Daddy, daddy, daddy, hurry / I saw something scary

Análisis de Shelter 2

Análisis de Shelter 2

Preñadísima y rodeada de una manada de lobos tratando de conseguir un festín con postres incluidos, mamá lince inicia la aventura de su propia vida huyendo precisamente por conservarla. Recorriendo pasillos en la oscuridad con el oído puesto en los gruñidos de aquellas bestias feroces que nos persiguen hasta encontrar una zona segura donde dar a luz a sus cuatros cachorrillos gorditos y gimoteantes. Así empieza Shelter 2, justo en el filo de la navaja que blande la naturaleza y con la que no duda en cortar vidas de cuajo cuando uno menos se lo espera, en el vértice entre el nacimiento y la masacre.

En Might and Delight tenían muy claro que el primer Shelter era un Magnum emocional de altísimo calibre con fuerza destructiva capaz de llevarse por delante al más curtido espectador de documentales del National Geographic. La sencillez con la que se desenvolvía y la maldad en el diseño de sonido (los chillidos de mis pequeños tejones en las fauces de solo dios sabe qué tipo de monstruo, pidiendo ayuda a su mamá mientras lo destripaban sin que nada pudiéramos hacer ya por él… todavía noto un peso en el pecho cuando me acuerdo) conformaban una experiencia que buscaba retratar lo bello y lo horripilante de la vida salvaje, una dualidad encajada en los raíles de una aventura lineal donde al final del día todo se trataba de viajar del punto A al punto B tratando de ser la mejor madre posible.

Análisis de Shelter 2

En esta secuela sus autores han ampliado la perspectiva con una decisión acertada: haciéndonos escalar varios puestos en la pirámide alimentaria; pasando de controlar a un tejón temeroso de casi todas las criaturas del reino animal a un lince, que aunque sigue siendo comida para algunas especies (sobre todo sus tiernas e inofensivas crías) sí ostenta una posición algo más privilegiada en la fauna silvestre. La consecuencia más clara de controlar a un depredador se ve reflejada en la propia mecánica del juego: ya no es un recorrido lineal, sino que se ha convertido en un sandbox de mundo abierto poblado de coleccionables, criaturitas que cazar, árboles que zarandear para hacer caer nutritivos huevos de ave y zonas de distinta ambientación por explorar. La libertad es una de las sensaciones que Shelter 2 busca incorporar al juego, con una mamá lince con un esprint larguísimo y una movilidad casi ilimitada, aunque esa misma libertad que también limitada por la responsabilidad: nuestros rechonchos vástagos son todavía torpes y lentos, y una carrera tras un conejo de su madre podría dejarles desorientados y perdidos si no somos capaces de gestionar la distancia con las crías y tener siempre un ojo puesto en ellas.

Análisis de Shelter 2

En el esprint y su barra de energía está precisamente uno de los grandes aciertos de diseño en Shelter 2 y un ejemplo de cómo un juego puede someternos a decisiones difíciles sin recurrir a la perogrullada de las preguntas tipo test o los caminos bifurcados, cómo puede deslizarnos un concepto sin ser el brasas que te cuenta el chiste y luego te explica por qué es gracioso. El círculo que marca la stamina de mamá lince se encoge con cada carrera y solo se rellena por completo al consumir presas, de modo que cuando los cachorros lloran de hambre o caen enfermos debemos decidir si en cada circunstancia es mejor alimentarnos nosotros y recuperar fuerzas para abastecer a los pequeños (a riesgo de que, cuando aparezcamos con un conejo muerto entre los dientes, sea ya demasiado tarde para alguno) o si preferimos asegurar la nutrición de los cachorros a corto plazo y poner en peligro nuestra capacidad de volver a cazar, algo que a la larga garantiza la muerte de los cuatro felinos en cuestión de horas.

Si en Shelter el sacrificio de la figura materna era el centro de la experiencia, en Shelter 2 ese prisma se amplía y en él entra también el sacrificio del cachorro más débil para que los otros puedan vivir y crecer más fuerte. Es como si el juego se deshumanizase ligeramente, señalando que a veces ser madre en un hábitat salvaje significa seguir los dictados del instinto y resolver las crueles matemáticas de la probabilidad natural. Al fin y al cabo, aquí lo que importa es alargar la estirpe.

