Monográfico BioShock

Andrew Ryan: randiano

Andrew Ryan: randiano

Como tanta gente, aunque me resulta tentador decir que mi primer contacto con Ayn Rand fue a través de uno de los ejemplares de La rebelión de Atlas que nunca faltan en los aeropuertos de medio mundo —probablemente el mejor ejemplo de environmental storytelling, hablando de BioShock, que nos ha dado nunca el mundo real—, lo cierto es que el objetivismo llegó a mi vida a través de Dirty Dancing. De niño vi Dirty Dancing decenas de veces. Rand hace un cameo en esa película, infinitamente compacta y valiosa, a través del personaje de Robbie, un niño de papá que, después de dejar embarazada a Penny —una bailarina de clase trabajadora del resort en el que se ambienta la película—, se desentiende de ella. Cuando Baby, la protagonista, va a hablar con Robbie para hacerle entrar en razón, él, que en ese momento trabaja de camarero en el resort, explica que no ha «perdido el verano repartiendo bagels solo para echar un cable a una tía que seguramente se haya acostado con todo el mundo». «Alguna gente cuenta y otra gente no», dice, y le da a Baby una copia muy manoseada de El manantial, uno de los libros más famosos de Ayn Rand. «Léelo. Creo que te gustará», le dice a Baby. «Pero devuélvemelo. Lo tengo anotado».

Mucha gente se cruzó con Ayn Rand y su pensamiento quizá sin ser conscientes de ello a través de BioShock, un videojuego que parte de una premisa todavía hoy poderosa: llegas a la ciudad submarina de Rapture un año después de que se precipite hacia su final, y experimentas en primera persona las ideas de su ideólogo, Andrew Ryan, el magnate que ordenó su construcción para llevar a último término su visión de un mundo «donde los artistas no tienen que temer a los censores, donde los científicos no están limitados por estrechas morales, donde los fuertes no son doblegados por los débiles», en sus propias palabras. Mientras exploras la ciudad, ves las recientes ruinas de lo que una vez fue un paraíso art deco: a través de ellas te empapas de la filosofía que llevó a Ryan, contrario al control del gobierno sobre sus actividades (principalmente empresariales), a crear una nueva sociedad en la que la igualdad pudiera ser real; en la que todo el mundo fuera capaz de tomar decisiones relacionándose de la manera libre que solo les es posible a los comerciantes, que de manera voluntaria actúan en beneficio mutuo. 

(Sale mal.)

Andrew Ryan: randiano

Ayn/Andrew

La filosofía de Andrew Ryan está inspirada, a eso iba, en el objetivismo de Ayn Rand, el sistema de pensamiento que desarrolló desde su llegada, a finales de los años 20, a Estados Unidos. El manantial y La rebelión de Atlas tienen un lugar destacado en el canon randiano, pero ya en Los que vivimos, su primera novela, se puede ver de dónde vienen sus ideas. La historia, un alegato anticomunista que tuvo dificultades para ser publicado en su día, está protagonizada por Kira Argounova, una joven burguesa cuya familia pierde todo tras la fundación de la Unión Soviética, que nacionaliza los negocios del padre y les fuerza a vivir una vida de penurias. Como Argounova, Rand también provenía de una familia burguesa que perdió posesiones tras la Revolución de Octubre; en 1925, después de terminar sus estudios universitarios, Rand viajó a Estados Unidos, país en el que viviría el resto de su vida, primero como aspirante a guionista en Hollywood y más adelante, ya ciudadana norteamericana de pleno derecho, ganándose la vida como le era posible mientras intentaba hacerse un hueco como escritora.

Los paralelismos con Andrew Ryan, el personaje de BioShock, son evidentes. Como Rand, Ryan también nació, con el nombre de Andrei, en la convulsa Rusia de principios del siglo XX; la Revolución de Octubre obligó a Ryan a emigrar a Estados Unidos, una experiencia que le convirtió en enemigo acérrimo del comunismo. Su nueva vida americana le sirvió para convertirse en millonario y en amigo del sistema capitalista que le había permitido amasar su fortuna; sin embargo, lo que él consideraba interferencias cada vez más molestas del gobierno y de la moral religiosa en sus negocios, especialmente tras el crack del 29 y la Segunda Guerra Mundial, acaban convenciéndole de la necesidad de crear Rapture, su edén del libre mercado.

Volviendo al mundo real, no fue hasta 1943 que Rand consiguió, con El manantial, el éxito al que aspiraba en Estados Unidos. Andrew Ryan podría ser un personaje de El manantial, un peculiar pastiche erótico-ideológico protagonizado por el arquitecto Howard Roark, icono del individualismo que Rand defendía como única solución a los males del colectivismo e incansable luchador contra la inmovilidad de un establishment enemigo de la innovación y el progreso. Como la Rapture de Ryan, Roark persigue durante toda la novela la construcción de un rascacielos que desafía las convenciones de la sociedad, un edificio que simbolice el alcance de los logros humanos; esta fascinación por el rascacielos no es rara, claro, pero en el caso de Rand remite directamente a su primera visita a Nueva York, a mediados de los años 20. Enfrentado a Roark, el hombre que no se deja moldear por los demás, está Peter Keating, un profesional conformista y que no tarda en ascender en el mundo de la arquitectura gracias a su facilidad para adaptarse a la voluntad de los demás. Unos cuantos cientos de páginas más tarde, el calvario de Roark tiene su fruto y cristaliza en la majestuosa construcción que representa su tenacidad y la fuerza imparable del individuo y el libre mercado.

