No es sencillo tener claro cuál es nuestro primer recuerdo. Si hurgamos en el baúl mental, tras rascar un poco en el fondo, seguro que encontramos un buen puñado de momentos con escasa edad, cierta dificultad de movimiento y una inocencia tan pura que ni albergábamos la idea de que la vida no fuera juego, cariño y disfrute —eso quienes hemos tenido el privilegio de gozar de una infancia sana y segura—. En mi caso, si profundizo un poco más en los confines de la memoria, siempre me topo con una imagen extraña, oscurecida por los márgenes como si algo limitara mi visión, en ella un rellano angosto, una señora y su perro. Durante mucho tiempo estuve convencido de que aquello era parte de un sueño, cuando años después mi madre me habló de la primera casa en la que viví, de la que nos fuimos antes de que pudiera siquiera andar, donde teníamos una vecina con un perro de la misma raza que el de aquel recuerdo las piezas encajaron. Sin embargo, ¿lo hicieron o fui yo quien hizo que encajaran? ¿Fue un suceso real o ese fragmento de memoria lo ha construido mi cerebro? ¿Cómo de fiable el presente una vez se vuelve pasado lejano? Esta y otras cuestiones que no requieren un gorro de papel de plata en la cabeza —o sí— fueron las que me asolaron cada noche después de las sesiones de juego a Goodnight Universe, el nuevo juego de los responsables de Before Your Eyes.
Atrás quedó el nombre de GoodbyeWorld Games —la casualidad—, ahora es Nice Dream quien nos invita a vivir esta historia de ciencia ficción desde el punto de vista de Isaac, un bebé simpaticón con un cerebro mucho más desarrollado de lo que cabría esperar en un infante que no lleva ni una vuelta al sol entre nosotros. El estudio mantiene el armazón jugable en su nueva propuesta, volvemos a poder jugar con una cámara que rastree el recorrido de nuestra mirada o nuestro parpadeo, si sumamos unos auriculares —algo recomendado por el juego y una recomendación a la que nos sumamos— a esta forma de jugar la experiencia resulta tan inmersiva como estimulante; no es necesario jugar así a Goodnight Universe, ya que el control con mando está perfectamente implementado, pero se pierde un poco la magia de ser Isaac.
«Estaba vivo»
Isaac es tan consciente de su propia existencia que sus recuerdos seguro que son nítidos, grabados a fuego en esa cabecita capaz de contemplar el cielo estrellad y verbalizar algo que muchos tardamos años en comprender: «Estaba vivo». Puede que al principio no entendamos del todo qué está ocurriendo, pero basta con saber que este bebé es el último integrante de una familia formada por su hermana Cleo, sus padres, su abuelo y su perro. Durante los primeros compases del juego intentamos sin éxito comunicarnos con ellos, sentimos el irrefrenable impulso de agradecerles todo el cariño que nos dan, devolver de alguna forma los cuidados y la atención. No obstante, nos es imposible, ya que no podemos hablar y ellos nos ven como un bebé normal y corriente.

Nuestra frustración encuentra una vía de escape tras un trágico suceso; que nadie tema, no le ocurre nada a Isaac, pero tras contemplar unos extraños garabatos dibujados en la libreta de su abuelo algo despierta en su interior. Una noche, al quedarnos solos cuando nuestro padre interrumpe la lectura del cuento de buenas noches y abandona la sala, descubrimos que la exposición a estos trazos tan peculiares nos ha otorgado poderes telequinéticos, por lo que podemos jugar con los objetos del cuarto hasta dejarlo todo recogido y quitarle así una preocupación a nuestro padre, lo que sea con tal de ayudar a quien tanto amor nos ha dado.
Lo de poder mover cosas está bien, resulta entretenido a nivel jugable y da lugar a situaciones que funcionan de lujo para la historia, ahora lo abordamos, pero de los poderes que brotan en Isaac el más interesante es el que le permite sintonizar, como si de una radio se tratara, el pensamiento de sus seres queridos. En esta escena con su padre, un hombre un tanto bobalicón pero con la mejor de las intenciones, conseguimos conectar con su mente y escuchar así lo que piensa. La forma de describir esto por parte de Isaac es genial en tanto que genuina, privada de convencionalismos adquiridos, una mirada pura ante algo totalmente nuevo que intenta entender a partir del conocimiento que tiene. Isaac no piensa que le esté leyendo la mente a su padre: «Así que yo no era el único con una persona invisible atrapada dentro».
Mucho antes de despertar esos poderes Isaac ya se cuestiona quién es. No hay mejor forma en el audiovisual de plantear una escena que tenga la construcción de la identidad de un personaje en el centro que plantarlo ante un espejo; en el caso de Goodnight Universe tenemos a este simpático bebé en la consulta de la pediatra, con unos carteles sobre el desarrollo en los primeros meses de vida que nos permiten determinar cuánto tiempo llevamos en este mundo por las habilidades que manejamos. Pero hay mucho más que la motricidad o la capacidad de habla, Isaac lo sabe y no deja de darle vueltas, claramente un bebé de su edad no debería estar teniendo este tren de pensamiento ni esta percepción de todo lo que le rodea… ¿No?
