Viejo sátiro hipertenso

Later Daters es un prometedor, aunque inconcluso, dating sim protagonizado por personas mayores

Later Daters es un prometedor, aunque inconcluso, dating sim protagonizado por personas mayores

La propuesta de Later Daters es única: en este dating sim asumes el rol de una persona de edad avanzada que acaba de llegar a Ye OLDE, una residencia para la tercera edad en la que vive un grupo de personajes muy peculiares que tienen en común la firme convicción de que nunca es mal momento para conocer, en el sentido más amplio, a gente nueva. Cuando creas tu «perfil», el personaje con el que jugarás, se te pide que elijas un aspecto, un tratamiento, una mascota y, quizá más importante, un pasado; al contrario que en la mayoría de videojuegos, donde todo está aún por suceder, en Later Daters ya tienes mucha vida a tus espaldas: eres ya viudo o viuda, o quizá has dedicado tu vida a tu trabajo sin dejarle tiempo al amor. Con este equipaje emocional, más el equipaje literal que, en forma de cajas con todos tus trastos, te está esperando en tu habitación de Ye OLDE, llegas a esta comunidad de retiro y empiezas a conocer a sus habitantes.

El Later Daters que se pone a la venta hoy es una primera toma de contacto con lo que en un futuro será la «primera temporada» del juego, y que en este momento se compone de los primeros tres episodios. Cada episodio es un día: el primero es tu llegada a la residencia, con un simpático enredo que sirve de excusa para presentarte al elenco de personajes que viven en ella; en el segundo toca elegir a qué club —con distintas actividades diseñadas para animar a la gente a relacionarse entre sí— quieres apuntarte y la historia se empieza a ramificar; en el tercero, el mejor y de momento el último, se celebra una «noche de película» algo atropellada después de un incidente que lleva a los personajes a reflexionar sobre temas muy serios, que el juego trata con mucha delicadeza.

La brevedad de estos tres episodios es, a mi parecer, un arma de doble filo. Por un lado, el juego se aprovecha de esta brevedad para animar a probar varios perfiles distintos, a experimentar con el tipo de relaciones que persigues o la actitud con la que te enfrentas a la historia; puedes ser un tipo de pocas palabras que lleva su viudedad con problemas y que encuentra el amor en otro hombre, por ejemplo, o una mujer entusiasta y leal que se deja llevar e inicia una relación poliamorosa con un jugador de cartas socarrón y que lleva en secreto una necroporra, con la encargada de las clases de meditación y con una estrella del rock jubilada. Cada personaje te puede llevar por sitios muy distintos en Later Daters; porque así lo desees tú o porque la partida siga ese curso de manera natural. Funciona particularmente bien cuando las situaciones se complican de manera inesperada; cuando, por ejemplo, lo que debía ser una tranquila cita para ver una película se transforma, por puro malentendido, en un affair a varias bandas.

Por otro lado, sin embargo, da la sensación de que Later Daters no se da a sí mismo ni a algunos de sus personajes suficiente espacio para respirar, para que el humor y la relación con algunos personajes fluyan como sería apropiado. Es un juego, ya digo, infinitamente cuidadoso con la manera en que trata sus temas, que van desde el Alzheimer o los motivos por los que se hace un testamento hasta el peso de vivir con VIH o cómo es transicionar a una edad avanzada; son asuntos que forman parte de la cotidianidad de estos personajes, que hablan de la muerte sin ninguna épica, algunos con serenidad y otros con reservas, o con incertidumbre, o con un sarcasmo que quizá oculta miedo a un desenlace que ven cercano. Este cuidado se traduce, de manera especialmente pronunciada en el primer capítulo, en una escritura a mi gusto excesivamente remilgada y blanda, que se va afilando a medida que avanzan los capítulos y que es más interesante cuanto más afilada está; imagino que la idea es que ningún personaje te caiga «mal» al principio, para no orientar en exceso tus decisiones cuando aún no conoces a nadie, pero el juego gana profundidad —¿cómo no iba a ser así?— cuanto más espacio tienen los personajes para existir con todos sus matices: con su mal humor y sus dudas y sus torpezas. Creo que la sola existencia de este elenco de personajes, que desafían los cánones del género no solo por su edad o su catálogo de achaques sino también por la variedad de cuerpos y trasfondos que presentan —por la naturalidad total con que se plantea a las personas mayores, gordas o feas como merecedoras de un tipo de placer y disfrute que en ficción se suele asociar por defecto a la juventud y a los aspectos más normativos: en Later Daters nadie es una «alternativa», nadie funciona como una «transgresión» de ninguna norma, y se nota—, es motivo de alegría; a la vez, en su estado actual el juego no termina de llegar a ningún sitio: su, por el momento, último capítulo casi se siente como el final de un primer acto, o un tajo doloroso en un segundo acto que justo estaba a punto de enseñar sus cartas.

