Análisis de Sonic The Hedgehog 4: Episodio 1

La descarga fue tan rápida como lenta. Me encontraba yo desesperado la mañana de un día de octubre, a las nueve y media, con un frío que pela y medio constipado, envuelto en una chaqueta azul, unos pantalones azules, unos calzoncillos de Garfield y un gorro-cabeza de Sonic. A la espera del tan ansiado episodio, a la espera de Sonic 4. Que se dice pronto: Sonic 4. «Fran, ¿te das cuenta del momento que estás a punto de vivir? ¡SONIC 4!». Al fin concluye la descarga. Como no podía ser de otra forma, subí el volumen de la TV, me acomodé bien y respiré hondo. «Jugar al juego». Bonitas palabras que me daban acceso a lo que era la secuela de un juego de hace 16 años, del mítico Sonic 3. Una sensación de bienestar se apoderaba en esos momentos de mi cuerpo, que incrementó al pulsar aquella opción y sentí que estaba a punto de tocar el cielo. Supe que lo toqué cuando de los modestos altavoces del televisor salió un «SEEEGAAAA». El original, no el del monstruo de las cavernas. En fin, momentos inolvidables los que viví esa mañana. Justo después del logo del Sonic Team se nos brinda una presentación muy similar a la del primer Sonic. Digamos que es prácticamente la misma pero modernizada y, si se me permite, más cutre que la original. Pero bonita, de todos modos, con Sonic moviendo el dedo a modo clásico como diciéndonos «no hagáis esto en casa, niños». La historia es la misma que en el primer juego del erizo: hay que desbaratar los planes maléficos del Dr. Robotnick, liberar a los animales y recoger las esmeraldas. ¿Para qué más? Argumentalmente no parece estar demasiado ligado a su predecesor, Sonic 3 & Knuckles, aunque sólo es el primer episodio y lo que más buscamos en un título de estas características es su capacidad de divertirnos desde el ámbito de la jugabilidad. Splash Hill es la primera zona, con su verde dominante y sus colinas a la Green Hill. El diseño de niveles, a cargo de Takashi Iizuka —un veterano del Sonic Team, que ha colaborado con Dimps en el desarrollo del título— es en general muy bueno, tanto por los recorridos como por la dirección artística de los mismos. Además, la alta definición le sienta fenomenal a Sonic y su mundo, y se nota. Mención especial al efecto de agua de las cataratas, todo muy conseguido, sí señor. Un lujo visual en 2D. Todas las zonas son visualmente muy diferentes entre sí, como es costumbre, y todas están bien realizadas, cumplen a la perfección y encajan bien con el universo clásico del erizo. También es verdad que más bien son pequeños homenajes a zonas como Casino Night o Metropolis de Sonic 2 —Casino Street y Mad Gear aquí—, pero ojo, no se trata de remakes; simplemente la ambientación es extremadamente parecida. Por eso, son un claro homenaje, pero tienen nuevos añadidos. Cada zona tiene alguna característica diferencial e interesante: las cartas del casino, la fase a oscuras de Lost labyrinth, con una antorcha que nos ilumina dentro de un círculo, el humo que te ayuda a elevarte en Mad Gear, sacado de Sonic Rush Adventure, o el enemigo final, que también recuerda a cierto jefe famoso de cierto título anterior. Al igual que en el Sonic original, para conseguir las 7 Chaos Emeralds debemos acabar un acto con 50 anillos o más para que aparezca un anillo gigante justo al lado del cartel del final. Las Special Stages son también iguales, sólo que debemos conseguir un numero determinado de anillos para abrir compuertas y poder continuar, y además procurar que no se nos acabe el tiempo. Son zonas difíciles, pues no controlamos al erizo, sino al laberíntico y psicodélico escenario. Puede llegar a convertirse en un verdadero dolor de cabeza, pero la agradable sensación que se te queda cuando al fin consigues hacerte con la esmeralda es insuperable. Es el éxtasis. Con todas las esmeraldas, Sonic puede convertirse en Super Sonic en mitad de cualquier acto. Es más rápido, más ágil y puede saltar más alto. Ideal para enviar récords personales a los marcadores online. Una vez acabadas todas las zonas, podemos repetir cualquier fase en dos modos: el tradicional por puntos o contrarreloj. No hay modo multijugador, fallo. Quizás en el segundo episodio, con más personajes jugables, como Tails y Knuckles. Respecto a Sonic, nos encontramos ante un modelo 3D que, si bien no está nada mal diseñado, tiene una animación en la que me gustaría puntualizar una cosa importante: parece que le cueste mucho avanzar. Le cuesta arrancar, como si pesara más de lo debido. Pero aunque algunos movimientos deberían ser más rápidos y fluidos, cuando coges velocidad da gusto ver los efectos y en general cómo han realizado las demás animaciones. Este aspecto finalmente se pulió, casi nada que ver con lo visto en los primeros vídeos que salieron del juego.

