El castigo colectivo en The Forgotten City

Uno de cada diez

El juego de rol de Modern Storyteller toma de base la decimatio romana para presentarnos una ciudad en donde el pecado y las transgresiones se castigan de manera colectiva.

Aviso: Este artículo contiene algunos detalles de las dos primeras horas de juego.

La decimatio no estaba pensada para castigar al cobarde sino para para estigmatizar la cobardía dentro de la legión romana. Esta pena, tan cruel como excepcional, dividía a las cohortes en grupos de diez y, mediante un juego de azar, escogía a aquel que iba a morir para expiar los pecados de todo el grupo. Marco Licinio Craso eligió para este caso las piedras de colores. Cuando llegó el momento de sancionar a las tropas huidas durante la rebelión de los esclavos liderada por Espartaco, el general romano metió en una bolsa de tela nueve piedras blancas y una negra. Aquel que sacara la piedra oscura debería ser apaleado y apedreado hasta la muerte por sus propios compañeros. No podría recibir sepultura. Aquellos nueve afortunados que sobrevivian a la decimatio, y que desde ese momento se veían obligados a dormir a la intemperie fuera del campamento, recibiendo menores raciones, aprendían a través del castigo dos valiosas lecciones: que debían controlar a sus propios compañeros para garantizar el bien común y que nunca, de ninguna manera, debían confiar en sus crueles y caprichosos superiores.

The Forgotten City nació como un mod de Skyrim creado para contar la historia de un viajero temporal atrapado en un murder mystery. Lanzado el pasado julio como un título totalmente independiente, nos invita a conocer una sociedad maldita atascada en el tiempo y a encontrar a aquel pecador cuyas acciones van a desencadenar la ruina colectiva. Porque en esta villa romana solo una trasgresión puede hacer que todos los habitantes sean inmediatamente castigados y transformados en estatuas doradas. Con el conocimiento de que podemos reiniciar el loop si no cumplimos con nuestro propósitos, tendremos que investigar a diferentes personajes, cerrar el cerco sobre un sospechoso y tomar las acciones pertinentes para evitar que cometa el crimen de forma anticipada.

Pero como la gran mayoría de ficciones que reflexionan sobre la naturaleza del crimen y la justicia alrededor de los castigos, The Forgotten City tiene un enorme trasfondo filosófico que se adelanta de forma explícita durante sus primeros minutos. Tras atravesar el portal que nos lleva hasta esta ciudad perdida, nos vemos obligados a encontrarnos con el magistrado Sentius, administrador de la ciudad, y conocedor de la gran mayoría de los secretos que alberga. Además de encargarnos unas cuantas misiones e informarnos sobre la existencia de la Regla Dorada —si alguien comete un pecado, todos los ciudadanos serán castigados por igual y transformados en oro—, el magistrado se toma el tiempo para debatir con nosotros cuestiones relacionadas con la ética y los constructos sociales en la antigua Roma, permitiéndonos hacer comparaciones directas con la situación actual a través del protagonista. Así, si le señalamos a Sentius que las leyes romanas son «bárbaras» al permitir la compraventa de esclavos, el magistrado nos recordará la autonomía y los derechos de estas personas, así como la necesidad de esta figura, por ejemplo, para darles una ocupación y un futuro a los niños abandonados. Si le recordamos que su democracia es imperfecta porque impide votar a las mujeres, Sentius señalará que las mujeres romanas pueden poseer tierras, divorciarse y disfrutar activamente de la vida fuera del hogar, derechos únicos que no poseen en otras muchas culturas.

La idea detrás detrás de estas conversaciones no es justificar de ninguna forma el machismo, la desigualdad o, incluso, los castigos colectivos (podemos preguntarle directamente por la decimatio), sino introducirnos en un ejercicio de metafísica por el que podremos explorar una sociedad diferente pero, a la vez, muy similar a la nuestra para reflexionar sobre el significado del pecado, el crimen y el castigo como constructos. En la pequeña comunidad ideada por los desarrolladores de Modern Storyteller la justicia universal es muy similar a la que encontramos en nuestros días y el robo, el asesinato, la violencia y la mentira se ven como males dentro de una comunidad. No obstante, en esta villa imaginaria, la justicia correctiva no busca mantener la equidad compensando a las víctimas y castigando el crimen sino que está exclusivamente centrada en el castigo. Por eso, paradójicamente, aunque el magistrado Sentius crea que la villa está condenada porque alguien cometerá un pecado de forma inminente pronto descubrimos que la comunidad parece destinada a desaparecer porque no cumple con las virtudes de philia (amistad) y justicia que deben regir las polis según Aristóteles.

Una de las primeras sorpresas que encontramos al empezar a explorar libremente el universo contenido en The Forgotten City es que parece que tenemos la autonomía suficiente para romper la Regla Dorada si así lo creemos conveniente. De hecho, al estar en un juego estructurado alrededor de los bucles temporales, romper la Regla Dorada y reiniciar nuestro viaje será una de las herramientas imprescindibles para poder realizar todas las misiones y desbloquear el que se considera «final bueno». Modern Storyteller no solo critica abiertamente el uso de castigos colectivos sino que presenta la idea de que es moral, útil e incluso necesario luchar contra las normas injustas aunque esto repercuta negativamente en nuestros semejantes. Para algunos personajes en The Forgotten City, la Regla Dorada es una norma que intenta conseguir por medio de la presión de grupo una sociedad idílica, mucho más pacífica y eficiente que sus coetáneas. No obstante, el título expone que este tipo de tranquilidad (que no es más que una fachada) afecta de forma negativa al alma humana al cimentarse totalmente en la pérdida de libertad tanto en los espacios públicos como privados. Solo nosotros, con la posibilidad de escapar al castigo reiniciando el ciclo, somos capaces de abstraernos para ver que ningún tipo de justicia (universal, distributiva o correctiva) está por encima de otra y que los castigos colectivos, además de afectar a la philia, instaurando el miedo y la confianza entre vecinos, dinamita el concepto de equidad al eliminar la idea de víctima.

