Filmageddon: <em>Juegos de guerra</em>

wargamesEl tiempo, 1983. El lugar, Estados Unidos. Ronald Reagan lleva ya un par de añitos repanchingado en el sofá presidencial y nos encontramos en una de las épocas más tensas de la guerra fría. Es entonces cuando John MacDonald Badham ((Juan MacDonald Maljamón, así se llaman los americanos de pura cepa, hostia ya.)), autor de, entre otros peliculones, Fiebre del sábado noche y Cortocircuito, elabora un entretenidisimo y digno alegato en contra del clima belicoso que se respira en USAmérica. O al menos esa es la interpretación tradicional. Porque yo, amigos míos, veo en Juegos de guerra una crítica feroz, indiscriminada y ultraconservadora a la informática y los videojuegos. Permítanme que me explique: La primera vez que David aparece en pantalla está jugando al Galaga, a los marcianitos. Su ojos están vidriosos, su mirad perdida en el monitor de la recreativa. La alarma de su Casio suena, él sabe que tiene que volver a clase como el resto de sus compañeros y sin embargo se queda ahí de pie, jugando. Hasta que aparece un crío, mucho más pequeño que él, al que pasa su partida. Como una enfermedad, como el adicto a la coca que no pierde ocasión para invitar a droga con la esperanza de formar nuevos consumidores con los que compartir gastos. La película nos está diciendo que por culpa de cabrones como David los recreativos de principios de los 90 estaban llenos de adolescentes malotes. Esos que os pedían «una partida» o «cinco duros» y que si cogían el joystick ya os podíais ir despidiendo de vuestros 3 créditos al Sunset Riders. Hijoputas. Sin embargo el aluvión de mierda no acaba ahí. David es un experto en informática, un hacker. Su obsesión con los ordenadores le ha convertido en un muchacho taciturno. Sus únicos amigos son unos programadores nerdos de la hostia y apenas tiene contacto con sus padres, que le creen un joven de provecho. Mientras, en secreto, usa sus habilidades para cometer fraudes: con sus notas, con la factura del teléfono… Su maldad no conoce límites. Su habitación, en lugar de estar forrada de pósters de Cindy Lauper o Madonna, es una cueva cerrada a cal y canto, plagada de extrañas máquinas y cachivaches. Los jóvenes normales discuten con sus padres porque se tiran horas al teléfono hablando con sus amigos. David lo usa para colocarlo en un extraño aparato que debe ser a nuestros routers lo que Wii es a las consolas modernas, y se pasa el día llamando… ¡A otras máquinas!
Si sabes lo que es ésto o eres muy viejo o muy freak

Si sabes lo que es ésto o eres muy viejo o muy freak

Y he ahí el meollo del asunto. El primer paso del joven protopirata informático hacia el abismo: descubre un anuncio en una revista sobre un programa que revolucionará los videojuegos. Cualquier otro mozuelo hubiera pasado del tema y hubiera subido a su cuarto a pelársela como un mono, que es lo que toca a esa edad. Seguramente ni siquiera compraría revistas de informática sino porno. Vamos, lo normal. Pero como David es un maldito atrapado por los ordenadores lo único que se le ocurre es llamar A TODOS los teléfonos de la zona de la empresa de videojuegos, a ver si, por casualidad, da con la computadora que alberga el innovador software, al que aún le faltan meses por salir. Lógicamente en lugar de acceder a la red de la empresa acaba llamando a unas cuantas casas, una pescadería y al jodido ordenador que controla el centro neurálgico militar responsable del lanzamiento de misiles nucleares (o en siglas, NORAD). Todo. Por culpa. De los putos. Videojuegos. Flipado con su descubrimiento, el zagal se obsesiona tanto con descubrir la contraseña que le dé acceso a la red (desconociendo que pertenece al ejército), que ignora por completo las danzas y graznidos de apareamiento que le brinda su compañera de clase la-que-esta-buena-pero-le-mola-el-listo-y-no-el-quarterback. Lo repetiré con más detalle: el chaval prefiere centrarse en trastear con el ordenador que en mojar con churris. Inconcebible.
Espera, ¿Qué van a hacer con la copa?

Espera, ¿Qué van a hacer con la copa?

