No one can stop death
Análisis de Diablo III: Reaper of Souls
El juego de Blizzard se expande, se actualiza y mejora con esta expansión, terminando de redondear la experiencia casi dos años después de su lanzamiento.
El juego de Blizzard se expande, se actualiza y mejora con esta expansión, terminando de redondear la experiencia casi dos años después de su lanzamiento.
Encontrarás momentos divertidos si sabes dónde buscarlos, pero lo nuevo de Rare repite errores al confundir precisión con diseño.
Los reyes del arcade contemporáneo, Vlambeer, dan otro paso hacia delante con este shmup frenético al que le bastan veinte segundos para demostrar lo que vale.
El popular juego rítmico de SEGA llega a Europa después de un tiempo recluido en Japón, y menos mal: es uno de los más destacables de su género.
Impecable a nivel de diseño y control, a Titanfall se le pueden perdonar unas carencias que parece preferir dejar para próximas entregas.
Goat Simulator es algo así como un metachiste, un triple tirabuzón: el chiste de sembrar el caos con una cabra dentro del chiste de convertir una chorrada en un juego comercial.
Parece dibujado por un niño de ocho años y lo protagoniza un adorable ninja de media pulgada, pero en su interior esconde un mecanismo demoníaco.
Terror indie precolombino, negro como la noche y rojo como la sangre, de la escuela de Dark Souls y similar: exigente, implacable y atmosférico.
Rompecabezas caballerosos y juicios llenos de protestas se dan la mano en uno de los crossovers mejor paridos de los últimos años.
Sucker Punch entran por la puerta grande en la nueva generación con un cóctel, rotundo pero poco generoso, de mamporros, superpoderes y mundo abierto.