«Pertenecía a las estrellas»
Los capítulos de Goodnight Universe avanzan con un ritmo nada apresurado, planteando distintas situaciones en las que experimentar con nuestros poderes. Al menos lo hace hasta que alguna figura externa al núcleo familiar irrumpe y altera ese espacio seguro. Por ejemplo, uno de los momentos más divertidos de este primer tercio del juego es cuando nos dedicamos a asustar al ligue de nuestra hermana, un prenda que pretendía arramblar con todos los medicamentos de la casa. Cleo, que no es tonta, no tarda en descubrir que algo extraño pasa con su hermano, lo que nos permite iniciar un precioso intercambio en el que ella descubre las habilidades que poseemos y nosotros conocernos su lado más entusiasta, al estar llena de emoción ante un fenómeno así.
El problema es que no todo el mundo es tan bienintencionado como Cleo y no tarda en aparecer una empresa liderada por un bueno para nada venido a más. El día a día de este bebé cambia una vez termina el primer acto de Goodnight Universe, algo que podría bordear el spoiler, pero que forma parte del material promocional que ha publicado Nice Dream. Es un buen giro ya que no hay mejor forma de resaltar todo lo bueno que tenía Isaac en su hogar que arrancarlo de los brazos de sus seres queridos para aislarlo en un frío hangar, cambiar el cariño y la ternura por frialdad y miedo, dejar de lado el día a día de un bebé que intenta devolver una pizca del amor recibido por una prisión aterradora donde todo lo que creíamos saber de nosotros y el mundo se tambalea.
El contraste entre estos dos actos le sienta bien a Goodnight Universe, un juego más largo que Before Your Eyes, que podía disfrutarse de una sentada. Ocurre algo similar con la dualidad que representan Cleo y el niño grande con mucho dinero a su alcance que ha ordenado tu secuestro, en cierta manera son dos caras de una misma moneda: él ha crecido obsesionado y cuando ocurre algo que aumenta aún más su exacerbado ego no hay quien le detenga, mientras que ella ante un fenómeno igual de increíble no piensa en su éxito ni en la fama que un descubrimiento así le supondrá, sino que se aproxima a ello con curiosidad, interés y, por qué no decirlo, bondad. La historia de este juego está más que cerrada, pero Cleo logra tanto en tan poco tiempo que es de esos personajes que te invitan a soñar con una secuela —y tiene una de las mejores frases del juego, sobre todo en su contexto: «para ser una cerda neoliberal pseudofeminista, es maja la mujer». .
«Qué viste en mí que ni siquiera yo pude ver»
Una vez cambia el escenario del juego las dudas identitarias de Isaac crecen. Hay una serie de temas, ideas y referencias muy interesantes en este punto, pero es de esos asuntos que merece la pena descubrir jugando; tanto es así que el embargo de este análisis pedía no mencionar un par de giros de guion son esenciales para lo que sucede en este juego, eso es innegable. Sin hacer spoilers, sí me puedo atrever a decir que la intensidad emocional que baña todo el tramo final de Goodnight Universe me pilló desprevenido, por mucho que viera venir lo que podía pasar hay una serie de conversaciones y situaciones llenas de vulnerabilidad, sacrificio, comprensión, aceptación… y amor, ¡cómo no, amor! El motor que hace que Cleo no se rinda en la búsqueda de su hermano, lo que impulsa a Isaac a perseverar en su intento de regresar con su familia.
En los primeros compases de Goodnight Universe, cuando Isaac no sabe mucho más —ni mucho menos— que aquello de que estaba vivo, ya nos deja un par de apreciaciones que demuestran la intensidad con la que brillan estas afirmaciones en lo más profundo de su ser: «sabía que amaba a estas personas» y «quiero darles las gracias por todo lo que han hecho por mí». No es necesario llegar a comprender qué vemos en la pantalla de título para compartir esas dos frases con Isaac, antes de la recta final del juego es imposible no sentir el cariño que nuestra familia profesa por el recién llegado al hogar. Es un muy buen trabajo de escritura el que posibilita que esto se sienta así de real, evitando caer en una artificialidad un tanto manida.




El viaje de Goodnight Universe es de esos que te deja inmóvil durante un buen rato, atónito ante unos créditos ascendentes, mientras por dentro un festival de sentimiento te zarandea sin cesar. Debido a la toma de decisiones en ciertos puntos puede que esta historia no vaya exactamente igual para todo el mundo, en mi caso pude disfrutar de unos personajes con intenciones puras, pero algún que otro momento parecía abrir la puerta a ciertos destinos oscuros para los antagonistas. No me arrepiento de haber elegido la clemencia como copiloto, estoy seguro de que nuestra hermana Cleo estaría de acuerdo con esta decisión. Goodnight Universe es un juego de lo más recomendable en general tanto por cómo se juega como por lo que cuenta, pero su broche final consigue elevar la obra de Nice Dream a una categoría superior; aquí no tenemos sellos de recomendación, pero desde luego el juego sí tiene ya un hueco en mi corazón.
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