Dog eats god

Malaquías 1:5; un avance de Godus

Malaquías 1:5; un avance de Godus

Reinventar es, con toda probabilidad, una de las palabras favoritas de Peter Molyneux. Me lo imagino en la cama, desperezándose por la mañana con una sonrisa, dándole un beso a su mujer todavía en fase R.E.M. —son solo las cuatro, Molynete tiene cara de madrugar mucho—, poniéndose en pie de un salto y girándose para ver el cuadro sobre el cabezal de su lecho: REINVÉNTATE, reza en el cielo de una foto panorámica con unos niños pobres y descalzos jugando a fútbol en la calle de algún lugar también pobre. Niños sonrientes, llenos de esperanza y de nuevas ideas. En el baño, Moly reinventa el interior de su colon de dos ligeros apretones perfectamente sincopados y entra en la ducha, donde se reinventa a sí mismo desprendiéndose de sus células muertas con un gel natural a base de soja. Enfundado ya en su traje azul con coderas —símbolo inequívoco de reinvención—, mastica y traga su último pedacito de muesli justo antes de pasar por el sensor de la puerta automática en la recepción de 22Cans. Saluda a Evelyn —la recepcionista— con un gesto mezcla de guiño, sonrisa y movimiento de cadera que reinventó en su cabeza de camino al trabajo y abre la puerta transparente y sin cerrojo de su despacho. En la mesa, delante de él, tiene un folio en blanco y un lápiz que ha ordenado a Evelyn colocar ahí cada día antes de su llegada. Mira hacia el frente y en la pared ve otro cuadro donde solo hay una frase sobre un fondo espacial de estrellas y nebulosas: «¿Qué quieres hacer?». Y Moly, como todas las mañanas, se responde a sí mismo en voz alta: REINVENTAR.

Godus pretende ser, faltaría más, una reinvención. Una vuelta de tuerca al género god game hacia algo quizá más orgánico y alejado de la estrategia tradicional. La premisa, eso sí, parece inamovible: somos un dios y como tal necesitamos fieles que nos rindan culto —¿qué otra cosa podría necesitar un ente inmortal y todopoderoso que un montón de muertos de hambre haciéndole la pelota en masa? ¡Nada!—, cuantos más mejor. Pero, ¡ay!, su condición de seres materiales les obliga a ocupar un espacio en su plano de la realidad, así que nuestra misión como Ser Superior no es fichar a Gareth Bale sino hacerles hueco en ese mundo suyo de agua y barro.

Malaquías 1:5; un avance de Godus

Al principio choca bastante que no tengamos ninguna interactividad con nuestros propios creyentes, pero Godus deja claro que el libre albedrío no se lo salta, literalmente, ni dios. Así que la mecánica en un principio es sencilla: ampliar el terreno. A medida que confeccionamos planicies, de forma automática se generan casitas de donde saldrán nuevos pequeñuelos que ayudarán si se lo pedimos a construir el resto de hogares que vayan sumándose al asentamiento. Aquí Moly y sus amiguitos han hecho algo providencial que de haberles salido mal destrozaría la experiencia sin remedio: han creado un sistema de deformación del terreno que se equilibra bien entre lo laborioso y lo divertido. Es sin duda lo que más vamos a hacer mientras juguemos y parece muy importante que la tarea más repetida tenga algo de encanto. Y esta lo tiene.

Malaquías 1:5; un avance de Godus

Este terraforming funciona por capas con cierto margen de maleabilidad, como bases de pizza unas sobre otras, y nos toca estriar o contraer la tierra teniendo siempre en cuenta las necesidades urbanísticas de nuestros seguidores. Es entretenido, es placentero y es bastante adictivo, pero sería incapaz de explicar porqué. Es como cuando vemos salir nata montada moldeada por la boquilla de una manga pastelera: hay algo bonito y fascinante ahí, algo en la textura y el flujo. También ayuda, claro, un apartado visual pobre en polígonos pero rico en belleza, con una paleta de colores bien elegida y un estilo que representa el océano o los bosques con sencillez y gracia.

Obviamente el asunto se va complicando desde el mismo inicio. Cada acción nuestra consume puntos de fe —remover la tierra al principio, y destruir casas y animales con un dedo, colocar tótems para atraer a nuestros fieles a otra zona, arrojar meteoritos u otros poderes que iremos desbloqueando—, así que cuanto más hagamos, más necesidad tendremos de que nuestros beatos sigan brindándonos su confianza mesurable en número. Entre las capas de terreno iremos hallando también cofres con recursos en forma de carta que al irse combinando en nuestro álbum de cromos nos conferirán de nuevas capacidades, nuevas herramientas divinas y la capacidad de que nuestros fieles vayan evolucionando poco a poco.

