Overcooked ha visto el futuro de los concursos de cocina

Si no tenéis acceso privilegiado para patrons a ese podcast sobre cine y series llamado Rewind que solemos hacer en petit comité con mucha menos puntualidad de la que deberíamos, quizá no sepáis que en AnaitGames nos encantan los programas de cocina. Todos los formatos son bienvenidos, pero es cuando se trata de concursos de cocina y se abre la posibilidad de debates, facciones, odios y pasiones lo que más nos pone, y como bien sabéis vivimos una época televisiva muy abundante en este tipo de contenido. Esta semana, sin ir más lejos, se estrenaba la cuarta temporada de MasterChef con una fase de selección que promete emociones fuertes enfrentando a perfiles tan diversos como runners locas, pintores cuñaos, ingenieros intensitos, gemelas de pueblo, niños imberbes y la ya clásica ama de casa sexagenaria que nunca puede faltar. Maravilloso. El fenómeno del auge de la cocina televisiva en esta especie de nueva ola ya hace casi un lustro que dura, y los programas rivales de momento se mantienen fieles a rasgos más o menos convencionales, pero todo el mundo sabe que la televisión es un mundillo extremadamente competitivo y solo es cuestión de tiempo que alguno de esos concursos dé un paso al frente y apueste por alguna chaladura absurda, humillante y probablemente peligrosa como cocinar con lanzallamas o colocar un foso lleno de estacas alrededor del fregadero. En Norteamérica, de hecho, ya se trabaja en esa dirección con programas como Chopped donde, según cuentan en KillScreen, ya han emitido episodios donde los concursantes debían cocinar sus platos sin bajarse de una cinta de correr. Y esto solo puede ir a más. El futuro es The Running Man con sartenes y puerros, y eso lo han visto muy claro los responsables de Overcooked, un juego que se anunció hace unas semanas y que se basa en dos conceptos por todos conocidos: la cocina y el caos. Overcooked nos hace testigos de la épica culinaria con unos personajes que deben trabajar, ya no solo contrarreloj o con una limitación concreta de recursos, sino también recorriendo la cocina a toda prisa sobre placas de hielo rodeadas de agua, plataformas móviles divididas en dos camiones que se unen y se separan a toda velocidad por una carretera, módulos giratorios en estaciones espaciales (en el puto espacio, sí), edificios cuyos suelos se abren como en un terremoto, recintos donde falla la electricidad o el mismísimo infierno con sus piscinas de lava y su pestazo a azufre. La única pizca de humanidad tras Overcooked es la idea de que la mecánica es cooperativa, y que la tortura a la que estamos sometidos mientras marinamos un salmón o esferificamos un jugo de uva en las cocinas más malignas del Reino de la Cebolla es compartida con otros, lo que puede hacer de la experiencia algo todavía más divertido que un simple concurso. Los tipos de Ghost Town Games hablan de desafíos competitivos desbloqueables de dos contra dos y formas locas de jugar como dos personas compartiendo un solo mando y un tipo de control accesible; una reformulación muy simpática de los juegos familiares o para fiestas pero con posibilidades como un jugador controlando dos cocineros a la vez —«si te sientes especialmente masoquista», dicen— o la opción de asesinar a tu compañero. Bien pensado, quizá el futuro no está tan mal. Overcooked llega esta primavera a Steam, Xbox One y PS4.