Juegos de guerra

Fire Emblem Warriors: Three Hopes

El musou de Three Houses utiliza las elipsis en la historia original para llevarnos en primera persona a la guerra entre el imperio, el reino y la alianza.

A pesar de que Fire Emblem: Three Houses se define como un juego de rol táctico, en este momento no puedo recordar ni uno solo de sus combates. El extenso título, uno de mis favoritos del 2019, presenta tres líneas argumentales diferentes y más de 35 personajes secundarios con su propia historia, preferencias y sistema para estrechar lazos. Y esto es precisamente lo que para mi lo convierte en memorable. Aunque no recuerde la mayoría de los mapas de las principales conquistas, los tipos de armas más sofisticadas o la mejor estrategia para enfrentar los combates decisivos, no me olvido del triste trasfondo de Raphael, las conversaciones sobre la ética de la guerra con Ashe o las comidas favoritas de Edelgard. El juego de Intelligent Systems equilibra el combate por turnos con mecánicas de simulación que nos permiten, por ejemplo, pescar, cocinar y entrenar dentro de los márgenes del castillo. Cada uno de los capítulos intercala los elementos más mundanos de la vida en la escuela en donde se forman las élites con los enfrentamientos que ponen en jaque la estabilidad del mundo. 

Fire Emblem: Three Houses ha sido un éxito porque apunta a un público con intereses muy amplios que incluye tanto a los fans históricos de la franquicia como a jugadores que nunca antes se habían introducido en el género. Según los datos recogidos en Japón por la cadena de tiendas Tsutaya, una parte significativa de los compradores de Three Houses son mujeres, algo que no sucedía con los anteriores juegos de la saga principal. Si contraponemos esto a los estudios de perfil según el género del juego, es fácil llegar a la conclusión de que la clave está en la simulación: mientras que solo el 11% de las jugadoras se sienten atraídas por la estrategia por turnos, el 69% admite jugar frecuentemente a life-sims. Por todo esto, hacer de la continuación de Three Houses un musou puede parecer contraintuitivo. Mientras que la estrategia por turnos y los simuladores llegan a un punto de encuentro en su ritmo más pausado y su interés en que pensemos cada una de las acciones a ejecutar, el musou es un género frenético en el que la satisfacción se encuentra en la automatización de las acciones y el avance instintivo. Sin embargo, la jugada le ha salido muy bien a Omega Force e Intelligent System. Fire Emblem Warriors: Three Hopes es tan musou como simulador; tan frenético como narrativo, consiguiendo equilibrar de nuevo los gustos de su amplio y variado número de jugadores. Fire Emblem Warriors: Three Hopes es la continuación con la que hasta ahora solo podíamos soñar.

En lugar de estar protagonizado por Byleth de la tropa de mercenarios de Jeralt, Fire Emblem Warriors: Three Hopes pone en el centro a Shez, perteneciente al grupo de mercenarios de Berling. La historia, al menos en su introducción, funciona como una versión alternativa de Three Houses en la que en lugar de encontrar a Byleth y ofrecerle un puesto como docente en la academia de oficiales, los responsables del monasterio de Garreg Mach reconocen las habilidades de Shez, que se incorpora rápidamente al alumnado. Sin embargo, más allá de las primeras horas, Three Hopes se refugia en las elipsis de la historia original, llevándonos directamente a la guerra entre el imperio de Adrestian, el reino de Faerghus y la alianza de Leicester. Jugamos, como en el título original, escogiendo uno de los tres bandos y poniendo nuestra espada a su servicio; actuando a la ofensiva con Edelgard o recuperando territorios con Dimitri y Claude. A nivel de historia, Three Hopes nos permite, no sólo experimentar con mayor rapidez las rutas alternativas que nos quedaron pendientes en Three Houses, sino presenciar directamente escenas que solo se referencian de pasada en el juego original. 

Al estar ambientado en su mayor parte en el periodo guerra activa, Three Hopes encuentra en las diferentes campañas la excusa perfecta para encadenar numerosos combates rápidos. Cada capítulo se centra en unas cuantas provincias, con un gran objetivo rodeado por pequeños blancos secundarios que podremos tomar según diferentes estrategias. Conquistar todos los territorios uno tras otro tendrá mayores beneficios económicos pero será un lastre para nuestra reputación. Por otro lado, enfrentar directamente la gran batalla nos permitirá optimizar los recursos (como las armas) a cambio de asumir un riesgo mucho mayor. Uno de los mayores aciertos en Three Hopes es la forma en la que cada combate individual se puede ajustar a nuestros propios gustos. Los que busquen una experiencia exaltada y de alta velocidad, pueden enfrentar cada combate saltando entre los diferentes personajes y teletransportandose de base en base de manera que siempre se encuentren en el centro de la acción. Por el contrario, los jugadores que busquen una experiencia más táctica podrán echar mano de las diferentes estrategias —que pueden «comprarse» antes del combate y «activarse» en momentos clave del mismo— y de las órdenes, indicaciones que damos a los personajes en medio de la acción usando para ello gran cantidad de información sobre la propia unidad y los enemigos. A pesar de lo flexible, el título premia abiertamente un acercamiento mixto que nos permita resolver los escenarios con rapidez. Para animarnos a jugar de esta forma el juego valora detalladamente nuestros enfrentamientos, apuntando a las áreas en las que podemos mejorar. Sacar la máxima clasificación en un combate se recompensa de forma generosa, en ocasiones con objetos que pueden inclinar la balanza a nuestro favor en un futuro. 

