada. No pagas nada de impuestos durante el primer medio año, y a partir de ahí pagas proporcionalmente a lo que ingresas. Y si no ingresas un mínimo, no pagas nada. Ni autónomo. En España hay que hacer mucho más papeleo, hay más requisitos, costes y pérdida de tiempo para montarla.

    O por ejemplo, con el tema de las ayudas. En España hay alguna que tiene algunos pocos requisitos, que vienen a ser los lógicos y necesarios para ver que se la dan a alguien en condiciones y tienen un criterio de selección lógico y transparente, y para pedirlas sirve con rellenar un pequeño formulario y poco más.

    En cambio otras parecen diseñadas para que únicamente accedan ciertos colegas, pidiendo requisitos específicos que no tienen mucho sentido, un criterio de selección desconocido/opaco, requiriendo demasiado papeleo y con un formulario enorme que muchas veces contiene cosas o lenguaje que hace que muchos (incluso teniendo personal administrativo y asesoría) recurran a empresas dedicadas a ayudarte a recibir ayudas.

    Aparte de esto, si que es cierto lo que comentas que mucha empresa de desarrollo de videojuegos (generalmente microempresa) no tiene personal de perfil administrativo o empresarial y suelen tirar de asesoría junto a lo que buenamente pueden hacer los fundadores/dueños, que saben de esto lo justo. Lo mismo con marketing o comunicación, motivo por el que estos apartados suelen quedar descuidados, ya que aunque a veces se es consciente de la importancia de estas cosas tampoco se tiene pasta para invertir en ello y suelen andar muy ocupados con otras cosas que les gusta más hacer (desarrollar el juego en si).

    Además, pese a que en España hay mil cursos, ciclos, carreras y masters para aprender a desarrollar videojuegos no hay formación especializada en estas áreas que encaje con la realidad empresarial del sector, por lo que cuesta encontrar a alguien preparado.

    Como pasa en otras industrias culturales todo esto muchas veces lo suelen llevar gente de perfil artístico o técnico, por lo que flaquean en estas áreas. Acabamos teniendo a programadores o artistas con talento haciendo juegos que luego no se saben vender y sin una gestión empresarial que por ejemplo asegure que ese juego que van hacer o están haciendo es algo que gusta y quiere el tipo de jugador al que se dirige, investigar un poco el mercado para ver si pueden llegar a competir en ese nicho concreto destacando con algo que puedan ofrecer (a diferencia de lo que piensan muchos la innovación a saco no suele ser la solución, las cosas que son demasiado diferentes a lo que uno está acostumbrado suelen provocar rechazo, hay que mezclar ideas que funcionan, tener calidad en los puntos clave-que cambian según el tipo de juego y target user- y añadir toques propios), se aseguren a ir sacando el proyecto adelante, se consiga la pasta necesaria, se tenga al día todo el tema del papeleo y pagos, se dé a conocer el producto adecuadamente, se verifique con jugadores del nicho al que se dirigen que el juego les gusta y tomen su feedback y sugerencias para mejorarlo en lo que toque, etc.

    Cosas que no suponen que el «juego esté hecho con un Excel», sino que es tener un mínimo de profesionalidad e intentar asegurar dentro de lo posible (que al final no hay fórmulas mágicas y nunca se sabe) la supervivencia del equipo, y que es algo totalmente compatible con la libertad creativa.

    En cambio tenemos de sobra «espartanos» que decía Gonzo, desarrolladores que piensan que para ganarse la vida haciendo juegos lo que hay que hacer es currar 12 horas al dia desarrollando arte y programación y sacarlo al mercado sin haber probado si el juego gusta a quienes compran ese tipo de juego, sin ver si están cometiendo los mismos errores que los que han fallado antes, sin promocionarlo en condiciones, ni ver si no se estaban metiendo en un nicho demasiado explotado en el que no podían competir, ni ver si ese nicho era demasiado pequeño para ellos, etc. para luego llorar de que no venden una mierda porque salen muchos juegos en tal o cual tienda.

    Quizás no venden una mierda porque han sacado un producto mediocre que no interesa a la suficiente cantidad de gente de ese nicho o no han sabido verlo debido a la mala gestión, o dicha gente que podría estar interesada en comprarlo no lo conoce porque a diferencia de los que triunfan (pequeños indies incluidos) no ha tenido una difusión/promoción adecuada.

    Aunque estas cosas ya empiezan a explicarse en algunas universidades dedicadas al desarrollo (por ejemplo recuerdo haber visto una charla excelente del gran Juan de la Torre sobre cosas de estas), normalmente esto se aprende a base de hostias o viendo que le pasa al amigo dev de otro equipo. Incluso, mucha gente comete estos errores pese a ser consciente de que no lo está haciendo de la forma óptima debido que no disponen de los recursos necesarios (pasta y/o gente preparada a la que fichar). Es un tanto descorazonador porque la peña se deja la vida y le pone mucha pasión y amor incluso a juegos que acaban siendo una mierda.