Si una de las críticas que se le puede hacer a BioShock es que no deja espacio para la decisión propia, para «opinar por ti mismo» en base a lo que ves y vives en Rapture (fue precisamente este juego el que popularizó, vía Clint Hocking, lo de la disonancia ludonarrativa), lo cierto es que las novelas de Rand no son más sutiles. Tampoco lo fue la propia Rand, que a raíz de su éxito como escritora redobló su presencia en los círculos anticomunistas de Hollywood y creó, a su regreso a Nueva York a principios de los 50, un grupo de seguidores del objetivismo, el sistema filosófico que ensayó, a través de la ficción, en El manantial y La rebelión de Atlas.

Andrew Ryan: randiano

Rand/Ryan

La huella de BioShock es difícil de borrar en buena medida porque las ideas de Ayn Rand, contraintuitivas y ni siquiera en su día tomadas en serio, siguen tenebrosamente presentes en nuestras sociedades, en nuestro día a día. (How is this still a thing?, se preguntaban, con razón, en el Last Week Tonight de John Oliver.) Si BioShock funciona, y en mi opinión lo hace, no es tanto por hacer una crítica del objetivismo randiano, colocándonos directamente en las ruinas que quedaron después del fracaso de una posible puesta en práctica de sus preceptos (es decir: descartando la posibilidad de que una sociedad regida por esos principios y valores pueda funcionar y prosperar), como por servir de marco para una serie de reflexiones menos explícitas o más personales sobre la naturaleza misma de las intenciones de Andrew Ryan; sobre qué significa realmente lo de que los artistas no teman a los censores y los científicos no tengan que preocuparse por la moral, pero sobre todo qué es eso de que los fuertes no sean doblegados por los débiles.

La forma en que la filosofía de Ayn Rand glorifica el esfuerzo y el interés personal frente a lo que considera perversiones colectivistas (como el sometimiento a las ideas ajenas, a pesar de que sin duda disfrutó de tener un séquito de seguidores a los que encargó mantener viva la llama del objetivismo, o la dependencia del Estado, aunque pasó sus últimos años en tratamiento a través de Medicare, el programa de atención médica de la seguridad social de Estados Unidos) se puede ver explícitamente a nuestro alrededor, en talent shows y en las biografías de los grandes gerifaltes de Silicon Valley, devotos de Rand, desde Steve Jobs hasta Peter Thiel; se ve en la universidad y en el mundo laboral, y se ve también en el diseño mismo de tantos videojuegos, reflejo del neoliberalismo en el que nacieron y en el que se han desarrollado con éxito, como muestran Daniel Muriel y Garry Crawford en su imprescindible Video Games as Culture.

Es un pensamiento que parte de unos presupuestos atractivos sobre el papel (la libertad como eje principal, la igualdad en un sentido amplio, el sentimiento antirreligioso y que pone lo humano en primer plano) pero que, a modo de profecía autocumplida, para existir necesitan no poder ser puestos en práctica. Uno de los pilares fundamentales del objetivismo, la noción de egoísmo racional, es un ejemplo de este idealismo tan frágil que solo demuestra su valor cuando ya está roto, cuando «los otros» impiden que salga adelante. La propia Rand lo explica en La virtud del egoísmo (una colección de ensayos extraídos de The Objectivist Newsletter, el panfleto que la autora publicó regularmente durante la primera mitad de los 60) como una forma de vivir consciente de que «los intereses racionales de los hombres no chocan, que no hay conflicto de intereses entre hombres que no desean lo que no han ganado, que no hacen sacrificios ni los aceptan, y que tratan entre sí como comerciantes, entregando un valor por cada valor recibido»; el intercambio comercial es, así, «el único principio ético racional [y justo] para todas las relaciones humanas, personales y sociales, privadas y públicas, espirituales y materiales». De manera, como decía, contraintuitiva, Rand no identifica la solidaridad y el altruismo con el progreso humano sino, al revés, como una tara solo achacable a la falta de civilización; «únicamente un bruto o un altruista podría sostener que la apreciación de las virtudes de otra persona es un acto desinteresado», escribe, revirtiendo de manera consciente la consideración socialmente más implantada que tienen el altruismo y el egoísmo, virtuoso el primero y cuestionable el segundo.

