La loba esteparia de lo videolúdico

Por qué no jugamos online

Elena Cortés comparte reflexiones personales y experiencias ajenas alrededor de jugar acompañada.

A pesar de todo, poquito después de hacer la compra le escribo a mi amiga: «Me he pillado de oferta el Borderlands 2…». Ella no duda en responderme con entusiasmo: «¡Se viene, se viene!». Y yo insisto, como siempre, que mis amigas deben de estar hasta el santo gorrísimo de mí: «Ya veremos, que me sigue dando vergüencica jugar online». Ella contesta, con toda la razón: «Anda, calla, que estarás con nosotras».

Pero yo, por dentro, pienso lo que pienso siempre que se presenta la oportunidad de jugar en línea: «Buf, me escaparé». Ya ni os digo si además supone retransmitirlo por Twitch. Me pongo en modo avestruz en un par de segundos. Y a veces me paro en seco y me pregunto: ¿Pero por qué me pasa esto?

Me gustaría escribir que soy una jugadora solitaria por decisión, que soy una loba esteparia de lo videolúdico. Pero no, a quién pretendo engañar; si bien es cierto que desde hace muchísimos años siempre juego a solas, sin acceder a abrir esa ventana que haría que compartiera mi partida con otras personas al otro lado de la pantalla.

Al menos, si hablamos de ventanas. Porque nunca me he cerrado a las experiencias compartidas en persona, aunque siempre con mis reservas. En el artículo Return of the Obra Dinn: Jugar en común, Clara Doña introduce sus múltiples reflexiones hablando del encuentro colectivo ante una misma consola y una misma pantalla, exponiendo que su comprensión y acercamiento personal van ligados a las horas disfrutando de un título en compañía.

Siguiendo esta estela, yo tampoco puedo negar que muchos de mis recuerdos con los videojuegos van de la mano de experiencias compartidas. No habría disfrutado tanto de la primera entrega de Dead Space si no lo hubiera jugado a cuatro manos, y las tardes y noches invadiendo las casas de mis amigas habrían tenido otro matiz muy diferente si no hubiéramos alargado las horas gritándonos con Street Fighter, sudando con Just Dance o riéndonos con nuestros aspavientos al ritmo de Beat Saber.

«(…) para mí jugar siempre ha sido un acto eminentemente social y por lo tanto, los videojuegos también», concluye Clara Doña su artículo, y sus palabras se quedan danzando en mi mente porque estoy totalmente de acuerdo con ella. Sin embargo, en el momento en el que ese acto social fue nutrido por la banda ancha y los chats de voz mi relación con estas experiencias fue cambiando a lo largo de los años. Llegó un momento en el que, como adelantaba al principio de este artículo, también comencé a rechazar probar juegos multijugador con mis propias amigas. Ya ni hablar de hacerlo con personas desconocidas. ¿Por qué me fui volviendo tan reservada y fui aislando mis horas de juego a la intimidad de mi habitación?

Obviamente al plantearme esta pregunta no partía de nuevas. En los últimos años, y en parte alentado por la formación de espacios seguros para mujeres y personas no binarias dentro de los videojuegos, me he acostumbrado a escuchar comentarios similares por parte de amigas y compañeras. Por esto mismo decidí ampliar la pregunta y lancé la propuesta a otras jugadoras, invitándolas a que compartieran experiencias (positivas y negativas) que habían vivido con videojuegos online. Lo que descubriréis a continuación, vamos a ser sinceras, no os sorprenderá.

«No tengo memoria sobre buenas experiencias en ese sentido, lo siento», me aclaraba una persona entrevistada no binaria que prefiere mantenerse en el anonimato, como si tuviera que pedir perdón por haber vivido situaciones desagradables y no poder aportar una visión positiva. Cuando jugaba online, a pesar de estar acompañada de su pareja, recibía ataques y desprecios. «Me trataban como si no tuviera inteligencia alguna por considerarme de género femenino», añadía.

Recibir ataques e insultos en cuanto te piensan mujer tampoco es algo que pille desprevenida a ninguna. «Por eso matan mujeres de verdad, por mujeres como tú». Esta es una de las perlitas extraídas de partidas reales que se pueden escuchar en el tráiler honesto de Valorant que Jose Quiles Moreno publicó hace unas semanas. Los insultos, las enrabietadas invitaciones a fregar y a hacer las tareas del hogar y las concesiones sobre lo bien que lo ha hecho una jugadora a pesar de ser mujer conforman esta pieza esperpéntica que ojalá ni estuviera basada en partidas reales ni tuviera que existir para denunciar estas situaciones en uno de los videojuegos donde más acoso existe en la actualidad.

