Análisis de Prison Break: The Conspiracy

No puedo decir que Prison Break sea santo de mi devoción; apenas pude terminar de ver la primera temporada, y difícilmente concibo la idea de que estirarla durante ochenta episodios tenga algún sentido. Prison Break: The Conspiracy es la adaptación al videojuego de la primera temporada de la serie, una adaptación asombrosamente literal y que poco aporta a los eventos que describe la serie; así que me temo que o consiguen que el juego se sostenga por su mecánica o estamos bien jodidos, pensé en cuanto lo metí en la consola. Quizá los fans de Prison Break puedan apartar a un lado todos los defectos, errores y fallos de esta adaptación y, como hacen algunos de Lost, decir que no está mal del todo; bueno, lógicamente se puede hacer algo mucho peor, pero no es necesario comenzar una expedición hacia la abyección absoluta para demostrarlo; quedémonos con la teoría. Somos, en el juego, Tom Paxton, un agente de la Compañía, que trata de evitar que Michael Scofield salve a su hermanastro Lincoln Burrows de la silla eléctrica, a la que está condenado por un asesinato que nunca cometió; Paxton, que no aparecía en la serie, se infiltra en la cárcel al mismo tiempo que Scofield, y su atenta observación de lo que ocurre dentro va tejiendo la misma historia que vimos en la primera temporada. Por tanto, como ya dije antes, sabiendo ya qué va a ocurrir (porque Paxton es poco más que un pelele, un personaje plano, una nada; su devenir o la suerte que corra en el juego nos la trae floja, porque es imposible conectar con él; lo mismo habría dado que en vez de una persona de carne y hueso controlásemos una cámara de vídeo con alas, o un espíritu) lo único que puede salvar a Prison Break: The Conspiracy es una jugabilidad de hierro: y por desgracia lo que nos encontramos en realidad tiene muy poco que ver con eso. La retorcida idea de copiar Splinter Cell y hacerlo de la forma más descabellada posible es atractiva, sí, pero los desarrolladores deberían evitar caer en la tentación de hacer juegos desastrosos. En este caso, ZootFly han seguido ese camino a rajatabla y pocas cosas en el juego están al derechas. Unos cuantos ejemplos: que en un juego que basa parte de su gracia en la infiltración no existan ni una animación para cuando te pillan es un error de base. En su lugar, los guardias simplemente se quedan parados a tu lado, mirando fijamente, y la pantalla, estática, se pone en blanco y negro. Más: tan absoluta y descaradamente lineal es el juego que todas las puertas y caminos están cerrados a no ser que el juego mismo quiera abrírtelos; y poco o nada puedes hacer si no vas por donde te mandan, porque ni siquiera puedes liarte a hostias con todo el mundo: sólo con quien te deja el juego, indicándotelo con una señal en el mapa. Y más todavía: los quick time events son tan desquiciados que no te dan nada de tiempo entre la pulsación de un botón y otro. Se nos pide, por ejemplo, pulsar repetidamente X, y en cierto punto mientras lo hacemos el QTE cambia a pulsar triángulo una vez; no hay ni un microsegundo de separación entre los dos, por lo que lo más seguro es que la transición te pille pulsando X y que falles; y vuelta a empezar. Para colmo, el sistema de combate es tan plano y aburrido que lo normal es querer evitar las peleas a toda costa, y sólo entrar en una si el juego nos obliga. Podría mencionar decenas de errores más, pero no es cuestión de hacer sangre; sólo diré que todo está, en general, muy mal resuelto. Pero si hay algo que hace bien, es mantener la coherencia: en lo audiovisual, Prison Break: The Conspiracy es casi igual de catastrófico. Más dentro de la pasada generación que de esta, resulta grotesco ver un juego de 2010 con unas animaciones, unas texturas y unos escenarios tan descuidados y poco inspirados. Aunque las representaciones virtuales de los personajes de la serie están bastante logradas (ver a Peter Stormare en un juego es siempre un placer), la animación facial es absolutamente fallida y resulta imposible tomarse en serio cualquier escena que pretenda ser dramática con unos personajes tan rabiosamente inexpresivos. Quizá los AAA nos tienen malacostumbrados. No puedo decir mucho más de Prison Break: The Conspiracy sin entrar en el escabroso terreno del insulto personal. Era difícil adaptar una serie tan basada en el suspense y conseguir un resultado óptimo. El camino tomado (una especie de Splinter Cell carcelario) no ha sido el más acertado, salta a la vista; pobre como juego y pobre como merchandising (¿por qué sacar un juego sobre Prison Break ahora que todo el mundo habla mal de la serie? ¿Por qué no salió cuando terminó la primera temporada, que era cuando la gente la tenía aún en buena estima?), Prison Break: The Conspiracy pronto será relegado a un olvido más que merecido. Y mejor así. [3]