BioShock hace un ejercicio especulativo llevando hasta el final esta consideración positiva del egoísmo que Ayn Rand ensayó tanto en la ficción como en la no ficción. «¿Cuál es la obscenidad más atroz perpetrada sobre la humanidad?», se pregunta Andrew Ryan, sonando a todo volumen a través de los altavoces instalados por Rapture, con una gravedad irónicamente a medio camino entre el mitin político y una misa del Palmar de Troya. «¿La esclavitud? ¿El Holocausto? ¿La dictadura? No. Es el instrumento sobre el cual se erige tanta perversidad: el altruismo». Es precisamente el excepcionalismo —tan de aeropuerto, tan de niño de papá de Dirty Dancing— que mueve a Ryan y que recorre la obra de Rand, que parece incompatible con la teoría del egoísmo racional, lo que acaba llevando a Rapture y a su ideólogo a la ruina: las ambiciones e intereses de los habitantes de Rapture, esos artistas sin miedo al censor y esos científicos no atados a la moral, hicieron que muchas labores esenciales pero consideradas «bajas» quedaran desatendidas; las inevitables fricciones de clase y la disidencia fueron respondidas con un mayor control por parte de Ryan, tan poco amigo de que un gobierno controle a la gente, e incluso se llega a prohibir el contacto con la superficie; dicho de otro modo, todos querían ser «los fuertes» tan celebrados por el fundador de la ciudad, nadie quería ser «los débiles», y aun así fue precisamente en los hospicios de Rapture, repletos de gente vulnerable y secuestrada, donde nació la revuelta que puso fin al megalómano proyecto de Ryan.

Puede que el conflicto que plantea BioShock esté ambientado en un mundo puramente fantástico, superpoderes incluidos, pero es indudable que los temas sobre los que habla (poder, individualidad, clase) y su marco (el pensamiento de Ayn Rand) están muy presentes en nuestra realidad cotidiana; me remito a los aplausos y las caceroladas que nos llevan dando las buenas noches ya demasiadas semanas. Lo hace de una manera quizá inocente, quizá pop, pero que todavía hoy sabe ponerse por encima de otras consideraciones; es sin duda su esencia, lo que lo mantiene actual a pesar del paso (y el peso) del tiempo. Es fácil comprender lo que Ken Levine querría haber hecho de otra manera, pero me cuesta no tener presente el valor de lo que hizo, y sigue haciendo, BioShock con la filosofía de Ayn Rand. No es el ejemplar anotado de El manantial que el camarero pijo le presta a Baby en Dirty Dancing: son —noveladas— las anotaciones.

  1. Memories of Green

    Andrew Ryan debería haberse llamado John Doe y no habría necesidad de artículo.

    Toda relación entre el postulado individualista y liberalismo económico y la narrativa de Rapture solo demuestra la ambición de Ken Levine al intentar darle una segunda capa filosófica que solo se basa en repetir tropos contemporáneos de la literatura, y casi nada de Ayn Rand.

    Pero buen guiño el de dirty dancing

  2. Telechef

    Bueno, no voy a iniciar aquí un debate sobre la filosofía de Rand que se extendería eternamente, pero admito que el artículo evita caer en los habituales manierismos que ponen a Rand como Satanás y argumenta en el espacio de que dispone para ello. Pero en mi opinión la filosofía de Rand es necesaria. Necesaria porque gente como Elon Musk (confieso fan de Bioshock) sale con esos principios. Los humanos individualistas y excepcionales son necesarios para que la sociedad avance, no se avanza con el conformismo y el simple bienestar social, se necesita gente con sus propias reglas y su propio sistema moral. Bioshock lleva la filosofía randiana en su estado puro a una hipérbole donde todo lo que podía salir mal sale mal. Cierto que la quebrada de Galt no es sino una utopía al otro extremo de la dictadura del proletariado, pero tomar al pie de la letra Bioshock como lo que resultaría de la aplicación de las ideas de Rand (que admitía al Estado como policía y juez) no sería real, creo yo. Todo esto viene a cuento de cómo se usa muchas veces a Andrew Ryan para atizar a Rand cuando aquél no es más que una caricatura (cojonudisísima, eso sí) de ésta. Hay grandes personajes en la literatura que se alejan de esa imagen que hay del arquetipo de John Galt que se forma cuando se pronuncia la palabra «individualista». Mismamente mi perro se llama Trevize (por Golan Trevize, de Fundación) aunque es una lástima para mí cómo acaba este personaje en Fundación y Tierra después de su desarrollo. Y escribir en móvil desde el curro estos tochos es bastante coñazo, por cierto.

  3. Telechef

    Y (como decimos en Sevilla cariñosamente) so mamona, poner ese personaje de Dirty Dancing como ejemplo de Rand en la cultura pop existiendo RUSH debería ser castigado con algo terrible.

  4. Víctor Martínez

    @telechef
    Sin intención de polemizar, y habiendo escuchado 2112 muchísimo, Time of My Life es mejor que toda la discografía de Rush.

