Esta es la historia de Royal el Supervillano. Puede que su vida como villano sea larga y suficiente para varios relatos, pero la parte que se enmarca en este juego es relativamente breve. Tras una de sus habituales derrotas ante las heroínas de turno, Royal debe enfrentarse a una jornada en la que, por alguna razón, no se le permite hacer nada perverso.

En this game will end in 205 clicks tenemos claro desde el principio que hay una cuenta atrás con un avance incesante, ligado a la acción de nuestro dedo índice. Lo que hace de esta breve experiencia una bien chula y curiosa es que el propio Royal también es consciente de que hay un número que no deja de aumentar; aunque desconoce cuándo dejará de subir, si es que lo hace.

A esta transgresión de los límites de su mundo ficticio llega Royal tras darse cuenta de una verdad innegable: si ha tenido la oportunidad de monologar como hacen los protagonistas, en un momento tranquilo y no justo antes de que se produzca su enésima derrota, es porque se ha convertido en el protagonista. Esta nueva capa de claridad mental y de expansión de su concepción de la propia realidad deriva en el descubrimiento de esta cifra ascendente que se aproxima peligrosamente al número 205.

La rebelión de Royal es tan genuina que resulta contagiosa. Su forma de aprovechar el encorsetado formato del juego para librarse de sus grilletes invisibles, su hartazgo por el bucle sin fin al que se ve condenado como villano o el no poder más ante la censura de cierto término, nada casual, pero que conviene descubrir ratón en mano.

Los villanos vuelven a estar de moda —nunca dejaron de estarlo—: en this game will end in 205 clicks contemplamos como Royal dice basta y se planta, pero es que dentro de unos días llega a Steam The Dark Queen of Mortholme, un juego en el que se le da la vuelta al típico combate contra un jefe final en un soulslike y pasamos a controlar a dicho boss para enfrentarnos una y otra vez contra el héroe de turno.

La gracia no radica en controlar a un avatar perverso o a un villano de opereta, sino en plantear una situación típica y darle la vuelta para poner el foco en un punto de vista no tan típico. No es lo más novedoso del mundo, pero precisamente si juegos como el de insertdisc5 consiguen destacar —encima con una duración tan breve— es porque la potencia de su discurso es innegable.

En escasos minutos this game will end in 205 clicks se las ingenia para presentar un personaje carismático del que ojalá saber más, consigue meter un par de microjuegos que dan sentido a la particular condición que atraviesa el día de Royal el Supervillano y nos ofrece una queja, justificada y llena de verdad, dirigida directamente contra quien sea responsable del destino de este pobre —pero fabuloso— diablo, siempre condenado a fracasar.

[ 205/??? ]