Análisis de Is This Seat Taken?

Este banco está ocupado por una forma y su hijo

El debut de Poti Poti Studio es un juego de puzles realmente entretenido en el que debemos encontrar el sitio ideal para cada forma. Una propuesta repleta de mimo que llega bajo el sello de Wholesome Games.

En cierto momento puntual de este año se extendió el uso de un filtro en TikTok que presentaba un test a quien grababa el vídeo, una prueba que utilizaba una serie de imágenes en las que varias personas estaban sentadas y era necesario encontrar cuál de los sitios disponibles era el correcto. Muchas personas se encontraron con un juego de difícil comprensión, ya que los distintos niveles no daban ninguna pista sobre el criterio que determinaba qué asiento era el correcto; esta realidad convive con la de otra parte de la población que fue capaz de hallar todas las respuestas correctas sin titubeo alguno. Quien sabe, sabe: la experiencia acumulada en el uso del transporte público ayuda, pero nada mejor que años de eventos sociales de todo tipo para aprender a localizar rápidamente el asiento menos incómodo en el que sentarte.

Algunos de los personajes de Is This Seat Taken? encajarían de lujo en los niveles de este Introvert Seating Filter, aquellos que prefieren sentarse solos y tuercen el gesto si no gozan de el espacio personal deseado. Por suerte, en el juego de Poti Poti Studio lo que desea cada forma —los personajes son figuras geométricas— aparece explicitado para despejar la frustración de la ecuación. Nuestro objetivo será encontrar acomodo en cada nivel para todas las piezas del puzle, ofrecer a cada forma un asiento que resulte de su agrado.

Las condiciones de cada forma en cada situación varían, algunas son generales y aparecen por todo el juego y otras son temáticas y se adscriben únicamente a un tipo de nivel concreto. A lo largo de todas las ciudades que recorremos durante la historia de Is This Seat Taken? tendremos que encontrar la forma de situar a muchas formas para que viajen junto a una forma determinada —en estos casos siempre se habla de «un familiar» o «mi amiga Nat», incluso a la edad del personaje ya que aparecen «infantes», nunca hace referencia al tipo de figura geométrica, ¡todo un acierto!— o en una posición concreta, también cerca o lejos de ciertos efectos en área —desde ruido, sea por música o una conversación, hasta olores, tanto por no ducharse como por un perfume excesivo— u otra serie de elementos que van complicando las cosas a un ritmo idóneo para que la curva de aprendizaje no se resienta.

La mayor parte de las complicaciones de los niveles más avanzados están relacionadas tanto con las particularidades específicas de una zona —aquí puede depender de quien juegue, en mi caso la zona más compleja fue el aula, pero habrá quien sufrirá más con la grada del estadio, con la oficina, con el tren o con el aeropuerto, ¡depende!—, pero estas complicaciones son precisamente el aliño que enriquece y potencia el plato. Is This Seat Taken? funciona de lujo desde el comienzo, por lo agradable que resulta mover a las formar de un sitio a otro, por la legibilidad de los niveles y por lo estimulante que resulta enfrentarse a cada reto; lo que termina de redondear la propuesta con la que debuta Poti Poti es que todo lo que apilan sobre esta sólida base logra que no se altere el equilibrio, cada nueva especia añadida al caldero no solo no estropea el brebaje sino que lo potencia.

Hace unos meses ya nos percatamos de la solidez de Is This Seat Taken? tras su participación en el Steam Next Fest de febrero, pero la versión definitiva corría el riesgo de excederse al crecer demasiado. Por suerte no ha sido así: se trata de una experiencia que cualquiera asociaría a un estudio veterano dada la consistencia y la constancia del pulso del juego, en ningún momento decae, ninguna zona resulta pesada y la bien medida inclusión de nuevos elementos consigue que el apetito por descubrir novedades en forma de reto o situacionales impulse al jugador hasta el final sin perder el interés.

Is This Seat Taken? deja claro desde el principio cuántas ciudades visitaremos y cuántos niveles hay en cada ciudad, cada uno de ellos con varias situaciones a solventar. No es necesario obtener la puntuación perfecta para avanzar, es decir, cumplir con las condiciones de todas las formas, aunque sí lo es si queremos desbloquear el nivel extra de cada ciudad. Quien tenga prisa por acabar que avance sin mirar atrás —o quien se atore con la solución perfecta de un puzle, sin problema, se puede volver después con la mente despejada—, pero el premio por desbloquear estos niveles bonus es alto: las situaciones de estos puzles extra son distintas a las de la campaña principal, véase un parque en el que podemos dirigir a los insectos hacia la farola que encendamos y tenemos que gestionar el sitio de las formas entre los bancos y las telas del suelo, con algunas formas que se entretienen escuchando música y otras lanzando pompas de jabón, ¡muy divertido!

