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Slam City Oracles: las mujeres destruyen el mundo

Slam City Oracles: las mujeres destruyen el mundo
Quizá porque nos preocupan más otras cosas que creemos más urgentes, en los últimos años se ha relajado mucho el nivel de igualdad entre hombres y mujeres. El tema del machismo lleva meses sonando en la industria del videojuego, y algunos no pueden evitar cierta fatiga al respecto, pero solo hace falta mirar por la ventana para darse cuenta de que esta nueva expansión del activismo feminista está sucediendo en todos los ámbitos de la vida. A una generación entera esto le viene completamente de nuevo, pero la lucha por los derechos a menudo se desarrolla a base de empujones efervescentes, de breves dilataciones muy escandalosas que fuerzan los límites del sistema y e hibernan hasta que la sociedad vuelve a caer en sus vicios de siempre y el ciclo de la lucha se retoma. Así funciona la civilización moderna, de hecho, y así evoluciona. Últimamente con asuntos como lo de Zöe, lo de Anita, lo de Jenn, lo de Leigh, lo del GamerGate o lo de las True Gamer Girls da la sensación de que el feminismo en los videojuegos es un invento reciente de cuatro exaltados en busca de prenderle fuego a la mancave colectiva de muchos pobres desgraciados refugiados en su consumismo como única actividad relacionada con el poder y la libertad. Y no. Slam City Oracles, el juego de Jane Friedhoff que se presentó en la última edición anual de la exposición No Quarter a cargo de la Universidad de Nueva York, se empezó a desarrollar mucho antes de esta vorágine de lucha social, pero desde luego el timing no podría haber sido más certero. Slam City Oracles: las mujeres destruyen el mundoPero Slam City Oracles no es ningún manifiesto ni tiene seriedad alguna, ni es un ejercicio de concienciación, ni quiere alertar de nada: es divertido, colorido, enloquecido, gracioso y hasta cierto punto inocente. La premisa sigue a uno o dos jugadores controlando a las protagonistas del juego que saltan y se agitan y golpean el suelo con tanta fuerza que destruyen la ciudad y siembran el caos cada vez más y a mayor escala a medida que avanza la partida. Carteles en rosa chicle iluminan la pantalla con frases como FUCK THE POLICE y el resumen de la propia Friedhoff no podría ser más desenfadado: «Tú y tu mejor amiga bailáis tan fuerte que destruís la ciudad entera.» Como desarrolladora de videojuegos, Friedhoff no ha tenido fácil el acceso al mundillo, una dificultad clásica no solo en este sector sino en todos los que tradicionalmente ocupan los hombres. No obstante su respuesta no ha sido una campaña, un documental de denuncia o un juego explícitamente feminista: es la réplica de los videojuegos indie al movimiento Riot grrrl de principios de los noventa, una forma de feminismo asociada a la llamada Tercera Ola y basada en la música punk (otro ámbito dominado por hombres en aquella época), la acción política radical sin el más mínimo atisbo de disculpa, la insistencia en la identificación propia con el movimiento y en general una filosofía con el «me importa una mierda» como eje principal de pensamiento. Hablando con Animal New York, Friedhoff señala claramente su intención: «Creciendo como mujer pasas por muchas experiencias dolorosas relacionadas con tu cuerpo, y me apetecía convertir eso en algo muy personal y edificante». Dice la desarrolladora neoyorkina que