It’s in the game

Sin competencia

FIFA cambia de nombre, pero todo sigue igual: echamos la vista atrás para recordar la competición entre simuladores deportivos y el problema de no tener un rival que te impulse a darlo todo.

En estas fechas es bastante habitual pensar en el juego para el verano; ese título que acompañe nuestras calurosas tardes de vacaciones y nos permita alejarnos de la rutina. Hay quien opta por propuestas que requieren decenas y decenas de horas —Arthur Morgan, llegará nuestro momento—; otros apuestan por la pesca de arrastre, e intentan completar los juegos que llevan un tiempo cogiendo polvo virtual en su biblioteca de Steam; también está quien aprovecha el parón de las grandes ligas para darle una última oportunidad al simulador deportivo de turno, antes de que comience una nueva temporada y se publique la siguiente edición. Yo me encuentro justo en ese punto: me encantaría rememorar las sensaciones de mis largos veranos con la carrera de un mánager en FIFA o mi jugador en NBA 2K.

El problema es que no puedo. No me apetece.

La contradicción es evidente, pero tiene una razón de ser. A riesgo de sonar como un abuelo cebolleta rememorando batallitas, debo reconocer que los veranos ya no son como antes. Es normal, ley de vida: los tres meses de vacaciones escolares cundían mucho, un tiempo tremendamente dilatado en el que podíamos olvidarnos de preocupaciones y responsabilidades; un paréntesis muy agradable. No obstante, la apatía hacia estos simuladores deportivos no se debe —al menos no únicamente— a tener menos vacaciones o a que mi lista de tareas haya aumentado. La distancia que ha ido aumentando temporada tras temporada tiene un principal culpable: el monopolio.

Empecemos desde el extremo opuesto y enfoquemos este asunto desde una perspectiva más positiva: la competencia resulta beneficiosa. Muchísimos ejemplos deportivos brotan en nuestra mente al pensar en cómo la competición entre deportistas punteros les ha llevado a dar lo mejor de sí mismos: Schumacher y Alonso, Nadal y Federer, Cristiano Ronaldo y Messi, Bird y Johnson, Vettel y Hamilton, Palau y Domínguez, Rossi y Lorenzo, LeBron y Curry, Kerr y Morgan, Taurasi y Bird, Embiid este año para arrebatarle el MVP a Jokic o la pugna actual por el liderato en el Tour de Francia entre Pogačar y Vingegaard. Si lo centramos en el ámbito videolúdico el argumento mantiene su vigencia: cuanto mejor haga las cosas Xbox, mejor tendrá que hacerlo PlayStation para no perder comba, al igual que la falta de rivales en el mercado portátil han otorgado a Nintendo Switch años de cierta relajación de cara a una porción de su público objetivo.  

Con los simuladores deportivos hemos podido contemplar a lo largo del último cuarto de siglo los efectos de la presencia o no de un rival que te lleve a brillar al máximo con tal de no ser opacado. Mucho tuvo que remar EA Sports con su FIFA para conseguir que los jugadores de Pro Evolution Soccer cambiaran de camiseta, aunque cueste imaginarlo a la vista del estado actual de ambas sagas. FIFA fue el simulador de fútbol de finales de los 90, pero con el salto a PlayStation 2 Konami comenzó a ganar protagonismo. PES no necesitaba las licencias que sí tenía cada entrega de Electronic Arts: su jugabilidad era argumento suficiente para que muchos optáramos por disputar un North London vs. Man Red en vez de un Arsenal vs. Manchester United. Por no hablar de leyendas como Castolo o la posibilidad de disputar un encuentro entre once paisanos disfrazados de pingüinos contra otros once señores a lomos de avestruces. Fútbol champagne.

