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«Un videojuego nunca es sólo un juego»: la exposición Games & Politics llega al Centro Cultural Conde Duque de Madrid

 «Un videojuego nunca es sólo un juego», la exposición Games & Politics llega al Centro Cultural Conde Duque de Madrid

A pesar de la corriente que exige —y no precisamente en los mejores términos— a las compañías y a los desarrolladores que piensen en los videojuegos como algo perteneciente a una comunidad cerrada y liderada por jugones con credenciales, la realidad parece ir por otros cauces. Los videojuegos no solo están cada vez más aceptados dentro del ámbito cultural, sino que el mundo del arte parece estar dispuesto a darles la bienvenida con los brazos abiertos, dejando obsoleto el comentario que relaciona a los videojuegos solo con el entretenimiento. «Un videojuego nunca es sólo un juego» aseguran los responsables de Games & Politics. La exposición que hasta el 3 de noviembre podrá disfrutarse en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid, no pierde el tiempo con rodeos. Desde el principio admite que el medio —desde Pac-Man a los títulos actuales, pasando por Super Mario— refleja e inventa mundos o cuestiona realidades complejas. Los 18 títulos seleccionados se dedican precisamente a eso y lo hacen muy, muy bien.

Aunque no es la primera vez que los videojuegos toman un museo, sí que estamos ante una de las primeras ocasiones en las que lo experimental deja espacio a lo comercial. Los 18 títulos seleccionados por el Goethe-Institut en colaboración con ZKM pertenecen al sector independiente, pero están desarrollados por nombres tan conocidos como Lucas Pope, Anna Antrophy, 11 bit Studios u Osmotic Studios. Los temas, entre políticos, sociales y personales, abarcan desde cuestiones relacionadas con la identidad de género, la sexualidad o el feminismo, a temas como las políticas migratorias, el estado de vigilancia o las consecuencias de los conflictos armados.

La exposición es 100% interactiva. En instalaciones sencillas, en ocasiones compuestas solo por una pantalla rodeada por un globo en donde se indica el título del juego y el creador, y usando el teclado y el ratón que tenemos delante, podremos disfrutar de títulos como This War of Mine, Coming Out Simulator, Orwell o Democracy. Al lado de la instalación, una pequeña descripción, no solo del título, sino del tema que trata y cómo puede relacionarse con los videojuegos. Por ejemplo, la exhibición propone la idea de que los simuladores y los juegos de gestión son ideales para analizar la autoeficiencia y el control del poder o que los juegos de perspectiva única son ideales para reflejar y analizar roles de género estereotipados.

 «Un videojuego nunca es sólo un juego», la exposición Games & Politics llega al Centro Cultural Conde Duque de Madrid

Que los videojuegos rompan fronteras y que encuentren nuevos caminos para llegar a un público mayor siempre es motivo de enhorabuena. Sin embargo, una de mis principales problemas con la propuesta del Instituto Goethe es que no parece tener muy claro el público a la que va dirigida. Cualquier persona medianamente interesada en la vertiente indie de los videojuegos ya conocerá la mayoría de títulos expuestos y las descripciones no parecen ir más allá de cualquier análisis superficial. ni aportan contexto para ninguna de las obras. Por otro lado, las personas que no están habituadas a jugar pueden encontrar varios obstáculos para acceder al juego. En primer lugar, los expositores obligan a estar de pie durante largos periodos de tiempo (DYS4IA, el más breve de los títulos expuestos, dura unos 10 minutos, mientras que para poder disfrutar de otros como Papers, Please, tendríamos que estar en la instalación al menos unos 40 minutos) y es bastante incómodo, además, cuando los visitantes se acumulan detrás. El hecho de que los juegos estén en inglés, y que no se facilite ninguna explicación sobre cómo empezar a jugar, hace que los visitantes caminen entre los puestos confusos, frustrados y sin atreverse a probar.