En unas siete horas —ratillo arriba, ratillo abajo, en función de habilidad y de obcecación con obtener la puntuación perfecta— habremos terminado el viaje de Nat y sus amigos, una historia que parte desde Barcelona y nos lleva hasta Bruselas —donde vive uno de los creadores de Is This Seat Taken?— se puede completar el juego de Poti Poti Studio, aunque resulta tan entretenido que la rejugabilidad asoma por la puerta antes siquiera de que nos planteemos cerrar el juego. Con un diseño de niveles tan pulido bien podrían haber optado en el estudio para prescindir de la parte narrativa, pero fue todo un acierto no hacerlo.

Puede que no se cuele en el repaso del año por su historia, pero el viaje de Nat es uno de esos cuya calidez nunca sobra —ni siquiera en fechas tan calurosas como estas—. El interés no radica en el viaje en sí, en cómo aparece de vez en cuando en un autobús en Bruselas, en la puerta de embarque de un aeropuerto neoyorquino o en un aula londinense, sino en cómo deja de ir detrás de cierta forma idolatrada, aprender a confiar en sí misma y encuentra en el apoyo de sus amigos todo lo necesario para brillar con luz propia. Nat, al terminar Is This Seat Taken?, ha encontrado su sitio en el mundo y pocas cosas hay más bonitas que algo así.

Habrá quien estará pensando que menuda gracia encontrarse con tremendo destripe de la historia del juego de Poti Poti así, que no cunda el pánico. Is This Seat Taken? sí es un juego que se disfruta más sin spoilers, pero lo que se puede destripar no son las pizcas de historia que complementan los niveles, sino las ingeniosas particularidades que encontramos en cada pantalla. Precisamente por eso no hemos pasado de la superficie a la hora de hablar de por qué encontrar el sitio adecuado para cada forma se complica cuando los efectos de situar a alguien en un sitio u otro varían en función de cada vez más factores.

Permitámonos poner un ejemplo, uno que ya estuvo presente en la demo del juego: las palomitas. A lo largo de los niveles hay distintos elementos comestibles que pueden moverse —en el restaurante, donde también surge otra forma nueva de hacer ruido—, otros que generan un olor fuerte y luego están las palomitas, sujetas por algunas formas. Habrá formas que querrán sentarse al lado de quien tenga comida para robar alguna que otra palomita, pero también habrá personajes que no querrán sentarse en los asientos sucios. ¿Y cuáles son estos? ¿Los que el estudio ha decidido previamente? ¡No! Los que en la pantalla anterior hayamos asignado a quienes tienen un cubo de palomitas.

Son muchas las situaciones así de entretenidas que ofrece Is This Seat Taken? y lo mejor de todo es que, además de ofrecer una experiencia muy divertida, Poti Poti Studio se vale de contextos tan universales y verosímiles que encontrar soluciones a los problemas planteados parece casi salir solo. Nada es casual, hay multitud de detalles que facilitan la legibilidad de cada escenario para que de un vistazo sepamos qué falla y qué está bien: el gesto de cada forma, algún elemento que flote sobre su cabeza —un gorro si quieren «irse de guateque», una gota de sudor si tienen calor, un bocadillo si buscan alguien con quien hablar, una nube oscura si se han olvidado de ducharse, etc.— o las ventanas flotantes que emergen cuando pasamos el cursor por encima de cada forma. Todo funciona como esperas que funcione.

La misma satisfacción que produce presenciar cómo Nat termina por encontrar su sitio, curiosamente cuando deja de buscar encajar en el hueco que se supone que debía ocupar, es la que sentimos en Is This Seat Taken? cuando logramos que todas las formas encuentren la posición en el puzle que realmente les satisfaga. Tanto es así que terminamos esforzándonos más por propiciar esa alegría a los simpáticos triángulos, cuadrados, pentágonos y círculos antes que por la consecución de la puntuación perfecta. Quizá esto sea una experiencia igual de divisiva que el test de los asientos para personas introvertidas y quienes lo resuelvan a la perfección sin dudar sean quienes opten por cuidar la tranquilidad de estas formas. Ya que en el mundo real no podemos controlar un entorno potencialmente hostil como el transporte público, cómo no aprovechar nuestro poder divino como jugadores para dibujar centenares de sonrisas, incluida la nuestra.

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Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la universidad de lo de Cifuentes, Juan es una de las voces de NAT Moderada y ha colaborado en medios como BreakFast, Desayuno Continental y Cocinando Fandoms. Observador nato, le encantan los gatos y si algún día ves que te mira intensamente es porque quiere grabar un podcast contigo.