¡Cualquier tiempo pasado nos parece mejor!

Y, en efecto, volver la vista atrás es bueno a veces. Sin duda. Y es que, tratándose este juego de una continuación directa de un juego con unas físicas absolutamente perfectas, debería haber mantenido ese aspecto intacto. Mala cosa, pues es un verdadero fastidio que te des cuenta de que el motivo por el que tu Sonic parece que pese demasiado, o por el que le quieras hacer rodar por una colina y no ruede con naturalidad, es porque la inercia es prácticamente inexistente. Muy, muy mal por parte de Dimps. Sí, porque esto es algo que se lleva arrastrando desde que alguien en Dimps programó las físicas de Sonic Rush (( No digo que Rush sea un mal juego, en él quizá sí peguen esas físicas, más que nada porque usas el turbo y es como si no existiera la gravedad, pero vamos… que para Sonic 4 NO. Incluso es peor aquí)). La clave de los Sonic de Mega Drive era precisamente la inercia, o lo que hacía que Sonic pareciese muchas veces una bola de pinball. Ese es diría el punto más flaco del juego, y el caso es que es algo tan importante que lo vamos a notar enseguida. Habrá quien diga «sí, es clásico y mola, pero le noto algo raro… y no sé qué es». Pues son las físicas, que dan pena. Así de claro. Por otro lado, si dejamos de mirar atrás y nos creamos una mirada entusiasta hacia el presente, nos podremos llegar a dar cuenta de que aunque nos hayan quitado las físicas originales, las nuevas también tienen su aquel y pueden controlarse muy bien también. Pero no deja de ser un fastidio para quien esperaba un control clásico, y a estas alturas poco o nada se puede hacer para remediar eso. Lo peor es que es una promesa incumplida, de hecho. Me sigo centrando en el control, pues algo que me parece muy bueno es la implementación del «homming attack», que junto al «spin dash» hacen una pareja estupenda, sobretodo para salir disparado y de manera suave de cualquier parte si se llega a controlar con conocimiento. Además, gracias a una mirilla podremos saber cuándo podemos salir disparados hacia un objetivo. Nos podrá salvar el pellejo en diferentes ocasiones si sabemos usarlo como se debe.

Who’s bad?

Musicalmente, el episodio deja un sabor medio agridulce, pues capta de alguna manera la esencia original de las melodías de Mega Drive —concretamente de Sonic 1 y 2, con Masato Nakamura como compositor—, pero no llega a llenar del todo. Esperaba más de alguien como Jun Senoue, con una trayectoria brillante como compositor de SEGA (Daytona USA, Sonic 3 & Knuckles, Sonic Adventure…). Se han usado sonidos directamente del chip de Mega Drive, cosa que no me parece nada mal, pero unos temas un poco más trabajados y con algún sample que otro nuevo más acorde a los sonidos que hoy en día se pueden crear no hubiera estado mal tampoco. Los efectos de sonido sieguen siendo los mismos de siempre, con algún añadido nuevo como el efecto del homming, pero poco más. Aspecto clásico a tope, y necesario en un juego así.

¿Eso es todo, amigos?

La dificultad de Sonic 4 es más bien baja —si no contamos algunos logros o trofeos que se las traen, como pasar E.G.G. Station sin recibir daños o conseguir las 7 Chaos Emeralds—, los actos se hacen entretenidos pero fáciles. No faltan los retos puntuales, claro que no, pero el que se haga sencillo es también quizás debido a lo corto del episodio. Hay que tener en cuenta que este Sonic 4 no es más que el primer episodio de un juego que aún no está completo, y claro, eso se nota. Uno se queda con ganas de más, y es normal. También es cierto que los Sonic están hechos para ser rejugados, no deja de ser un arcade y que me aspen si este no es entretenido y rejugable como lo han sido desde siempre. Ante todo se nos ofrece un plataformas 2D a la antigua usanza, después de todo, y si eso te gusta te enganchará en mayor o menor medida. Personalmente, cuanto más lo juego, más me gusta. De modo que Sonic the Hedgehog 4: Episode 1 es definitivamente un buen juego, con sus pros y sus contras, pero un buen juego al fin y al cabo. Más un homenaje HD directo a los clásicos que una nueva aventura como tal, pero eso puede ser bueno (supongo que ya se verá un avance más lógico en el siguiente episodio). Si buscas acción, velocidad, plataformas 2D y, sobre todo, si buscas Sonic, es tu juego. Dale una oportunidad. [7]