Games & Politics es una excelente iniciativa que peca de lo mismo que la industria del videojuego tradicional: la incapacidad de hacerse accesible para el público externo o de explicar la importancia de estos títulos, no solo a nivel social sino dentro de la propia industria.  «Un videojuego nunca es sólo un juego»: la exposición Games & Politics llega al Centro Cultural Conde Duque de MadridA la vez que hace una magnífica tarea recopilando temas, autores y títulos que muestran las posibilidades del videojuego en ámbitos como la comunicación, el periodismo o el documental, la exhibición se olvida de indicarle al visitante que no solo se viene a mirar y que aquí la propuesta del creador no funciona sin su ayuda.

No me cabe duda de que en los museos debe haber espacio para los videojuegos pero, ya que ni el medio ni el espacio pueden doblegarse, es hora de que se erija un consenso. En vez de poner This War of Mine entero a disposición del visitante, escoger algunas escenas significativas que transmitan el tono y la idea de lo que encontramos detrás. Informar sobre los juegos y los creadores, incidiendo en por qué es importante que experimentemos el título, sin olvidar que hay personas que nunca antes han tenido un mando entre las manos.

Durante mi visita al Centro Cultural descubrí que una mujer seguía mis pasos. Me preguntaba qué ponía en la pantalla mientras yo jugaba y se retraía cuando la animaba a tocar la tableta en donde corría Yellow Umbrella. No fue hasta que llegamos a Perfect Woman que se animó a jugar. A ponerse delante del Kinect e intentar encajar en la figura de una madre abnegada, una esposa rica o una profesora de danza del vientre. Porque todos queremos jugar, todos queremos aprender y que nos hagan pensar. Por eso es importante poner las condiciones adecuadas.

Games & Politics es una exposición gratuita que podrá disfrutarse hasta el 3 de noviembre en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid.

Redactora
  1. rott

    Videojuego como obra de cultura pero solo un poco. Creo que el resumen perfecto es el penúltimo párrafo:

    En vez de poner This War of Mine entero a disposición del visitante, escoger algunas escenas significativas que transmitan el tono y la idea de lo que encontramos detrás. Informar sobre los juegos y los creadores, incidiendo en por qué es importante que experimentemos el título, sin olvidar que hay personas que nunca antes han tenido un mando entre las manos.

    No puedes esperar que alguien se meta 40 minutos a jugar en un museo como si fuese la PAX. Si expones un producto debe de ser de una forma en la que el usuario salga de ahí con una idea aproximada de lo que es el juego, y en This War of Mine no es algo que se haga en 15 o 30 minutos, por lo que acabas limitando el mensaje al visitante o exigíendole varias visitas para poder experimentar con todo
    (voy a ser el comio que diga lo del 2 de octubre del final del texto)

  2. AndresBaez

    Año 2018, aun hay personas (de derechas) que siguen viendo la ideología como un conjunto de dogmas propios de una visión política determinada. Los caminos del señor son inescrutables.

    Aprovecho para dejar un fragmento de Bernabé, el mejor amigos de Pinjed sobre la politización y despolitización:
    «Las hipotecas sin revolucionarias, las colonias rebeldes, los servicios energéticos verdes. Incluso un gran almacén de tecnología aprovechando la apertura de una de sus tiendas en el madrileño y popular distrito de Vallecas, asociado históricamente con izquierda, incluyo en sus carteles la imagen de un puño cerrado y el lema <>.
    Lo paradójico es que mientras que la publicidad se llena de un reflejo político, en el ámbito de lo realmente político todo el mundo parece huir de la ideología».
    Las obras culturales son eminentemente ideológicas, que los creadores y los espectadores sean conscientes de esta naturaleza es vital para que puedan tener una comunicación honesta. El creador necesita este punto de partida para ser autoconsciente de la ideología que emana de su obra, y el espectador o jugador debe tenerlo en cuenta para poder leer dentro de lo posible el marco que determina al videojuego y tener una conversación con este marco ideológico.
    A menudo leemos en foros a jugadores quejándose del marcado carácter político de una obra. No es que ese videojuego sea más o menos ideológico que otros, lo que ha ocurrido es que la ideología de ese juego concreto choca más con la del jugador que se queja que la del resto, y eso la hace mucho más visible. Para estos jugadores esta situación es muy nueva, estaban acostumbrados a relacionarse con obras que encajaban a la perfección con su marco ideológico. A ver si llega ya pronto el año en que se den cuenta de que eso nos pasa a todos y cada uno de los jugadores no capitalistas frente a casi todos los juegos, y aun así jugamos y nos nutrimos de ellos, muchas veces a causa de la discusión con la obra.
    Un abrazote.

