Tratado sobre la viejuventud, a propósito de Super Smash Bros. Ultimate

Masahiro Sakurai, niño mayor

Masahiro Sakurai, niño mayor

La semana pasada tuve la oportunidad de jugar un rato largo a Super Smash Bros. Ultimate, la nueva entrega para Nintendo Switch de la popular serie de juegos de lucha que, como todo el mundo sabe, se caracteriza por tener un plantel de luchadores formado por decenas de personajes clásicos del mundo de los videojuegos, de Nintendo pero también de otras compañías, aunque al final los campeonatos se jueguen solo con Bayonetta. Más o menos todos sabemos de qué va el asunto: simplificando la cosa al más puro estilo Nintendo (en el nivel más básico, peleas usando apenas dos botones y el stick para hacer una serie de ataques representativos de las habilidades o naturaleza de cada personaje), Smash Bros. es un juego de lucha en el que, como un niño que pone a pegarse a sus figuras de acción, distintos iconos del videojuego se curten el lomo.

Esta era precisamente la premisa del primer Super Smash. Bros, quién sabe si inspirado por Toy Story, estrenada un par de años antes. Ahí, la introducción (como se nos recordó en el evento de prensa en el que pude jugar a este Ultimate) dejaba ver cómo la Master Hand, clásico enemigo final de la serie y trasunto del niño que juega en su cuarto, sacaba de un baúl a sus muñecos de personajes de Nintendo para representar los combates de fantasía, imposibles, diría uno, dentro de los limitados confines de sus respectivos universos. Entrega tras entrega, el niño va creciendo y, de manera sutil, los propios juegos muestran su evolución: el cuarto de coleccionista de Melee, el fanfic convulso de Brawl, el hastío melancólico de Wii U y 3DS. Siguiendo esta teoría (que tomo prestada de Game Theory, aunque la parte de los muñecos y el niño está confirmada por Nintendo), el modo Espíritus de Super Smash Bros. Ultimate podría ser un paso más allá en la vida de ese eterno niño que pone a los personajes de sus series favoritas a pegarse entre sí.

Ese niño sería, por supuesto, Masahiro Sakurai, workaholic y principal cara visible del desarrollo de la serie. Quizá es cierto que desde Super Smash Bros., donde de manera inocente se representaba al niño que juega con los peluches de Nintendo que le acompañaron durante sus primeros años con los videojuegos, hasta las últimas entregas, donde ese impulso creativo infantil se peleaba y revolvía con la serialización estricta y la gestión de cada vez más derechos de propiedad intelectual (recordemos que Smash Bros. ahora incluye no solo a personajes de Nintendo sino también a Pac-Man, a Solid Snake, a Simon Belmont; obviamente, una de las gracias de Ultimate está en que todos los personajes que han aparecido en un Smash Bros. desde el primero de Nintendo 64 se juntan de nuevo para volver a partirse el cráneo), y por eso destaca más la frescura del modo Espíritus, donde uno de los principales alicientes está en la manera tan creativa en que utilizando los colores limitados que hay en la paleta de Super Smash Bros. se recrean, de maneras tan rigurosas como humorísticas, las características de decenas, cientos de personajes de infinidad de juegos, únicamente utilizando distintas combinaciones de personajes, ítems y reglas.


Aunque pique, pica menos de lo que parece la ausencia de esos detallados trofeos, uno de los puntos fuertes de Smash Bros. cuando se piensa en la serie como enciclopedia jugable del videojuego japonés, cuando se echa un rato recorriendo el mapa del modo Espíritus y sorprendiéndose con algunos de los combates que te encuentras. Sin entrar todavía en cómo funciona todo el tema de los espíritus, sus niveles y sus efectos, la cosa va así: siguiendo un mapa lineal pero con un número notable de ramificaciones, empiezas jugando con Kirby (hermoso guiño al no menos hermoso personaje creado precisamente por Sakurai) y tienes que superar distintos niveles en los que te enfrentas al «espíritu» de un personaje. Por ejemplo: en uno de los niveles, luchas contra el espíritu de Placapum, el enemigo de Super Mario World que va disfrazado de jugador de fútbol americano. Evidentemente no hay un Placapum en Super Smash Bros., así que la manera de representar este combate es la siguiente: luchas contra cuatro Warios con disfraz con colores similares a los de Placapum, que solo hacen placajes, y en el escenario de Super Mario Maker.

Masahiro Sakurai, niño mayorHay más ejemplos. En otro, luchas contra un Falco Lombardi de tonos tierra con una Varita de Lip; es el pokémon Farfetch’d. En otro, luchas contra Super Mario con una pistola de rayos, que solo dispara y se queda indefenso si se la quitas; es el Super Mario de Mario + Rabbids Kingdom Battle, que efectivamente solo ataca con su arma de rayos. Otro: un Mega Man negro acompañado de un Dúo Duck Hunt oscuro, que viene a representar a Bass y su perro, Treble. Las combinaciones se cuentan, ya digo, por cientos; en el rato que pude jugar no paré de sorprenderme. Además de los combates contra espíritus, de vez en cuando hay otros, en puntos específicos del recorrido, contra personajes de Smash Bros.; si los superas, desbloqueas ese personaje y puedes empezar a usarlo. Poco a poco, Kirby va encontrando compañeros que se unen a él en su insaciable camino de venganza y muerte.

