Abarca y aprieta

Mezclando en su jugabilidad elementos de simulador de vida, de visual novel y de ARPG, e incorporando en su narrativa el isekai, la space opera, y las paradojas temporales, Harvestella consigue un tono único.

Es fácil mirar Harvestella con suspicacia; arrugar la boca en un mohín de descontento ante la idea de un gran estudio acercándose a un subgénero de nicho justo cuando empieza a ganar popularidad entre el público mayoritario. Los simuladores de granja —al igual que el resto de los simuladores de vida o los juegos con un pie asentado en la cotidianidad— han sido considerados durante mucho tiempo demasiado casuals, demasiado infantiles o femeninos, incluso, para recibir tratamiento (y presupuesto) de preferencia en ciertos estudios y en plataformas concretas. Y es normal sentir este recelo porque incluso ahora, que parece que les ha llegado su momento; que el término wholesome parece estar de moda, los mecanismos que impulsan los simuladores de granja parecen un misterio para muchos desarrolladores que no saben equilibrar el arquetipo del recién llegado con la representación de un pueblo idílico o que no conocen los tiempos y el esfuerzo que se le debe exigir al jugador para que cosechar resulte una experiencia satisfactoria. A diferencia de géneros históricamente respetados, como el shooter o las plataformas, los simuladores de granja no cuentan con un padre o madre que haya sentado unas bases mínimas que sean reconocidas por la gran mayoría de desarrolladores. En Harvestella, además, Square Enix parece querer sumarse a la fiesta pero sin arriesgar demasiado, tomando las semillas de la simulación y llevándoselas a un terreno que conoce de antemano. Y sobre el papel, el ARPG y la simulación de vida parecen tener pocas cosas en común. Un género nos pone en la piel de El Elegido en el viaje en el que debe descubrir el mundo que se verá obligado a salvar, mientras que en los juegos de granja somos un ciudadano anónimo intentando encajar poco a poco en una pequeña comunidad. Las consecuencias derivadas del fracaso en ambos géneros son muy distintas, al igual que los diferentes obstáculos que encontramos y el ritmo al que nos enfrentamos a ellos. Pero Harvestella supera, y con nota, todas estas dificultades. Square Enix da lo mejor de sí, abriendo la puerta a un mezcla tan estimulante como inesperada.

La premisa de Harvestella nos presenta a un personaje sin memoria que, tras sufrir en primera persona los efectos de una peligrosa estación, se asienta en una granja a la espera de respuestas. Pero muy pronto la situación comienza a hacerse más y más extraña: los enormes cristales que se veneran y protegen en la zona por su relación con el clima comienzan a brillar y a reaccionar de manera peligrosa. Investigando estos sucesos conoceremos a Aria, un augurio (un tipo de soldado acorazado muy temido en la región) que asegura venir del futuro y no recordar su llegada a nuestro tiempo. Así, la urgencia de salvar al mundo pasa por la convivencia y el reconocimiento de todo lo que nos rodea y necesidad de pelear y entrar en combate, por el sino del trabajo y los cuidados hacia los demás. En su inicio, Harvestella es confuso y abrumador. Durante sus primeras horas, la narrativa mezcla el tropo del personaje principal con amnesia, que es elegido por un ser superior con motivos oscuros, con el isekai, el viaje en el tiempo y una serie de eventos peligrosos e inesperados que ponen en peligro a toda una nación. Por si fuera poco, aunque la ambientación es claramente fantástica, e incluye elementos como la magia, las hadas o los seres de leyenda, la historia se pliega a la ciencia ficción, tocando subgéneros como la ficción de tierra moribunda, la apocalíptica y la paradoja espacio-temporal. Y hace todo esto mientras intenta que atendamos con la jugabilidad las necesidades de una pequeña granja abandonada, las de un misterio relacionado con nuestra identidad y las de una región plagada de secundarias y al borde del colapso. Por suerte, todo termina por equilibrarse. En Harvestella la mezcla de géneros literarios parece una consecuencia de la mezcla en lo jugable por lo que, a diferencia de lo que sucede en 13 Sentinels: Aegis Rim (un título superior en cuanto a escritura pero mucho menos coherente), conforme avanzamos en la trama vamos entendiendo mejor por qué este es un juego de granjas y por qué este ARPG no puede ser como los demás.

