Adiós al "Cazador de Cocodrilos"

Stephen Robert «Steve» Irwin nació el 22 de febrero de 1962 en Australia. Era un tipo peculiar. Entre temerario y absolutamente pirado. Pero caía bien. En cada uno de sus documentales de El Cazador de Cocodrilos, uno pensaba «Este tipo está loco, lo van a matar», como mínimo 4 o 5 veces. Y es que tirarse sobre un cocodrilo para inmovilizarlo y poder trasladarlo en su Zoo o coger una serpiente venenosa de cojones como si fuera un simple peluche era el pan de cada día. No podía haber sido de otra forma. Ayer sucedió. Si existe el destino, cómo acabaría la vida de Steve Irwin estaba escrito en mayúsculas y negrita. Mientras filmaba un documental, estando bajo el agua, la lengüeta de una raya venenosa le ha atravesado el pecho. No vamos a discutir si estaba loco o si merecía estar en la cárcel por dar de comer a un cocodrilo mientras sujetaba a su bebé en brazos. Nos quedamos con que era un tio querido: en Australia, la noticia de su muerte ha disparado el uso de ancho de banda y la red ya está llena de slideshows en su memoria. Siempre he pensado que su excentricidad no era más que una manera de demostrar la pasión que sentía por su trabajo. Y que me jodan si no hace falta más gente que trabaje con pasión. En fin, que se ha ido uno de los ídolos de un servidor. Siempre nos quedarán sus geniales documentales y esa estelar aparición en uno de los mejores episodios de South Park. Descansa en paz, Steve.