En 2012, escribía yo mismo que Beat Sneak Bandit, el tercer lanzamiento de Simogo, me parecía «uno de los mejores juegos que recuerdo de los últimos meses, en cualquier plataforma». Esa puntualización tenía que ver con el hecho de que Beat Sneak Bandit fuera un juego para móviles, una plataforma que en ese momento, hace trece años, era todavía muy diferente. Simogo fue uno de los estudios que mejor defendieron la validez del smartphone como plataforma para jugar, en el mismo sentido amplio y complejo que se le da a ese verbo en consolas o PC: como sitio en el que matar ratos con juegos pequeños y ágiles, pero también en el que experimentar narrativas complejas y absorbentes, exigentes con su público y con los propios límites de su hardware, que a menudo son parte crucial del propio gameplay.
Casi parece natural, viendo su trayectoria, el salto a PC y consolas, donde han publicado dos de los juegos más rotundos y memorables de los últimos años: Sayonara Wild Hearts y Lorelei and the Laser Eyes. Son juegos ambiciosos, grandes, complejos, inmersivos como pocos; pero también son juegos en los que se nota un ADN claro, una línea evolutiva, un recorrido de migas de pan o de puntos (sin numerar, o numerados con pequeños rompecabezas y retos de lógica) que puedes unir para formar una imagen coherente: la que acaba dibujando la trayectoria de Simogo a lo largo de sus quince años en activo.
Para celebrar ese aniversario, reunimos en este monográfico cuatro artículos sobre algunos de nuestros juegos favoritos de Simogo, que quizá son todos. Aquí hablaremos sobre Bumpy Road (Pep Sànchez) y Device 6 (Mariela González) antes de salir del móvil para tocar Sayonara Wild Hearts (Víctor Martínez) y Lorelei and the Laser Eyes (Marta Trivi), desde perspectivas y aproximaciones tan distintas como lo que estos juegos mutantes y maravillosos transmiten a quien se acerca a ellos. También publicamos una nueva conversación con Simon Flesser, uno de los fundadores de Simogo, para repasar la trayectoria del estudio y celebrar con ellos un aniversario que es también el aniversario de un tipo de videojuego laberíntico, esotérico, siempre un poco esquivo, pero al final inspirador como pocos, el tipo de juegos que hacen que quieras levantarte de la silla (o buscarte una silla más cómoda) y contar todo lo que llevas dentro con un videojuego.