«Por eso matan mujeres de verdad, por mujeres como tú».

Algo en lo que coincidieron todas las personas entrevistadas —incluidas las que compartían experiencias positivas— fue en la evitación de todo chat de voz. «Jamás me uno a los chats de voz si no es con amigos porque, en cuanto oyen tu voz, empieza el acoso a privados», explicaba María Martín, jugadora desde hace años de World of Warcraft, un juego donde se censuran palabras malsonantes y referencias a anatomía humana, como tits. María explicaba también que si no juega con amigos es directamente asocial. «O, en el mejor de los casos, muda», aclaraba.

Un relato parecido era el de Marta, quien afirmaba que los MMORPG siempre han sido sus juegos favoritos pero cada vez juega menos por el acoso. «Cuando lo hago es con gente muy, muy cercana a mí o ignorando al resto del mundo, tratándoles como NPCs, porque paso ya de más historias», aseveraba.

El primer juego que probó fue Imperio, en el que conoció a otro jugador con el que estableció una amistad. Después de meses charlando y jugando juntos, él le invitó a una party con otros amigos suyos y ahí Marta se dio cuenta de que algo había cambiado. «Me llamaba que si nena, que si muñeca y me hizo sentir súper incómoda». La entrevistada, que ya venía de otras situaciones de hartazgo en Imperio porque muchos usuarios se empeñaban en regalarle armaduras sin venir a cuento, decidió dejar el juego después de aquello.

En este punto de su relato recuerdo mis propias experiencias en World of Warcraft, donde tener avatar y nombre reconocidamente femenino provocaba momentos como que cualquier jugador que no te conocía de nada quisiera comerciar conmigo y, de repente, me diera oro. Fue el primer MMORPG que probé y prácticamente el último al que he jugado de manera tan continuada. A pesar de que la mayor parte del tiempo estaba en contacto con gente cercana, recuerdo sobre todo dos aspectos: el extremo cuidado que tenían en mi guild conmigo por el chat grupal y cómo por los canales privados volaban las fichas de hombres de 30-40 años hacia una adolescente de 16 y los insultos de raid cuando algo no salía bien. También mis amigos insistiendo en «ayudarme» a levear y yo mandándolos al carajo.

«Esto es algo que pasa en estos círculos y que tiene mucho peligro: señores juntándose con niñas», añadía Marta hablando de su propia experiencia. Algo con lo que está de acuerdo Anna, que en Call of Duty conoció con 15 años a un jugador que, supuestamente, tenía 19 años. «Empezó a decirme que le parecía muy mal el trato que nos daban a las mujeres en los videojuegos», relataba. De ahí pasó a las indirectas sexuales, a pedirle nudes sin descanso y a hacerse cuentas falsas para volver a seguir a Anna en redes sociales cuando ella lo bloqueaba.

«Y, aparte de eso, las típicas de Vete a la cocina, Seguro que está jugando el novio, Ya hemos perdido por tu culpa, etc», continuaba. Llamar «las típicas» a estas actitudes es una muestra más de cómo nos hemos tenido que habituar al acoso y a las agresiones verbales en este tipo de juegos (y en otros tantos escenarios). Un argumento que enseguida suele esgrimirse cuando se denuncian este tipo de situaciones es el de que en todo juego multijugador existen insultos y gritos, seas quien seas. Y no es algo que sea mentira, pues toda aquella que haya jugado online alguna vez, especialmente a ciertos títulos, se ha encontrado con la agresividad de los chats. No hace mucho Marina Amores compartía en Twitter un par de mensajes enfurecidos que seguían la estela de este argumento.

Por muy real que sea la toxicidad de las comunidades de videojuegos online y su afición por el insulto casi automático, también es real que muchas mujeres optan por esconderse detrás de nicknames masculinos o no binarios para evitarse situaciones desagradables como las que acabo de reflejar. ¿Conocéis ejemplos de hombres que deban ocultar su género cuando juegan para no recibir acoso?

Sara Fuentes pasó por esa época de nombres de usuario masculinos aunque al final decidió dejar los juegos online. «Estaba harta de ese momento incómodo en el que no quieres hablar porque piensas en una bandada de buitres cercándose sobre ti cuando abres la boca y se dan cuenta de que eres una fémina», aportaba.