Sobre el pecado, el juego busca dejar claro que hablamos de un constructo cambiante que proviene de la observación y valoración negativa de las propiedades relacionales (como las consecuencias) de ciertas acciones pero que no están ligadas a ellas necesariamente de forma natural. The Forgotten City separa constantemente la idea de «crimen» y de «pecado» y encontramos el razonamiento para esto en nuestra primera conversación con Sentius. En esta villa no es lo mismo pecar a los ojos de los dioses que violar una ley escrita por los hombres y que puede recibir la sentencia de un juez. Además, los personajes de la villa pueden comportarse con avaricia, pereza, soberbia o lujuria sin que el castigo divino caiga sobre ellos y sus semejantes porque los dioses que vigilan esta comunidad no valoran de forma negativa el deseo de amasar grandes cantidades de dinero o intentar reducir a mínimo el esfuerzo y las horas de trabajo. De la misma manera, Sentius parece tener potestad como juez para matar a los maleantes porque las leyes escritas funcionan como un salvoconducto que eliminan las propiedades relacionales negativas de asesinato. Esta diferencia entre pecado y crimen; juicio y castigo, serán utilizada en varias ocasiones por nuestros enemigos para intentar confundirnos. En The Forgotten City el oro está maldito y la verdad es muy valiosa. Por eso necesitamos un par de ojos frescos y la mente muy abierta para poder avanzar.

Tras haber estado vigente durante cientos de años, la decimatio fue abolida por el emperador Galba en el siglo I d. C. Sin embargo, y más allá de lo que nuestro personaje asegura en su primera conversación, los castigos colectivos siguen presentes a día de hoy en nuestra sociedad a pesar de estar considerados como una violación de las leyes de la guerra e ir en contra de la Convención de Ginebra. No ha pasado tanto tiempo desde que vivíamos en la antigua Roma. Para las Naciones Unidas, el actual bloqueo de Gaza es un castigo colectivo impuesto a los palestinos por un pecado indefinido, cambiante y dificil de señalar. La Regla Dorada en The Forgotten City no es solo un artefacto de ficción creado para hacer avanzar la trama sino un elemento que busca hacernos reflexionar sobre la forma en la que los castigos deben ajustarse a los pecados y la manera tan sencilla en la que asimilamos la injusticia y la brutalidad. Para Modern Storyteller la solución ante la inmoralidad pasa desafiar a los propios dioses. También a los hombres que se comportan como tales.

Redactora
  1. Ein

    ¡Me gusto mucho este juego! Me hice todos los finales de 2 sentadas y, aunque es un juego facilongo, me gustó como trata el tema de los bucles y sobre todo como soluciona la repetición (encargándole cosas al primer tío que siempre te recibe) y cómo esto se integra luego dentro del propio argumento.

    Muy chulo y muy buen texto <3

  2. Malleys

    Ni sabía de la existencia de este juego, pero me ha gustado un montón su premisa y leerte sobre él.

  3. molekiller

    Hace tiempo que escucho maravillas de este juego, lo tengo descargado, a ver si este finde me pongo.

  4. Autarca

    «fue abolida por el emperador Galba en el siglo I d. C.»

    Pues menos mal que le dio tiempo, Galba no gobernó ni un año.

    Un año complicado el 69, cuatro emperadores, Galba, Otho, Vitelio y Vespasiano. Aunque nada comparado con los cinco emperadores del 251, o los seis emperadores del 238.

    El juego pinta muy bien, si sale en Steam le daré un tiento.

    1. *Winnie*

      @autarca

      Esta en Steam desde hace tiempo y en el Game Pass desde hace unas semanas!

  5. mrcosan

    Quedé muy intrigado con el texto. Lo probaré apenas pueda. 👌

  6. tomimar

    Me encantó el juego. Si bien se va haciendo más lineal conforme llegas al final y entiendes las “costuras” del propio juego, está genial como usa los bloques temporales y la posibilidad de romper la regla de oro para ir manipulando a los propios Dioses y descubrir la “verdad” que está detrás de todo. Pero lo mejor es, como dice el artículo, la filosofía que se encuentra detrás, pudiendo incluso llegar a discutir con los propios romanos acerca del feminismo, de la convención de Ginebra o simplemente de lo que está bien o está mal, de la justicia universal. Se nota que los guionistas sienten pasión por la filosofía, o al menos por los postulados clásicos.

    Me encantó el texto Marta, aunque no me ha quedado claro si te gustó el juego o no, entiendo que sí porque por lo menos te ha dado para hacer un texto reflexivo de los que a ti te gustan. Este juego sí que daría para spoilercast! Lástima que no haya sido tan popular como el 12 minutes, por ejemplo.