  3. tom

    Pues tenía intención de pasarme este viernes un rato, pero ya veo que entre los pocos puestos y lo largo de las sesiones de juego, quizá no sea tan buena propuesta como parecía sobre escrito.

  4. orwellKILL

    metaexposicion!!!

    quiza lo han hecho adrede…

  5. Bubba (Baneado)

    Aquí existe un error de concepto muy fuerte.

    Todo producto cultural es política, nos guste o no, pero todo producto cultural no debe posicionarse de una forma clara, y siempre existen exigencias para este posicionamiento cuando no nos gusta lo que creemos que sugiere pero no cuando creemos que si nos gusta. Y aquí @MartaTrivi creo que tú, a título personal pecas muchísimo.

    Hace unos meses escribías sobre las declaraciones de la gente de ubisoft lo siguiente:

    ««No estamos haciendo ninguna declaración política», comentaba Terry Spier, creativo en Ubisoft, respecto a The Division 2; «estamos aquí para explorar la ciudad», añadía al ser preguntado sobre por qué han escogido la cuna de la democracia norteamericana como localización. El argumento en The Division 2 gira en torno a derrocar a un gobierno tirano y corrupto y ayudar a la población local en un futuro cercano. Y, pese a todo, incluso ante la tiranía del presidente actual y el sufrimiento de parte la población, Spier se mantiene en sus trece: «luchar contra la corrupción no es una declaración de intenciones políticas». No solo se limita a la segunda parte. Los asuntos morales, sociales y políticos inundan también la primera parte de la saga. Temas como el control gubernamental y el fascismo impregnan el título y llegan al jugador, sin importar si parten o no de una decisión consciente por parte del creador. En The Division, la glorificación del totalitarismo manda un peligroso mensaje que puede —y debe— ser analizado y señalado.

    Ante las críticas que recibieron las declaraciones de Spier durante el E3, Yves Guillemot no ha dudado en salir en su defensa y, mediante una entrevista con The Guardian, ha aclarado que el no posicionamiento político no se limita al juego sino que se extiende a la compañía en general. «Nuestra meta en todos los juegos que creamos es hacer a la gente pensar», aclaraba. «Queremos ponerlos frente a preguntas que normalmente no se hacen. Queremos que escuchen otras opiniones y que tengan la suya propia. Nuestra meta es darle al jugador las herramientas para que piense por sí mismo y con perspectiva». Una actitud que suena loable pero que disfraza una intención, si no conservadora, sí continuista.»

    https://www.anaitgames.com/noticias/the-division-2-politica-ubisoft-yves-guillemot

    Hace apenas unos días en la entrevista con los desarrolladores de Damnview, escribías lo siguiente:

    ««Si un jugador quiere disfrutar con los minijuegos y no quedarse con nada más, me parece bien; si alguien ve Damnview como una defensa del capitalismo, porque puedes escalar entre clases sociales, también me parecerá correcto», dice. «No quiero decirle a la gente las conclusiones a las que tiene que llegar. Si para ti es un retrato de la situación millennial no voy a decirte que no es así».
    Lo que me parece claro es que, mencionando explícitamente conceptos como capitalismo o lucha de clases en la propia descripción, así como ejemplificando la explotación laboral y mostrando las condiciones que propician la criminalidad, el juego está cargado de política. «Sin embargo», señalo, «si no se posiciona y lo deja todo abierto puede resultar insatisfactorio. Podéis enfadar a los que no quieren política en sus jueguitos y a los que buscan algún tipo de tema y conclusión. Sea como sea, estoy deseando leer las reseñas». «Desde luego va a ser interesante», comenta Juan, «a fin de cuentas todos pueden tener razón».»

    https://www.anaitgames.com/noticias/damnview-built-from-nothing-primeras-impresiones

    En un título, la gran empresa dice que no trata de lanzar una consigna política, en un segundo tiempo dicen que ellos dan las herramientas y que la gente piense. En otro título, el desarrollador indie dice que a él le viene dando igual el mensaje que se envíe, que cada cuál se lleve lo que quiera. A mí parecer vienen a decir lo mismo pero uno se ha comida críticas a mansalva y otro alabanzas (y no hay mas que leer como estan escritos los artículos y las respuestas de los mismos)

    Aparentemente el posible ensalzamiento del totalitarimos y el militarismo es peligrosísimo y debe ser señalado antes de probar el juego, pero vivir al límite de la legalidad no.

