Primeras impresiones de Sonic & SEGA All-Stars Racing

Si ahora mismo tuviera especial prisa por finiquitar este texto, lo tendría más fácil que de costumbre. Y es que no hacen falta más de un par de frases para que cualquiera se haga una idea de lo que encontraremos en Sonic & SEGA All-Stars Racing:

• Es un clon de Mario Kart
• Afortunadamente, es consciente de ello y no se avergüenza de serlo

Pero como el Guiness al artículo sobre videojuegos más corto seguiría siendo para Haru, voy a desarrollar esas dos ideas un poco más. Lo nuevo del erizo está tan descaradamente inspirado en la saga de carreras de su fontanero otrora rival que voy a cambiarle el título por Sonic Kart; mucho más fácil. Y no me refiero sólo al concepto, sino a cada detalle, ítem o elemento jugable que os podáis imaginar. Y no lo digo como algo malo, ¿eh? De hecho, copiar bien a quien lo hace bien nunca ha sido ni será un error. Lo malo viene cuando, en un estúpido intento de intentar esconder lo evidente, a uno le da por añadir complementos que suelen cargarse la fórmula y encima fracasan en objetivos como añadir personalidad o evitar odiosas comparaciones. Como decía, Sonic Kart acierta en ese aspecto. Sin disimulo ni complejos, toma prestado el sistema de derrapes para cargar el turbo y las piruetas en el aire con idéntico premio del juego para Wii. Tampoco se complica la vida en cuanto a power-ups: cambia las setas por zapatillas de Sonic (individuales o en packs de tres, también) y el caparazón verde por un guante de boxeo del mismo color. Puede que aquellos con muchas más horas de Mario Kart a sus espaldas que un servidor encuentren diferencias en el control —no tengo el ángulo de giro exacto en mente, ahora mismo—, pero desde luego no son muy, muy evidentes. La particularidad más destacable del título es de hecho bienvenida en tanto que refuerza su imprescindible componente fanservice. Se trata de un ítem que permite realizar un ataque especial único para cada personaje, muy al estilo Sonic Tennis (puestos a cambiar nombres…). Así, la mascota de SEGA se transforma una vez más en Super Guerrer para ganar velocidad, Alex Kidd cambia brevemente su mítica moto por su no menos mítico helicóptero (4:23) ((Si no te has emocionado con esto, amigo mío, eres carne de psicoanálisis.)) y Big se deja arrastrar por una versión transgénica de Froggy. Como sucede con todos los juegos de este estilo, el éxito de Sonic Kart dependerá en gran medida de hasta qué punto sepa satisfacer al fan de SEGA con la cantidad y calidad de personajes y escenarios. Lo visto hasta ahora —que es más de lo que se podía seleccionar en la versión que probé—, con Ryu Hazuki y todo, no está nada mal, pero tampoco es ni mucho menos para tirar cohetes. Intenté arrancar algún nombre, pero no conseguí nada más que un protocolario «habrá sorpresas agradables». Tan importante como los pilotos son las pistas. Vi únicamente la del típico Casino tantos y tantos Sonics y una especie de Green Hill con más playa de lo habitual, con cangrejos y pirañas robot a modo de obstáculos móviles. Sin quejas en este sentido más allá de un ligero exceso de luces y distracciones en el primer circuito —cosas de la primera partida, probablemente—. pero de nuevo, lo importante será ver la lista completa. Porque de nuevo, lo que conocemos hasta ahora es poco. Y de gráficos, pues como siempre. El colorido y la gracia de los mundos de SEGA bastan para lograr, una vez más, un juego simpático y agradable de ver, pero condenado a no destacar por su naturaleza multiplataforma. Lógicamente, está mucho más cerca del correcto juego de tenis —digo yo que comparten motor— que del por momentos precioso Sonic Unleashed. En el modo para dos jugadores a pantalla partida, eso sí, el framerate rascaba de lo lindo en la build de PS3 que nos mostraron; supongo que precisamente por eso estaba bloqueada la opción para jugar con tres amiguetes más. Tiempo hay para arreglarlo de aquí a primavera, espero. Vamos, que Sonic & SEGA All-Stars Racing no pinta nada mal. Es una imitación descarada, sí, pero era la decisión a tomar después del catastrófico Sonic Riders. Éste se deja jugar como uno esperaría, y si Sumo Digital acierta con cuatro o cinco personajes más —lloraré de emoción si meten a Ristar, me cabrearé lo indecible si endilgan a Mario para vender más—, será un título muy a tener en cuenta para todo aquel que alguna vez fue Seguero.