Sony: ¿Jugada maestra?

“599 US Dollars” Esa fue la frase que lo inició todo, la frase con la que Sony cerró su E3. Ante el estupor de los medios especializados y de la comunidad de jugadores, Sony anunciaba su consola más cara hasta la fecha mientras enseñaba unos juegos que a duras penas podían competir con la segunda hornada de la 360 y lo peor de todo, que cada vez que alguien los veía no podía evitar preguntarse “Muy bonito pero… ¿es un juego de 600 dólares?”. La comunidad de jugadores reaccionó con un clamor inusitado, con estupor, casi con rabia. “¿Cómo osan?” fue el pensamiento de muchos. Enseguida la red se llenó de elucubraciones pero lo que más sonó fue “Sony is doomed”. Sony está acabada. Se acabó. Ninguna consola ha costado jamás más de 300 dólares… y sobrevivido para contarlo. Eso unido a la debacle de relaciones públicas del gigante nipón, con declaraciones un tanto megalomaníacas y arrogantes, hicieron el resto. Desde su nefasta presentación en el E3, Sony parece destinada a perder el liderato en el mercado de las consolas y la PS3 huele cada vez más a Nintendo 64 pero… ¿Y si hubiéramos subestimado a Sony? ¿Y si los hardcores no estuviésemos mirando todo el bosque, sino sólo un árbol llamado videojuegos? ¿Y si de hecho, la PS3 fuera la jugada maestra de Sony? Sí, lo sé. ¿Cómo va a ser eso posible por Dios? Bueno, 600 dólares es un precio caro… para una consola. Ah, el viejo discurso de que la Playstation no es una consola sino un ordenador… ¿no intentaron hacer eso durante el lanzamiento de la Playstation 2? ¿No nos juraron y perjuraron que iba a sustituir a nuestros PCs? ¿No acabó siendo un montón de patrañas para que no le afectaran los impuestos de lujo? ¿Acaso no fracasó estrepitosamente? ¿Por qué iba a ser distinto esta vez? Muy sencillo. Porque esta vez, va en serio, y nunca antes Sony había tenido tanto por perder… y tanto por ganar. La estrategia de Sony no es vender una consola de 600 dólares, de igual manera que su estrategia con la PS2 no era vender una consola, sino vender junto con ella el reproductor de DVD más barato del mercado. Sony piensa vender una consola junto con el PC más barato del mercado. La pregunta es ¿Será la PS3 un PC? Para empezar, todas las PS3 vendrán con un disco duro de serie (como debe ser, Microsoft) y todos ellos tendrán un sistema operativo instalado: Linux. Es decir, tendrá su escritorio y demases, como cualquier sistema operativo, con la salvedad de que este no es de Microsoft, razón por la que el coloso americano decidió adentrarse en este mercado en el que no han hecho más que perder dinero desde que llegaron. La PS3 tendrá Linux incorporado, vale, ya tenemos un sistema operativo. Pero ¿y sus controles? La PS3, al contrario que la PS2, tiene suficientes puertos USB como para usar teclados, ratones y casi cualquier periférico válido para el ordenador, por lo que el problema del interfaz ya está resuelto. ¿Y la pantalla? Ahá, con la alta definición podemos leer en el monitor sin problema (sin duda, la mayor ventaja práctica de la alta definición). Y a todo eso le añadimos una optimización brutal para juegos, cosa harto difícil de conseguir en un PC y voilá, tenemos un PC de gama alta por sólo 600 dólares. Y si el consumidor lo llega a ver así, la PS3 se convertiría en el sistema hegemónico durante varias generaciones. Es cierto, tiene sus limitaciones. Es difícil de expandir. Es cierto, para otras aplicaciones que no sean de procesamiento gráfico en 3D y video, la arquitectura de la PS3 apesta: seguramente nadie editará en Photoshop ni gestionará las bases de datos de su empresa desde la PS3. Y lo que es más: necesitará programas hechos específicamente para ella debido a su diseño. Entonces ¿es un PC capado, no? No. Es un PC para casuals. Piensa en tu madre o tu hermana quinceañera. ¿Para que usan los ordenadores? ¿Para editar video en alta resolución? ¿Para programar algoritmos matemáticos? ¿O sencillamente para chatear en el Messenger, hacer trabajos en Word y navegar por Internet? ¿Y acaso esas funciones no vendrán ya incluidos en la PS3? En efecto. Este puede ser el ordenador