The Chinese Room prefiere jugárselo todo a una carta, la de contar una historia gota a gota, a su manera, y dejar que sea su creación en lo narrativo y lo estético la que nos haga encogernos en el asiento.
«Es mejor dominar dos movimientos que conocer 20.000», te dicen en uno de los tips que aparecen en las pantallas de carga de Divekick.
Una promesa por fin cumplida; un primer paso lo suficientemente firme como para empezar a moverse en la dirección correcta.
Otros se conforman con la borrachera de poder; en Volition no se conforman con nada por debajo del nivel fiestas del pueblo de tu primo.
Es la medianoche del 7 de junio de 1995 y Kaitlin Greenbriar vuelve a su ciudad natal en Boon County, Oregon, tras viajar unos meses por Europa.
El amigo Goichi vuelve a reivindicarse con un juego que desde luego lleva su sello, aunque sacrifica un poco de esa capacidad de sorprender para ganar en diseño.
Puede que la infinitud que promete el título de Disney Infinity no sea del todo fiel a la realidad, aunque quizá sea mejor decir que sí, que es infinito, pero nosotros no sabemos v
He visto paseando juntos animalitos,/ he visto animalitos durmiendo juntos.
Ubisoft Montpellier repite éxito con un Rayman muy similar al de Origins, que mantiene la frescura, la chispa y el carisma.
WayForward traen las Patoaventuras al siglo XXI como a nuestra memoria le gustaría recordarlas.