    Por estas cosas los inversores privados no pondrán pasta en algo que no vean que está funcionando / hay detrás un equipo solvente / vean claro que va a funcionar, y una de las muchas cosas en las que tenemos que mejorar es en el conseguir más ayudas y reducir la burocracia/fiscalidad/etc. para que las empresas vayan mas sueltas, puedan invertir/mejorar en estos campos en los que flojean, tengan más estabilidad financiera, mejoren la calidad de sus productos y puedan llegar a autofinanciarse, etc.

    Los videojuegos, al igual que la música, el cine, la literatura y demás industrias culturales tienen ese factor de industria: para vivir de esto a nivel profesional tienes que ganarte la vida vendiendo un producto, el cual puede tener también un factor artístico, pero eso no significa que estamos en la época en la que un escultor se pasaba la vida haciendo estatuas sin importarle una mierda lo que le parecían a la gente y el mecenas se lo pagaba todo (que es lo que a muchos desarrolladores nos gustaría).

  20. AndresBaez

    @chiconuclear parece un tema político a debatir hasta qué punto es razonable asegurar los beneficios de los inversores con el fin de que financien una industria que consideramos importante.
    @yurinka mil gracias por cada comentario que escribes en los artículos sobre la industria. No te merecemos.

    Un abrazote.

  21. Víctor Martínez

    @andresbaez
    Es un tema político, claro, como todo lo que tiene que ver con industria.

  22. Freeslave

    @yurinka
    100% de acuerdo con todo lo que has dicho.

    A mi no me parece mal que el gobierno desaconseje la subvencion como forma de vida. Como otras muchas industrias, primero es un negocio, luego es todo lo demás. Vender lo contrario sería una irresponsabilidad.

    Mi argumento favorito de mucha gente es: los videojuegos son un arte, como diciendo, no hace falta que generen dinero o sean rentables porque son una forma de expresión. Los videjuegos contienen arte, eso seguro, pero es solo una parte del todo.
    España no tiene desde mi opinión la madurez de mercado ni la percepción del videojuego como negocio suficiente como para atraer y retener a inversores. Eso no quita que no se hagan cosas interesantes en el ambito independiente, pero sin duda no representan un volumen de negocio como para generar riqueza.

    La mayor sorpresa ha sido ver el número de trabajadores, 4 gatos realmente si lo comparamos con otros sectores.

    Buen artículo! Hace falta despertarse de la utopia (y rendirse al capital XD)

  23. Yurinka

    @andresbaez De nada.

    Sin duda, el tema de asegurarle beneficios a quien invierte es algo necesario. Primero para que convencerlo de que lo haga, y una vez lo ha hecho para que quede contento y siga invirtiendo. Esto se aplica incluso a las ayudas: al gobierno/comunidad autónoma/etc. le conviene, porque esa pasta que invierten luego les vuelve a través de impuestos de la empresa o los trabajadores, se crea empleo y dichos trabajadores pues se gastan la pasta mejorando la economia, etc.

    En muchos casos, las ayudas o inversiones irán a proyectos que fracasarán. Pero en otros, normalmente uno de cada 5 o 10 proyectos, la cosa funcionará con un éxito que normalmente compensa lo perdido en los otros. Es un porcentaje mucho mejor que en muchos otros campos, y el dinero les retorna mas rápido que en otras áreas de I+D.

    El tema de los números rimbombantes rollo «hacemos más pasta que el cine y la música juntos», es un sector con mucho empleo de jóvenes (que tanto suele faltar en España) y de gente muy preparada (que también suele faltar) y demás pues lo mismo. Es un buen sitio donde a inversores e instituciones públicas les conviene meter pasta. Mucho más seguro que rescatar bancos o financiar algo que siempre va a dar pérdidas p.e., como pagarle a la Seat para que no se lleven la producción a otro lado.

    @freeslave

    Thanks.

    Sin duda, se ha de evitar que el videojuego se convierta en un conjunto de grandes dinosaurios que viven de las ayudas y se quedan anclados en el pasado, como hacen en España las grandes editoriales o el cine.

    Pero vamos, eso es complicado que pase en los videojuegos por varios factores: primero porque al ser algo tecnológico cada pocos años el mercado cambia, de forma que quien no se adapta a las nuevas tecnologías, plataformas y mercados muere rápido. Además, tiene un montón de competencia. Por tanto, los que siguen adelante es porque se saben buscar la vida.

    Por otro lado, en videojuegos inversores, publishers, prensa y público no se tragan cualquier mierda, y a diferencia de lo que pasa en el cine, la música o la literatura no se le presta especial atención a un videojuego por ser español.

