El desarrollo de I Am Alive sigue con el mismo olorcillo a cancelación, dos años después de que Ubisoft le quitara el proyecto a Darkworks y se lo entregara a Ubisoft Shanghai para terminarlo, así que el estudio francés que nos trajo Alone in the Dark: The New Nightmare y Cold Fear ya está manos a la obra con su próximo proyecto: un survival horror con perspectiva FPS que llevará por título Black Death.
Darkworks, el estudio francés que nos trajo Alone in the Dark: The New Nightmare y Cold Fear, ya está manos a la obra con su próximo proyecto: un survival horror con perspectiva FPS que llevará por título Black Death
SSX es un ejemplo muy bueno de lo que debería ser la evolución de una franquicia en los videojuegos, y de algún modo viene a representar con bastante buen gusto el progreso de Electronic Arts en los últimos años, desde que dejaron de ser la compañía más maligna del planeta para convertirse en una de las más fuertes del panorama actual.
Tomando un café en la terracita de aquí debajo, hará un mes, le comentaba a @chiconuclear que Shadows of the Damned tenía algunas cosas de Desperado. Él, siempre atento, siempre a tope, llevó el paralelismo hasta sus creadores: Suda51 y Robert Rodríguez no son directores especialmente buenos, pero es fácil adorar su obra por su personalidad y, sobre todo, porque convierten en arte lo de saber como y cuando no tomarse demasiado en serio.
Dejando de lado que a uno le parezca o no una tomadura de pelo importante el poner publicidad en un servicio de pago, lo que propone Kinect NUads es, como dice @pep_sanchez, lo mismo que hacer click en un banner. Lo de toda la vida, vamos. Así que Microsoft se ha currado un vídeo —en el que, por cierto, vemos el nuevo dashboard— que parece más pensado para hypear a los anunciantes que otra cosa. Echadle un vistazo.
Tal día como hoy, un par de décadas atrás, se publicaba en los Estados Unidos el primer Sonic para Mega Drive. Nacía la todavía mascota de SEGA. Compañía y personaje han cambiado lo suyo en este tiempo, y no precisamente para bien, pero es imposible no querer felicitar al erizo cuando tu infancia está llena de pósters, camisetas, pegatinas, pins y una jodida alfombra con sus estampa.
Que el modo Horda es lo mejor de Gers of War 2 es algo que, por mucho que me fastidie, admite poca discusión. Precisamente por eso, y aunque espero que Cliffy y compañía se curren un poco más la campaña de esta tercera entrega, me gusta la forma en que se está mejorando el asunto con esta Horda 2.0.
Ha sido una travesía de, entre pitos y flautas, casi quince años. Todo un récord de la vergüenza que no ha hecho más que perjudicar a la reputación de la franquicia. O peor: elevar las expectativas del público hasta cotas absurdas y completamente incoherentes con lo que venía ofreciendo la saga Duke Nukem. Si alguien esperaba una revolución en el género, una dirección artística con buen gusto (¿?) o novedades significativas en cualquier plano que no sea la guarrería y la chulería, sencillamente se equivocó de juego.
Vincent no conoce el concepto forever alone, pero no por ello es más feliz. Hay dos chicas en su corazón y esa dualidad está a punto de destrozarle el cerebro. Para más intri, no solo están las dos muy bien, sino que también se llaman casi igual: Katherine, la audaz ejecutiva de éxito con gafitas y larga melena; y Catherine, la pizpireta ninfómana con pocas luces pero dos buenos faros. ¿Quién se llevará el gato (Vincent) al agua (compromiso)?
Hay pocos juegos para Kinect que despierten mi interés, pero desde luego Rise of Nightmares es uno de ellos. Bajo un aspecto visual no muy cuidado parece subyacer una deliciosa convergencia de clichés del cine de terror en el que pueden faltar zombies, gusanos asesinos, el asesino de slasher enmascarado, momentos de torture porn à la Hostel o, gloria, muñecos asesinos disfrazados de bufón. Seguiremos atentos.