«Tuve que dejarlo en cuanto implementaron el chat: insultos, pings excesivos, me agregaban hombres solo para insultarme…», comentaba Julia Brando sobre su experiencia jugando a Vainglory, muy similar a la que vivió en Heroes of Storm, al que apenas jugó porque el chat permitía cualquier tipo de acoso o insulto. «A día de hoy no juego a nada online ya porque me resulta imposible y desagradable», concluía.

¿Conocéis ejemplos de hombres que deban ocultar su género cuando juegan para no recibir acoso?

Para Ana Casanova, la situación está mejorando poco a poco, sobre todo si tienes la suerte de caer en un clan con ambiente sano. Jugando a Destiny 1 y 2 y sin clan, evitaba usar el micrófono porque había interiorizado la sensación de que eran menos tolerantes con ella si se enteraban de que era mujer. «Hay tíos que no hacen más que lastrar al equipo y no pasa nada, pero como cometas un error y sepan que eres mujer, es mucho más probable que te echen del grupo o se marchen», afirma. Cuando entró en su clan actual lo hizo con «algo de miedo» y tuvo que aclarar que era una mujer. A pesar de ser una experiencia positiva para ella, no deja de tener su puntito de amargor por ese «tener que explicar» que eres una mujer después de haber vivido situaciones desagradables como consecuencia.

No fue la única experiencia positiva, sino que hubo dos más (de decenas de respuestas). Celia me aseguró que gracias a los juegos online había conocido a muchas personas que ahora eran sus amigas —aunque también prefería jugar con el micrófono muteado— y otra mujer, que me pidió permanecer en el anonimato, me contó que jugar online provocó que se diera cuenta de que estaba dentro de una relación de maltrato. Jugaban juntos a Ragnarok Online y una tarde, mientras estaban jugando con el resto de su clan, él le gritó sin darse cuenta de que tenía el micro abierto. Otro chico de su clan, harto de escuchar y ver cómo la trataba, le habló por privado para preguntarle si se había dado cuenta de que la estaba maltratando. «Jugar online me enseñó que hay personas al otro lado, y a veces esos desconocidos son buena gente que buscan lo mejor para ti», añadía.

«Siempre voy con prevención»

Esta frase me la decía María Martín para terminar su relato, y lanzaba un mensaje que todas las mujeres entrevistadas me han hecho llegar de una manera u otra, incluso aquellas que destacaban historias positivas. Ante la pregunta de si estas experiencias habían marcado su manera de jugar online, todas las entrevistadas contestaron afirmativamente. Al final, verte obligada a levantar barreras para no revivir situaciones indeseables no deja de ser una variable que no debería ir ligada a jugar a videojuegos, entendido esto último como un acto de ocio y de disfrute.

¿Por qué te tienes que plantear si eres floja o débil cuando te enfrentas a un entretenimiento en el que no te tendrías que preguntar estas cuestiones personales? Con las historias que me cuentan las entrevistadas me cercioro (porque no es nada novedoso) de que estas situaciones no son casos aislados, y ahí está el germen de mi malestar cuando me pregunto por qué no juego online. Cuando nos lo preguntamos muchas de nosotras.

Si estas situaciones fueran de verdad casos aislados no existirían iniciativas como la que Tamara Morales sacó adelante hace unos meses con Play Safe, un servidor de Discord para mujeres y personas no binarias donde encontrar a personas con las que jugar de forma segura en línea. En menos de una hora el tuit de lanzamiento se había compartido más de 100 veces (con su consiguiente dosis de ofendidos buscando casito, eso que no falte). Actualmente el servidor cuenta con cientos de mujeres que pueden organizarse para jugar partidas multijugador o simplemente charlar sobre sus experiencias y expresarse.

Al final, cuando un colectivo debe buscar espacios seguros para desarrollar cualquier actividad con tranquilidad es cuando existe un problema que se debe atajar. No deja de ser una pena que para jugar online sin que te acosen y agredan verbalmente por ser una mujer debas atrincherarte en los márgenes. El espacio debería ser ocupado por todas las personas, sin excepción, y en esta línea circulan las reivindicaciones de cuentas que denuncian el acoso y la falta de representación sufridos por las mujeres en el videojuego, como feminismoen8bits.

