Otra perspectiva

Análisis de SpeedThru: Potzol’s Puzzle

Análisis de SpeedThru: Potzol’s Puzzle Aprovechar el efecto tridimensional sin gafas de 3DS era algo que, desde Pilotwings Resort, se veía venir como feature estrella de muchos de los juegos del catálogo de la consola. Tiene sentido. Lo hemos visto tanto en juegos en formato físico (Kid Icarus Uprising, por ejemplo) como en algunos de la eShop, con Pullblox como estrella; SpeedThru: Potzol’s Puzzle es también un juego de puzzles dirigido a la eShop de 3DS, aunque mucho más movido y frenético, donde es tan importante la capacidad de reacción como la lógica. En Speedthru controlamos a los guardianes, unos bichos formados por bloques que tenemos que mover y girar para atravesar los huecos que nos salen al paso en cada uno de los niveles. La forma sencilla es simplemente pasar por los huecos: conseguir una posición tal que podamos seguir adelante, y ya. Si nos lo tomamos de este modo, SpeedThru: Potzol’s Puzzle es ya un juego relativamente duro: a medida que avanzamos hay distintas complicaciones (límites de tiempo, pasillos que no son siempre rectos, objetos que nos retrasan o nos bloquean el paso…) que hacen que tengamos que estar muy despiertos para superar los niveles de la manera más plana y sencilla posible. Pero no es esta la forma en que SpeedThru alcanza su auténtica dimensión. En los huecos hay corazones, y conseguir la mayor cantidad de corazones posible es esencial no sólo para fardar de puntuación, sino para desbloquear niveles específicos de cada uno de los tres mundos. Conseguir los corazones en combo también ayuda a mejorar la puntuación, pero hay incluso otra capa de profundidad: a medida que movemos a nuestro guardián en paralelo a los huecos, su sombra va quedando proyectada y si formamos con ella la misma forma del hueco haremos figura, que nos permite conseguir todos los corazones de un hueco con sólo pasar por encima de uno de ellos. Esto es, claro, esencial para conseguir todos los corazones de cada nivel, y es realmente complicado y exigente; no es esencial para disfrutar o terminar el juego, pero sí para completarlo al cien por cien. No es un juego especialmente sencillo, vaya. Los controles de rotación de los guardianes no son tan claros e inmediatos como nos gustaría, y hace falta un buen rato para comprenderlos; en cada mundo los guardianes que controlamos tienen formas más complejas, y a menudo hace falta más que el mini tutorial de principio de zona para interiorizar sus movimientos. A veces resulta abrumador y no siempre anima tanto como debería a rejugar niveles para mejorar nuestra puntuación. Conceptualmente funciona y es una idea buena, y el ritmo al que se desarrolla es muy correcto: sabe ampliar su campo de batalla a tiempo para no aburrir, y se nota suficiente ingenio detrás como para que el juego no se quede corto en ningún momento. Al final, no obstante, SpeedThru aqueja un problema esencial que lo deja cojo: su reto es demasiado abrumador y demasiado poco interesante, lo que ofrece es demasiado menos de lo que exige, y a la hora de la verdad no apetece jugarlo. Es quizá esto lo peor que le puede ocurrir a un juego de puzzles, y ni los apañados modos multijugador ni la gran rejugabilidad que, en potencia, tiene salvan a SpeedThru: Potzol’s Puzzle del olvido. [5]