
Titanto, titancalvo
Análisis de Titanfall
Impecable a nivel de diseño y control, a Titanfall se le pueden perdonar unas carencias que parece preferir dejar para próximas entregas.
Impecable a nivel de diseño y control, a Titanfall se le pueden perdonar unas carencias que parece preferir dejar para próximas entregas.
Goat Simulator es algo así como un metachiste, un triple tirabuzón: el chiste de sembrar el caos con una cabra dentro del chiste de convertir una chorrada en un juego comercial.
Parece dibujado por un niño de ocho años y lo protagoniza un adorable ninja de media pulgada, pero en su interior esconde un mecanismo demoníaco.
Terror indie precolombino, negro como la noche y rojo como la sangre, de la escuela de Dark Souls y similar: exigente, implacable y atmosférico.
Rompecabezas caballerosos y juicios llenos de protestas se dan la mano en uno de los crossovers mejor paridos de los últimos años.
Sucker Punch entran por la puerta grande en la nueva generación con un cóctel, rotundo pero poco generoso, de mamporros, superpoderes y mundo abierto.
Sin Itagaki pero con Inafune, el Team Ninja apuesta por el grindhouse y la macarrada para darle un soplo de aire fresco a su otrora legendario hack and slash.
Las jerarquías, los secretos y los demonios de cada uno empiezan a definirse con claridad y en nuestra mano está dejar que Clem tome parte en una alianza u otra.
Tamsoft y Marvelous AQL demuestran, para su desgracia, que no siempre se aplica lo de que tiran más dos tetas que dos carretas.
Arzest sigue intentando dar a Yoshi la secuela que se merece su imprescindible plataformas de Super Nintendo, con resultados desiguales y tristemente olvidables.