Pero teorizar sobre realidades ideales suele ser sencillo. Soportar que te insulten por ser mujer en cuanto enciendes el micrófono y se escucha tu voz, no tanto.

Después de estas entrevistas no me siento más tranquila pero sí más reafirmada en que, por desgracia, ese rechazo que siento ante la idea de jugar en línea es algo más frecuente de lo que nos gustaría a muchas. No se me ocurre una manera de atajar el problema más allá de que cada persona se responsabilice de sus acciones individuales y dejemos de disfrazar la misoginia con tanto maquillaje. No tengo mucha esperanza en ello, pero espero animarme a jugar con mi amiga algunas partidas aunque de primeras me muera de inseguridad.

De momento, empiezo Borderlands 2 y me distraigo como hacía semanas que no me ocurría con un juego. En solitario, eso sí. Seguiré diciendo que soy una loba esteparia de los videojuegos, que tiene mucho más glamour. 

Periodista y escritora de ficción y de lo que le echen. Le gusta dar chapas sobre memoria cultural, y a veces guioniza videojuegos. También co-dirige Terebi Magazine y es adicta a las historias que cuentan los juegos indies.

  1. orwellKILL

    Competitivo porque me gusta ganar y suelo ser un paquete, cooperativo porque no dispongo de amiguis con tiempo y ganas. Y en general porque tengo poca paciencia y tiempo para aprender.

    Editado por última vez 12 julio 2021 | 15:12
  2. JT'Salas

    Un artículo tan pertinente (por desgracia) como interesante. Los testimonios y los ejemplos aportados enriquecen el texto, ¡un trabajazo!

  3. Silvani

    Que el online fuera de tu grupito es el infierno lo sabemos todos.
    Que para ciertos colectivos es mucho peor, pues también.

  4. METALMAN

    Por delante, todo mi apoyo, que no es plato de buen gusto que te hagan sentir incómodo o incómoda cuando lo único que buscas es divertirte un rato.

    Como matiz personal, y solo puedo basarme en lo que conozco y en lo que me rodea, no creo que exista un factor misógino (y esto no contraría que exista mucho machista, vaya por delante), sino más bien un mundo online que permite que hasta el más subnormal pueda disfrutar de ese falso anonimato y hacer uso indebido del mismo.

    Yo tengo 43 años, y llevo sin jugar Online (en partidas públicas) desde 2008 aprox. Por qué: porque terminé hasta los huevos de niños rata y de retrasados que trampeaban, insultaban y estaban ahí para pagar sus inseguridades contigo. Conmigo.

    Desde Judío hasta negrata, pasando por maricón, feo, hijo de puta y lo que surja. Me han llamado de todo (y en varios idiomas), sin siquiera conocer mi aspecto, mi afiliación política o cualquier otro dato.

    Son personas a medio cocinar, les da igual lo que seas, lo van a pagar contigo sí o sí.

    Durante esa época, compré 4 Xbox 360, 4 pantallas iguales y a crear LAN partys al estilo noventero. Y juegos con 2 y 4 copias, tantos como con modo LAN existen en la consola.

    Tengo amigos que han pasado por lo mismo y son con los que actualmente juego en sesiones privadas (A los juegos que nos lo permiten, claro).

    Lo curioso es, que esto era muchísimo peor hace 10 o 12 años, que era de no creérselo. Pregúntale a cualquiera de mi quinta si había misoginia en un momento en el que no había mujeres jugando a nada.

    En cualquier caso, no puedo negar que las mujeres actualmente estáis pagando el pato de descubrir/profundizar en este mundillo, y os habéis encontrado con el agujero de mierda del online.

    Mi ánimo para todas. Pese a que piense que no es misoginia, sí que soy consciente de que las mujeres os encontráis con mucho ser oscuro en este mundillo.

    Saludos!!

  5. landman

    Tengo un amigo que ha de aclarar que es hombre a la que nota que alguien le empieza a chatear baboso, simplemente pq su nick principal siempre es femenino, como sus personajes (igual que la gran mayoría de mis personajes).

    Yo también prefiero jugar solo a con gente, y si juego con gente, es con amigos, si uso chat de voz es el chat de discord, hasta usando el teléfono si hace falta en juegos de consola, ni una oportunidad a oír a nadie random por el auricular.