Como sucede en Three Houses, cada uno de los capítulos de Three Hopes mezcla combates con elementos de slice-of-life, ambientados en este caso en el campamento en donde se encuentra asentado nuestro ejército. Aquí también tendremos puntos de actividad y puntos de entrenamiento que podremos utilizar para mejorar el nivel y las habilidades de nuestros compañeros, así como la afinidad general entre el grupo. También tendremos oportunidad de encargar todo tipo de obras que amplíen las posibilidades del campamento, abriendo la puerta a nuevas opciones y actividades. El campamento en Three Hopes nos permite hacer prácticamente lo mismo que el monasterio de la escuela de oficiales: cocinar, pescar, comprar regalos para nuestros camaradas, entrenar o realizar pequeñas misiones secundarias. Sin embargo, y para que esta faceta del juego no rompa el flow de aquellos que buscan la «experiencia musou», todo puede acelerarse, de forma que se sienta más como un menú muy trabajado que como un simulador. En lugar de andar por el mapa, Three Hopes nos permite visitar con un click a los personajes clave, limitar el uso de la afinidad e incluso utilizar nuestras recompensas en batalla para subir automáticamente el nivel de nuestros aliados.

Fire Emblem Warriors: Three Hopes es, antes que nada, un juego dúctil que no solo equilibra las diferentes naturalezas del musou y del simulador, sino que lo hace teniendo en cuenta los gustos y los ritmos de ambos grupos de jugadores. A diferencia de Three Houses, esta continuación alternativa consigue hacer su historia mucho más dinámica, mientras que mantiene la calidez y el carisma que definen a sus personajes. Sin embargo, aquí hay truco. Los desarrolladores parten con la idea de que los jugadores ya conocen su universo y entienden qué pueden esperar. Acercarse a Three Hopes sin haber jugado a Three Houses es posible, pero sólo si estamos dispuestos a perdernos en las fichas de personajes y consultar los muchos documentos de su menú cuando tropecemos con alguna elipsis. Por eso, el nuevo título de la saga se entiende mejor como un complemento. Uno que amplía el lore de su historia y nos permite acceder con más dinamismo a los arcos argumentales que tuvimos que dejar atrás. Three Hopes es, antes que nada, un juego para los fans de Three Houses que no tienen miedo a variaciones en la fórmula original. También un juego vivo y bien diseñado, que no se autolimita con las propias etiquetas con las que se quiere clasificar.

[ 8 ]

Redactora
  1. Darkmeister

    Bueno, personalmente toda la parte simulador de citas la encuentro muy omisible. Me encantan las conversaciones y que cada personaje tenga su propia trama y trasfondo personal a descubrir, pero lo de ir de picnic y preguntar cosas más bien triviales a los personajes es algo que nunca me ha parecido que encaje especialmente bien, ni aquí ni en Three Houses (ni en Fire Emblem Fates).

    Para mi este juego destaca principalmente porque es el musou menos musou que ha hecho Koei Tecmo hasta la fecha. Han seguido bastante la tónica del Age of Calamity y han metido mucho más ADN del juego original de lo que suelen estar acostumbrados.

    Es bastante complicado (al menos en modo difícil) ganar batallas a base de machacar botones, lo interesante del juego es la preparación, cómo te montas las unidades, las habilidades que les haces aprender y cómo las enfrentas al ejército contrario. Es una vuelta de tuerca muy bien pensada de la fórmula «uno contra mil», que esta vez pasa a ser «unos cuantos contra mil y con cuidado, que podemos palmar».

  2. Oldsnake

    No acostumbro los mosuo pero se ve tentador.

    Editado por última vez 13 julio 2022 | 18:46
  3. xaviwan_thefly

    Yo ya me lo he pasado, bueno, una vuelta, y me ha entretenido bastante pero la parte Fire Emblem se me ha hecho muy plomiza, el guión, las historias, las tareas, la comida, las citas, los entrenamientos… Buff.. mucho rollo nada estimulante, está claro que no soy su target, por suerte es un juego que casi no tiene cargas y que se pueden pasar todas estas escenas.

    En fin, me gustó mucho más el Calamity, me parece un mejor juego en todos los aspectos y los personajes diferenciados me dan mucha más chicha que la evolución de las clases del Fire Emblem. Incluso artística y técnicamente es muy superior, se le dió cera por los talibanes de los frames y la resolución pero para mi las ralentizaciones le sumaban una espectacularidad al conjunto brutal. En el Fire Emblem se hace todo menos épico.

    En conclusión, recomendable pero nada memorable. Para cuando un Hyrule Warriors 3?