  5. OdiseoBCN

    No sé, @telechef igual Bioshock puede leerse como metáfora avant la lettre de la crisis del 2008. https://www.revistagq.com/noticias/articulo/ayn-rand-la-rebelion-de-atlas
    Y por cierto, Musk quizás tenga zonas oscuras. Quizás sea mas «frontman» que genio. Quizás tiene mas de «empresario que compra compañías (como Tesla) y luego se cuelga medallas». Que sí, que «sus empresas» están haciendo cosas muy importantes y eso, pero que quizás la construcción de Musk como mito está preocupantemente vacía (un poco como Disney o Stan Lee). » no se avanza con el conformismo y el simple bienestar social, se necesita gente con sus propias reglas y su propio sistema moral.» —>Jeffrey Epstein.
    p.d: En serio que no me creo que «ese sistema» sea el único capaz de generar genios y empresarios «míticos». La China se está comiendo todos los mercados y no puede ser mas opuesto a eso (básicamente porqué ahí el individuo importa poco ante el Gobierno y el país. O la idea de eso, de Gobierno, Partido, País). Otro tema es que esa filosofía le sirva a esa gente para seguir ganando pasta. O lograr que la gente siga con sus rutinas y no piensen en cambiar realmente el sistema porqué en realidad «cualquiera pueda llegar ahí. Ser lo puto máximo. Petarlo. Hacer streamings con 70.000 personas en directo. «Fifteen Million Merits».»
    p.d2: Una duda jodida que tengo es que no tengo claro lo que va a durar la tecnología TESLA/Musk. Comparado con lo ruskie/comunista. Que será todo cutre, todo cables y todo una mierda, pero los cacharros aguantan lo suyo.

  6. Telechef

    @chiconuclear

    Así te aparezca en tu mayor día de resaca el espíritu de Neil Peart y te baquetee la Villa Strangiato en el cerebelo, sacrílego.

  7. Shalashaska

    No creo que Tesla o Musk sean los que hacen avanzar la sociedad. Harán avanzar la tecnología, pero si igualamos sociedad a nivel de tecnología o ciencia vamos mal. Dicho de otra forma, es más avanzada la sociedad de EEUU que la de Islandia por ejemplo?

  8. Telechef

    @shalashaska Claro que la tecnología hace avanzar la sociedad, de hecho casi todos los grandes cambios del modelo social han venido precedidos por un descubrimiento o invención, desde el fuego al telar o internet. La tecnología no es sólo mandar cohetes a Marte (que ahora parece inútil, pero mirando la población que puede haber en unos siglos aquí y la necesidad de espacio ya no lo parece tanto), sino cosas como los rayos X o la forma de comunicarse de Stephen Hawking son tecnología. Y a la tecnología la hace avanzar el conflicto y la necesidad de situarse por encima del rival (una idea que se postula desde Homero), de ahí mi descontento con el final de Fundación y Tierra (para los que lo hayan leído).

    En cuanto al tema de China @odiseobcn, es cierto lo que dices, pero ahi el debate es cuánto te importa tu individualidad y la propiedad privada. Avanza la sociedad, cierto, pero avanza hacia donde dice el partido, no hacia donde quieres tú.

  9. Shalashaska

    @telechef
    Sí y no. La ciencia y la tecnología pueden hacer avanzar la sociedad, pero no son lo único. La cultura, la filosofía y la literatura también la hacen avanzar. Grecia o Roma eran socialmente más avanzadas que muchas sociedades que vinieron después, aun teniendo peor tecnología o ciencia. Pero vamos, es mi opinión, tampoco tengo intención de convencerte xD

  10. Telechef

    No, si creo que lo que dices es válido también, y en otras épocas lo ha sido más que ahora, pero creo que desde la Revolución Industrial ha sido la tecnología el primer motor de cambio social sin duda alguna. La literatura hace muchos años que por desgracia ha dejado de ser influyente para la mayoría (si es que alguna vez lo fue) y para los modelos que el 90% de la sociedad tiene. Lo de Grecia te puedo comprar que lo creas (si estás igualando democracia a sociedad avanzada y te refieres a Atenas) pero Roma tecnológicamente le daba bastantes vueltas en muchísimos aspectos a todos los pueblos que tenía alrededor, especialmente en tecnología militar (además de táctica, obviamente) o ingeniería, por ejemplo.

  11. Gordobellavista

    Buenísimo. El mejor artículo de Anait en tiempo.

  12. Porcellino

    Más pertinente este artículo que el port a Switch de Bioshock. :bravo:

  13. el_adri2020

    @porcellino

    Todo eran quejas por el monográfico de Bioshock, pero anda que no tiene chicha esta saga. Para mi este artículo y sobre todo el de Marta son «aceite de oliva» XD sin desmerecer a nadie claro.

    Por cierto cuando anuncien el nuevo Silent Hill no estaría mal monográfico de la saga. Porque esa saga da para documental de Netflix con final decadente y Kojima ahí adicto al crack tras la cancelación de Silent Hills.