Later Daters es un prometedor, aunque inconcluso, dating sim protagonizado por personas mayores

Digo lo del «estado actual» porque, como comentaba antes, Later Daters ahora mismo está compuesto por tres episodios; los siguientes llegarán, según la información oficial que ofrece el estudio (Bloom Digital Media, un pequeño equipo canadiense con experiencia en esto de los dating sims: su anterior juego, LongStory, estaba ambientado en un instituto y tampoco evadía los temas complicados, como el acoso escolar o la disforia de género), «en el futuro próximo», y quizá entonces me resulte más fácil recomendarlo abiertamente. En este momento, Later Daters es una historia interactiva prometedora y que pone sobre la mesa una serie de piezas que, en base a lo que ocurre en los primeros episodios, van dando forma a una historia interesante, refrescante y —como Las chicas de oro, a la que no faltan guiños en el juego; en mi casa, señal de buen gusto— con un sentido del humor que sabe ser a la vez agudo y reconfortante; hasta que no estén todas en su sitio, me temo, es difícil ser más concluyente.

  1. Disafree

    No he jugado en mi vida a un dating sim pero me has vendido un poco este.

    Se suele tratar muy poco la tercera edad en los videojuegos. Supongo que tradicionalmente se ha asociado a las personas mayores con las actividades más tranquilas y en ocasiones aburridas y claro, esto choca frontalmente con la media de videojuegos más o menos comerciales que recurren al estímulo constante para no perder nuestra atención. Supongo que los juegos de citas son una buena forma de introducir a las personas mayores en un videojuego. Ya veremos qué tal ese Watch Dogs con abuelas asesinas.

    Pero lo que más me ha interesado de lo que comentas es el tratamiento tan natural de las relaciones humanas y la heterogeneidad de cuerpos y personalidades. Iba a decir que la normalización de lo no normativo era una cuenta pendiente de la industria, pero creo que cada vez más juegos de gran presupuesto se atreven con ello, así que no lo voy a decir.

    Buen artículo, me apunto el juego.

  2. Víctor Martínez

    @disafree dijo:
    Iba a decir que la normalización de lo no normativo era una cuenta pendiente de la industria, pero creo que cada vez más juegos de gran presupuesto se atreven con ello, así que no lo voy a decir.

    Tenía un parrafillo escrito sobre este asunto y lo acabé borrando porque me parecía meterme en camisa de once varas, aunque queda algo en eso de las alternativas y las transgresiones. Me voy a extender un poco aquí aprovechando que sacas el tema. He bromeado en algún momento sobre la «nariz grande» como señal de progreso en los videojuegos mainstream, y el fondo de la broma era eso: a mí me resulta incómodo que «lo alternativo» siempre sea eso, y que se quede ahí, como atrapado en un tarrito de cristal que impide que salga o que se mezcle con naturalidad (como creo que se mezcla en el mundo real, más de lo que se suele representar) con lo normativo, que siempre queda bien señalizado y pactado de antemano para que no haya dudas de cuál es la referencia. Yo tampoco me atrevería a señalarlo como una falta grave todo el rato, pero creo que está bien señalarlo de vez en cuando; creo que sigue habiendo mucho sitio para representar cosas diferentes, y creo que a muchos videojuegos les iría muy bien abrirse un poco o abrirse de manera menos superficial o más natural.

  3. Disafree

    @chiconuclear dijo:
    Tenía un parrafillo escrito sobre este asunto y lo acabé borrando porque me parecía meterme en camisa de once varas, aunque queda algo en eso de las alternativas y las transgresiones. Me voy a extender un poco aquí aprovechando que sacas el tema. He bromeado en algún momento sobre la «nariz grande» como señal de progreso en los videojuegos mainstream, y el fondo de la broma era eso: a mí me resulta incómodo que «lo alternativo» siempre sea eso, y que se quede ahí, como atrapado en un tarrito de cristal que impide que salga o que se mezcle con naturalidad (como creo que se mezcla en el mundo real, más de lo que se suele representar) con lo normativo, que siempre queda bien señalizado y pactado de antemano para que no haya dudas de cuál es la referencia. Yo tampoco me atrevería a señalarlo como una falta grave todo el rato, pero creo que está bien señalarlo de vez en cuando; creo que sigue habiendo mucho sitio para representar cosas diferentes, y creo que a muchos videojuegos les iría muy bien abrirse un poco o abrirse de manera menos superficial o más natural.

    No sé si será tu caso, pero creo que muchas veces tenemos unas ideas preconcebidas de la industria basándonos en un discurso que era totalmente válido hace más años de lo que parece. Sin embargo hoy en día hay hay una diversidad de voces suficiente como para encontrar varios ejemplos que invaliden parte de ese discurso incluso en el juego más comercial. Insisto en hablar de lo mainstream porque está claro que los indies tienen menos cuentas pendientes en este aspecto. Y son también los indies donde las voces se llevan más al extremo y los que nos ofrecen más miga para el debate.

    Como bien dices, no tenemos que ser siempre la mosca cojonera que señala cada desliz de la industria, pero no decir nada nos llevaría de vuelta a esos artículos de hace unos años con poco texto y muchas fotos sobre las chicas del E3.

    Por otro lado, el ejemplo de la nariz me parece muy acertado sobre todo porque a los que nos gustan las narices grandes nos toca muy de cerca.

  4. Txustakrakish

    Si aparece Juan y Medio automáticamente se convierte en GOTY

  5. Hechss

    @disafree
    Muy buena reflexión. La pobre y distorsionada representación de la mujer en los videojuegos palidece ante la ausencia casi total de protagonistas ancianos. Como a muchos aquí supongo que apetecería probar algo así para variar, pero dudo que haya mucho público objetivo.