The kids are alright

Análisis de Kick and Fennick

Análisis de Kick and Fennick

Hace unos días, mientras estaba en la menos favorecedora de las poses (despanzurrado en el sofá, con la cara pegada a la Vita, manipulando con bracitos de dinosaurio los sticks de la forma más incómoda), me preguntaron a qué jugaba. «A un juego de un niño con una pistola muy grande», respondí. Hoy me ha dado por entrar en la web de Kick and Fennick, donde se describe el juego como «una aventura de plataformas para PS Vita sobre un niño con una pistola muy grande». No andaba tan desencaminado.

La disonancia entre el héroe y su arma es la base de Kick and Fennick, el más desconocido de los juegos que se han añadido a la colección instantánea de PlayStation Plus este mes de febrero. El viaje de Kick, el niño, para ayudar a Fennick, el robot, a conseguir una batería nueva después de que la que tenía se rompiera (quizá una metáfora de la propia Vita y su batería), está lleno de momentos en los que la escala del escenario sería abrumadora de no ser por la potencia desproporcionada de nuestro cañón, que nos ayuda a salir volando, impulsados por el retroceso, para llegar a sitios que de otra forma serían inaccesibles.

Esta es la mecánica principal del juego. Tenemos dos disparos (que se recargan cuando tocamos el suelo) y tenemos que usar el impulso del arma, disparando en la dirección opuesta a la que queramos ir, para atravesar plataformas móviles, rayos láser, huecos en la pared; también para acceder a zonas secretas, conseguir ítems especiales o, esta vez con el cañón bien colocado, eliminar enemigos, destruir enemigos y accionar interruptores. Toda la interacción con el escenario se lleva a cabo con la pistola; un buen detalle dentro del tipo de juego que, a pesar de demostrar que sabe lo que hace, considera oportuno incluir casillas de verificación en sus menús.

El diseño de niveles acompaña. Hay para un rato (no es especialmente largo, pero los cinco mundos dejan buen sabor de boca), y son de los que saben hacerse apetecibles: de esos en los que cumplir los objetivos secundarios (en este caso, conseguir cincuenta monedas y el engranaje especial, que nos desbloquea nuevos atuendos) no parece una tarea que solo busca robarnos una segunda vuelta, sino una prueba interesante que apetece hacer. A veces, el engranaje especial está a la vista pero tenemos que descubrir cómo llegar a él; otras, no está a la vista pero sí nos encontramos con un camino especialmente rebuscado que puede llevarnos hasta él. Apetece jugar a fondo, porque haciéndolo, y esto es algo que se ve desde los primeros niveles, descubrimos ideas interesantes y somos recompensados: casi nunca una plataforma lleva a un callejón sin salida, casi nunca un camino termina de forma abrupta.

No es hasta el tercer mundo, o quizá los últimos compases del segundo, que las cosas se ponen realmente interesantes. Merece la pena quedarse hasta entonces: cuando Kick and Fennick nos ha enseñado suficientes de sus cartas y comienza a redisponer sus piezas de formas creativas y sorprendentes es cuando más gusta, cuando más interesantes se convierten sus desafíos. La presentación cinematográfica, con una cámara que va de aquí para allá intentando presentar el plano más atractivo, es un punto menos funcional de lo que me gustaría; en alguna ocasión, los planos más cerrados no nos dejan ver demasiado bien el escenario, o las transiciones rápidas entre zonas con cámaras diferentes (después de, por ejemplo, una caída) pillan por sorpresa a una cámara que se toma toda la calma del mundo para volver al sitio que los diseñadores habían pensado para ella. No deberíamos tener que pensar en la cámara, y cuando lo hacemos es solo para maldecirla; a su favor hay que decir que se mueve de forma suave y agradable, y que generalmente funciona bien.

De las historias con niños, de algún modo, siempre espero algo más; no hay nada que esperar de un marine espacial, o de un guerrero sobrenatural, o de un tío con una espada que lucha contra esqueletos vivientes. A Kick and Fennick le habría venido bien un envoltorio más atractivo, digamos; un algo que diera un nuevo sentido a la parte mecánica, funcional y entretenida y con suficiente espacio como para contar una historia que se quedara en nosotros. Recordaremos Brothers, por ejemplo, pero no Kick and Fennick. De esta forma, humilde como ha decidido ser, se queda en una entrada agradable dentro del catálogo al que los suscriptores de PlayStation Plus pueden acceder mes a mes; una categoría desagradecida, casi siempre, en la que suelen estar esos juegos que solo vuelven a nosotros cuando tenemos que borrarlos para liberar espacio en la tarjeta. Con todos sus triunfos, Kick and Fennick deja un sabor agridulce: hace todo más o menos bien, pero se queda a las puertas de ese poquito más que lo habría hecho destacable. [7]

Análisis de Kick and Fennick

  1. Silvani

    Gracias por el análisis, porque es difícil encontrar información de él y no sabe hacerse atractivo. De hecho, ¿no tienen más vídeos de gameplay? Porque siempre encuentro el mismo.

    Le daré un tiento, si el maldito Rogue Legacy me deja escapar de sus garras.

  2. Nae

    Tiene buenas ideas, pero le falta personalidad 🙂

  3. ChicoZ

    Se han centrado únicamente en el gameplay y diseño de nieveles (lo cual me parece perfect porque es la base), solo falta mejorar el envoltorio.

  4. El Jugador Medio

    No lo he probado, pero la mecánica me recuerda en algunas cosas al orto juego que regalaban el mismo mes, el «Baboon!». Podrían haber variado el género, pero eh, no seré yo el que se queje.

    EDITO: Fallo mío, Baboon! no lo regalan en el Plus!

  5. Víctor Martínez

    @el_jugador_medio
    ¡Ojo! Baboon no lo regalan, solo tiene un descuento para suscriptores. (Pero sí, se parecen un poco.)

  6. Arkorim

    Muy original el tema de que saltar o disparar se hagan con el arma y por lo tanto no puedan hacerse simultáneamente como en otros juegos de este estilo (se adelantaron a Rise & Shine -__-). Parece que esa limitación podría quitar un poco de velocidad al juego pero viendo que los niveles están llenos de cosas que mueven al personaje parece que no es así.

  7. El Jugador Medio

    @chiconuclear

    Uy! Sí!! Es que este mes me dio por comprar varias cosas, entre ellas el Baboon! Y andaba confundido. Es que hacía tiempo que no comrpaba cosas para la Vita, y claro, así cualquiera se lía.

    Gracias por la puntualización!

  8. wendigo

    Cuando lo descargué pensaba que iba a ser el típico arrancar y borrar, y no lo he cerrado desde entonces, me debe quedar poco, y desde luego me está gustando. Lo malo es que es el típico juego en el que haces cosas sin saber por qué. Salta dispara salta salta dispara. Una pena que estéticamente no diga nada tampoco.