Los creadores de Rollers of the Realm, Phantom Compass, son la versión profesional y adulta de aquellos niños inquietos que en los banquetes de boda, después de los postres, nos juntábamos para mezclar cien mil bebidas distintas en un solo vaso, solo para ver qué color tomaba la mezcla y qué hedor insoportable desprendía, coqueteando con la loca idea de que quizá alguna coincidencia remota de elementos provocaría una reacción química que haría explotar la copa. La diferencia estriba en que estos tíos no solo han experimentado con la mezcla sino que además se han atrevido a darle un sorbo. Y, por lo que se ve, el mejunje está bien rico.
Rollers of the Realm tiene estructuras de pinball, con pistas distintas donde lanzar la bola y golpear todo tipo de resortes y artefactos, pero lo han cubierto todo de un barniz medieval y le han inyectado en el organismo grandes dosis del ADN de los juegos de rol. Como RPG, es de aquellos que empiezan proponiendo una historia y progresivamente nos seducen con sus mecánicas; así que incluso en eso sus autores han demostrado saber muy bien con qué están tratando.
Los niveles mantienen algunas convenciones del pinball como las barras de golpeo (con un fulgor verde representando la cantidad de salud) o los bumpers, pero están llenos de árboles, carros, piedras, vallas y pozos que sirven de obstáculo. El objetivo es golpear con la bola a los enemigos que corretean por la pantalla hasta agotar su barra de vida, de modo que en lugar de puntos nos dan monedas de oro o maná. Cada bola que utilizamos es un personaje de nuestro grupo con sus propias estadísticas de habilidad (más dañino, más rápido) y su propio tamaño, de forma que las pequeñas pueden acceder a rincones donde las grandes no pueden entrar y estas pueden abrir camino a golpes donde las menudas solo rebotarían. Con el dinero compramos equipo y mejoramos habilidades entre nivel y nivel.
El juego está además plagado de grandes ideas. En los niveles estándar no sucede nada si una bola se nos cuela entre las palas, pero si estamos en un nivel de combate, la bola que se pierda significará la muerte de ese miembro del grupo. Solamente rellenando la barra de maná podemos resucitarlo, aunque si tenemos un personaje con habilidades curativas podemos utilizarlo para que recoja más cantidad de maná de los enemigos y acelere la posibilidad de traerlos de vuelta. Las palas de golpeo, además, se reducen en tamaño cuando agotamos la salud, de modo que se vuelve más difícil mantener la bola en el tablero.
Rollers of the Realm lleva ya un par de semana disponible en Steam y también en la Store de Sony para PS4 y Vita.
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Originalidad.
Amo ver gente que aunque trabajen sobre algo (pintball), le hayan dado su propio rollo, tanto, que si o sí quiero probarlo por las ganas de jugar a recibir un aporte distinto que otros juegos no van a darme.
Siempre pienso que si haces algo único, independientemente de la calidad, al menos un tiento por parte de mucha gente te vas a ganar.
Hacen falta más pinballs!
Pinjed, yo y mi cuenta corriente te odiamos muchísimo. No me puedo aguantar las ganas de comprarlo…
«nos juntábamos para mezclar cien mil bebidas distintas en un solo vaso, solo para ver qué color tomaba la mezcla»
Marron, la respuesta a ese experimento siempre era marron.
Tiene pinta de ser un devorador de horas, sobre todo en portátil.
Por otro lado, me sorprende lo poco que ha evolucionado el movimiento de la bola en los pinballs de los últimos… ¿20 años?
He visto un poquito del Dragons Fury de Technosoft, y solo con eso ya me invita a probarlo. Todavía estoy buscando un sustituto para este pedazo de videojuego.
Saludos!
Me parece una idea original y que puede dar para muchas horas si al final resulta bien el experimento.