Mención aparte merecen los eventos, que nos permiten ganar más cartas y recursos a base de jugar batallas online contra otros jugadores. En el estado actual de la beta el multijugador está deshabilitado y lo han sustituido por un bot en su variante más incómoda de inteligencia artificial: el que quiere parecer humano y, además, simpático. Emoticonos y datos innecesarios sobre su falsa vida real aparte, los enfrentamientos son ahora mismo un trámite en el que es francamente difícil perder. Y eso es un problema por un sencillo motivo: son el único atisbo de algo parecido dificultad o desafío que Godus plantea ahora mismo.

En su estado actual el nuevo god game de Molynete tiene mimbres para ser un magnífico juego, pero nada ni remotamente comparable a una reinvención o revolución en un mundo que ya han pisado el propio Populous o From Dust. Aún no ha llegado ni siquiera al ecuador de su desarrollo, pero con ese 41% (el progreso aproximado del desarrollo en el que se encuentra el juego ahora mismo) que enarbolan como escudo anticríticas en la misma pantalla de título dan a entender que hay toneladas de contenido y cambios de diseño por introducir en Godus hasta que se dé por culminado su nacimiento. Si en esas paletadas de añadidos están las soluciones a problemas como la ausencia de tensión y aprietos en su mecánica o un ritmo más ágil en el devenir de la expansión y evolución, es algo que solo el tiempo dirá. Se le atisba mucha ambición en el índice de evoluciones posibles de nuestra pequeña sociedad religiosa, muchas horas de ampliar territorios y explorar lo desconocido, pero eso sí: este 41% actual no es, o no aparenta, el 41% de una reinvención, ni de una revolución, ni de nada que se le parezca. Veremos.
Redactor
  1. Napo2k

    Llevan meses en el 41%, ¿no? A ver si meten cosas nuevas ya…

  2. Lockeric

    La cita bíblica soy yo no la entiendo o es que está cogida al azar?

    Me he molestado en buscarla y todo xD

  3. pinjed

    @lockeric

    ¿Te parece que está elegida al azar?

  4. Lockeric

    @pinjed

    Entonces soy yo que no me entero. Pero me alegra ver que ha habido trabajo de investigación en ese detallito, aunque el resultado me supere WAHT

  5. pinjed

    @lockeric

    Igual yo lo he visto muy claro pero no lo está tanto. La cita es:

    Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Jehová engrandecido más allá de los límites de Israel.

    Y Godus va precisamente de estirar las fronteras y de hacer que tu religión se expanda y llegue más lejos.

  6. octopus phallus

    son el único atisbo de algo parecido dificultad o desafío que Godus plantea ahora mismo.

    La dificultad de Godus reside en volver a abrirlo por segunda vez después de darte cuenta de que bebe de todo lo malo de los juegos para ios y facebook. Es un cow clicker tan explícito que dan arcadas, y tedioso hasta la muerte con todo lo que hay que pinchar y arrastrar. Y que duele, por venir de quien viene, y eso que servidor no es un gran fan.

    Reventar se parece mucho a reinventar. Esperemos que pase algo y cambie su filosofía.

  7. pinjed

    @octopene

    Igual me falla la memoria pero juraría que en Populous clickabas lo mismo o más.

  8. Lockeric

    @pinjed

    Visto entonces, no situaba lo de Israel en el contexto del juego, pero ahora queda todo claro!

    Genial la reseña, tengo muchas ganas de ver que a porcentaje de REINVENCIÓN de los simuladores de dios llega el juego final o si simplemente se queda en eso que sale del colon de Molynete por las mañanas.

  9. octopus phallus

    @pinjed
    No creo, el maná se regeneraba por tiempo y la terraformación era muchísimo más simple y rápida (parecido a la de Rollercoaster Tycoon por ejemplo). Aunque es verdad que las capas esas quedan muy bonitas.

  10. Pep Sànchez

    Fantástico avance, @pinjed.

    A mí me sigue faltando algo más allá del concepto, un equivalente a la tortuga gigante de Black & White que podría ser desde un toque de humor hasta opciones sociales que de verdad vayan más allá. Lo acabaré probando, aunque sea para rascar cuatro chistes sobre Molyneux, pero no tengo la menor prisa.

  11. Papasol Girona

    Muy bien Molynete, te lo has pasado bien, has chupado del bote en todas la compañías, has contado muchos chistes y nos hemos reído muy mucho. Pero ahora, por favor, haz un Dungeon Keeper 3 y déjate de gilipollezes.

  12. V0id

    Pues oye, a mí me va gustando esto así como que bastante.

  13. HAYATO

    Como fan del género en general y de la saga Populous en particular, este Godus no termina de convencerme. Quizás sea la estética cartoon que han escogido, o que tengo muy reciente en mi memoria el genial From Dust de Eric Chahi (para mi el mejor sucesor espiritual de Populous, superior incluso a Black and White), pero tengo la desagradable sensación de que lo nuevo de Molyneux me va a saber a poco. Y a rancio.