
Gotta go past
Análisis de Sonic Mania
A medio camino entre la secuela y la antología, Sonic Mania sabe jugar con las expectativas para convertir lo viejo en nuevo.
A medio camino entre la secuela y la antología, Sonic Mania sabe jugar con las expectativas para convertir lo viejo en nuevo.
Un gran despliegue técnico, narrativo y sobre todo humano que vuelve a evidenciar el poderío del videojuego como catalizador de experiencias.
El juego de puzzles de Daniel Benmergui es uno de los lanzamientos más estimulantes e inteligentes de lo que llevamos de año.
Un precioso ejercicio de inspiración visual sobre una base que innova partiendo de la mezcla de dos géneros que acaban por solaparse entre ellos.
El cruce entre RPG y life sim de Nintendo da lugar a un juego blando y repetitivo que no dice tanto como podría, aunque los Miis parloteen todo el rato.
Arzest lleva a Olimar y familia a las 2D con un juego inclasificable que mantiene la fascinación que provoca explorar un mundo familiar pero sorprendente.
La secuela del shooter con calamares es un juego menos fresco que el original, pero también más variado, más completo y mejor.
Nintendo convierte otro minijuego de Planet Robobot en algo más, y el resultado es un juego competente pero que acaba no diciendo mucho.
En un nicho sin rival y asentado sobre una base bastante sólida como era el primer juego, The Golf Club 2 buscar ser el juego de golf de esta generación.
Vacarious Visions trae de vuelta estos tres influyentes juegos con respeto y solidez; del homenaje y la nostalgia tenemos que encargarnos nosotros.