E3 2018: El cuarteto de Playstation es infalible, no así el formato de su conferencia

Cuando se anunció que Sony centraría la conferencia de PlayStation en el E3 de 2018 en cuatro juegos —The Last of Us Part II, Ghost of Tsushima, Death Stranding y Spider-Man— la sorpresa tenía más que ver con el formato, tan distinto a las conferencias-metralleta a las que nos tiene acostumbrados la multinacional japonesa, que por la valía de los cuatro títulos, impecables como platos fuertes de una conferencia. La cosa empezó bien: en una carpa con escenario, que luego descubriríamos que replicaba el escenario en el que se desarrollaba la mejor escena que se mostró de The Last of Us Part II, Shawn Layden dio la bienvenida y Gustavo Santaolalla tocó una canción y luego vimos una demo de las que dejan boquiabierto.

Y luego, cambio de escenario.

Fue una dinámica rara y que seguramente tuviera más sentido desde dentro, porque entre que te cambian de sitio y demás el rato que en el streaming aprovecharon para anunciar algunas cosillas más se pasa volando. Desde el otro lado del charco, vimos a unos presentadores que hablaban para rellenar tiempo y que relegaron a papeles tremendamente secundarios lo nuevo de Remedy, Control, y hasta el remake de Resident Evil 2. Tras el cambio de escenario, le tocó el turno a Ghost of Tsushima, acompañado también de su momento musical.

A partir de ahí la conferencia perdió estructura y no consiguió recuperarla por mucho que Death Stranding y Spider-Man mantuvieran el tipo. Ha sido una presentación rara para un año que ya parece de transición: si Xbox lo dejó caer confirmando que ya hay una nueva consola en marcha, PlayStation hizo lo propio no atosigando con muchos juegos. Hay que ir dejando espacio a la nueva máquina.

Pero qué juegos, en realidad. The Last of Us Part II, con esa mezcla de escena cinemática y gameplay bien calculado, lo tiene difícil para no acaparar miradas; miradas llenas de sentido, gracias no solo a unos personajes de una expresividad impactante sino a una actuación inteligentemente dirigida y sin miedo a los matices. Ghost of Tsushima tiene todavía que demostrar alguna cosa, en mi opinión, pero la espectacularidad del último duelo y la crudeza con que el samurái protagonista se enfrenta a sus enemigos hacen que sea más fácil pensar en la nueva escuela de Sony que en anteriores trabajos de Sucker Punch. Qué decir de Death Stranding: más allá de las apariciones estelares de Lindsay Wagner y Léa Seydoux tuvimos la oportunidad de presenciar una kojimada genial, con un tráiler centrado en largas caminatas con todo tipo de trastos a cuestas, toda una pesadilla para repartidores de Amazon o Glovo. En ese sentido, Spider-Man (el juego más cercano en el tiempo: sale en septiembre) casi podría desentonar, con su propuesta mucho más directa y menos ceremoniosa que parece heredar mucho del hombre araña de los tebeos, ágil, sarcástico y un poco parguela.

Ha sido una conferencia con no muchos juegos y tampoco muchas fechas o revelaciones sorprendentes, una sensación motivada en buena medida por cómo los focos estuvieron puestos solo en unos pocos. La situación se prestaba a que algunos responsables de los juegos hablaran sobre ellos, creo, aunque quizá simplemente haya echado de menos una mayor presencia de Kojima explicando, de la manera que él hubiera considerado oportuna, algo de lo que se vio en pantalla. La idea de los varios entornos y de centrarse en unos pocos juegos me parece buena, aunque difícil de llevar en un entorno como el E3 (donde aparecer en tal o cual o presentarse aquí o allí es moneda de cambio), pero por su ejecución ha servido para quitarle peso a muchos de los títulos que se vieron (que parecían entremeses entre plato y plato, más que algo a lo que tuvieras que prestar atención) y, en última instancia, a la conferencia misma. Quizá esa fuera la intención: yo al menos ya me he puesto a buscar qué tiene que decir Kojima sobre todo esto.