    De hecho, muchos expertos (incluyamos aquí a los mismos desarrolladores o prensa especializada) del sector desconocen como el 90% de los videojuegos que se hacen o se han hecho en España. Puedes ver programas en tele o apartados en tiendas de «cine español», «literatura española» o «música española» (incluso teatro, al que no va nadie), ver reseñas o entrevistas en el periódico. En cambio los videojuegos -y en especial los nacionales- rara vez salimos en prensa o televisión generalista.

    Es decir, los que duran haciendo videojuegos son gente que se buscan la vida con muy poca -o ninguna- ayuda, no pueden vivir del cuento o dormirse en los laureles.

    Sobre el tema de los independientes y la madurez el mercado, piensa que viene a ser lo mismo a nivel mundial: el videojuego es un mercado nuevo que apenas tiene unas pocas décadas por lo que aún estamos aprendiendo a ver cómo va esto. Y salvo unos pocos países donde están/han estado las pocas empresas mas tochas del sector no hay empresas grandes ni tradición/conocimiento de cómo llevar esto adelante. E incluso en esos países, la gran mayoría son pequeños estudios indies con básicamente una problemática muy similar a la nuestra, aunque muchas veces sin varios de los problemas que tenemos aquí para montar y mantener una empresa.

    Para mi la cantidad de trabajadores en total y por equipo no es una sorpresa. Lo que yo no me creo es lo de que un 33% de sus ingresos son por ventas en España. Me sorprende que pase de un 5 o 10% ya que todos los casos que conozco con ventas decentes vienen a ser de un 1% o 2%. Y bueno, la facturación total me cuesta creerla ya que según los números del final no se cuentan los estudios de las multinacionales que hay en España (King, Ubi, Social Point, Gameloft, que junto a Genera o Mercury Steam deben ser los que generan como el 90% de los ingresos de juegos españoles).

  24. Andy

    El libro blanco de Petete

  25. El Jugador Medio

    @pontecorvo

    ¿De dónde sale ese dinero de la subvención del Gobierno «comprometido?

    Tengo una duda: ¿estás preguntando de dónde saca el dinero el Gobierno?

  26. Pontecorvo (Baneado)

    @el_jugador_medio dijo:
    @pontecorvo

    ¿De dónde sale ese dinero de la subvención del Gobierno «comprometido?

    Tengo una duda: ¿estás preguntando de dónde saca el dinero el Gobierno?

    Tengo una duda: ¿desconoces lo que es una pregunta retórica?

  27. El Jugador Medio

    @pontecorvo

    Ok, entonces puedo preguntarlo sin ambages: ¿Por qué preguntas algo tan vacío (por muy, ejem, retórico que sea) cuando te dicen esto:

    » La gente no quiere solo oportunidades, sino un compromiso por parte del gobierno, y lo que se ve es que todo este movimiento parece no ir a dar las oportunidades necesarias ni asegurarlas, sino que los millonetis inviertan su dinero de tal forma que vaya a caer a los cuatro gatos de siempre.»?

    Es decir… ¿qué? Supongo que soy bastante corto, pero me encantaría que desarrollaras eso, y más ahora que sé que realmente no tenías ninguna duda y tienes claro sobre lo que estás hablando. Concretaré, por si acaso: ¿a qué viene preguntar «si sabe de dónde sale el dinero del Gobierno «compometido» cuando alguien te dice que, según él, el escenario que plantea el Gobierno es el de buscar financiación privada en lugar de subvenciones? De verdad que intento buscar la relación, pero no acabo de verla y llegados a este punto tengo muchísima curiosidad.

  28. Pontecorvo (Baneado)

    @el_jugador_medio dijo:
    @pontecorvo

    Ok, entonces puedo preguntarlo sin ambages: ¿Por qué preguntas algo tan vacío (por muy, ejem, retórico que sea) cuando te dicen esto:

    » La gente no quiere solo oportunidades, sino un compromiso por parte del gobierno, y lo que se ve es que todo este movimiento parece no ir a dar las oportunidades necesarias ni asegurarlas, sino que los millonetis inviertan su dinero de tal forma que vaya a caer a los cuatro gatos de siempre.»?

    Es decir… ¿qué? Supongo que soy bastante corto, pero me encantaría que desarrollaras eso, y más ahora que sé que realmente no tenías ninguna duda y tienes claro sobre lo que estás hablando. Concretaré, por si acaso: ¿a qué viene preguntar «si sabe de dónde sale el dinero del Gobierno «compometido» cuando alguien te dice que, según él, el escenario que plantea el Gobierno es el de buscar financiación privada en lugar de subvenciones? De verdad que intento buscar la relación, pero no acabo de verla y llegados a este punto tengo muchísima curiosidad.

    Pues quien se compromete de verdad es quien pone su dinero propio, no del bolsillo ajeno. De ahí mis comillas. Es como si jugase a una timba de póker con tu dinero. Cuando alguien no paga las consecuencias de sus decisiones sino otros, tiende a equivocarse más de la cuenta.