Un padre mata a su hijo por haber perdido un juego

Houston, Texas. Ofelio Antonio Otero, de 40 años, empieza a beber como un maldito cosaco. Normal: con ese nombre quién no querría ahogar sus penas en alcohol. Al llegar a casa empieza a discutir con su esposa porque no encuentra un juego al que le apetece echarse unas partidas. La discusión empieza a subir de tono y su hijo Ignacio, de 17 años, decide intervenir. Ofelio, sin previo aviso y ciego como una jodida rata, decide cargar su pistola y la emprende a tiros con su propio vástago. Uno de los disparos alcanza a Ignacio en el cuello y éste muere en el acto mientras su padre huye de la escena del crimen. Tres horas después un equipo del SWAT detiene a Ofelio, que no ofrece resistencia. El detenido, que se enfrenta a un cargo por asesinato, tiene antecedentes criminales que incluyen conducción en estado de embriaguez. Ahora analicemos el caso: familia disfuncional, check; padre agresivo, check; consumo de alcohol y/o drogas, check. Ahora añadamos el bonus del videojuego como presunto móvil del delito, mezclemos todos estos ingredientes y veamos cuánto tardan Antena 3 y El Mundo en culpar a los videojuegos e intentar activar, por enésima vez, la alarma social que les permita, entre Gürtels y Cristianos Ronaldos, tener material que vendernos durante unos días. Yo digo que pocas horas.