cuando ve las oleadas de mala leche y odio que despiertan gente como Anita o Zöe, y como todo el feminismo en videojuegos se ha reducido para muchos a la existencia de dos o tres mujeres famosas le hace sentirse poco representada, y quizá Slam City Oracles también se desmarca de eso. De hecho, el juego se desmarca de todo: «Hay algo significativo en poner a dos personajes femeninos divirtiéndose la una con la otra, ignorando al resto del mundo, ocupando mucho espacio y usando sus cuerpos como fuerza.» Curiosamente uno de los grandes pilares de los videojuegos, y quizá el más notorio en las últimas generaciones de consolas, es precisamente esa fantasía de poder, con un físico sobrehumano o con muchas armas o con la capacidad de robar cualquier vehículo y huir de lo que sería el final de la aventura para una persona normal: la policía, la justicia; el sistema, en definitiva. Es una inversión de papeles en la que el jugador, presionado por las normas de la civilización y la modernidad, da la vuelta a la tortilla y es él quien ejerce una presión sobre el resto del mundo o de quien lo domina. Friedhoff hace el mismo proceso en su juego, pero mucho más simplificado, más desatado, más gratuito y por tanto más visceral y más intenso. La presión que siente sobre los hombros por ser mujer en un sector masculino —«en las convenciones, cuando presento un juego, la gente siempre habla con mis compañeros hombres y no se dirigen a mí; si me pongo en un stand nadie me dice nada porque creen que soy de márketing o algo así», lamenta—, procesada y devuelta en forma física. En sus momentos más vulnerables, recuerda, siempre fantaseaba con ser invencible. Sus juegos no son la única forma de expresión de esta joven que lleva toda la vida tecleando código y montando prototipos locos: junto a las desarrolladoras Catt Small, Phoenix Perry y Nina Freeman, Jane creó algo llamado la Code Liberation Foundation, una fundación que da clases gratuitas de programación a mujeres. Dice en su entrevista con Michael Rougeau que los comentarios de los jugadores masculinos a la iniciativa estaban tan llenos de odio que al final dejó de leerlos. De momento Slam City Oracles sigue creciendo sobre las ideas de Friedhoff, la música de Prophets and Kings y la imprescindible mano en lo visual de la artista Jenny Jiao Hsia, que ha creado una estética entre lo adorable y lo psicótico, amables pero zumbado, que encaja a la perfección con la concepción del juego. Sus flashazos, su paleta de color escandalosa y su perpetua hiperactividad recuerdan un poco a cosas como la obra de Keita Takahashi. Conoce tan bien este tipo de juegos preñados de chaladura que hasta ha encontrado un concepto para definirlos: ilinx, un término acuñado por el sociólogo francés Roger Caillois para referirse a cierta desorientación parecida al vértigo o el mareo en la que interrupción de la percepción nos hace sentir que estamos en un entorno que cambia y se sacude más rápido de lo que podemos asimilar, dándonos la sensación de hemos perdido pie y estamos a merced de su dinámica. Como una montaña rusa o un moshpit en un concierto de punk. Eso es lo que Jane persigue. Slam City Oracles: las mujeres destruyen el mundo Slam City Oracles debutó en el No Quarter 2014 celebrado a mediados de septiembre en la galería de videojuegos indie Waka Waka de Nueva York. Jane planea lanzar el juego cuando esté terminado.
Redactor
  1. Preacher (Baneado)