  14. 1984

    En un tiempo en que el Estado no está a la altura, con el poder del estado de Sánchez confesando que están vigilando al ciudadano que critique al poderoso, con Trump proponiendo mandar a los militares contra sus ciudadanos, y con la empresa privada en su mayoría poniéndose de lado del ciudadano en sus protestas contra la brutalidad y racismo del estado, no creo que sea el mejor momento para criticar a Ayn Rand.

    En momentos en los que la empresa privada ha sido la primera en reaccionar contra la pandemia, organizando distanciamiento en colas de supermercados, cerrando restaurantes, clubs deportivos parando sus ligas, mientras los gobernantes sólo buscan cómo reiniciar de nuevo la economía, no creo que sea el mejor momento para criticar a Ayn Rand.

    El supermercado que pone límites al aforo para evitar contagios, puede que lo haga por quedar bien, puede que lo haga por una campaña de PR, y que en el fondo les de igual, que sea todo por interés propio a largo plazo, para impulsar su imagen, de forma egoísta. El querer ser una empresa mejor para sus clientes trae mejoras para todos, de forma contra-intuitiva.

    Yo trabajo en una empresa en la que durante la pandemia hemos logrado mandar a trabajar a casa a un montón de nuestros trabajadores, y nos hemos dado cuenta de que rinden casi igual, mientras ahorramos un montón de dinero en electricidad, aire acondicionado, servicios de limpieza… nuestros trabajadores son más felices porque pueden pasar más tiempo con la familia, el menor impacto en el transporte todos los días es una mejora enorme de cara a la calidad del aire, etc. Todos estos beneficios vienen del egoísmo de mi empresa, de no querer arriesgarse a tener que parar el negocio por una infección.

    Tanto mi empresa como ese supermercado se movieron para ofrecer soluciones, la alternativa era el pisotón del estado de «tienes que cerrar y punto, lo hacemos por tu bien». Ese pisotón del estado que vendría por puro altruismo, todos sabemos cuántas cosas se han hecho por nuestro bien y terminan en censura, monopolios, lobbies, sindicatos y grupos de poder. La guerra contra las drogas, la censura y el control de la información, la sobre-regulación de sectores de la economía, etc.

    Al final es mucho mejor hacer las cosas bien porque beneficia a uno a largo plazo que imponer la generosidad a punta de pistola.

    EDITO: Muy chula la colección de artículos que están saliendo de Bioshock

  15. alexman85

    El individualismo y un mundo en el que no exista el Estado poniendo cortapisas anti-liberales como pregonaba Ayn Rand puede sonar muy bonito. Pero también hay que entender que, aunque digan que todos nacemos iguales, no es cierto: todos no nacemos iguales por factores del entorno familiar, vecinal y amigos, y los recursos que tenemos a nuestra disposición.

    Por eso veo necesario que el Estado facilite un entorno de justicia social en el que todas las necesidades y derechos básicas (trabajo, sanidad, educación) sean accesibles a la gente en aras del bien común. Y eso no es para nada incompatible con el progreso, es más, lo potenciaría (más acceso a la educación lleva a mejor preparación y con ello a un fortalecimiento de departamentos de
    I+D+I).

  16. 1984

    @alexman85
    Claro, los estados lo han estado haciendo tan bien hasta ahora, menos mal que siempre ayudan al débil y no al poderoso.

  17. Telechef

    @alexman85 El problema es igualar por abajo, recortando al excepcional (The trees en Rush, precisamente), que es lo que habitualmente se hace porque no puedes elevar al que está debajo más allá de sus propias limitaciones. ¿Qué derecho tengo yo a robarle a alguien el beneficio de un trabajo obtenido por ser más capaz, más inteligente, más trabajador? Aunque sea por ayudar al resto, ¿el bien común me da poder sobre tu trabajo, sobre tu inteligencia? ¿No se debería dar medios precisamente a aquel que va a aprovecharlos, en lugar de repartir solamente mediocridad? Yo abogo por ejemplo por una universidad con un 15 o 20% de alumnos de los que tiene actualmente escogidos únicamente por criterios intelectuales. Y el resto a FP, que no hay nada malo en admitir las limitaciones propias. Porque no nacemos iguales y nunca lo seremos, es mi opinión.

  18. Litospk

    @chiconuclear de lo mejor que he leido este año.
    Un abrazo grande

  19. Gordobellavista

    @1984 dijo:
    En momentos en los que la empresa privada ha sido la primera en reaccionar contra la pandemia, organizando distanciamiento en colas de supermercados, cerrando restaurantes, clubs deportivos parando sus ligas, mientras los gobernantes sólo buscan cómo reiniciar de nuevo la economía, no creo que sea el mejor momento para criticar a Ayn Rand.

    Ostia… Vivimos en mundos diferentes. Pero si han sido los estados los que han parardo la pandemia, recortando libertades (entre ellas la libertad de mercado) y usando la represión, las leyes, los cuerpos de seguridad y la sanidad publica para conseguirlo. Pero si han tenido que salvaguardar economicamente a trabajadores y empresas para que esto no se hundiese. Pero si ahora se viene jarabe de keynesianismo para que la v tire para arriba…
    Mundos diferentes, ya te digo.