    Si mis amigos me convencen para que juegue a uno de estos juegos competitivos donde el 99.9% de jugadores es tóxico, mis ojos simplemente NUNCA se posan encima del chat, soy más feliz sin saber qué dice la gente (cuando lo he hecho siempre ha terminado mal).

    Si un MMO me deja, instanceo mi partida, si el MMO me deja, hago invisibles a todos los jugadores, si me deja, desactivo el chat público, si un juego me deja juego offline (me pasé Journey por primera vez en coop con un amigo, haciendo pirulas para coincidir en una misma partida y no encontrar a nadie más). Me hice la autopista de Death Stranding entera yo solito jugando offline, y estoy orgulloso de ello, y me repatearía pensar ver «mierdas» de otros jugadores por mi mapa xD

    Borderlands en single player es un juegazo. Borderlands en coop con amigos es otro juegazo xD son dos experiencias distintas, muchos juegos se adaptan al número de jugadores, y jugar solo sin prisa no es lo mismo que jugar con más gente.

  6. Crypto44

    Esto lo ponen en vandal y tienes a 450 tios llorando k si sois una warras, k vais provocando… Me alegro que anait sea un lugar seguro para poder hablar sobre estos temas sin llenar el chat de «ofendiditos» k seguro k votan vox

    1. jotagesaurus

      Demasiado triste que artículos como este tengan que existir, pero importantes que existan. Agradezco poder leer cosas como esta para que nunca, nunca, nunca nos
      olvidemos ni nos hagamos de la vista gorda ante una realidad que tenemos que cambiar.

    2. espyy

      Yo he estado muchos años jugando con una amiga tanto al LoL como el CS y encima su nick dejaba claro que era una mujer y española pues os podéis imaginar las cosas que he visto.

    3. Shalashaska

      Que esto esté pasando cada día es algo que me provoca ganas de vomitar. Evidentemente, cualquier persona que haya jugado online en algún momento, se ha llevado su parte de mierdas tóxicas, pero como seas una mujer está claro que se multiplica por mil. En fin, ojalá la raza humana fuera un poquito mejor.

    4. Zer0_Blue

      Lo siento, pero es el articulo más estupido que he leido en mucho tiempo…. los niños rata no dan por saco a las mujeres sino a todo el mundo, no creo que sea común que una persona se sienta agredida por ser mujer, gilipollas e imbeciles hay en todos lados y molestando a ambos sexos. Lo dicho, articulo full of sandeces…. Chica, ya va siendo hora de madurar…

      1. El Jugador Medio

        @zer0_blue
        Por supuesto que gilipollas e imbéciles hay en todos lados. Por supuesto.

    5. AdrianXunkeira

      Nintendo tienen la solución a esta lacra. Si no tienes chat de voz no tienes que escuchar faltadas.

      Editado por última vez 13 julio 2021 | 09:21
    6. El Jugador Medio

      Reconzco que he empezado el artículo pensando «uy, esto ya lo he leído»… y aún así cuando iba a la mitad se me ha vuelto a remover el estómago. Si a mí siempre me ha resultado incómodo jugar con desconocidos, no me puedo imaginar cómo sería si llevara ese tipo de experiencias a mis espaldas.

      Últimamente solo juego online competitivo a Rocket League, y desde no hace mucho tiempo he quitado el chat con el contrario. Bueno, pues creo que he mejorado más estos últimos dos meses que en dos años, palabra.

    7. Gordobellavista

      Todos sabemos que lo que cuenta el artículo es la puta realidad, y no se puede consentir. El resultado es que en los juegos y en los foros no haya tías o que tengan que estar escondidas, no sé si somos conscientes de lo fuerte que es esto. Repito: la mitad de la gente no entra o entra a escondidas.

      Lo suyo sería que socialmente censurásemos estos comportamientos a la mínima que asomasen. Que fuesen (o fuésemos, que ninguno estamos libre de caer en estas cosas) los acosadores los expulsados y los marginados en las partidas, no las mujeres. Pero hasta que lleguemos a ese punto, algo hay que hacer.

      Hasta que seamos capaces de llegar a ese «autocontrol», las compañías tienen que ponerse serias. Yo, que he tenido comportamientos tóxicos online, os digo que sí, que la concienciación está bien y todo eso, pero lo que más me ayudó a comportarme como es debido fueron los baneos. Unos buenos baneitos hacen milagros hasta con el más infame.

