
O cómo cambiar nuestra relación con el suelo
¡Cubre el mundo de flores!
¿Hay tensión entre nuestra relación con los espacios de cultivo en los videojuegos y la incorporación de los mandatos de la productividad y la optimización?
¿Hay tensión entre nuestra relación con los espacios de cultivo en los videojuegos y la incorporación de los mandatos de la productividad y la optimización?
Hablamos sobre las lágrimas y la princesa, porque desde luego todo eso es importante en este Zelda, pero también es verdad que aquí no hay solo una historia.
Con el antecedente inmediato de Breath of the Wild, el último Zelda hunde sus raíces en una tradición de diseño que se resiste a ser predecible o estática, y que dialoga constantemente con el mundo en el que se desarrolla.
Los secretos de Hyrule se esconden en sus cuevas; desde su nacimiento, hace casi cuarenta años, The Legend of Zelda nos ha enseñado a buscar las cuevas: a desearlas, a sentir fascinación por ellas, a sospecharlas en cada grieta.
En tiempos de bulos y desinformación, Link se erige como un verdadero héroe capaz de resolver todos los misterios, solventar todos los entuertos y disipar cualquier habladuría que recorra Hyrule de posta en posta.
Breath of the Wild te presenta una enigmática tierra que ansía ser explorada; Tears of the Kingdom te reencuentra con una vieja amiga dispuesta a ponerte al día. Dos enfoques distintos con un denominador común: tu curiosidad.
Los artilugios Zonnan ofrecen nuevas posibilidades para explorar Hyrule, pero también para transformar el terreno, la relación con sus habitantes y la propia experiencia de juego.
Sobre la importancia de los reencuentros, y lo que podemos aprender de ellos.
Las nominaciones a los Game Awards este año dicen mucho, tanto por lo presente como por lo ausente.