El cambio de generación no le sentó bien a Pro Evolution Soccer. FIFA continuaba añadiendo licencias de equipos, ligas y jugadores clásicos. Cada edición incluía nuevos sistemas que buscaban reducir la distancia entre el partido que emitía Canal+ y el que quisiéramos jugar en nuestra consola. El cambio fue relativamente natural, con la salvedad de modificar el control para chutar con cuadrado, como en el Pro. El salto a la siguiente generación no revirtió la situación, todo lo contrario. FIFA era ya una saga imparable, una garantía de ventas absoluta y un titán inconmensurable. En Konami lo intentaron con jugadores de la talla de Messi o con ciertas licencias, pero el partido ya estaba decidido. Su última ocasión fue en 2021, pero eFootball tampoco logró inquietar a Electronic Arts. 

El fútbol no es el único deporte que ha presenciado la desventaja del monopolio en sus adaptaciones al videojuego; hablemos de baloncesto. Con NBA Live Electronic Arts disfrutó de algo más de una década tranquila, desde NBA Live 95 hasta NBA Live 2007, la última edición disponible en PS2. Era el juego de referencia, con la licencia de todas las franquicias, la posibilidad de vivir un concurso de mates o lograr que tu equipo favorito se alzara con el anillo. En España gozó de una acogida considerable gracias al fenómeno de Pau Gason en la NBA en la primera década del siglo. Además, al igual que hizo con FIFA, EA desarrolló una saga paralela con una aproximación más canalla, pegada a lo urbano y con una jugabilidad más desenfrenada: NBA Street. Las siguientes generaciones de consolas fueron drásticamente distintas para la saga NBA Live: tres ediciones en PS3 y cinco en PS4, con parones, cancelaciones y mala recepción de prensa y público. El fin de una dinastía.

En realidad no ha pasado tanto tiempo, pero hablar de NBA Live en un sector en el que desde hace años nadie se atreve siquiera a toser a la saga NBA 2K se siente como abrir un maltrecho libro cubierto por décadas de polvo. Cuestión de sensaciones, ya que la franquicia de Take Two debutó en 1999 y este año celebra su cuarto de siglo con una edición especial de Kobe Bryant (una elección lógica, ya que el 24 fue uno de sus dorsales retirados por Los Ángeles Lakers). NBA 2K ganó peso en Europa en la generación de PS3 —¿aprovechó un mal momento de NBA Live o hizo que la saga de Electronic Arts flaqueara?— y se convirtió en el simulador de baloncesto de referencia gracias a una jugabilidad que, pese a parecer inmejorable, cada año iba un paso más allá. A los equipos actuales y clásicos, a los variados modos y a la siempre interesante lista de temazos —en esto los juegos deportivos siempre brillan— le faltaba algo para acabar de redondear la fórmula, y la respuesta estaba sentada en primera fila del Madison Square Garden: Spike Lee, que firmó una historia con gancho para el modo carrera de NBA 2K16; una película dentro del juego que, debo reconocer, me gustó y logró captar mi atención.

La intención de ir más allá, de no conformarse, se confirmó en la siguiente edición, donde el modo Carrera volvía a atreverse con algo nuevo: nuestro jugador llegaba a la NBA junto a su compañero en la etapa preprofesional, interpretado por Michael B. Jordan, una propuesta que aumentaba el interés de este modo en dos direcciones: historia y jugabilidad. Las decisiones tenían peso, las cinemáticas merecían la pena, todo aportaba y parecía relevante. Esta construcción de personaje fuera de la cancha aumentaba la relevancia de cada encuentro, donde además había una mecánica centrada en potenciar y aprovechar la química de la dupla de nuestro jugador y el bueno de Jordan, Justice Young en el juego.

Por desgracia, esta ilusionante energía dedicada a probar cosas nuevas y convencernos para volver año tras año a comprar la siguiente edición terminó dando paso a una extraña amalgama de ruletas y casinos, microtransacciones, una historia descuidada y la sensación de que da igual lo fallido de la propuesta, ya que quien busque un simulador de este deporte no tiene otra opción.  Esto sirve tanto para NBA 2K como para FIFA; sagas que lideran su sector con absoluta solvencia, el juego al que juega tu jugador favorito, el lugar donde encontrar la mejor representación del deporte, la propuesta con más licencias y, en definitiva, la mejor opción. El problema es que estos simuladores, buenísimos de base, podrían ser mucho mejores si no se hubieran quedado solos. Si otra saga deportiva supusiera una amenaza o un reto, no podrían relajarse y jamás pensaríamos en la palabra conformismo al ver una nueva edición. 

