Pokémon es algo particular. Un fenómeno de una dimensión difícil de medir, más allá de saber que es una fábrica de ventas imparable en los distintos medios en los que opera. Una de las IPs con mayor arraigo y popularidad desde hace casi tres décadas. Una saga de juegos que muchos tenemos tan grabada en nuestro interior que hace tiempo que asumimos todas sus particularidades como lo más normal del mundo, lo que nos lleva a conocer la tabla de tipos como si fuera una tabla de multiplicar y las distintas formas de evolucionar a decenas de criaturas mejor que las líneas de autobús de nuestra ciudad. Empezáramos cuando empezáramos —algunos tenemos ya suficientes inviernos a nuestras espaldas como para haber disfrutado de Pokémon Rojo cuando llegó a España—, la ilusión por una nueva aventura pokémon siempre ha estado ahí. Sin ir más lejos, en enero de 2022 recuerdo estar junto a un señor bien trajeado esperando a primerísima hora para hacernos con Leyendas Pokémon: Arceus, ambos con la sonrisa nerviosa de anticipación ante un nuevo viaje memorable. No obstante, por alguna razón —quizá por cierta decepción con Escarlata y Púrpura, puede que haya quien todavía continúe impactado por todo lo que propició la creación del #DropThePrice— esa ilusión no regresó de su letargo con los sucesivos tráileres de Leyendas Pokémon: Z-A.
No se puede decir que Pokémon sea inmovilista, que no busque innovar, cuando incluso su anime ha dado el paso de permitir que su eterno protagonista pueda descansar tras décadas de aventura sisífica hasta lograr alzarse como campeón, además de haber abrazado un estilo de dibujado muy diferente que le sentó de lujo. Ninguna pega con las muchísimas ramificaciones de la marca fuera de los juegos principales, donde podemos incluir los spinoffs de Leyendas Pokémon sin mucho problema. Siendo así, no resulta del todo arriesgado señalar que en general esta nueva edición parecía tener que lograr convencernos más que las anteriores. Quizá debido a cierta corriente de desencanto, Z-A llega en un contexto algo más complicado que su antecesor; Arceus fue un experimento que, por suerte, funcionó muy bien gracias a lo refrescante y entretenido que resultó ser, tanto como para que las limitaciones técnicas quedaran en segundo plano, mientras que Z-A es el primer Pokémon que se estrena en Nintendo Switch 2 y eso hace que la etiqueta de «Leyendas» sea algo más ignorada.
Aquí es donde entra el trabajo en esta nueva edición para conseguir revertir la situación y que vuelva la ilusión; algo no tan complicado si tenemos en cuenta que quienes hemos crecido en paralelo a la saga tenemos una facilidad particular para mirar con buenos ojos todo lo que puede ofrecer un Pokémon. Y parece que, como en Arceus, Z-A cuenta con multitud de novedades para zarandear el gameplay y obtener así una experiencia capaz de dejarnos buen sabor de boca; multitud de cambios que demuestran ambición por innovar, pero sin renunciar a la esencia de la saga: las criaturas siguen subiendo de nivel, aprendiendo los movimientos habituales, los tipos tienen la misma relación y podemos evolucionar a nuestros compañeros, pero decimos adiós a los combates por turnos y a recorrer el mapa de una región.


Muchos ya conocerán esto por la campaña promocional de Nintendo o por llevar casi un día jugando a Leyendas Pokemon: Z-A, pero antes de asumir nada permitidme aclarar esto último: el juego se desarrolla en una única ciudad, una versión ampliadísima de Ciudad Luminalia, la capital de la región de Kalos —aquella que conocimos en Pokémon X e Y de Nintendo 3DS y que recordaba a Francia—. En esta ciudad podremos capturar Pokémon, realizar misiones secundarias, adquirir multitud de conjuntos bien estilosos y, cuando cae la noche, participar en una competición pokémon para ascender de rango. Más allá de la historia en sí y la exploración por la ciudad, parece que el principal foco de interés radica en los combates en tiempo real y lo que influirá en la forma de jugar tener que considerar el tiempo de enfriamiento de cada ataque, la distancia de nuestro objetivo o cómo afecta al entorno la utilización de ciertos ataques.
Durante la promoción de Leyendas Pokémon: Z-A hemos conocido varias megaevoluciones, este tipo particular de evolución temporal que se introdujo precisamente en Pokémon X e Y; recordemos el inquietante corto que derivó en la revelación de una nueva forma de Victribeel o el momento de puro shonen que vivió Hawlucha para despertar su megaevolución. En Z-A algo está haciendo que pokémon sin entrenador megaevolucionen sin control y tendremos que investigar este fenómeno, una situación potencialmente peligrosa, pero muy útil para que decenas de nuevas formas se incorporen al universo pokémon. Es curioso que justo el año en el que Digimon regresa con un juego aparentemente bastante sólido, capaz incluso de cautivar a aquellos aficionados a ambas franquicias de monstruos digitales, Pokémon opte por un juego cuyo principal aliciente en lo que a criaturas se refiere sea la megaevolución, que no deja de ser una transformación temporal que otorga más poder y que sucede gracias al vínculo entre entrenador y pokémon… justo igual que la digievolución. Una bonita casualidad.

Durante el evento de ayer con motivo del lanzamiento de Leyendas Pokémon: Z-A hubo una presentación en la que el representante de Nintendo explicó al detalle cómo funciona el mundo pokémon; un sermón ante un público repleto de feligreses que ya conocíamos cada uno de los versículos que recitaba. Es curioso cómo veinte años después de la primera incursión en Hoenn aún recordamos a qué nivel evoluciona Ralts o cómo diferenciar a un Pikachu macho de uno hembra, tanto es así que en el examen sorpresa que planteó Nintendo como cierre de su evento no hizo falta mirar al de al lado para rozar la puntuación perfecta sin sudar. El conocimiento enciclopédico pokémaníaco es tal que cómo negar que claro que hay ganas de un nuevo juego Pokémon, ¡cómo no!
Ojalá Leyendas Pokémon: Z-A logre, como hizo Arceus, que sus novedades opaquen las limitaciones técnicas que tanto se han subrayado durante estos meses. Parece que la versión de Switch 2 vuela más alto que la de Switch, como es lógico, pero también parece que claro que, de nuevo, seguiremos esperando una entrega de la saga que de forma contundente demuestre que los videojuegos de Pokémon son tan incontestables como el resto de elementos de la franquicia. Lo tienen sencillo, ya que con juegos menos redondos que aquellos que crearon afición hemos seguido ahí, cartucho a cartucho. Normal, si me preguntan, a ver quién es el guapo que mira a la carita a Totodile, Chikorita y Tepig y no siente la llamada de la aventura en su pecho. Tanto es así que no serán pocos quienes den el salto de generación gracias a Pokémon y, en un año de Mario Kart World y Donkey Kong Bananza, eso son palabras mayores.
Solo los usuarios registrados pueden comentar - Inicia sesión con tu perfil.