Análisis de Ninety-Nine Nights

cab-n3 Ninety-Nine Nights (N3) es uno de esos juegos de los que, sin saber muy bien por qué, se espera mucho. ¿Por ser uno de los primeros orientales que llega a Xbox 360? Lo dudo. ¿Será por los gráficos? Esto es next-gen, sería absurdo no esperar un apartado técnico espectacular. Mizuguchi estaba metido por ahí… ése es famoso, ¿no? Pues sí, famoso e íntimo amigo nuestro, pero es “sólo” productor del juego. Ha hablado de N3 en centenares de entrevistas, pero es evidente que no se trata del juego que Tetsuya programaría o crearía. ¿No será por la cantidad de enemigos en pantalla? Un AnaitSugus para el más listo de la clase. Eso es, nos ENCANTA machacar a cuantos más enemigos mejor, y aquí los hay a miles. Recuerdo cuando los beat’em up eran juegos de yo contra el barrio. Podría decirse que N3 es de yo contra la ciudad. De yo contra el país, si hablamos del Vaticano. Es que joder, hay tantos enemigos que esta característica se convierte en la esencia del juego, en su columna vertebral. Para lo bueno y para lo malo. Pero no nos adelantemos. Elaborar este análisis no hubiera sido posible sin el repetimómetro, un aparatejo que aquel buen hombre me vendió aquella calurosa noche de verano. Sí, era chino, pero no comencemos con los malditos prejuicios. El funcionamiento del cacharro es sencillo como un anillo: indica lo repetitivo que es un juego. Y lo mejor es que gracias a complejos Javascripts y cucamonas varias en PHP, se integra de coña en el WordPress este. Hechas las presentaciones, pongo el repetimómetro a cero. [0]. Empiezo. Como decía, esto va de liarse a hostias. Pero no porque sí, que eso está muy feo, sino porque hay una guerra. Y así no es que sea menos feo, pero quieras que no se crea un ambientillo que encabrona al más pacifista. El conflicto en cuestión tiene lugar en Vann Vargenn, donde las fuerzas de la luz (humanos y elfos de la luz) y de la oscuridad (goblins, orcos y elfos oscuros) se enfrentan por conseguir dos poderosos orbes. Como es habitual, dentro de este marco general tienen cabida otras historias “menores”, a veces entrecruzadas, sobre el pasado de los protagonistas y las relaciones que entre ellos se establecen. En total son siete los personajes jugables: Inphy (la mujer de rojo, la única que podemos controlar en un primer momento) y su hermano Aspharr, ambos Caballeros del Templo, Myifee, el típico mercenario fibrado, un sacerdote jebi llamado Klarrann, la joven hechicera Tyurru, un goblin albino de nombre Dwingvatt y… ¡un troll (Vigkvagk)! Supongo que, a estas alturas, algunos frikis de El Señor de los Anillos se han puesto palotes por los nombres de los personajes (mira que sois…) y su celebro semiélfico no dispone de la sangre que necesitaría. Tranquilos, ya veréis que me va a quedar un análisis facilito de leer. farm_18_psd_jpgcopy Tenemos, pues, a representantes de las fuerzas de la luz y de la oscuridad. Y es que N3 pretende demostrar que ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos, enseñando que en una guerra se cometen injusticias en cada uno de los bandos. Es, sin duda, una idea muy interesante, pero también compleja. Demasiado para un título como el que nos ocupa. Si ya resulta difícil lograr que un jugador sienta empatía por un solo personaje, hacer lo propio con siete, y tan distintos como los que aquí encontramos, requiere un trabajo de guionaje titánico, una caracterización de los personajes muy, muy cuidada. Y N3 no tiene ni una cosa ni la otra. Bien es verdad que tampoco lo necesita, que un argumento apañadito (que sí tiene) es suficiente para un beat’em up de este estilo. Pero es igual de cierto que plasmar en un juego conceptos como el bien y el mal, la justicia o el papel de los trolls en nuestra sociedad es algo que se hace o no se hace. Sólo intentarlo para quedarse a medio camino es sinónimo de un regusto a quiero y no puedo que no sienta nada bien. La jugabilidad de N3 es simple en el buen sentido de la palabra. Ataque rápido, ataque fuerte, salto, bloqueo… lo de siempre. Combinando estos pocos botones se ejecutan fácilmente series de movimientos variadas, vistosas e ideales para alcanzar a un gran número de enemigos. Al morir, éstos liberan pequeños orbes rojos que hacen subir tanto nuestro marcador de experiencia como el de magia. Cuando el primer marcador se llena por completo, el personaje sube de nivel, aprendiendo nuevos combos y incrementando el límite de su barra de salud. Si lo hace el marcador de magia, al pulsar el botón B pasamos, durante unos pocos segundos, a un estado en que nuestros ataques se vuelven mucho más potentes. Aquellos infelices que liquidemos en este período no soltarán orbes rojos, sino azules, que irán directamente a otro marcador. Una vez lleno nos permite realizar un devastador Ataque de Orbe, que prácticamente acaba con todo bicho viviente que se muestre en pantalla. No suena mal, ¿no? Pues no. Es que, de hecho, jugar