  20. 1984

    @gordobellavista
    No en el país en el que yo vivo. Aquí han sido desde supermercados a pequeños comercios los que han puesto límites cuando era obvio el drama, y los que los siguen poniendo a pesar de llamadas a abrir de nuevo desde el Gobierno. Hasta McDonald’s que podía abrir el drive-through o incluso el mostrador de dentro para pedidos «para llevar» decidió cerrar para salvaguardar a sus empleados manteniendo sus sueldos.

    Nadie ha pedido a supermercados desinfectar los carros de la compra y aquí hay claramente dos filas de carros, los usados, que se desinfectan por empleados, y los desinfectados para que los cojas. Incluso algunos comercios van más allá y te miran la temperatura al entrar, o sólo dejan entrar un adulto por grupo, y en la mayoría se controla el aforo sin que haya ninguna regulación al respecto.

    En USA también se ha visto algo del estilo (por lo que he visto en internet), mientras muchos gobiernos locales miran para otro lado y algunos energúmenos protestan porque no se pueden cortar el pelo.

    Y como digo, empresas como la mía y muchas otras han hecho esfuerzos para poder mandar a la gente a trabajar a casa, el estado no nos ha traído servidores nuevos ni nos ha pagado las licencias de VPN que necesitábamos para esto.

    Respecto a lo del keynesianismo, sí, si había algún motivo para justificar el endeudarse, era este, y claro, nos habíamos endeudado ya para comprar votos…

  21. Gordobellavista

    No he sido capaz de encontrar la escena. En «El disputado voto del Sr Cayo», un joven dirigente socialista (Iñaki Miramon) cena con su novia (Lydia Bosch) y hace un comentario despreciando al viejo campesino (Paco Rabal) último superviviente de un pueblo castellano que desaparece. Entonces, ella le dice «Vale, imagina, como hipótesis, que hay un apocalipsis y quedáis vivos solo tú y el señor Cayo. ¿Te das cuenta, rafa, que tendrías que ir a suplicarle de rodillas que te diese de comer?».

    Yo a los excepcionales como tú, @telechef, solo os deseo eso, que un día os vieseis solos en el mundo, buscando a un Sr Cayo.

  22. NahuelViedma

    @1984
    Mmmm mejor no generalizar; ni idea las cosas en España y no es por quitarte razón, pero eso de que las empresas fueron las primeras en reaccionar contra la pandemia, al menos en mi país y alrededores, es mentira. De hecho solo un pequeño grupo del sector empresarial está poniéndose a disposición verdaderamente, tomando medidas costosas, para aportar soluciones. El resto solo hace fuerza para reabrir la economía con protocolos inocuos en la mayoría de casos y haciendo lobby para fomentar teorías conspirativas en torno al coronavirus, «que la amenaza no es tal», etc.
    En cuanto al Homeoffice, no es algo positivo, simplemente trae una serie de transformaciones que si no se tienen en cuenta la situación para el trabajador es peor que antes. La empresa no se debería ahorrar nada en luz o limpieza porque dichos gastos pasan al trabajador justamente, de ahí las quejas de muchos sindicatos en aumentar los viáticos laborales. Eso de que el trabajador está mas feliz, es otra generalización y muy debatible, conozco muchísimas personas que quieren ir a la oficina porque deprime no ver a tus compañeros. Que igual hay que hacerlo por los riesgos de la pandemia, pero no es para nada algo que aporte felicidad, simplemente algo que hay que hacer y debe hacerse bien. Ni que hablar que la competencia aumenta exponencialmente de forma que supera tus cualidades como profesional, cuestión de tiempo que compitas contra ciudadanos de países más baratos hablando en términos de gasto laboral.
    Saludos

  23. Howard Moon

    @1984
    En mi país pasa exactamente lo contrario a lo que has puesto. Incluso el establishment dice que estamos en una «infectadura» (sic) por la decisión del gobierno de extender la cuarentena.
    Pero tú vives en Austria ¿no?

  24. AndresBaez

    @1984 maldito Estado, con su Estatuto de los trabajadores, su maldita sanidad universal, sistema universal de jubilación, enseñanza de calidad, su legislación sobre privacidad y sobre consumo y publicidad!
    En los países que, como Suecia y Brasil, el Estado ha dejado a los particulares gestionar la pandemia ha ido fenómeno!
    Un abrazo.

  25. 1984

    @nahuelviedma
    Yo trabajo desde casa desde hace 8 años y no lo cambiaría por nada. Es más, en mi empresa hicimos una encuesta para ver quién quería/podía ir a trabajar desde casa y quién no, justo al principio del COVID-19, teníamos de candidatos a unos 5300 empleados (hay líneas de negocio que no se pueden hacer desde casa por seguridad ya que manejan datos sensibles en zonas donde no se puede ni entrar con un smartphone o con un bolígrafo), tras hacer la encuesta, de esos 5300, 38 dijeron que no.