    Sueño con que volveré a tener un día de mi vida donde no lea nada sobre feminismo, igualdad sexual o soberanías catalanas, me cago en mi estampa. ¡Hablemos del milenarismo!

  2. Mr. Arbogast

    @preacher dijo:
    Sueño con que volveré a tener un día de mi vida donde no lea nada sobre feminismo, igualdad sexual o soberanías catalanas, me cago en mi estampa. ¡Hablemos del milenarismo!

    Sueño con que no volveré a tener un día en mi vida donde no lea gente que no se ha dado cuenta que hay cosas que tienen que reivindicarse durante decenios (demasiadas) y que parece que en el fondo solo dicen las cosas porqué saben que gustan y le dan notoriedad entre los suyos en el medio que dominan.

  3. QuillVoy

    Me parece bastante gratuíto todo el tema del feminismo para hablar del jueguico este, la verdad, no veo la relación. Me da la sensación de que las dos protagonistas podrían ser dos pingüinos y la cosa no cambiaría mucho.

    Además el juego parece bastante mojonero, y eso acentúa la percepción de que el feminismo se ha metido a la mezcla para dar algo de que hablar al personal.

  4. Preacher (Baneado)

    @mrarbogast
    No, es bastante más sencillo que eso. Simplemente estoy cansado de no poder dar un paso sin encontrarme a alguien reivindicando movidas o quejándose de algo. Hoy cuando he salido a la calle me han asaltado para pedirme dinero para nosequé mierda benéfica, al llegar al curro hemos vuelto a dar más noticias de los independentistas (trabajo en un periódico), al meterme a Facebook he visto a una amiga compartiendo una performance que una colgada ha hecho para protestar por las ataduras emocionales promovidas por la sociedad patriarcal y cuando llego a casa hecho polvo para relajarme un poco leyendo noticias de jueguicos vuelvo a encontrarme con más reivindicaciones sexuales. Y son solo las 16:00 de la tarde, probablemente antes de que acabe el día me habrán vuelto a dar la brasa dos o tres veces más con otras historias.

    Mierda, está muy bien querer un mundo mejor y luchar contra las injusticias, pero estaría aún mejor que en vez de dedicar tantas energías a protestar por todo nos esforzáramos un poco más en ser felices y tratar mejor a los demás. Estoy cansado de ver en mi entorno cómo la misma gente que se pone en plan salvemos a los delfines es la que luego deja que la puerta del ascensor se te cierre en las narices o la que te niega un saludo por los pasillos. Estoy hasta la polla de verlo cada día, en serio, amigas que no paran a ir a manifestaciones feministas de mierda pero luego son incapaces de pasar por tu casa para darte algo de apoyo cuando tienes algún problemón.

    Y joder, no sé, el artículo es interesante y está tan bien escrito como es habitual, pero yo estoy ya hasta los mismísimos de tanta gaita. ¿Me convierte en una persona tan horrible que me interese más que Amazon me mande mi Alien o ver un vídeo nuevo de The Witcher 3 que la enésima milonga de interés social?

  5. Isackender

    Hay una línea muy fina entre el feminismo y el hembrismo.

    Estoy muy a favor del feminismo y radicalmente en contra del hembrismo. Es cierto que la figura de la mujer en los videojuegos se ha usado (y se usa) como objeto, y creo que una solución feminista sería que también hubiese juegos en los que se usara al hombre como tal (por ejemplo Final Fantasy XV protagonizado por modelos japoneses).

    Lo que me parece una verdadera gilipollez son situaciones como:

    @pinjed dijo:
    Jane creó algo llamado la Code Liberation Foundation, una fundación que da clases gratuitas de programación a mujeres.

    Hembrismo puro y duro. ¿Qué pasa si se deciden dar clases gratuitas de programación sólo a los hombres? ¿Estaría bien eso?
    Este doble rasero de la sociedad me va matando poco a poco.

  6. Mr. Arbogast

    @preacher

    Desde mi punto de vista estás mezclando problemas sociales con problemas personales y dejando que se afecten entre unos y otros, y eso es muy peligroso. La gente tiene derecho a reivindicar y exigir lo que sea (ayer mismo se aprobó una ley pionera en España contra la homofobia, en 2014!!!!) y otra que les caigas mal y no te quieran saludar, o sean u@s fals@s y un@s hipócrit@s, de eso hay en todas partes. Tienes derecho a estar dolid@… y ell@s también, si fuese el caso.
    Sin gente reivindicando y luchando este mundo no hubiese avanzado lo que lo ha hecho.
    Diciendo ojalá todo fuese mas bonito y todos mas simpáticos y las mariposas se posasen en mi hombro, para mi, es vivir alejado de la realidad y de las necesidades coyunturales. Pero solo es mi opinión.

  7. Lokewen

    @marcos_g

    Yo considero que aun queda un largo camino por recorrer sobre este tema, y que aun queda mucho de lo que quejarse y cambiar. Pero tambien estoy con @preacher, aunque no se si por las mismas razones. Mas bien siento que el hecho de reivindicar por hacerlo termina desvirtuando la propia idea, es como repetir muchas veces la misma palabra hasta que pierda por completo su significado. Vamos, que quejarse por que esta de moda y subirse al carro solo consigue que la gente se canse y olvide el verdadero problema.

