Uno de los matices que perdemos al hacer constantes referencias al videojuego como mercado —como industria— es su faceta artística. Experimental. Somos muchos los que aplicamos el término indie fijándonos solo en el presupuesto del producto o en el tamaño del estudio que hay detrás, consiguiendo con el tiempo que se desvirtúe la etiqueta. En este momento parece que indie es solo una descripción que puede aplicarse a cualquier título que no sea un triple A. Sin embargo, indie puede tener otras acepciones. Si lo usamos como antónimo de la industria, del mercado, la etiqueta engloba entonces títulos cuyo fin no es vender sino expresarse, aprender o ensayar. Juegos de rápida creación y lento consumo cuya finalidad no está tanto ligada al momento de jugar sino a todo lo que le rodea. A la intención que hay detrás.
Itch.io se define como una tienda virtual de juegos independiente. Nadie puede negar que es así. Entre los más de 100.000 juegos y assets que ofertan encontramos gran cantidad de títulos creados durante jams, en ámbitos universitarios o desarrollados con el solo propósito de investigar alguna mecánica. También hay juegos del deseo de transmitir alguna idea y es aquí cuando todo se pone aún más interesante. Crear por crear. Desarrollar por necesidad. En itch.io encontramos títulos poderosos que precisamente por contextualizar su desarrollo en las antípodas del mercado tienen dificultades para alcanzar a la audiencia.
De ahí nace Tres minutos: del interés en compartir juegos que nos han tocado. De analizar por qué sentimos lo que sentimos cuando jugamos. Cada 15 días traeremos una selección de juegos totalmente personal relacionados entre sí por su temática. Y como este es el comienzo de Tres minutos, nada como iniciarse averiguando quién somos. Tratando de determinar nuestra identidad.
Reflections, Sort Your Life Out y minimalist se acercan al tema de la identidad de forma muy diferente. Los tres intentan dibujar a sus personajes ya sea a través de las decisiones que toman, a través de lo que comparten o mediante lo que poseen. Definir una identidad mediante la introspección o la relación con otros.
Reflections es un pequeño título desarrollado por estudiantes del máster en Videojuegos de la Universidad de Málaga durante la última Global Game Jam. El juego nos sitúa como protagonistas en la conversación entre un farero, al que interpretamos, y uno de los marineros del barco que observamos en la distancia. Es precisamente el anonimato el que nos permite sincerarnos con el interlocutor, mostrar vulnerabilidad y exponernos sin miedo a ser juzgados. Reflections destaca por su aplastante sinceridad. Los creadores afirman haber vertido sus propias dudas en él y dado la situación vital en la que se encuentran estos estudiantes, los paralelismos son bastante obvios. El uso de la metáfora va más allá de los diálogos. Reflections es un juego sobre encontrar una dirección en la vida. Que como consejeros nos sitúen en un faro nos dice mucho sobre nuestra responsabilidad.
En Reflections la inspiración de Firewatch es evidente pero también es obvio el talento de un equipo que, pese a trabajar contra reloj, optaron por el camino más difícil y arriesgado en la búsqueda de la expresión de una duda que, visto el talento, no debería ni plantearse.
Sort Your Life Out, viene, en contraste, de un equipo de veteranas. Rosa Carbo-Mascarel está considerada como una de las mejores 30 desarrolladoras menores de 30 años y tiene una extensa carrera, tanto creando juegos como investigando sus posibilidades. Junto con la artista Georgia Lavou han creado este título en el que las conversaciones íntimas y en extremo casuales se convierten en la mejor forma de descubrir lo que realmente pensamos. Lo que hace sobresalir a Sort Your Life Out es el tono en el que se acerca a temas trascendentales: con humor, simpatía y los pies bien puestos en la naturalidad. Uno de sus valores está en lo bien que consigue transmitir la sencillez de las conversaciones entre amigos. Charlas aparentemente sin importancia que se descubren como profundas al echar atrás la mirada.
Sort Your Life Out destaca por la calidad de su guión y la presentación sencilla y cuidada (la velocidad a la que pasan los mensajes y los tonos de cada uno aumentan mucho la inmersión). Quizás se eche de menos un final más contundente pero en mi opinión la apuesta por la naturalidad de las creadoras encuentra más coherencia en un final abierto. Como bien saben los fans de A dos metros bajo tierra, la vida siempre continúa.
El último juego de la semana es minimalist, que podría considerarse un walking simulator en pixel art. Ambientado en una habitación llena con nuestros trastos, el juego plantea en solo cinco minutos una seria reflexión cargada de tristeza y melancolía sobre lo que supone hacerse mayor.
minimalist, que también funciona como metáfora de la depresión (teoría que se apoya también en la música y la paleta de colores), tiene un potente final que nos obliga a una reflexión por lo implícito del vacío creado. Un uso contundente del diseño en la narrativa que usa magistralmente el silencio como herramienta.
La identidad es aquello que permanece constante en el tiempo pese a que pueda tomar diferentes formas. Nos hace lo que somos y lo usamos para definirnos ante nosotros mismos y ante los demás. Las dudas del marinero en Reflections provienen de un intento de ser feliz, pero también de mantenerse fiel a sus gustos y sus capacidades. Los rodeos de la protagonista para ser sincera con respecto a su relación en Sort Your Life Out son una tentativa de enmascararse, mientras que minimalist lleva esto al extremo y propone que hagamos lo imposible. Que reneguemos de quienes somos mediante el rechazo de todo lo que hemos usado para expresarnos. Que nos convirtamos en nada. Que seamos el fundido a negro.