    El problema de los que «no queremos política en nuestros jueguicos» no es tal, es que no queremos criticas superficiales sobre la política de un título que es lo que prima en el medio especializado, lo que no queremos son panfletos y cámaras de eco en los juegos. Creo que es algo bastante diferente.

  6. Marta Trivi

    @rott
    Hay mucho lío con las fechas. La que utilizo al final es la que pone en el folleto oficial de donde he sacado las citas 🙂
    http://i63.tinypic.com/2r5cayf.jpg

  7. AndresBaez

    @bubba ¿Y quién establece qué es una crítica superficial, panfleto y cámara de eco? El que pone el significado arrastra para casa. Y una vez resuelto ese triple problema, ¿por qué no hay espacio para estos ejercicios? ¿Es un problema de profundidad? En tal caso el debate nació muerto, porque esto es un medio digital, no un ensayo. Existe Vigilar y castigar, que es más largo que un día sin pan, y existe el artículo de opinión en un periódico local de mi ciudad, Cordopolis, sobre la situación de los presos en la cárcel de Córdoba este verano. Anular el valor del artículo de opinión porque no tiene la profundidad y actitud académica de Vigilar y castigar es igual de sinsentido que acusar a Vigilar y castigar de compleja y demasiado extensa para el lector que no acostumbra a leer filosofía.

  8. Bubba (Baneado)

    @andresbaez como cordobés nacido y residente no llamarí a cordópolis el periódico de la ciudad, existe prensa local que merece ese título antes pero no voy a desviar.
    Creo que yo mismo he boicoteado mi mensaje con esas conclusiones. Reformulo y reabro el debate de una mejor manera si me lo permites:
    A los «gamers apolíticos» (entrecomillo porque ni soy gamer ni soy apolítico) no nos gustan las exigencias, es algo que en la prensa cultural ya se ha superado, y en los medios que no se hace suelen llover las críticas de lado a lado igual que aquí.
    No queráis hacer de lo que vosotros creeís que el creador dice lo que el creador dice, no queráis exigir posicionamiento cuando el autor no quiere hacerlo (caso de ubisoft y damnview) no seáis tan hipócritas de perdonar la equidistancia cuando el desarrollador te cae bien o el producto te interesa y condenarla cuando se dan los casos contrarios.
    En definitiva, no forceís. Sois libres de analizar lo que queráis bajo el prisma que os parezca pero no exijáis la confirnación de ese análisis.

    (*He usado la segunda del plural por expresión, no te estoy asumiendo ninguna actitud)

  9. Majin

    Un videojuego nunca es sólo un juego

    Esta frase me parece una basura, primero por dar por sabida y conocida la intencionalidad de las chopocientas mil obras que se han publicado desde, qué sé yo, ¿primera mitad de los 70? Igual de categórico es afirmar que los videojuegos son sólo juegos como que nunca son sólo juegos, hay de todo. Y cuando se intenta buscar los tres pies al gato suelen salir escritos cogidísimos con pinzas que acaban enfangados en una pretenciosa ridiculez.

  10. Yurinka

    @bubba dijo:
    Aquí existe un error de concepto muy fuerte.

    Todo producto cultural es política, nos guste o no, pero todo producto cultural no debe posicionarse de una forma clara, y siempre existen exigencias para este posicionamiento cuando no nos gusta lo que creemos que sugiere pero no cuando creemos que si nos gusta. Y aquí @MartaTrivi creo que tú, a título personal pecas muchísimo.

    Hay juegos que tienen política o ideología detrás, y los hay que no. Por ejemplo ni Pac-Man ni Tetris o yo que sé, Mario o Kirby, tienen nada de política.