    Por cierto, uno de los factores que entra en el esfuerzo de adaptarnos al tele-trabajo es que nos es más fácil contratar, y nos es más fácil retener empleados.

    Y sí, mi empresa tiene empleados en otros países «más baratos», muchos más que en Europa o Norteamérica.

  26. 1984

    @andresbaez
    Lo siento pero hoy ya no me quedan fuerzas para defender el anarquismo. Otro día si quieres.

  27. KZhar

    @gordobellavista dijo:

    @1984 dijo:
    En momentos en los que la empresa privada ha sido la primera en reaccionar contra la pandemia, organizando distanciamiento en colas de supermercados, cerrando restaurantes, clubs deportivos parando sus ligas, mientras los gobernantes sólo buscan cómo reiniciar de nuevo la economía, no creo que sea el mejor momento para criticar a Ayn Rand.

    Ostia… Vivimos en mundos diferentes. Pero si han sido los estados los que han parardo la pandemia, recortando libertades (entre ellas la libertad de mercado) y usando la represión, las leyes, los cuerpos de seguridad y la sanidad publica para conseguirlo. Pero si han tenido que salvaguardar economicamente a trabajadores y empresas para que esto no se hundiese. Pero si ahora se viene jarabe de keynesianismo para que la v tire para arriba…
    Mundos diferentes, ya te digo.

    Ya te digo. Yo lo que he visto del sector privado ha sido presionar, primero para retrasar y luego para relajar antes de tiempo las medidas de confinamiento y dejar morir a miles de ancianos hacinados en residencias. Si no estamos peor ha sido y será gracias a unos servicios públicos aún más o menos sólidos pese a que algunos han tratado y tratan de convertirlos en un mero negocio.
    Yo no he visto, al menos en mi zona, que ni supermercados ni ningún otro comercio ni local de ocio hubiese empezado a tomar medidas antes de la declaración del estado de alarma. Que tampoco quiero quitar mérito a la reacción de éstos en cuanto a aplicar medidas de higiene y para evitar aglomeraciones en un tiempo récord. Pero yo el día 13 de Marzo estuve una hora en una cola de supermercado para pagar rodeado de cientos de personas. A partir de esa semana, como digo, las cosas mejoraron bastante incluso la concienciación de la sociedad ayudó bastante.

  28. Gordobellavista

    @kzhar dijo:
    Ya te digo. Yo lo que he visto del sector privado ha sido presionar para relajar las medidas de confinamiento cuanto antes y dejar morir a miles de ancianos acinados en residencias.

    Tampoco es eso (lo de las residencias, digo). Pero es verdad que lo que más han hecho es presionar para abrir. ¡Y es normal! Es lo que tienen que hacer, defienden sus intereses. No es responsabilidad de ellos la salud del país. Para eso hay un estado por encima, para atender a sus intereses pero también a los de los demás. Para velar por la economía pero también por la salud de la gente.

    Yo no quiero quitarle mérito a lo que las empresas han puesto de su parte durante todo este lío, que ha sido mucho, como también han aportado otros sectores de la sociedad. Lo que sí que te digo, es que de que mis padres sigan vivos le doy las gracias al estado, no al Mercadona.

  29. KZhar

    @gordobellavista
    Totalmente de acuerdo. Eso sí, entre otras cosas, espero que cuando esto pase se abra el melón de las condiciones de las residencias de ancianos gestionadas por fondos de inversión para chupar de subvenciones públicas.

  30. AndresBaez

    @1984 jajajajaj. Un abrazo anda. Que vaya bien el finde.

  31. NahuelViedma

    @1984
    Bueno hombre normal que sean pocos los que se nieguen si estamos ante una pandemia xD lo mío era más apuntar que el teletrabajo de ninguna forma genera más felicidad en los trabajadores per se, como digo es algo que toca hoy hacer lamentablemente, y que si no se atiende como corresponde no todos los sectores salen ganando (volvemos al «ahorro» en luz, etc.)

    Tampoco hagamos de esto un debate interminable acerca de empresas/estado, no es mi intención y creo que tampoco la tuya, pero si señalar que las reacciones de los países frente al Covid-19 han sido muy variopintas e independientes de su relación con el sector empresarial, a la vez que el comportamiento de este tampoco ha sido uniforme. A raíz de tu experiencia y la mía, es precipitado decir que fueron las empresas quienes reaccionar frente a la pandemia y no los estados, o viceversa. No veo que lo que pase actualmente sea una demostración de los beneficios del egoísmo como concepto randiano.
    Solución salomonica anaitera xD

  32. Telechef

    @gordobellavista dijo:
    No he sido capaz de encontrar la escena. En «El disputado voto del Sr Cayo», un joven dirigente socialista (Iñaki Miramon) cena con su novia (Lydia Bosch) y hace un comentario despreciando al viejo campesino (Paco Rabal) último superviviente de un pueblo castellano que desaparece. Entonces, ella le dice «Vale, imagina, como hipótesis, que hay un apocalipsis y quedáis vivos solo tú y el señor Cayo. ¿Te das cuenta, rafa, que tendrías que ir a suplicarle de rodillas que te diese de comer?».