Como ARPG, el título de Square Enix se pone como prioridad acomodar a todos aquellos jugadores que han llegado desde la simulación y que pueden sentirse torpes combatiendo en tiempo real. Por eso, el título no nos obliga a especializarnos en un modo de combate sino que nos permite avanzar de forma independiente por varios árboles de habilidades y cambiar, incluso durante el propio enfrentamiento, la naturaleza de nuestros ataques. Aunque empezamos sólo con la posibilidad de derrotar a los enemigos a través de nuestra espada, pronto aprendemos a usar la magia y desbloqueamos clases como el lancero o el asesino. Así, si no nos sentimos especialmente afortunados a la hora de usar la esquiva, podemos sacrificar la velocidad y optar por atacar desde una distancia segura con nuestro cetro o por tomar riesgos controlados con golpes muy contundentes a media distancia. La variedad en el combate viene de la mano de las diferentes mejoras de las armas y las distintas naturalezas que les podemos implementar de forma temporal. Y al igual que en otros simuladores podemos usar la herrería del pueblo para ir mejorando nuestras herramientas de trabajo, aquí podemos alterar nuestras armas, no solo subiendo su nivel sino también modificando sus ataques especiales, algo costoso que, a la larga, influye bastante en la experiencia de juego. Más que profundo, el combate en Harvestella es flexible y, así, mientras que los jugadores más experimentados podrán sacarle partido al cambio instantáneo de clase para vencer a los monstruos gigantes (aquí llamados terror) de nivel elevado que se reparten por el mapa, los que no están interesados en la lucha encontrarán un modo relativamente cómodo de vencer a los jefes imprescindibles para seguir avanzando en la historia. Donde sí destaca el título de Square Enix es en la exploración y en el diseño de unas mazmorras capaces de expandirse en nuestra primera visita y plegarse a través de nuestras acciones (por ejemplo, volando paredes o instalando escaleras) en las visitas sucesivas. Descubrir nuevas localizaciones nunca se convierte en algo tedioso gracias a las mecánicas exclusivas de cada mapa que, por si fuera poco, se relacionan estrechamente con su naturaleza y papel en la historia.

En su faceta de simulador de granja, Harvestella es sencillo pero eficaz. El título consigue que seamos nosotros mismos los que encontremos el equilibrio entre la atención que queremos dedicar al trabajo agrícola y el peso que esta faceta va a tener en la experiencia. Observando desde la distancia, es evidente que la granja y los cuidados de los animales son un componente secundario en la propuesta. En consecuencia, es totalmente posible jugar dejando de lado la agricultura o manteniendo nuestro terreno con unos cuidados mínimos y la ayuda de las hadas. Pero si queremos sumergirnos en estas mecánicas, Harvestella presenta una cantidad bastante meritoria de cultivos diferentes, opciones para terraformar y recetas para generar nuevos tipos de ingredientes. Los desarrolladores han acertado de pleno tanto con el gamefeel de las extrañas herramientas que manejamos como con el tipo de esfuerzo que conlleva ejecutar cada mecánica. Así, arar el terreno es «más duro» que regar pero bastante más sencillo que partir las numerosas piedras que encontramos repartidas por el mapa. Precisamente para que la agricultura se mantenga siempre un paso por detrás del ARPG, los materiales necesarios para la fabricación de objetos imprescindibles, la mejora de las herramientas y la cocina pueden conseguirse siempre de formas alternativas o directamente en las tiendas.

Mientras recorremos localizaciones hermosísimas y mucho más sorprendentes de lo que insinúa su tráiler, Harvestella nos deja disfrutar con mecánicas puramente contemplativas, como la pesca, o con las historias de un puñado de personajes bastante menos estereotipados de lo que podríamos esperar. Y si el título no es sobresaliente es porque las propias convenciones del JRPG, aquellos elementos que se introducen sin pensar, obstaculizan bastante la forma de fluir de la experiencia central. El principal defecto en Harvestella son unas misiones secundarias alargadas hasta la extenuación que en la mayoría de ocasiones prefieren el p’acá, p’allá por encima de la elegante elipsis. Este tipo de historias paralelas normalmente se revuelven alrededor de un misterio, en el contexto, evidente que, una vez resuelto, nos obliga a interaccionar una y otra vez con los involucrados en diferentes partes del mapa, en ocasiones sin la posibilidad de acceder al viaje rápido. Mientras que las misiones centradas en personajes importantes o romanceables aciertan al conseguir que los conozcamos mejor, las que simplemente intentan dar textura a las diferentes ciudades deberían haberse recortado para favorecer el ritmo del juego por encima de la suma de horas. Y ya que entramos en el tema de la convenciones del JRPG, hay que señalar que, de nuevo, los personajes (y en especial los femeninos) no cuentan con un diseño pensado para que nos sumerjamos en la historia. Aunque sea habitual que los personajes de los juegos japoneses parezcan figuritas, sigue siendo ridículo ver como nuestro avatar —nuestra representación en el mundo de Harvestella— se enfrenta a sus labores en la granja vestida con medias lenceras y una falda de cola. Y no es tanto que el diseño no sea bueno (en mi opinión personal es precioso) sino que, al solo responder a intereses externos, falla al hablarnos del personaje, de su labor en el mundo y de la manera en la que se mueve en él.