Estos días hemos visto —con cuentagotas— las novedades que ofrecerá EA Sports FC 24, el anteriormente conocido como FIFA, por si alguien no se enteró del cambio de nombre. La promoción inicial fue poco más que un desfile de nombres y rostros conocidos, el primer gameplay trailer tuvo la osadía de incluir un único segundo con gameplay y, realmente, dio igual. Al no haber otra opción en el mercado, es difícil imaginar un panorama en el que este juego no sea un éxito en ventas. En su último vídeo sí han detallado las novedades jugables que incluirá esta edición gracias a la nueva tecnología, pero a falta de jugarlo la inercia de la conversación en torno al lanzamiento apunta más a el mismo juego 2024.

La presencia de una competencia real es beneficiosa. NBA 2K consiguió progresar y hacerse con los aficionados al baloncesto a base de ofrecer la mejor experiencia posible. FIFA tuvo que darlo todo cada año para resistir cuando Pro Evolution Soccer era la referencia. Ocurre lo mismo en otros géneros: los mejores Call of Duty tuvieron que batirse el cobre con otras sagas bélicas como Medal of Honor o Battlefield. (El reverso tenebroso de esto es que exista esa competencia, pero todos los agentes implicados hagan todo igual de mal: que en vez de renunciar a los micropagos excesivos todos los abracen en la misma medida, con la misma decisión.) La esperanza está en un juego que haga las cosas bien y obligue al resto a crear un producto mejor. Que las entregas anuales vuelvan a ser un motivo de celebración, un evento al que acudir con ilusión, no una actualización de plantillas y banda sonora con casi ninguna variación. Tampoco pido mucho; no necesito a Mbappé para recuperar la ilusión, me sirve con una apuesta como Rodrygo o Vinicius Jr. Aunque no sea una garantía inmediata, la intención se ve y el resultado a medio plazo es un buen clavo al que aferrarse.

Mientras tanto, creo que cuando empiecen mis vacaciones volveré a encender mi ajada PlayStation 2 para disfrutar del mejor videojuego —que no simulador— de baloncesto: NBA Street Vol. 2.

Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la universidad de lo de Cifuentes, Juan es una de las voces de NAT Moderada y ha colaborado en medios como BreakFast, Desayuno Continental y Cocinando Fandoms. Observador nato, le encantan los gatos y si algún día ves que te mira intensamente es porque quiere grabar un podcast contigo.

  1. gonzalo_ht

    Se agradece el artículo sobre el FIFA o como quieran llamarlo ahora, porque es un tema que da para hablar.

    Yo como muchos tenía la vana esperanza de que se hubieran guardado los cambios que no vimos en la entrega anterior para este año, para empezar la nueva saga con todo y dar un golpe en la mesa. Fui un ingenuo porque en efecto no necesitan tal golpe, no necesitan nada, son el único contendiente en un deporte que arrastra millones de aficionados.

    El trailer era descorazonador, hablando de las tecnologías de turno que se inventan y cuando ponían imágenes comparativas sobre lo que supuestamente mejoraba este año era muy difícil notar el supuesto cambio.

    Y para Konami supongo que está bien así, ellos siguen actualizando su saga año a año e imagino que les va bien con lo mínimo.

    De verdad que de las cosas que más nostalgia me producen en la industria es aquellos años en los que esperaba septiembre ansioso por elegir que juego de fútbol iba a pillar ese año y descubrir las novedades, cuando aún las había, los cambios en la jugabilidad, etc.

    1. JT'Salas

      @airrel
      ¡Más se agradece el comentario!