a N3 resulta realmente divertido… al principio. La jugabilidad acompaña y conseguir combos de más de 3.000 Hits es divertido por definición. Tanto como ver a hordas enteras de goblins volando por los aires después de un buen ataque especial. Pero el gran lastre del juego no tarda en aparecer: es SIEMPRE lo mismo. [10]. Y no me van a engañar con pseudomisiones secundarias como “defiende tal sitio”. Lo que hay que hacer es machacar enemigos [20], machacar más enemigos [30] y machacar algún que otro final boss. Precisamente estos rivales más duros de pelar son los protagonistas de otro de los problemas del juego. La forma que tienen de evitar tus ataques es muy confusa y los bloquean aunque sean por la espalda, cosa que en ocasiones resulta bastante irritante. Además, el daño que infligen llega a ser exagerado. Si a eso le sumamos que las misiones son bastante largas y sin checkpoints de ningún tipo, el que un final boss al que has estado atacando incesantemente durante 10 minutos acabe contigo justo antes de terminar una fase puede ser algo frustrante. attack3 Hay, sin embargo, varios elementos que podrían hacer del desarrollo de N3 algo menos repetitivo. Por ejemplo, el poder dar órdenes a las dos tropas que a veces nos acompañan, la gran cantidad de combos, los distintos personajes, la posibilidad de ir subiendo de nivel, la de obtener distintas armes e ítems… Sí y no. Aunque son todas características que se agradecen, no resultan tan efectivas como cabría esperar. Las tropas que controlamos son indescriptiblemente inútiles y flojuchas, hasta el punto que órdenes como “Troops, clean my shoes” serían más útiles que las existentes (“Attack” y “Defend your position”). El que sería un interesante toque estratégico se va, así, directamente a la mierda; hay muchos movimientos (cerca de 50 por barba), sí, pero acabaremos usando SIEMPRE los dos o tres más efectivos [40]; una vez seleccionamos un personaje, no podemos cambiarlo hasta terminar con su aventura [45] (lo mejor es guardar los progresos de cada uno en un slot diferente); por eso de que las historias se entrecruzan, hay misiones casi idénticas para diferentes personajes [55]; cuando una fase resulta demasiado complicada, nos vemos obligados a repetir las anteriores [65] para mejorar la experiencia y subir el nivel; los mejores ítems se consiguen obteniendo una calificación S en determinadas misiones, y difícilmente se consigue a la primera (exacto, toca repetir la misión [75])… Batallas tan multitudinarias como las que vemos aquí son potencialmente caóticas, pero una vez aprendes a rotar correctamente la cámara, situarte resulta aceptablemente intuitivo. En lo referente a la IA, no sé hasta qué punto tiene sentido hablar de ello en este juego. Nuestros rivales no trazarán astutas estrategias a la hora de atacarnos, pero es que el título podría ser literalmente imposible si lo hicieran. A nivel técnico, N3 es capaz de lo mejor y de lo peor. Por suerte, abunda lo primero. Sorprende sobre todo la cantidad de personajes en pantalla, que en varias situaciones superan los dos o tres centenares. Yo nunca había visto algo similar en este aspecto. Los modelados de los protagonistas, así como las texturas que los recubren, son más que buenos. Las secuencias cinemáticas que usan el motor del juego resultan ideales para comprobarlo. Las animaciones son igualmente dignas, y los efectos están recreados de forma espectacular (atención a algunos de los Ataques de Orbe). También hay algunas secuencias CG, con una calidad que poco tiene que envidiar a las que realizan compañías expertas en la materia. En representación de la arena (o de la cal… ahora que lo pienso, nunca he sabido qué es lo bueno y qué es lo malo en esta expresión) tenemos un blur exagerado que empieza a no muchos metros de nuestra posición, unas ralentizaciones vergonzosas en determinados momentos, escenarios mejorables y el hecho de que, quitando a los protagonistas, haya un único modelo por cada tipo de enemigo o aliado [85] (no hay elfos oscuros más altos que otros, por ejemplo). Pero en general, como decía, me agrada como luce el juego. Pese a ser tal vez demasiado parecido al de Kingdom Under Fire, el diseño artístico de N3 es notable. No me importaría usar de wallpaper algunas de las ilustraciones que podemos desbloquear en la Galería. Nada que objetar, aquí. (Aplausos) En el apartado sonoro nos encontramos con una banda sonora realmente buena, en la que destaca el tema principal. Ya sabéis, la música de corte épico-medieval siempre gusta y cumple con su cometido. No obstante, las piezas que suenan durante las fases más largas del juego terminan por hacerse algo pesaditas [90]. Los efectos (gritos, espadazos, más gritos y más espadazos) ambientan a la perfección cada una de las masacres, pero el doblaje (en inglés) es de esos… ¿cómo decirlo?… penosos. Si a alguien le interesa, hay más información sobre los actores de doblaje aquí.

