O cómo cambiar nuestra relación con el suelo
¡Cubre el mundo de flores!
¿Hay tensión entre nuestra relación con los espacios de cultivo en los videojuegos y la incorporación de los mandatos de la productividad y la optimización?
¿Hay tensión entre nuestra relación con los espacios de cultivo en los videojuegos y la incorporación de los mandatos de la productividad y la optimización?
Ahora que nos han robado Internet, ha llegado el momento de recuperarlo o reconstruirlo. Quizá primero haya que dinamitarlo completamente y aprovechar ese solar para crear algo mejor.
Desde París, probamos la nueva consola de Nintendo y jugamos a Mario Kart World, Donkey Kong Bananza, Metroid Prime 4 y más.
Resumimos en cinco puntos lo que se vio en el Nintendo Direct de esta tarde, y también lo que no.
Lo último de Hideo Kojima irrumpe en un trimestre ya de por sí repleto de juegos la mar de interesantes. Un nuevo Doom, Clair Obscur, Skin Deep, South of Midnight, to a T, despelote… ¡y muchos más!
Bloodborne es un viaje —universalmente humano y a la vez monstruoso— a través del conocimiento, y se resiste de manera única a ser actualizado y «puesto al día».
Debajo de Yharnam hay una red de laberintos, la tumba de los Grandes, el refugio de una antigua reina de leyenda, la llave a una forma de conocimiento superior y prohibida; un videojuego interminable.
La ciudad de Yharnam alberga historias en todos sus estratos que no hace falta recomponer para entender: este lugar está lleno de personas y bestias desesperadas, y le sienta bien ser opaco para mantenernos emocionalmente enganchadas.
La costumbre y el tiempo han hecho que Bloodborne, un juego hostil y agresivo como pocos, se convierta en una zona de confort para mucha gente.