«Haré todo lo que quiera este hombre»: la charla de Del Toro y Kojima

Parece una frase sacada de Cincuenta sombras de Grey, pero aquí no había secretarias enamoradas ni superejecutivos sadomasoquistas (que sepamos). Fueron las palabras de Guillermo del Toro en la charla que dio ayer junto a Hideo Kojima en el DICE Summit de Las Vegas. Conducida con un Geoff Keighley sin la mirada muerta ni las bolsas de Doritos escoltándole, la entrevista duró algo menos de una hora, se habló sobre el proceso de desarrollo de P.T., sobre el estado de la industria del entretenimiento y sobre el futuro del medio. Sobre su nueva andadura de la mano de Sony, Kojima no tuvo reparos en demostrar su entusiasmo: «Ahora me siento muy libre», admitió, y aseguro que aunque sí es cierto que siente la presión por conseguir un éxito financiero, no tiene ninguna intención de cambiar su forma de hacer las cosas para favorecer las ventas adaptándose a algún tipo de criterio de mercados específicos. «Son ajustes que no sería capaz de hacer, nunca haría algo así. En ese sentido, me siento extremadamente libre». Del Toro apoyaba esta forma de pensar afirmando que ningún creador debería autocensurarse, que «el resto de libertades están condicionadas, pero esa no». El mexicano, cachondo como de costumbre, volvió a cantar las virtudes del videojuego como forma de expresión que tanto le atraen, como consumidor y como creador: «Es un medio con el que puedes hacer cualquier cosa, es maravilloso. La única limitación la ponen los cabrones que tienen el dinero», bromeó. Para Del Toro, el futuro tiene pinta de fusión masiva de varios elementos en un solo centro de entretenimiento que reúna televisión, cine, videojuegos e Internet; él lo llama «monoplataforma». Kojima, por su parte, alabó la variedad que ofrece el mayor rasgo de distinción del videojuego, el hecho de que el jugador controle la situación: «La belleza de los juegos está en su interactividad. Si cien personas ven una película, los cien habrán visto exactamente lo mismo. En los videojuegos no puedes obligar al jugador a hacer algo que no quiera hacer, o ser algo que no quiera ser. Esa es la mayor diferencia con el cine. Cuando tienes, por ejemplo, un personaje que tiene conocimientos muy específicos de medicina o de leyes, eso es algo que se explica mejor a través del cine que de los videojuegos, por ahora». Hideo utiliza como ejemplo el tramo final de Aliens, en el que Ripley desciende por un ascensor hasta el nido de la Reina Alien con tal de salvar a Newt. Según él, ningún jugador haría eso pero en la película se nos obliga a vivir las decisiones que toma el personaje por sí mismo. Sobre la relación entre ambos, y sobre el enorme aprecio que Del Toro parece sentir por Kojima, el mexicano admitió que «es una relación de conveniencia: él tiene jueguetes que yo codicio, y yo tengo juguetes que él tiene, así que nos vemos de vez en cuando e intercambiamos juguetes». Bromas aparte, el cineasta confiesa que fue un momento muy concreto, el del combate contra Psycho Mantis durante el primer Metal Gear Solid, lo que «cristalizó» su respeto por Hideo como creador, esa ruptura de la cuarta pared. Dice, de hecho, que su diseño le inspiró a la hora de crear al científico de las SS que aparece en Hellboy, Karl Ruprecht Kroenen. «Desde entonces», explicó, «creo que sigo a Hideo porque ha elegido un medio en el que no solo trabaja como diseñador o director, sino también como cineasta y guionista, y que libera un su obra una mitología compleja de personajes, un mundo muy completo en el que puedes reconocer su voz creativa en cuanto empiezas a jugar». El pobre Del Toro, eso sí, parece que ya tiene muy aceptado que su increíble gafe cada vez que ha intentado adentrarse en la industria puede ser una señal de la providencia diciéndole que ese no es su sitio y que se quede donde está. De hecho auguró lo que le pasaría a Kojima si al final colaboran en algún proyecto, tras la debacle con Konami justo después de trabajar juntos: «Esta vez se le van a caer los dientes. Un día estará orinando en un váter y oirá el ruido de algo caerse en la taza, y serán sus dientes. Luego yo entraré en el edificio y todo explotará.» No se anunció nada en especial como yo mismo había especulado aventuradamente, pero sí que Del Toro dijo algo que merece quedar apuntado al matizar que, en vista de su mala suerte, no piensa ni acercarse más a la idea de hacer un videojuego: «Excepto con este hombre, haré todo lo que él quiera», dijo señalando a Kojima, a lo que el japonés respondió con una sonrisa maligna.