Al mismo tiempo, Shelter 2 también se resiste a perder su lado más sentimental y compensa sus propias decisiones con resortes emocionales de lo más afilados. Nada más empezar el juego nos proponen ponerle nombre a los pequeños, algo que automáticamente le hace a uno cruzar la línea entre la mera consideración y algo parecido al cariño. Cuando Garfield, Isidoro y Salem sobreviven pero Battlecat muere de inanición tras una breve agonía junto a las orillas de un lago helado en un invierno duro, el jugador sabe que no volverá a verle y que Battlecat nunca tendrá la oportunidad de crecer, aprender a cazar y descubrir la magia del apareamiento. Es un sencillo campo de texto, nada más, pero se atasca de todos modos en los ventrículos de nuestro corazón y la punzada es profunda y dolorosa. Y además funciona de manera retroactiva: al finalizar, el juego nos propone volver a empezar un nuevo ciclo de la vida controlando a uno de los cachorros ya creciditos que hemos conseguido criar. Los que perdimos por el camino permanecen en un deprimente gris claro, deshabilitada la interacción con sus nombres, cancelada su posibilidad de vivir, denegada su existencia. Ya no son.

La faceta visual tiene mucho que ver en esta capacidad del juego para golpearnos en la boca del estómago: el estilo eminentemente artístico del primero ha sido refinado y decorado de detalles que hacen de su influencia de los recortables japoneses y el collage algo mucho más vivo y vibrante. La cantidad de patrones para cada superficie se ha multiplicado varias veces, el modelado de los felinos es una maravilla geométrica, el sol parece una naranja gigante de cartón piedra que dota al escenario de una iluminación cambiante, y las estaciones se pasean por el mundo alterándolo por completo, cubriéndolo de blancura invernal, tiñéndolo del ocre rojizo otoñal o floreciéndolo de colores en primavera.

Shelter 2 es más contemplativo, más disfrutable entre las desgracias y sacrificios, más optimista y lírico de una forma simple y bella. Como un felino salvaje, sabe que el mundo está lleno de peligros, que en la noche viven horrores que gruñen, que una puntual escasez de presas puede significar el final; lo sabe y lo acepta, pero no deja que eso le amargue una mañana soleada observando, relajado y satisfecho, a sus hijos persiguiendo mariposas y jugando a ser un cazador tan temible como mamá. [8]

Análisis de Shelter 2

Redactor
  1. Silvani

    ¡Qué cosa más bonita, por Dios!

    Voz en off: – ***Y en la eterna lucha entre PC y consolas, ¡¡¡el PC impacta con un terrible gancho de izquierda!!!***

  2. pollomuerto

    A mi esto me hace llorar.

  3. Majin

    Esta segunda entrega viene a aportar la dosis de realismo de la que adolecía la primera: un tejón es demasiado badass como para que le tosa nadie

  4. Medievil

    Vaya maravillas que analizáis :_)

  5. rotoso

    Joder, qué texto más delicioso!

  6. rotoso

    Y digo yo, ¿las mamás lince no dan la teta a sus cachorros..?
    ¿Y si se nos mueren todos los lincitos no nos podemos dejar montar por un lince machote?

  7. Firfurcio

    Lo de Battlecat me ha dejado muy jodido. D’:

  8. Molinaro

    Es el típico juego que scrolleo en las noticias cuando lo veo, no sin pensar: qué bonico. Leyendo el análisis dan ganas de darle un tiento, así que gracias, supongo…

  9. ithil

    El artículo me ha dejado con muchísimas ganas de jugar a éste y a su predecesor, pero estoy convencida de que lo pasaría fatal: me encariño con los animales enseguida (excepto los humanos XD) aunque estén hechos de triángulos texturizados, y me daría de todo al perder a alguna cría.

  10. albertaker

    Apuntados los dos Shelter a la lista de la compra 😉

  11. Flamerats

    Pues a mí me parece que visualmente el juego aguanta mucho mejor en capturas estáticas que en movimiento. Me siguen sin convencer ciertas decisiones artísticas que, aun teniendo en cuenta que tiene un estilo peculiar, me parece que quedan horrorosas. El tile del agua es un buen ejemplo de ello.

  12. V0id

    Basta con entender que una pareja de linces… tiene cuatro cachorros…

  13. pedroathot

    Voy a llorar lo bastante como para salar un bacalao, parece ser…

  14. DeliaDerbyshire

    Anoche lo estuve catando y me dio muy buen feeling. Sí es cierto que la estética poligonera a veces se hace rara y juega malas pasadas, y según la posición de la cámara más todavía. Aún no sé muy bien cómo va la cosa, pero por la noche aparece una masa marrón de la que huyo deliberadamente sin saber en realidad si me hará daño o no. ¿Alguien sabe qué es eso?

  15. lili

    Yo necesito esto <3 se ve tan bonito y tan de todo... (No puedo decir mucho más que creo que me he enamorado xD)

  16. libertad72521

    Joder @pinjed… que escribes bonito ¡por dios! Realmente nadie me lo podría haber vendido mejor.

  17. IronTryHardkus

    jajajja «Battlecat» me pregunto de donde Pinjed se saca esos nombres tan molones.

    pues a hecharle una probadita, pues.