sencillo y económico del ciudadano medio. Los hardcores seguiremos con nuestras líneas de código, programas freeware y demás leches en el PC, un artefacto que se hará cada vez más minoritario. Sony aspira a que la PS3 sustituya al PC, a convertirse en un ordenador de juegos, simplificado y apetitoso para los profanos de la informática. Ese fue el motivo que impulsó a Microsoft a zambullirse en las turbulentas aguas del mercado consolero. Y esa es la meta que persigue Sony. En caso de conseguirse, no cabría duda de que la PS3 trascendería el concepto de consola y se transformaría en lo que la propaganda de Sony ha insistido siempre que pretendía ser la Playstation: en el centro del ocio digital del hogar. Podría ser, en definitiva, la jugada maestra de Sony, que pasaría a convertirse en algo así como Microsoft en esteroides: no sólo obtendría el dominio absoluto del software y los sistemas operativos sino también del hardware físico sobre el que correría dicho software. Sería un movimiento genial. Y en cierto modo, aterrador. Ahora bien, hay que tener en cuenta una cosa: esa es su teoría. Esa es la estrategia de Sony y a lo que Kutaragi aspira, es por ello por lo que Sony y Microsoft están tan obsesionados el uno con el otro. Pero ¿qué podría dar al traste con semejante plan maestro? Lo cierto es que hay dos factores básicos que podrían acabar con dicho plan. El primero es la ejecución de este: muy bien, la PS3 es un PC. Dile ahora a los consumidores que la Playstation va a sustituir al PC donde trabajan, y que se pasen por la sección de juguetes para comprarla. Hmmm. Va a ser un reto comunicativo importante y lleno de retos, empezando por el mismo nombre y la falta de foco en el argumento de venta puede llegar a ser letal para un producto: los consumidores no entienden ni asimilan más de 2 UPS (Características Únicas de Venta), lo que ha llevado a más de un producto al fracaso, y lo que de hecho hace que la PSP sea incapaz de competir con el iPod. Es muy posible que la PS3 sufra también por ello, sobre todo si se emperran en que “lo que ha funcionado antes también funcionará ahora” a la hora de vender su producto. En definitiva: que si volvemos a tener campañas destinadas a jugadores, por muy bien hechas que estén la PS3 no se venderá PC “por sí misma” y no llegará al público no jugador. El segundo factor tiene que ver con el producto en sí. ¿Es Linux un sistema operativo accesible para cualquier persona? A día de hoy, cualquier cosa que implique introducir líneas de comandos provoca sarpullidos al gran público. La versión de Linux que actuará de sistema operativo en la PS3 tendrá que ser un sistema increíblemente accesible y bien diseñado, no le bastará con encasquetar una de las versión ya preexistentes de Linux ¿Está Sony preparada para el reto de crear un sistema operativo que sustituya al mismísimo Windows? Y lo que es más ¿estará dispuesta a crear una serie de aplicaciones específicas para su PS3 como procesadores de textos, esenciales para los usuarios casuales de PC? ¿O dejará todo en manos de la entusiasta comunidad linuxera? En definitiva ¿Es Sony consciente de que el software es tan importante (o más) como el hardware a la hora de que su plan maestro llegue a buen puerto? Y ya que estamos ¿Cuánto dinero han dedicado a cada una de estas dos facetas de la PS3? Lo cierto es que a pesar de seguir una gran visión, la PS3 tiene una estrategia con demasiados interrogantes, y con una compañía detrás que no parece haber enfatizado demasiado en aclararlos. El premio a alcanzar supera con creces la dominación del mercado consolero. Pero si Sony no logra vender la PS3 como un PC de una vez por todas, se quedarán con una consola de 500 dólares con un formato de futuro dudoso, unos componentes difíciles de abaratar y unos juegos exclusivos cada vez más escasos en un mercado en el que centrarse en una única plataforma supone un riesgo casi imposible de asumir. Y entonces sí que cabría plantearse si Sony está a punto de efectuar su jugada maestra o de demostrar una vez más que el peor enemigo de los reyes de las consolas suelen ser ellos mismos.