Si la intención de Harvestella era señalar que un género tan anquilosado como el JRPG y otro tan rígido como el simulador pueden combinarse para dar algo mejor y más fresco, el título acierta de pleno. Si pretendía contar una historia actual a través del resignificado de herramientas tradicionales, hay que admitir que ha superado la prueba. Porque aunque el título de Square Enix se mereciera de primeras nuestro recelo, demuestra tener una personalidad propia y la capacidad de mutar para albergar nuevas historias. Si estamos ante el nacimiento de una franquicia, bienvenida sea. Como presentación de un nuevo formato o como título solitario, Harvestella es uno de esos juegos que nos recompensa por nuestro tiempo. Es el título que no sabíamos que estábamos esperando.

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Redactora
  1. raposeiro

    Vendidísimo, gracias, Marta. Este juego para jugar en Navidad en la Steam Deck va a entrar como cuchillo caliente en mantequilla.

  2. landman

    Lo empecé ayer y literalmente ayer solo jugué Harvestella, cociné, comí y volví a jugar harvestella hasta que me acosté xd

  3. JT'Salas

    Pues qué buena noticia para comenzar la semana.

  4. Qtre

    Parece que ha salido Harves-tella de bueno.

  5. Esfera

    Después de varios eventos de Nintendo promocionando el juego (llegando a tener su hueco en un Treehouse), le tenía el ojo ya puesto; pero en análisis me lo ha vendido bastante.

  6. ithil

    ¿Sabéis si el juego completo cambia mucho con respecto a la demo (creo que incluía el prólogo y el primer, o los dos primeros capítulos)?

    Llegué casi hasta el final y no me terminaron de cuajar ni la parte de JRPG (los personajes en concreto) ni la de granja.

    Por otra parte, soy una yonqui de ambos géneros y Rune Factory 5, que estaría bastante cerca de lo que propone Harvestella, me dejó con ganas de más, así que éste todavía me tienta en el caso de que gane enteros más allá del principio (y el análisis ha contribuido).

    Editado por última vez 7 noviembre 2022 | 17:09
    1. Ghammakhur

      @ithil
      Por lo que leí/escuché, la demo no le hace justicia; es un juego que muestra sus virtudes después de varias horas, es decir, que hay que tener paciencia más allá de un primer contacto.

    2. landman

      @ithil
      No la he jugado, hasta donde llega la demo? el juego empieza lento que solo avanza la historia al acostarte y luego ya vas al monte a seguir la historia, y a partir de ahí ya eres libre de dedicarte a la historia (volviendo a casa pa dormir, que sigue siendo un juego de granja) o simulador de explotación agrícola. Tengo todavía el rune factory 5 por jugar, que siempre me los tomo con más calma y no me enganchan tanto, así que no puedo comparar.

      1. ithil

        @ghamakhur: ¡Gracias! Por lo que estoy leyendo sí que parece que hay que darle más tiempo al juego 😀

        @landman La demo cubría unos 15 días de juego o hasta el final del capítulo 2. He estado viendo que, además de que requiere tiempo, han implementado cambios en la versión final para mejorar la experiencia inicial.

  7. Shalashaska

    Pues tiene muy buena pinta, la verdad. Pasa a la lista de futuribles.

  8. elyorch

    Sin ser yo nada de juegos de granjas (lo más parecido que he jugado ha sido Summer in Mara), este juego me llamó la atención desde el principio y ahora que lo que jugando estoy muy enganchado! Gráficamente en switch no le veo los problemas que le ve otra gente, hasta me parece bonito. Lo único malo los tiempos de carga…