Tras investigar durante días, faltando a clase, consigue dar con la clave y comprueba con gran regocijo que la IA del programa le permite jugar en red contra ella. Teniendo cosas interesantes, como el ajedrez, el póquer o el black jack, el amigo David elige jugar a LA PUTA GUERRA GLOBAL TERMONUCLEAR. He aquí la primera relación videojuegos-violencia de la historia en un medio de masas. Cuando saquen No More Heroes 2 sin sangre ni mutilaciones acordaos del padre de Johnny 5. A partir de ese momento comienza el despiporre. El ordenador empieza a realizar simulaciones de ataques y en el centro NORAD los militares manchan sus impolutos calzones castrenses cuando creen que la URSS les ataca en pleno. El FBI detiene a David pensando que es un espía ruso intentando joder la marrana y el ordenador, llamado irónicamente WOPR (que se pronuncia como Whopper), se niega a dar la partida por perdida, continuando con el simulacro (que todos dan por real) y provocando que la progresión del acojone de los militares tome la forma de una recta que podríamos representar con Y=X+1. Y todo. Por culpa. De los putos. Videojuegos.
Mirad a Reagan, que al jodío parece que le mola llegar a Defcon 1

Mirad a Reagan, que al jodío parece que le mola llegar a Defcon 1

En su búsqueda del programador original de la maquina, David pasará sus primeros días alejado de su cuarto/cárcel, respirando aire puro, viajando… incluso encontrando el amor. De nuevo yuxtapone la experiencia en el mundo exterior frente a la reclusión ante la pantalla. Finalmente y con la ayuda del programador original, que ha renunciado al vil mundo de la tecnología a favor de la historia natural (siendo sutiles de nuevo, é) consiguen desconectar la máquina al hacerla jugar al tres en raya consigo misma y obligándola a aprender que no puede ganar. La propia computadora remata la moralina de la película:
La única manera de ganar es no jugar
El mensaje es claro: los videojuegos son malos, te convierten en un frikazo reprimido, delincuente y amohinado con la cara de Matthew Broderick, y pueden provocar la III Guerra Mundial. Así que la próxima vez que veáis esta película, no os fijéis en los detalles de informática añeja, como esos discos de 5¼» o las pantallas de fósforo verde. Ni en el mensaje progre-pacifista de mercadillo, no. Daos cuenta de que lo que vende este filme es que si jugáis demasiado a videojuegos acabaréis follando poco y rodeados de nerdacos gordos, feos, o las dos cosas. Y ESTO ES TODO MENTIRA. ¿No?
Usuario
  1. spectrum

    Guardo mi VHS de Juegos de Guerra como un pequeño tesoro. Qué maravilla de film.

  2. bubblebreaker

    GRANDE y ÚNICO.
    La película y el Filmaggedon.

  3. DrogoPropulsado

    Es al único que le ha echo gracia el nombre xD

  4. Alf XYZ

    Lo que se le olvida al autor de la entrada es que el héore de la película es precisamente uno de esos chavales viciado a los videojuegos. Este personaje representa lo que todos nosotros (por aquella época) hubiéramos deseado hacer y no sale mal parado en la película: al contrario. Por eso dudo que haya una crítica a los videojuegos. Lo que sí hay, en mi opinión, son dos cosas. La primera, una crítica a la automatización de procesos y elecciones que deberían ser humanos, como la guerra. ¿Alguien ha leído a Asimov y su «Multivac?». La segunda, tiene que ver con las influencias de la película. La más clara es la de Kubrick: «Teléfono rojo, volamos hacia Moscú». Es una película que en tono de parodia critica el estado de cosas que había durante la guerra fría. Un general loco decide realizar un ataque nuclear contra Moscú. Aquí se encuentran las claves de la película, no en la crítica a los videojuegos.

  5. sjod8998

    Los pies de foto son lo MEJOR que he leido en mucho tiempo….»la copa»….JAJAJAJAJA
    En cuanto a la pelicula, es un clasico más de aquella feliz y confiada epoca, junto a otros como ET, Cazafantasmas, Los Goonies, e incluso Alien el octavo pasajero.

  6. pabliter

    Guybrush eres un crack. entre esto y la de tron me has convencido.

  7. pussy bompensiero

    Un Filmaggedon muy legendario.
    Ally Sheedy for president!

  8. Seryu

    A mi la peli no me parece más que un cúmulo de todos los tópicos habituales, que en la época de Hackers seguían todos iguales, y han perdurado hasta nuestros días de IT Crowd.

    Lo que si es la leche es que un chaval de los 80 conecta al ordenador del colegio por el teléfono y hoy día todavía no hay un colegio en toda España que guarde los expedientes académicos en un ordenador ni mucho menos que esté en red más allá de la típica web.

    pd. ¿Alien producto de una feliz y confiada época?