    Eso si, como todo, si no te gusta, no se consume y via, al final, hablamos de un negocio, sea indi o no, si la gente no lo quiere, dejaran de hacerlo (Como los DLC, si siguen ahi es por que se consumen aunque no gusten)

  8. Mr. Arbogast

    @philip_s_owen dijo:

    @preacher dijo:
    Y joder, no sé, el artículo es interesante y está tan bien escrito como es habitual, pero yo estoy ya hasta los mismísimos de tanta gaita. ¿Me convierte en una persona tan horrible que me interese más que Amazon me mande mi Alien o ver un vídeo nuevo de The Witcher 3 que la enésima milonga de interés social?

    Un poco sí. Pero tranquilo, que, lamentablemente, somos muchos.

    Que este comentario no tenga 10.000 positivos de karma cojonudo da miedo.

  9. uroboros

    @preacher dijo:
    Sueño con que volveré a tener un día de mi vida donde no lea nada sobre feminismo, igualdad sexual o soberanías catalanas, me cago en mi estampa. ¡Hablemos del milenarismo!

    El Milenarismo va a llegar!!!

  10. Xibalbá

    ¿Pero es bueno el juego? Que a la larga es lo único que importa.

  11. Leticia

    Get to the chopper!!!

  12. Leticia

    ¡Me chiflan los nombres de los stages!

  13. Cybercalamar

    Me cuesta mucho tomarme en serio esta noticia. Todo el blibliblí reivindicativo se queda en nada cuando echas un vistazo al vídeo y ves un juego de lo más casual y mediocre. Lo casual no tiene por qué ser mediocre y lo mediocre no tiene por qué ser casual, pero este parece las dos cosas. Además, lo único girly que veo en él es el hecho de «manejar» a dos dibujos diminutos con forma de chica pero que igual podrían haber sido pelotas de goma y ni tan mal. «Tú y tu mejor amiga bailáis tan fuerte que destruís la ciudad entera.» ¡Pero si en dos rebotes ya no hay ciudad, son todo nubes y sándwiches! No entiendo nada.

  14. Perropeo

    Make me a Sandwish: The Game.

  15. Mr. Arbogast

    Ojo con ser mujer en un mundo de hombres, corres el riesgo de «masculinizarte», para ser aceptadas y eso, ya me entendeis.

  16. SrVallejo

    Iba a escribir algo pero @kiibakun ha expresado tan bien todo lo que tenía que decir que no sé si merece la pena aportar algo más al discurso.

    Pero sobre lo que dice @preacher , y sintiéndolo mucho porque es alguien con quien normalmente estoy de acuerdo y entiendo su postura, creo que llega a ser incluso nocivo. La política no se puede delegar en unos políticos y desentenderse por ellos. Ojala dejásemos de revindicar cosas, porque ya no hace falta hacerlo, pero estamos a años luz de ello, si es que llega el día. Entiendo que puedes estar saturado al trabajar en un periódico, pero la situación actual es la que es, y habrá que luchar para salir de ella.

    Obviamente, es completamente criticable alguien que se dedica a ir a 3 manifestaciones para desfogarse y se vuelve a casa a ser el mismo gilipollas de siempre. «Bien! Abajo el sistema capitalista! Voy a twittearlo en mi iphone de 500 euros y dejar toda la calle llena de basura. Total ya pago a unos basureros con mis impuestos, que se jodan.» Por poner un ejemplo así rápido.

  17. Koldo Gutiérrez

    Joder, este tipo de artículos sobre cosas raras son tan geniales y me descubren tantas cosas que desconocía que al final acabo con otras veinte pestañas más abiertas. He hecho bien en leer esto, que lo tenía pendiente de hace días.

    Por cierto, hablando de cosas nuevas o términos que desconocía, he tenido que buscar qué significaba eso de «mancave«. Quizá sea un mísero inculto que llega tarde a la fiesta, pero ese tipo de anglicismos serían más comprensibles si fueran en cursiva, porque al principio creía que se trataba de un error tipográfico que no alcanzaba a comprender. n_nU

    En cualquier caso, chapeu por el artículo y toda la explicación, @pinjed.