Esta manera de diseñar enfrentamientos se extiende a otros modos de juegos. El Tablero de Espíritus viene a ser una serie infinita de combates de este tipo, que se presentan de diez en diez y que van cambiando cada equis minutos. Ahí pude ver otros combates muy inteligentes; el que más me impactó fue el de Wrinkly Kong, la abuela Kong, que en los juegos del gorila es un fantasma y en Super Smash Bros. Ultimate es un Donkey Kong blanco… e invisible, porque es un fantasma, claro. El modo Clásico, lo que sería el modo arcade de toda la vida, también propone series de combates temáticos: Super Mario, por ejemplo, se enfrenta a un popurrí de clásicos de Nintendo, desde Zelda y Link hasta los Pokémon; Wolf, un veterano que regresa a Ultimate después de un tiempo fuera, solo combate contra personajes que se habían ido y vuelven en esta entrega; los combates de R.O.B. se centran, no sin sentido del humor, en los personajes más sosos de Smash Bros., desde la Entrenadora Wii Fit hasta el Little Mac con skin de malla poligonal verde.

Estos espíritus, por su parte, sirven para formar una suerte de mazo de personajes a los que puedes combinar y subir de nivel para servirte de apoyo y potenciar tus habilidades en combate. Los hay de dos tipos: principales y secundarios. Los principales son los que suben de nivel y tienen sus propias características, que van mejorando a medida que los usas en combates; los secundarios se equipan en las ranuras que tienen, de cero a tres, los principales, y sirven de refuerzo y para afinar aún más los efectos que se aplican al luchador. Es un sistema que parece, de primeras, mucho más complejo de lo que realmente es, aunque sí se las apañan para que tenga su sentido; en algunos combates particularmente complicados, tener un espíritu equipado que reduzca el daño con armas de filo, por ejemplo, o que elimine los efectos de los ataques venenosos, puede ayudar a decantar la balanza, especialmente cuando no eres (como es mi caso) muy habilidoso.

Apenas jugué dos horas, en fin, que en un juego tan obsesivo, completo y mimado como Super Smash Bros. Ultimate no es casi nada, pero me dio la sensación de que era un juego muy feliz, tan estricto y riguroso como los anteriores cuando se ponían estrictos y rigurosos pero también con mucho espacio para el humor, la experimentación y las situaciones divertidas. A menudo pienso en el niño protagonista de Super Smash Bros. cuando veo esas capturas y escenas tan divertidas de los últimos juegos de la serie que suele utilizar Nintendo en sus redes sociales o sus Directs para promocionar estos juegos; me imagino a Sakurai, como un niño de casi cincuenta tacos, manipulando los muñecos, poniéndolos en situaciones divertidas y compartiendo las capturas como quien comparte una captura graciosa del modo Foto de Spider-Man o Forza Horizon. Super Smash Bros. Ultimate es justo el tipo de juego enfermizo e inabarcable que se espera de Sakurai, un tío que cuenta los niveles de dificultad con decimales, pero con un giro divertido y fresco casi impropio en alguien que, como Cristina Cifuentes, parece que nunca se coge vacaciones. Puede que por eso se haya centrado tanto en asesinar a todos los personajes en cada vídeo promocional del juego: para reconstruir con más fuerza sobre las ruinas de un edificio monumental que se había quedado demasiado rígido.

Masahiro Sakurai, niño mayor

  1. Majin

    @chiconuclear
    El juego me interesa 0 pero esta analogía

    como un niño que pone a pegarse a sus figuras de acción

    me ha parecido buenísima.

  2. Víctor Martínez

    @majinantonio
    ¡De eso va el juego! No soy nada original, pero creo que está bien tenerlo presente; pone en contexto no solo las partidas sino también el trabajo de este paisano.

  3. octopus phallus

    @majinantonio
    Es literalmente el lore del juego. Master Hand, que es quien los «trae a la vida» y jefe final es el niño.

    Osea esto se ve desde el primer momento cuando arrancas el juego de N64. Nintendo, que es más lista y tiene más corazón que nadie, pensó que Mario pegándole a Pikachu era raro, así que mejor que fueran juguetes de Mario y Pikachu y las culpas de otro.

  4. Gerir

    Lo mejor es que Smash es un juego perfecto tanto para gente neófita en esto de los juegos de lucha, y para los «picaos» como yo, tiene unas capas de profundidad que alucinas.

    Y más de 70 luchadores en plantilla. Esto va a ser increíble.

    PD: Los vinagres, por el otro pasillo.

  5. Nirv

    Genial texto y HYPE a tope. El dia 7 vicio total.

