¿Qué tienen los trofeos?

Los logros de mi vida

Exploramos la evolución de los logros a lo largo de la historia y los factores que nos incentivan a seguir consiguiéndolos.

Desde hace casi 15 años, no podemos concebir los videojuegos sin logros. Llegamos hasta el punto de que algunos de ellos llaman tanto la atención que pueden acabar siendo noticia por sí mismos; sin ir más lejos, esta misma semana supimos que Stray nos dará un trofeo por maullar 100 veces o dormir durante una hora, y parece claro que a la propia Annapurna tampoco le va mal que se despierte este interés.

La lista de logros con entidad y popularidad propia es larga: los 10 años sin jugar a The Stanley Parable: Ultra Deluxe, pillar a Trico haciendo sus necesidades en The Last Guardian o aquel escatológico caso de Duke Nukem Forever que no merece la pena mencionar de forma explícita. Sin embargo, los más habituales están en lo mundano de avanzar por las historias, mejorar armas o encontrar coleccionables. Según a quién le preguntes, podrían resultar un tanto innecesarios tanto por sus propios objetivos (muchos de ellos se consiguen por acciones inevitables al jugar) como por una recompensa que, por lo general, resulta poco tangible.

Es bueno preguntarnos por qué existen los logros, pero tal vez haya que dar un poco de contexto. ¿Recordáis cuando se hablaba de que los trofeos llegarían a los clásicos de PSX a través del PS Plus Premium? Pues lo cierto es que, aunque los logros no han tenido siempre el componente social que conlleva nuestro perfil online, sus inicios se remontan mucho tiempo atrás.

Trofeos analógicos

Aunque los primeros ejemplos se suelen fechar en la década de los 90, la realidad es que los pinitos de los logros comenzaron diez años antes. Game Informer nos contaba en 2013 cómo Activision, único distribuidor independiente de la Atari 2600 con títulos como Beamrider, Laser Blast o Pitfall!, empezó a recompensar a sus usuarios por lograr ciertos hitos. El proceso, eso sí, era un poco más enrevesado de lo que podríamos esperar ahora: teníamos que enviar una fotografía por carta a la editora en la que se vieran nuestras puntuaciones más altas en diferentes tablas de puntos, con lo que estos usuarios recibirían un parche físico conmemorativo por haberla logrado. La chavalada ya podía demostrar en el colegio que había completado alguno de los objetivos que describía Activision en los manuales de sus juegos con algo tan palpable y tangible como un emplasto de tela en el hombro.

Si bien es cierto que ese tipo de tareas ya eran similares a las que podemos encontrarnos en los juegos de hoy en día, tampoco eran las más habituales. El primero en ir un poco más allá y el que incluyó estos logros dentro del mismo juego fue E-Motion, un videojuego de puzles desarrollado por The Code Monkeys y lanzado para el Commodore Amiga en 1990. Aquí mismo tenéis los cinco «secret bonuses» con los que contaba el título, que incluye tareas tan familiares en la actualidad como pueden ser completar niveles siguiendo unas condiciones concretas (por ejemplo, hacerlo sin girar a la derecha en ningún momento).

Progresivamente, más y más juegos fueron añadiendo este tipo de funciones dentro de sus menús, cuando todavía su propósito se mantenía puro, inocente y hasta a favor del consumidor: la idea de estos desafíos era añadir nuevos retos al usuario para incentivarlo a encontrar todos sus secretos y a exprimir todas sus posibilidades mientras también servían para alargar unas pocas horas más la experiencia.

Esa evolución dio un gran salto en el año 2006 gracias a Microsoft, cuando los logros se integraron en las propias plataformas.

Logros como identidad

Fue entonces, con la llegada de Xbox 360, cuando la empresa estadounidense se lanzó en busca de la estandarización de los logros dentro de la plataforma. A partir de esta consola, los desafíos de cada juego quedarían asociados al usuario que los consiguiera dentro de Xbox Live, y solo era necesario acceder a su perfil para poder ver todos los que ha ido acumulando hasta el momento. Steam tardó solo un año en llevar los logros dentro de su plataforma con un sistema muy similar al que implementó Microsoft, mientras que Sony se sumó en 2008 con su PlayStation 3 a través de sus trofeos. Si damos un pequeño salto hasta el presente, la realidad es que a estas alturas cuesta imaginar que algún título salga al mercado sin trofeos en estas plataformas.

Aunque años atrás los puntos conseguidos en juegos de 360 sí podían canjearse por recompensas, como descuentos en la tienda (lo que ahora son las tareas de Game Pass) y en algunas regiones también se pueden rentabilizar los trofeos de PSN, lo cierto es que la gratificación de conseguir los logros suelen ser la recompensa en sí misma. ¿Por qué existen y por qué funcionan, entonces?

Jamie Madigan, psicólogo especializado en la intersección entre los videojuegos y la psicología, fue uno de los primeros en preguntárselo, y trató de resolver dudas en base a un artículo de Juho Hamari en la revista Computers in Human Behavior. Aunque Madigan expone ocho motivos por los que los logros funcionan e incentivan a la comunidad desde su campo, toca ir directos a los factores clave dentro de esta cuestión para no salir del tema que se ocupa.

Por un lado, y no por obvio resulta más prescindible, destaca el hecho de que conseguir logros es gratificante por sí mismo: «La consecución de objetivos conduce a un aumento de la satisfacción, que a su vez lleva a un mayor rendimiento en las mismas actividades». Este hecho es probablemente el principal motivo de la aparición de los «cazatrofeos», unos usuarios que han abrazado el arte de completar desafíos como uno de sus principales acercamientos a los videojuegos: «Para mí, cazar trofeos en PSN es recordar con cariño mi primer Platino, esforzarte hasta el final para lograr escuchar ese sonidito glorioso», nos comenta Pablo Melgar (rror1993 en PSN), que cuenta con 173 trofeos de platino (juegos completados al 100%) en el momento de escribir esta noticia.

«Ser un cazatrofeos es sentir que has exprimido al tope un juego que te ha encantado y para el que has demostrado que puedes superar todo lo que te lance. Es mi manera favorita de disfrutar de todos los juegos que compro para mi PS3 y PS4».

Aunque en el caso de este usuario no existe una cuestión competitiva, sino una de autoeficacia, aquí también puede entrar un factor de competitividad entre jugadores impulsada por el propio FOMO de otros cazatrofeos, más teniendo en cuenta que suelen estar en círculos y es fácil comparar logros de unos y otros y parece que da estatus marcarlos en nuestro casillero. Aquí entra otra de las claves más importantes: la prueba social, término referido a situaciones que, en palabras de Madigan, «puede hacer que persigamos actividades si pensamos que otras personas también se dedican a esas actividades o persiguen esos objetivos».

Como ya comentamos por aquí tiempo atrás, este factor es conocido por los propios desarrolladores, y pueden hacer uso de él para aumentar su propio éxito. De hecho, el juego más vendido en Vita en el año 2018 fue Little Adventure on the Prairie, un título que permitía sacar su trofeo de Platino en tan solo 15 minutos. «Un amigo mío sugirió lanzar el juego en PS4 y Vita y agregarle un Platino fácil a un precio económico», explicaba Salem Al-Ghanim, desarrollador del juego. Aunque muchos usuarios mostraban su descontento por tratarse de «un juego de broma», lo cierto es que tampoco le hacían ascos a «conseguir un Platino en 20 minutos por 0,99€», así que la PS Vita se terminó convirtiendo en una plataforma ideal para el farmeo de trofeos.

Siempre en la cabeza

Tal vez otra de las mayores preocupaciones de los usuarios con respecto a los logros es cómo condicionan la propia experiencia de juego. No hace falta ir tan lejos como en los ejemplos comentados más arriba de Stray, The Stanley Parable, Duke Nukem o incluso los asociados a completar un título completo sin morir, sino que podemos quedarnos simplemente con los que nos obligan a jugar con las herramientas y escenarios que el propio juego nos pone ante nuestros ojos.

El hecho de saber que existen los trofeos invita a probar, a experimentar y a buscar en cada recoveco de los mapas mientras creemos estar desafiando las normas que nos ofrecen, una esencia muy propia de lo que entendemos como la filosofía de Nintendo (aunque sean de los pocos que, precisamente, no tienen este sistema de logros en su plataforma).

Aunque en su caso ya pudimos ver desafíos in-game que sirven como ejemplo en el reciente Kirby y la tierra olvidada, tengo una referencia personal como caso de buena mano en esto de los logros: What Remains of Edith Finch. Su propio diseño de niveles no da pie a perder demasiado tiempo explorando su escenario, así que sus trofeos (por cierto, este no tiene platino) se pueden ir obteniendo sobre la marcha sin rompernos demasiado la cabeza. Ejemplos tan mundanos o retozones como meter todas las bolas en los agujeros de una mesa de billar, repetir un nivel en particular o tirar todos los juguetes a la bañera de un bebé demuestran un gran conocimiento de los hábitos del usuario al poderse completar todos ellos (ese fue mi caso) sin ni siquiera comprobar qué hay que hacer en cada uno.

Por supuesto, este es el caso más inocuo entre un sinfín de logros forzados, injustos o directamente aleatorios como los que implican un juego de azar, con lo que muchos usuarios se sienten mucho más cómodos simplemente ignorándolos, para así no verse forzados directa o indirectamente a completar misiones que no les interesan o a conseguir coleccionables o materiales que requieren horas y horas de grindeo.

Si tenemos una relación estrecha con los videojuegos, es fácil tener una posición clara con respecto a los trofeos, que en unos casos mejoran y amplían la experiencia mientras otros se convierten en una tediosa herramienta que hace que disfrutar jugando sea el verdadero logro. Para los que están en este último grupo solo queda la posibilidad de desactivar las notificaciones, porque parece claro que la estandarización de estos sistemas en las plataformas ha venido para quedarse, y tal vez hasta la misma Nintendo acabe adoptándola tarde o temprano. En cualquier caso, incluso si no ocurriera, todo apunta a que por nuestra propia naturaleza seguiremos buscando nuevos retos autoimpuestos: primero fueron los speedruns y más tarde llegaron los no-hits, así que, desde luego, retos nunca van a faltar.

  1. Malleys

    Yo soy un poco cazatrofeos (tengo 36 platinos desde 2010 que mi madre me compró la PS3) y aunque me gusta sacarme el platino de los juegos que me gustan y me da rabia tener la barrita de algún juego casi vacía porque queda feo hay gente que está muy mal de lo suyo. Gente con 200, 300, 600 platinos, que solo juegan para eso y compran juegos en base a los trofeos que llevan, es una forma de enganche que puede ser horrible.

    Hay algo de ellos que me gusta mucho, y es ver tus trofeos y fijarte en las fechas de los mismos, son una pequeña cápsula de recuerdos (fua, hace 10 años estaba jugando a nosequé, cómo pasa el tiempo, etc) y para mi esa parte de diario es lo más útil que tienen.

    P.D: El sonido de los trofeos de la Play es un horror estridente comparado con el de las Xbox, jamás superarán eso.

    1. codenar

      Hay algo de ellos que me gusta mucho, y es ver tus trofeos y fijarte en las fechas de los mismos, son una pequeña cápsula de recuerdos (fua, hace 10 años estaba jugando a nosequé, cómo pasa el tiempo, etc) y para mi esa parte de diario es lo más útil que tienen..

      A tope con esto, los logros aunque sea por su naturaleza recolectora de estadísticas deben permanecer siempre.

      Editado por última vez 14 julio 2022 | 13:11
    2. JM

      @malleys
      Sobre lo que comentas, que haya recompensas reales (dinero básicamente) asociadas a los trofeos conseguidos me parece una perversión de libro. Como lo de la gente jugando para ganar dinero, me da miedo, sinceramente.

      1. Malleys

        @jaimemorales
        Yo eso no lo sabía, ¿dónde cobro mis 500 euros por cada platino?

      2. Óscar Gómez

        @malleys
        La movida parece exclusiva de Estados Unidos y otros países de América. A ver si acaba llegando a Europa como también pasó con PlayStation Direct y nos sacamos un sobresueldo.

        Editado por última vez 14 julio 2022 | 14:12
      3. fnxvandal

        @oscargomez
        Pues va siendo hora, porque si 1 platino = 10 pavos… al menos cobrar los que llevo acumulados jajajaja

      4. Óscar Gómez

        @fnxvandal
        ¡Pues si antes publico esto, antes lo anuncia Sony! (Noticia en desarrollo)

      5. fnxvandal

        @oscargomez
        Ahora sí, mentalidad de tiburón MODE ON.

    3. Hechss

      @malleys
      PS4, PS5, PsVita y PS3 tienen sonidos distintos. En mi opinión, el único realmente satisfactorio es el primero, el de PS3.

    4. fnxvandal

      @malleys

      Hay algo de ellos que me gusta mucho, y es ver tus trofeos y fijarte en las fechas de los mismos, son una pequeña cápsula de recuerdos (fua, hace 10 años estaba jugando a nosequé, cómo pasa el tiempo, etc) y para mi esa parte de diario es lo más útil que tienen.

      Que ilusión me ha hecho leer esto y saber que no estoy solo :’)

  2. LíquidoOcelote

    Por lo general, los trofeos me gustan aunque no les haga mucho caso, pero sigo teniendo pesadillas con el de pasarse GTA IV en 30 horas

  3. molekiller

    Sólo me hacen tilín los logros que son un guiño del desarrollador, por ejemplo al hacer algo inusual o pensar out of the box, el resto me interesan entre cero y nada.

  4. MrRostes

    Llevo un tiempo que el perseguir los trofeos consigue que acabe huyendo de jugar. Me abrumo y creo presión yo sólo por querer coleccionar y conseguir estos retos hasta el punto que acabo harto y aparco esos juegos.

  5. JM

    Yo estoy completamente a favor de los logros pero al mismo tiempo, radicalmente en contra de que condicionen para mal la experiencia. Creo que su diseño debería ir totalmente ligado a cada juego y su distinta propuesta y la mayoría de juegos esto no lo cuida.

    Creo, en definitiva, que deberían ser una herramienta siempre en pro del diseño y no una colección de tareas que claramente reman en otra dirección distinta a la propuesta del juego en cuestión.

    Por ejemplo, siempre recuerdo con cariño los logros de Metal Gear Rising de pasarte los jefes en modo difícil sin que te toquen porque es PRECISAMENTE así como deberías jugar a Metal Gear Rising, siendo el puto Raiden ninja cibertrónico ultravitaminado que se ve en las cinemáticas. Los logros de un juego sobre dominar un estilo de combate deberían ser totalmente distintos en su planteamiento al de un juego basado en explorar un escenario. Creo que no se hace suficiente énfasis en esto.

    Suelo jugar a ciegas y, a posteriori, si el juego me ha gustado, curioseo sobre los logros. Me gusta mucho tener trofeos de platino de juegos que recuerdo con cariño por lo que comenta @malleys, la función de «álbum de fotos» es genial.

    En fin, a tope con los logros, pero bien diseñados por favor, en pro de la diversión y el planteamiento de lo que estoy jugando.

    Editado por última vez 14 julio 2022 | 13:23
  6. Hechss

    Hace un tiempo me dio por revisar si tenía algún platino. Cero patatero. Tal vez un día retome un juego y lo exprima hasta ver qué se siente.

    De todas formas, ya tengo el logro de leer un artículo sobre logros. ¿Para qué más?

  7. fnxvandal

    Los trofeos de Tricky Towers me hicieron sufrir, reir, llorar, maldecir… pero que buenas tardes sacándolos con colegas.

  8. xaviwan_thefly

    Yo como buen visionario de la generación X, pensé, menuda idiotez que además me ensucia la experiencia de juego haciendo saltar cartelitos y sonidos en pantalla. Pues nada, a la gente le encanta. Como los DLC, los GamePasses, el farmeo y las sillas y pijamas gaming.

  9. Escriche

    De vez en cuando pienso en cómo sería jugar de nuevo sin trofeos. Seguramente por nostalgia, porque si haces el ejercicio consciente puedes pasar de ellos completamente, lo recuerdo como algo más puro y sincero. Hoy en día, en la primera vuelta u horas, trato de no mirarlos.

    Luego veo el Platino del Tony Hawks, me siento un poco orgulloso (ya ves tú la tontería) y se me cae el discursito.

  10. NahuelViedma

    Yo en un momento les tenía cierta rabia porque es verdad que me perdía de lo importante, ocupaban un lugar mayor del que debían a la hora de jugar, creo que es algo que a cualquiera que tenga algunos platinos en su PSN le ha pasado en algún momento.

    Será una relación tóxica la de los trofeos, pero una que me gusta 😊 Sacar las notificaciones en la primera partida también ayuda en mi caso.

  11. raidoku117

    Excelente artículo, gracias, y como mencionas a mi me interesan los logros como incentivo de reto, más que coleccionable.

  12. Silvani

    Yo a tope con los trofeos, pero me da cierta pena ver a amigos esperando con ganas un juego y luego pasárselo desde el minuto 1 con guía porque, oye, no quiere tener que pasárselo dos veces porque se le haya pasado algo.

  13. Gordobellavista

    Yo, en general, paso bastante. Solo cuando un juego me gusta mucho, y al acabarlo veo que por poco más me saco todos los logros, solo entonces lo hago.

    Me gustan especialmente dos filosofías a la hora de poner los logros: la más sana, la que, con hacer todo lo que hay en el juego te den todos los logros, por ejemplo Psyconauts 2. Y la más nazi, la que premia solo a los más capaces, por ejemplo los de Nuclear Throne o los de Sine Mora.
    Psyconauts 2 y Sine Mora son de mis juegos favoritos, del primero saqué fácil las 1000G y del segundo sé que nunca las podré tener. Y las dos cosas me encantan.

  14. orwellKILL

    Me acuerdo cuando decidí sacarme mi primer platino, y elegí un juego del que me enamoré:
    the last guardian.
    Posiblemente el peor juego de la historia para sacarse el platino.
    Una maravilla de juego, pero con trofeos que eran cuestión de intervención divina… lo dejé estar con el trofeo más simple que era escuchar todas las pistas…
    Ahora estoy a un par de horas de platinear el sekiro, pero me da pereza.

  15. 1984

    Recuerda, a nadie le importa tanto como a ti los trofeos que tengas.

    Disfruta de la vida y deja de perder el tiempo haciendo chorradas en un juego.