      El otro día, viendo la Eurocopa, me di cuenta de que se había perdido algo… algo que era toda una tradición en cualquier campeonato: las tanganas. ¿Os acordáis de las tanganas? Bueno, pues se han perdido. Del todo. Adios. Finito tanganas. Y solo ha hecho falta que UEFA se pusiese seria.

      @metalman
      Igual porque llevas tiempo sin entrar al online como dices, no eres del todo consciente de lo que pasa allí con las tías. Olvídate de los insultos que te puedan propinar como hombre, no tiene NADA que ver.
      Si tú entras a una partida y se sabe que eres gordo, o calvo, o lo que sea, efectivamente se guardan ese dato y lo incluirán en la ristra de insultos cuando toque. Pero, hasta ese momento, tu estatus en la partida no se ve afectado, sigues siendo un igual.
      Pero si en esa partida, lo que se descubre es que eres mujer, de repente tu situación da un vuelco. Ya no es solo que te manden a fregar cuando toque insultarte, es que se te empiezan a tratar de torpe, se ponen paternales, te acosan los babosos… Es una situación insufrible. El artículo lo explica de pm y, la verdad, se corresponde al 100% con lo que yo he vivido (por suerte no en carne propia).

      Editado por última vez 13 julio 2021 | 09:58
      1. METALMAN

        @gordobellavista

        Y seguramente tengas razón. Hablo desde mi experiencia y por aquel entonces no había mujeres jugonas (era algo realmente excepcional), y jugar online era como prepararse para ir a la guerra.

        Saludos!!

    8. Fausto Fidel

      La capacidad de agredir de la manera mas atroz posible no es una invención de las comunidades del videojuego, es una condición humana y en este caso tiene que ver con el anonimato y el desconocimiento del otro. Cuándo se da esta doble condición hay muchas personas que se regodean y se satisfacen en la agresión. Hace mas de dosmil años Plauto escribió «Lupus est homo homini, non homo, quom qualist sit non novit.» «Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro.» Cuánto hemos avanzado? Algunos parece que muy poco. En general no he tenido contacto con ese universo porque aunque juego desde mi infacia hasta hoy con mas de cuarenta años y los videojuegos son mi principal aficción siempre me causó repelencia el jugar online. Y no por por las razones que se esgrimen en este artículo si no porque, desde muy temprano, en mis primeras escaramuzas en counter strike me sentía en un retorno absurdo al patio de recreos de la escuela primaria jugando al corre que te pillo, o a la escondida, o al manchado. Para mi eso no era jugar videojuegos y a partir de ahí ningún juego basado en el online jamás capto mi atención.

    9. PardNefzen

      Leyendo el artículo me he acordado de una anécdota. A principios de los dosmiles, habia varios juegos Online, como World of Warcraft, y también otros como Everquest, o Neverwinter Nights, que daban más prioridad al espíritu rolero del jugador. Se me ocurrió que quería rolear un papel femenino. Lejos de la clásica princesa, o damisela en apuros, como hombre, yo quería rolear ¡a una mujer empoderada! Una guerrera, ruda y tosca, que daría pavor a quien se cruzase con ella. Que ha vivido y crecido en el campo con una pequeña comunidad de guerreros y guerreras.
      Sin embargo, en aquella época, los juegos no solían tener potentes editores de personaje. Yo no podía crear un avatar fiel a la idea que yo tenía del personaje. Así que acabé entrando al juego online, con una guerrera, de aspecto innegablemente atracivo.

      A continuación, en mis primeros y únicos 20 minutos de partida, esto fue lo que me sucedió:
      -Un caballero de reluciente armadura, vino y me regaló sin venir a cuento una armadura de gran valor. Conocía dicha armadura: Hay que trabajar muchos días para conseguir una así. Yo mismo estuve semanas para hacerme con esa misma, con personajes anteriores en anteriores partidas. Este desconocido me la estaba regalando.
      -Otra persona, se acercó, y examinó mi nivel de personaje. Al ver que yo era de nivel 1, decidió darme una tonelada de oro. Le dije que examinase mi ficha con más cuidado. Así podría leer la descripción que yo había escrito sobre mi personaje. Al parecer no lo hizo.

      Debo decir que no duré mucho más con la experiencia. Varios chicos diciéndome cosas por privado. Decidí que no iba a seguir jugando con aquel avatar de guerrera.

      Eso fue a principios de los dosmiles… Espero que la cosa haya mejorado desde entonces.