Conclusión

Ninety-Nine Nights es un juego largo, técnicamente bueno y con la jugabilidad indicada. Ahora bien, si no eres fan del género te parecerá muy, muy repetitivo. Si te encantan los beat’em up de este estilo estás de enhorabuena, porque sólo te parecerá un poco-bastante repetitivo. Estés en uno u otro grupo, lo primero que deberías hacer es bajarte la demo del Bazar Xbox Live. Si te gusta, intenta alquilar el juego. Si te sigue gustando, corre a comprarlo, porque seguro que no te arrepentirás. En mi opinión, hay dos clases de juegos “poco buenos”. Tenemos, por un lado, esos juegos infumables, realizados sin ningún tipo de dedicación. Sea porque existen sólo para explotar una licencia, porque los desarrolladores no dan más de sí, porque la idea de partida es nefasta… da igual. La cuestión es que desde que ves el primer screenshot sabes que será un mal juego. A esos les cascas un 4 o un 5 y te quedas tan tranquilo. “Que se joda, por ser tan malo”. Pero luego hay esos títulos que, como N3, tenían buenas intenciones. Al jugarlos y (sobre todo) al analizarlos, uno piensa con cierta lástima «joder, es que si se hubiese trabajado un poco más en tal y tal aspecto, esto podría ser un juegazo”. Me siento como un profesor evaluando al típico alumno que se esfuerza, que cae bien, pero que ha hecho un examen mediocre. Sí, no voy a negarlo, me habría gustado ponerle más nota a N3. Pero es que no se lo merece. Ah, sí, la nota… veamos…
  • Los gráficos son bastante buenos: +5
  • Pero se podrían mejorar: -2
  • La prota está buenorra: +3
  • Se pueden llegar a hacer combos de 3.000 Hits: +4
  • Joder, que el repetimómetro ha llegado al 90%: -4
… Esto es álgebra elemental, nens. Nota: 6
Redactor
  1. Xavi Robles

    Muy buen análisis nen, plas plas plas.

  2. Víctor Martínez

    Ojalá hubiera un comando Troops, clean my shoes. Creo que es lo que todo juego necesita.

    El análisis sí que es bueno, sí. Con lo del repetimómetro has dado en el clavo.  

  3. Marco Tovarich

    Buen anilisis!

     De verdad logra transmitir lo que es jugar al N3.
     

  4. Nae

    Como siempre, sacando punta:

    Inphy (la mujer de rojo, la única que podemos controlar en un primer momento) y su hermano Aspharr, ambos Caballeros del Templo, Myifee, el típico mercenario fibrado, un sacerdote jebi llamado Klarrann, la joven hechicera Tyurru, un goblin albino de nombre Dwingvatt y… ¡un troll (Vigkvagk)!

    Segun mi algebra elemental son 7, no 6 :P.

    El análisis muy bien. Me recuerda a uno hecho de dinasty warriors o de kuf.

    Opa opa forever!

  5. Ikael

    Muy buen análisis: lo lees y ya sabes si te va a gustar el juego o no. En mi caso y tras haberme metido la decepción del año con Drakengard, me da que he de evitar este juego como la peste.

  6. htdreams

    Buen detalle lo del repetimómetro, ayuda mucho a la hora del análisis de este juego (que me parece justo y claro, como deben ser los análisis), salvando las distancias (que las hay y muchas), ¿puede equipararse este juego al onimusha 3 (el de jean reno)?, tambien se hacía repetitivo a veces, pero me divertí como un enano con el :)

     

     

  7. Pep Sànchez

    Gracias por los comentarios :D

    Editado lo del número de personajes. Thx, Nae.

    salvando las distancias (que las hay y muchas), ¿puede equipararse este juego al onimusha 3 (el de jean reno)?

    Onimusha 3 se hace algo repetitivo por la poca variedad de enemigos y porque el templo ese sumergido en que tienes que alternar continuamente entre Samanosuke y Jean Reno es asqueroso. Pero es una repetitividad mucho más llevadera. El Repetimómetro no pasaría de 40.

    Vamos, que salvando las distancias o sin salvarlas, Onimusha 3 es mucho mejor juego.

  8. angel

    yo solo kisiera saber komo rayos iego al nibel 9 paso los mundos y todo pero nunka iego a tal nivel komo le ago??? 

  9. Lloyd816

    yo solo kisiera saber komo rayos iego al nibel 9 paso los mundos y todo pero nunka iego a tal nivel komo le ago??? 

    Parece frustrado XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD