El valor de una idea

La escena indie reivindica la importancia de la propiedad intelectual en la exposición Cultura Abierta

La escena indie reivindica la importancia de la propiedad intelectual en la exposición Cultura Abierta

Mi relación con el concepto de propiedad intelectual está modelado tanto por el marketing como por mi profesión. Para mí es un conjunto de leyes que por un lado permite la existencia de la industria de la cultura, mientras que por otro dificulta el acceso a ella de forma libre y gratuita. También es uno de los mejores chistes de la serie The IT Crowd.

Durante la gala de inauguración de la exposición Cultura Abierta se habló mucho de propiedad intelectual. Eduardo Asensio Leyva, representante del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y Vocal Asesor de la Dirección General de Industrias Culturales y del Libro, dedicó toda su introducción a explicarnos a los desarrolladores y creadores de contenido los beneficios de registrar nuestra autoría y proteger nuestra propiedad intelectual. A la vez, destacaba las acciones y campañas de su departamento a la hora de concienciar a la sociedad: «ahora optamos por comunicar en positivo», comentaba mientras nos recordaba una campaña en la que los jóvenes no podían encontrar trabajo porque la piratería había acabado con la industria del libro y del cine.

La monetización y la creación de un tejido empresarial fuerte es básico para el desarrollo de videojuegos. Para poder crear empleo y desarrollar una industria competitiva. Sin embargo, esos mismos conceptos son totalmente opuestos a los sentimientos que inspiran una game jam. Más aún, una game jam cuyo principal atractivo es el uso de contenido de dominio público. Precisamente, la cultura que ahora pertenece al pueblo gracias a al componente caduco de la propiedad intelectual.

El plato fuerte de la presentación y el motivo por el que tantos profesionales de la industria se reunían en La Quinta del Sordo en Madrid, fue una charla de hora y media a cargo de Greg Buchanan, guionista responsable de Atlas Rises, una de las actualizaciones de No Man’s Sky, The Vortex y A Special Relationship, entre otros muchos juegos. La charla de Buchanan daba tumbos entre la explicación de su trabajo, la reivindicación de las game jams como ejercicio creativo y social y la defensa de la propiedad intelectual en unos términos ambiguos. Buchanan defendía la libertad creativa de cada desarrollador, criticando a las empresas que prohibía a sus empleados participar en eventos de creación de videojuegos, y reivindicaba la muerte del autor como concepto creativo, a la que vez que nos animaba a no copiar sino a inspirarnos en otras obras y comentaba su carrera asegurando que «hoy no firmaría un contrato que coartara su libertad de expresión» porque eso le impide ejercer libremente con su creatividad.

La escena indie reivindica la importancia de la propiedad intelectual en la exposición Cultura Abierta

Por suerte, los juegos creados durante la jam, entre los que destacan ocho elegidos tanto por un jurado como por la organización, sí que ofrecían una idea más clara de la intención de la propuesta. Los ordenadores que poblaban los pasillos del co-working demostraban no solo el talento que existe en la escena independiente española sino que demostraban que la cultura es un círculo. Que consumir te anima a crear. Que los autores pasados nos enseñan y nos inspiran.

Los 30 juegos creados en el marco de Cultura Abierta no son solo videojuegos, son videojuegos españoles. Juegos que subrayan obras clave de nuestra historia y muestran cómo las percibimos a día de hoy. Una de las creaciones más interesantes es El Hotel Eléctrico, juego creado por los hermanos Ana y Manuel Guillén Fernández basado en una película de dominio público con el mismo nombre. El juego, visualmente fascinante, nos pone en la piel de un trabajador recién llegado al hotel que tendrá que desempeñar varias tareas. El secreto del título está en haber mantenido el sentimiento que nos produce el cine mudo así como un total respeto a la cinta que lo inspira.

También mantiene este respeto Historia de Grisótomo y Marcela. Francisco Martín Lisaso recurre a la primera parte del socorrido Quijote y la convierte en una ficción interactiva que actualiza los textos y que bien podrían usarse como herramienta educativa en muchas clases de Lengua Castellana. Pero no solo el cine y la literatura pueden inspirar videojuegos. Alberto Rico bucea en la obra cubista de Juan Gris para desarrollar View Across the Bay, un minijuego extremadamente experimental que nos anima a explorar la imagen interactuando (y por ende, descubriendo) todos los elementos que la componen. Una lección sobre «cómo mirar el arte» que solo puede venir de un experto en la materia. El lazarillo de Tormes también ha tenido su espacio en la jam. El equipo de Nil Llauradó, Álvaro Colom, Eric Pastor, Alexander Cano y Gorka Merindano, han recurrido al 3D para recrear una escena que nos invita a robar para recordarnos lo importante de la propiedad.

Otro artista que no podía faltar entre los referentes es Federico García Lorca al que homenajea el título Mi poesía es un juego, creación en solitario de Marc Vilà Espuña. Se trata de un juego para móviles que subraya la musicalidad de este arte y que pone de manifiesto que, a pesar de la seriedad con la que lo percibimos, en realidad la poesía puede (y debe) ser divertida. Tres Actos también nos enseña que el arte debe ser divertido e, igualmente, mezcla esta diversión con la obra del poeta andaluz. El juego, que he disfrutado por su originalidad y acercamiento al tema, nos pone en la piel de un actor que va a interpretar Bodas de Sangre y nos obliga a aprendernos correctamente el papel. El juego ha sido desarrollado por Lucas Le Slo y Gabriela Burgos y es, en mi opinión, uno de los proyectos más notables de la jam junto con Lopegram y Aleluya Exquisita.

El primero, desarrollado por Eduardo Delgado, Miguel Fernandez, Irene Espejo y Andrea Latorre es un excelente murder mistery que, como no puede ser de otra forma, nos anima a investigar quién mató al Comendador (spoiler: Fuenteovejuna, señor). Lopegram es uno de estos ejemplos en los que es más palpable la reinterpretación de los temas por parte de los creadores y la actualización de los mismos. Más clásico es Aleluya Infinita, una obra de Irene Alvarado, Carlos Valenzuela, Mario Manzanares, Ismael Garrido y Carlos Martinez que utiliza el estilo artístico que acompañaba a los aleluyas clásicos y nos anima a crear de manera cooperativa, nuestras propias rimas (que quedan graciosísimas, todo hay que decirlo).

La primera edición de Cultura Abierta es un canto a la creación, a la inspiración y a la originalidad, traspasando el concepto de industria. La demostración de que los creadores se necesitan los unos a los otros pero, más que nada, la constatación de que los videojuegos tienen mucho que decir en el marco de la cultura española.

Redactora
  1. Koldo Gutiérrez

    Wow, no tenía ni idea de esta jam. La idea suena genial y los juegos, aún mejor. En cuanto pueda los pruebo todos.

    Gracias por tratar este tipo de propuestas, de las que pocos medios suelen hacerse eco. 🙂

  2. NahuelViedma

    Alguien estuvo leyendo a Foucault me parece