  6. Arthok

    Mashed Potato Sack of Rye es un grande, en serio. Ganazas de que el juego llegue a mis manos <3

  7. Mijel

    Kirby va encontrando compañeros que se unen a él en su insaciable camino de venganza y muerte.

    Joder XDDD

  8. Joker73R

    Muchas ganas por verlo por fin en las estanterías. Desde luego parecer ser inabarcable, obsesivo y concienzudo.

  9. Queen Chopped

    Poco a poco, Kirby va encontrando compañeros que se unen a él en su insaciable camino de venganza y muerte

    Ojalá Liam Neeson en el DLC.

  10. Bienter

    @grefuso dijo:
    Primer comentario y como no, de alguien que dice que no le interesa el juego. Si de verdad no le interesara no entraría a cada noticia de smash a decir lo mismo.

    Todos sabemos que @majinantonio va a jugar al Smash en la intimidad (como Aznar hablando catalán) en su Switch (en realidad la tiene).

  11. RojoAventuras

    No tenía ni idea del lore de Smash y me ha dejado muy loco.

  12. TheNeonScorpion

    @queenchopped dijo:

    Poco a poco, Kirby va encontrando compañeros que se unen a él en su insaciable camino de venganza y muerte

    Ojalá Liam Neeson en el DLC.

    Y que tenga la habilidad de invocar a Charles Bronson

  13. Howard Moon

    Otro por aquí al que el juego le interesa 0 pero muy fan de este (y otros) artículos.

    Que mal rollo ver a Snake haciendo Fornituras como un zopenco! XD

  14. Queen Chopped

    @theneonscorpion dijo:

    @queenchopped dijo:

    Poco a poco, Kirby va encontrando compañeros que se unen a él en su insaciable camino de venganza y muerte

    Ojalá Liam Neeson en el DLC.

    Y que tenga la habilidad de invocar a Charles Bronson

  15. Pep Sànchez

    Estaba pensando yo que igual me lo saltaba, porque jugué al de Wii U más que a cualquier otro Smash y porque se me hicieron un poco pesados tanto el vídeo del E3 como el último Direct… Pero con el anuncio del mural me he puesto a tope, ¿eh?

    Con un texto así y la posibilidad de entonar el alirón con Masahiro, pues ni te cuento.

  16. oskarcin

    @theneonscorpion dijo:

    @queenchopped dijo:

    Poco a poco, Kirby va encontrando compañeros que se unen a él en su insaciable camino de venganza y muerte

    Ojalá Liam Neeson en el DLC.

    Y que tenga la habilidad de invocar a Charles Bronson

    Y a Keanu Reeves.

  17. jk_eye

    Buaf, no había visto el video… O_O vaya flipada que lo hayan dejado sin musica. Me encanta.

  18. Javynolo

    Y señoras y señores, Nintendo vuelve a salvar la Navidad

  19. carlosgargra

    Se viene un homenaje al videojuego, que es lo que realmente importa. El hype por las nubes y tenemos un juego para meses o años.

    Y aunque no sea lo que nos debería preocupar, es que Nintendo ha acababado cumpliendo con su segundo año en Switch, no tan enorme como el primero, pero que no es para nada tan malo como mucha gente piensa. Al final, quizás no lleguen al objetivo de ventas de la consola, pero no se van a quedar tan lejos.

    P.D.: que dejen a Sakurai hacer lo que quiera en sus siguientes proyectos que se lo ha ganado de sobra.

  20. jk_eye

    @lolskiller dijo:
    @jk_eye

    jajajaja que bueno XD

  21. Iker Maidagan

    A mí los Smash me dan igual.

    Pero venía a decir que me flipa la consistencia, aun pasando por todo tipo de franquicias, de la cronología de Wrinkly Kong. Un personaje que seguramente no conoce ni dios, que Rare decidió matar en 1999 por puras cuestiones de gameplay y British lulz, y que hasta día de hoy, casi 20 años después, sigue haciendo honor a aquella decisión.

  22. AdrianXunkeira

    Tiene pinta de que es el último Smash tal y como los conocemos, a disfrutarlo, es un regalo de juego.

  23. MoiBlackInk

    Que maravilla @chiconuclear ganazas y el hype por las nubes tengo! Habra que hacer otro torneo oficial de esto o que? 😀

    PD: Render de luigi si señor! <3

  24. DarkCoolEdge

    Cuando lo anunciaron no me interesó mucho porque el de WiiU no me gustó, a penas lo jugué seis horas y pico en contraste con las más de 100 que jugué al Brawl y las muchas con el original, pero conforme ha ido pasando el tiempo y han ido anunciando modos y nuevos personajes me ha ido entrando el picorsillo y vamos si va a caer. Sólo espero que el game feel se asemeje más al de Brawl que al de U porque sí no creo que volverá a decepcionarme y me jodería un montón.

    Fun fact, Toy Story se estrenó en 1995 y el Smash original en 1999.