Metal Gear Survive es un juego zombie para zombies

Metal Gear Survive es un juego lleno de cadáveres. Los zombies contra los que te enfrentas en cada partida, claro, pero también otros: el de la relación de Hideo Kojima con Konami, la compañía con la que trajo al mundo la saga Metal Gear a finales de los 80, y también el de los capítulos perdidos de Metal Gear Solid V: The Phantom Pain, la última entrega de la serie principal, lanzada hace unos años entre aplausos pero también muchas críticas durísimas. De esa quinta entrega (en mi opinión, un juego extraordinario que explora, como todos los demás, en realidad, sus propios límites con mucha inteligencia, aunque no falten los momentos bajos) sale este Survive, un spin-off que aprovecha el esqueleto mecánico de The Phantom Pain para dar forma a algo muy distinto.

Tan distinto, de hecho, que podría ser otro juego y quizá podríamos hablar de él sin mencionar a Hideo Kojima (¡tanto esfuerzo para quitar su nombre de la caja del juego y aquí estamos, repitiendo su nombre sin parar!), pero aquí estamos. Lo que hemos podido jugar en la beta despeja algunas dudas: Survive es un juego de supervivencia en el que hay que hacer frente a una serie de oleadas de enemigos de distintos tipos, mientras recoges materiales con los que crear objetos para defenderte o dañar a los atacantes.

Suena a modo Horda porque lo es, básicamente. Una partida se estructura alrededor de, como en The Phantom Pain, varias fases diferenciadas. En la primera te mueves hacia la zona donde está el melme; por el camino, lo ideal es recopilar el mayor número de materiales para llegar al punto de extracción a proteger con recursos para fabricar barricadas, municiones y lo que haga falta antes de que los zombies empiecen a llegar. El tiempo es limitado, así que hay que aprender a optimizar no solo qué materiales queremos y cuáles podemos permitirnos dejar atrás, sino también el tiempo que dedicas a evitar que los zombies descubran que estás ahí y vayan a por ti. Es más un inconveniente que un peligro real: deshacerte de ellos es fácil pero te quita un tiempo valioso que podría haber sido dedicado al muy noble arte del rapiñe.

Durante la segunda fase el objetivo es hacer frente a varias oleadas de zombies mientras proteges la base. No es muy distinto a lo que hacen, ya digo, otros juegos con modo Horda. El nivel de complejidad que se ve en la beta es bajo, pero permite hacerse una idea de por dónde van a ir las cosas: hay que proteger la base bien, tener controlados los diversos puntos de acceso y aprovechar el terreno para ganar ventaja sobre los zombies, que vienen en distintos colores y sabores y tienen sus diferentes comportamientos, puntos débiles y peligros. Esta segunda fase tiene varias rondas, cuyos intermedios hay que aprovechar para volver a la mesa de fabricación para reponer barricadas o crear más munición; en ese tiempo limitado hay que construir o aprovechar para recolectar más materiales, en caso de que sea necesario, antes de volver a enfrentarse a la horda.

Antes de este ABCBCBCD (la D sería el final de la partida, que puede llegar de manera natural o ser abrupto: si los zombies revientan la base, aun así la misión se cumple y recibes algunos materiales como recompensa) está la zona de preparación, un entorno virtual y aséptico donde prepararse para la misión y poner a prueba distintos gadgets y armas lejos de los límites de tiempo y las amenazas enemigas. Tiene su aquel pero, de nuevo, parece una solución interesante a un problema ajeno a la serie Metal Gear.

Es un tipo de juego diseñado alrededor del farmeo y al juego en equipo, quizá más parecido a un Monster Hunter que a lo que se espera de Metal Gear, una saga caracterizada por, según dicen en Wikipedia (uso esta fuente por no complicarme mucho, pero sobre esto hay muchos otros artículos e incluso libros), combinar sigilo e infiltración con «la exploración de la política natural, los conflictos bélicos, la censura, las guerras biológicas, la ingeniería genética,​ la inteligencia artificial y la lealtad» en sus argumentos. Entiendo que con Metal Gear Survive se puede hacer la vista gorda en cierta medida porque es un spin-off, no un juego de la serie principal; nadie se acordará de él dentro de un tiempo, como nadie se acuerda de Resident Evil: Operation Raccoon City, por poner otro ejemplo de infamia nipona construida sobre una serie prestigiosa y muy seguida. Mi mayor duda no tenía tanto que ver con el peso de la historia o la importancia del lore como con la posibilidad de que Konami hubiera sabido aprovechar lo mejor de The Phantom Pain para crear un juego inteligente y divertido, que explotara, ya sin necesidad de llevar adelante una narrativa o de llevar a cabo los experimentos audaces que se espera(ba)n de su creador, sus mecánicas. La beta me ha dejado ver, por el momento, un juego simplón que busca cumplir mínimos para, con suerte, enganchar a un par de desorientados que se dejen unos euros de más en cajas de loot. La cosa va de zombies, al fin y al cabo.

La beta abierta de Metal Gear Survive está disponible hasta el 21 de enero en PS4 y Xbox One.