      Comparto esa nostalgia. Odio eterno a la guerra de consolas, pero muy a favor de una competición sana que eleve la calidad del producto.

  2. Ausonio

    Qué mala es la iluminación de los FIFAs, en ningún momento parece un partido de verdad. Su rival con peores modelados y texturas, da más sensación de realismo

  3. Maya VVVrea

    Yo mataba (no, pero sí pagaba) por una emulación en Switch de International Superstar Soccer ‘98. 🤤

  4. NahuelViedma

    Buen texto. Yo también fui de los tontos que creyó que el cambio de nombre vendría también con cambios sustanciales, todo apunta a que no, iluso de mí.

    Sega intentándolo con un nuevo Virtua Striker es lo que necesitamos xD

    1. JT'Salas

      @nahuelviedma
      ¡Mil gracias! Los que salen en caliente directos del estómago suelen tener más punch.

  5. Gordobellavista

    No deberían existir los derechos de imagen, van contra la competencia. Cualquiera que quisiese, debería poder hacer un juego imitando la realidad, y eso incluye caras y nombres. Y de existir, desde luego no debería existir la exclusividad. Pones un precio, todo el que lo pague, adquiere los derechos.

  6. sodom

    Qué artículo tan desalentadoramente acertado…
    En el caso del baloncesto, creo que es menos grave, porque, casinos y demás mierdas aparte, creo que nunca hubo un mejor simulador de basket como los 2K de estos años.
    Lo del furgol es más doloroso. Aún recuerdo que el primer Fifa que jugué y me enganché no tenía licencias de jugadores (mítico Janco Tianno, creo que venía a ser Bebeto); cómo pegaron el salto con el 98, comentaristas de la caverna incluidos, y cómo el IssPro les fue ganando terreno (creo que de manera bastante generalizada con copias de Ps1 traídas de Italia por Jack Sparrow), hasta convertir el duelo Fifa- Pro en casi una guerra santa en la que ganábamos todos. Esas quedadas con amigos, esas madrugadas, esos porros
    Es un consuelo poder culpar a este monopolio de las cosas que no volverán porque ya tenemos una edad…
    Pero, por encima de todo, qué manera de irse a la mierda Konami, por el amor de Colina…

    1. JT'Salas

      @sodom
      No puedo añadir ni una coma, pero gracias por la parte que me toca :3

  7. NahuelViedma

    A mi del PES, además de las locuras de pingüinos futboleros y montar avestruces, me gustaba mucho esa opción de mezclar equipos (creo que hasta 4, no recuerdo bien) de forma azarosa y hacer un 11 inédito. Era una manera divertida de inventarte dream teams de manera rápida con el aliciente de que quizá dejaban fuera a ese jugador que tanto querías, no entiendo porque nadie intentó retomarlo.

  8. homero12

    La epoca dorada de los juegos de futbol toco techo con el PES 6 y el parche de la liga argentina que hacian un grupo de amigos en Buenos Aires, ni en japon le ponian tanto detalle.

    Esta era la intro
    Y esto el juego

    1. NahuelViedma

      @homero12
      MÍTICO!!!! Que espectacular que era el futbol argentino de los 2000, esperando el domingo a la noche para ver Futbol de Primera. Tiempos que ya no volverán 😭

      También recuerdo el del parche Apertura 08, creo que todos conocimos Los Morrones gracias a ese parche con sus temas hilerantes que tan bien se adaptaron al paso del tiempo y la sensibilidad de los nuevos tiempos (ingrese cuota de sarcasmo) como «No pido permiso», «Me estaré volviendo puto» y «La hija del carnicero» xD

      1. homero12

        @nahuelviedma
        Yo sigo escuchando Los Ramo..eh digo Los Morrones xd.

        Arquero Volante era magistral

  9. Cyberrb25

    El único caso bueno es el de Switch, que al final pega un salto bastante grande*

    *a base que el juego llevase siendo tan igual de año a año desde su lanzamiento que IGN literalmente y con alevosía copiapegaba las críticas al juego de un año al siguiente.