    Últimamente en esta web se insiste en que todo tiene política/ideología incluso cuando los mismos desarrolladores dicen que no es el caso para su juego. Una cosa es que el contexto cultural o histórico de los autores -o incluso el modelo de monetización dominante de su mercado- influya a su obra, o la ambientación de la misma (por ejemplo a muchos juegos de tiros les daría igual estar ambientados en tal guerra, tal ciudad concreta o en el espacio matando aliens), y otra es que quieran transmitir un mensaje político con el juego.

    Los autores comerciales, en especial las grandes empresas, normalmente no se meten en política o ideologías porque a nivel de PR es malo, ya que en estos campos hay bandos enfrentados y si te casas con uno pierdes muchas ventas y apoyos del otro. Por tanto, se tiende a hacer cosas que no generen polémica ni en un lado ni en otro, usando temas universales que agraden a ambos bandos.

    Como por ejemplo, puede verse en esta web: que un juego apueste por la política o la ideología se aplaude pero únicamente si comparte la visión ideológica del redactor/a. Cuando interpretan (varias veces de forma equivocada, como con The Division, Kingdom Come Deliverance o Detroit) que el autor del juego -al que les cae mal, a quienes les mola no se les toca- o el juego tiene supuestamente una visión ideológica / política diferente a la suya se penaliza dándole «palos» por ese motivo, e incluso en un caso insultando no ya al autor, sino también a la gente interesada en el juego o la carrera del autor porque en su cabeza también comparten esa ideología chunga y son gente peligrosa (pese a que el autor y seguramente buena parte de los seguidores no sean de dicha ideología).

    @majinantonio dijo:

    Un videojuego nunca es sólo un juego

    Esta frase me parece una basura, primero por dar por sabida y conocida la intencionalidad de las chopocientas mil obras que se han publicado desde, qué sé yo, ¿primera mitad de los 70? Igual de categórico es afirmar que los videojuegos son sólo juegos como que nunca son sólo juegos, hay de todo. Y cuando se intenta buscar los tres pies al gato suelen salir escritos cogidísimos con pinzas que acaban enfangados en una pretenciosa ridiculez.

    Yep.

    Hay gente que hace un juego pensando en transmitir un mensaje, pero muchas veces la gente hace juegos únicamente con la intención de divertir o entretener, o incluso sin ningún motivo, intencionalidad o pasión especial detras: porque les mola hacer juegos, o porque se lo toman como un trabajo cualquiera, únicamente hacen un producto que ellos creen que puede gustar a sus potenciales consumidores.

    De hecho, muchas veces incluso dentro de un equipo de desarrollo suele mezclarse peña de muchos tipos: gente apasionada por los juegos, gente a la que se la pelan los juegos,y gente que le quiere dar cierto un toque artístico así como gente que únicamente se lo toma como un trabajo como cualquier otro y lo único que le importa es cobrar la nómina a final de mes durante el máximo de tiempo posible. Y las combinaciones de todos estos tipos.

    Por otro lado, tampoco hay nada malo en que un juego sea únicamente un juego. Igualmente tiene un valor cultural aunque no sea algo especialmente artístico o cultural, pero únicamente es un juego. Como cuando se organiza una partida de cartas o una pachanga de futbol con amigos o un torneo de ajedrez para la gente del barrio.

    Por ejemplo, esto me recuerda al caso de Buscaminas de Windows. ¿Que contenido político o artístico tiene? Ninguno. Ahora, en una clase de programación nos pusieron como ejercicio hacer un Buscaminas, y yo con humor y mala baba llamé al mio Ertzaintza Simulator. Únicamente cambiaba el nombre, algún dibujo y un par de frases, pero eso ya si que tenía un poco de política.

    ¿Que se si se le busca se le puede encontrar un sentido político al Buscaminas de Windows? Sin duda, como también puedes interpretar el Parchís como una apología de la anarquía y el canibalismo. Pero vamos, en ambos casos buscarle sentido o mensaje político es algo ridículo que no tiene sentido. Están hechos como divertimentos para que cualquiera pase un buen rato.

  11. Yurinka

    @justme dijo:
    El caso de Daniel Vávra desde el punto de vista de esta web es de lo más triste y decepcionante que he visto nunca.