    Yo a los excepcionales como tú, @telechef, solo os deseo eso, que un día os vieseis solos en el mundo, buscando a un Sr Cayo.

    Es que un campesino puede ser excepcional perfectamente. O un peón, o un fontanero. No hablo de alta literatura, pero ya que estamos con Bioshock, en la novela Rapture el personaje de Bill McDonagh no era más que un fontanero y aun así, Ryan lo percibe como alguien extraordinario. Simplemente hay que buscar ser el mejor en cualquier trabajo que hagas, ya sea trabajar la tierra o construir una carretera.

  33. Tsalal

    El New York Times hizo una encuesta en todo Estados Unidos preguntando qué libro había influido más en sus vidas. La primera respuesta fue la Biblia. La segunda referencia fue la de La Rebelión de Atlas, escrita por Ayn Rand.

    En España tenemos muy escasas nociones de economía y filosofía del s.XX y por eso no llegamos a entender lo que plantea en esos postulados BioShock.

    Aunque si me tengo que quedar con algo de su narrativa es la primera puerta que puedes abrir con código. Habían metido a una persona dentro para que muriese por el vapor y en su intento desesperado por una ayuda escribe el código de la puerta, pero lo ha escrito desde su perspectiva. Creo que una variante o evolución fue Dark Souls y cómo contaba a través de cuerpos, armas, objetos y sus breves frases de descripción.

  34. Tsalal

    @telechef
    Hay que diferenciar entre defender la propiedad privada y que los medios de producción sean propiedad pública porque son conceptos que sólo se tocan en una situación. Sería como comparar a un tenedor con un cuchillo.

  35. Tsalal

    @1984 dijo:

    En momentos en los que la empresa privada ha sido la primera en reaccionar contra la pandemia, organizando distanciamiento en colas de supermercados, cerrando restaurantes, clubs deportivos parando sus ligas, mientras los gobernantes sólo buscan cómo reiniciar de nuevo la economía, no creo que sea el mejor momento para criticar a Ayn Rand.

    Sólo quiero matizar que la economía la quieren reactivar los Estados por presión de las empresas y por una necesidad primaria del actual sistema económico. De hecho estoy hasta los mismísimos de oír que se ha parado la economía durante la pandemia cuando lo que ha ocurrido es que se ha parado la producción.

  36. Tsalal

    @1984 dijo:
    @gordobellavista

    Y como digo, empresas como la mía y muchas otras han hecho esfuerzos para poder mandar a la gente a trabajar a casa, el estado no nos ha traído servidores nuevos ni nos ha pagado las licencias de VPN que necesitábamos para esto.

    Si tu empresa ha tenido que hacer un esfuerzo entonces no ha podido actuar como comentas antes por egoísmo. Ha sido por su propio instinto de supervivencia y ahí no hay un raciocinio detrás. Habría sido egoísta y por tanto objetivista que antes de la crisis, años antes se hubiera mandado a la gente a trabajar a casa de forma indiscriminada sólo dejando al mínimo de personas necesarias para evitar gastos de oficinas y ni siquiera habría sido una idea innovadora, pero ese es otro tema.

  37. Telechef

    @tsalal dijo:
    El New York Times hizo una encuesta en todo Estados Unidos preguntando qué libro había influido más en sus vidas. La primera respuesta fue la Biblia. La segunda referencia fue la de La Rebelión de Atlas, escrita por Ayn Rand.

    Además es bastante paradójico que allí muchos coincidan en ambos libros cuando son extremos que no deberían ni tocarse. Los más irracionales del Tea Party van preguntando por ahí quién es John Galt y a la vez enseñando creacionismo, es muy de locos eso.

  38. VisitacionAlien

    Hace unos diez años me compré un pack de varias películas de King Vidor. Una de ellas era «El manantial», adaptación cinematográfica de la novela de Ayn Rand. Recuerdo que esa película me produjo un rechazo anodino, un desinterés punzante. Ahora leo de dónde venía todo eso.
    Fan de este monográfico, mucho.

  39. PetrosP8

    Llego tarde, pero… mejor tarde que nunca! Interesantísimo, gracias Víctor!

  40. DarkCoolEdge

    Estupendo artículo. En cuanto a muchas de las opiniones por aquí vertidas, iba a ponerme a responder y debatir pero creo que sería una completa pérdida de tiempo. Me hace mucha “gracia” que haya quien piense que la inteligencia es algo inmutable con lo que nacemos, que nuestro desarrollo y formación no le afectan. O que lo que podemos ganar o generar es 100% fruto de nuestro esfuerzo y genio y que el hecho de vivir en sociedad no tiene nada que ver.
    Defender las tesis objetivistas es defender el EgoísmoTM.