    Yo siempre he sido muy fan de la página, pero casos como ese o lo de victimizar y masajear a acosadoras me toca la moral (también lo haría si fuesen acosadores).

  12. HowardMoon

    @justme dijo:
    El caso de Daniel Vávra desde el punto de vista de esta web es de lo más triste y decepcionante que he visto nunca.

    Coincido.

    Sobre el tema de que «todo juego es político» me hace acordar a lo que pasa en Argentina con el psicoanálisis, que aquí sigue a tope con Freud, Jung, Lacan y demás magufos. Si estas con un adherente de este credo, cualquier cosas que hagas, desde tirarte un pedo hasta mirar un pájaro, tiene una connotación digna de ser analizada psicológicamente. Entonces uno está leyendo en el diario una nota sobre la crisis económica o una critica literaria y aparecen sin venir a cuento complejos de Edipo, deseo de matar a los padres y demás sandeces.
    Pedir que los juegos sean siempre políticos y aporten alguna critica social o así, es tan ridículo como pedir lo contrario como regla. En la variedad esta el gusto.

  13. _Konrad_ (Baneado)

    Pero si hay juegos que no tienen componente política y son solo juegos, ¿de qué van a vivir las martatrivis del mundo que solo saben escribir de una ideología concreta y muy escorada?

    Al defender que todos los juegos son política están defendiendo sus lentejas.

  14. AndresBaez

    @yurinka El tema es que es muy muy muy muy difícil pensar en una obra ajena a alguna concepción política, más aún en los videojuegos, que «crean» mundos. Pensemos en Pokemon azul, prehistórico. ¿Cómo son los pueblos? ¿A qué se dedican los personajes? ¿Cómo nos relacionamos con ellos? ¿Qué papel ocupan los pokemon? ¿Hay comercio, cómo funciona este? ¿Cuál es la concepción de la competición (la Liga Pokemon) que da sentido al juego? ¿Hay enemigos, qué mueve a estos? ¿Hay servicio médico, cómo funciona este, te cobran?
    En los que crean mundos más o menos completos, podemos estar días sacando aspectos que se materializan de una determinada manera. Ahora podemos preguntarnos por la voluntad objetiva, la de la obra: ¿qué persigue la obra con cada visión concreta? ¿Normativizarla haciéndola pasar por «la habitual»? ¿Mostrar sus peligros? ¿Parodiarla?
    Es verdad que hay juegos atravesados por más elementos políticos y juegos atravesados por menos circunstancias en las que se proyecta una visión, a menudo la propia de los creadores, es decir, la hegemónica en un momento dado y en un lugar concreto.
    A juegos como el Super Mario se le han sacado muchas veces lecturas políticas, una muy recurrente es la perspectiva de género porque en algunas entregas es especialmente visible. Y se le pueden sacar infinitas, analizando (por decir) el porqué de los castillos, de la elección de las tortugas, de los cuadros como puerta de entrada a mundos distintos, etc.
    Es cierto también, que las lecturas que saque una persona después de jugar al juego pueden ser más o menos coincidentes con las visiones de los creadores. Pero es que tampoco creo que se aspire por norma general a afirmar sin margen de duda sobre la voluntad objetiva y subjetiva de un videojuego.
    Yo por ejemplo, soy muy duro con la película Perfectos desconocidos. Creo que, sin intención Alex de la Iglesia, la película sigue apoyando ciertas conductas deplorables como son la homofobia, la «gordofobia», los celos, el papel central de los hombres en los grupos de amigos o el cotilleo. No estoy diciendo que esté seguro de que este es el efecto que tiene, ni de que esta era la intención del director. Pero tampoco hace falta que añada esta última frase a mi crítica, porque es lógico, y más en esta web que se maneja un concepto muy inteligente de la subjetividad y que la defiende justo por el mismo motivo por el que muchos la atacan (a la subjetividad, digo).
    Ernesto Castro repite a menudo en sus vídeos que la filosofía en buena medida trata de complejizar todo lo que toca. Creo que ocurre lo mismo con la crítica y el comentario cultural.
    Un abrazote.