Lucifer Within Us

15 de octubre de 2020
PC
Kitfox Games

Lo mejor de Lucifer Within Us es su ambientación porque, a pesar de ser un título detectivesco y centrado en la investigación, no recurre a los escenarios típicos que encontramos en este tipo de propuestas. En lugar de llevarnos al Londres victoriano, a las sucias calles de Nueva York en los 50, o a una ciudad futurista iluminada por luces de neón, el juego de Kitfox Games nos traslada a una abadía retrofuturista en el papel de una exorcista bajo las órdenes del sumo inquisidor. La sociedad que nos presenta el juego es profundamente religiosa y todos los avances que podríamos encontrar en una obra de ciencia ficción —desde los implantes post-humanistas al aprendizaje por plug-in— están aquí puestos al servicio de la fe y la espiritualidad.

Hay algo muy refrescante en las ficciones que, basadas en la lógica y la deducción, dejan espacio para el misticismo, admitiendo que ambas caras de la moneda forman parte por derecho propio de aquello que nos hace humanos. Pero mientras que la ciencia ficción, siguiendo la estela de éxitos como Dune o incluso Star Trek, siempre han tenido esto presente, las historias de detectives, inspiradas por Sherlock Holmes, Kogorō Akechi o incluso Poirot, tienden a eliminar por sistema este tipo de elementos. En cierta forma tiene sentido. Para que las historias de detectives funcionen es imprescindible crear un universo estricto en donde todo funcione de forma racional; un mundo en el que los milagros o los hechos inexplicables no sean más que un puzle que tenemos que descifrar. Sin embargo, la introducción de elementos sobrenaturales, míticos o espirituales puede ayudar, como es el caso de Lucifer Within Us, a añadir capas al worldbuilding y complejidad a los personajes principales. A recordarnos que todo tiene sentido por ahora pero que el entendimiento tiene un límite que no siempre podemos cruzar.   

Uno de los primeros elementos que vincula a Lucifer Within Us con las historias clásicas de detectives es su estructura en forma de pequeños casos que vehiculan una gran investigación, en este caso, el misterio del regreso de los demonios a la Tierra tras más de 100 años sin posesiones. De este tipo de relatos, los desarrolladores de Kitfox Games toman también la idea de presentarnos el juego en pasado, como parte de los diarios de investigación de la Hermana Ada, una de las exorcistas más respetadas del momento. Pero aunque empezamos en este terreno tan familiar, rápidamente somos arrastrados a la Abadía de Santa Walpurga, un monasterio altamente tecnológico en donde una muerte inesperada debe ser catalogada como accidente o asesinato.

La principal referencia videolúdica de Lucifer Within Us es la saga Phoenix Wright de donde saca sus dos elementos jugables principales: la exploración de pequeños escenarios y la contrastación de los testimonios de los testigos y acusados. Aquí, tras hablar con los diferentes personajes y anotar las diferentes pistas que encontramos en el entorno, podremos pedir a los sospechosos que nos cuenten su versión de los hechos para establecer una línea temporal. El primero de nuestros objetivos, una vez tengamos las diferentes líneas temporales en la interfaz, será enfrentar unos testimonios con otros, de manera que podamos verificarlos y matizarlos con el objetivo de hacerlos progresivamente más concretos. Además, para conseguir diferentes detalles, podremos preguntar a los personajes sobre sus declaraciones o las declaraciones del resto de acusados, así como contradecirlos y presionarlos con las pruebas.

Uno de los elementos más interesantes de la fase de testimonios se encuentra en la recreación de los hechos y en la manera en la que, como si de un juego de sigilo se tratara, podemos ver hasta dónde alcanza el rango de visión de los personajes. Con soluciones de este tipo, el título nos indica que en lugar de encontrar una verdad incuestionable, corroborada por todos los testimonios, es posible que los testimonios difieran entre ellos según a dónde prestaba atención el narrador. Además de un glosario de los personajes y una descripción de las diferentes pistas que vamos encontrando, la interfaz nos dejará acceder a los diferentes rasgos psicológicos de los acusados que vayamos descubriendo tras los sucesivos interrogatorios. Estos rasgos serán uno de los tres pilares, junto con la oportunidad y los medios, con los que formaremos una acusación formal con la que resolver el caso.

En lugar de penalizarnos por realizar diferentes acusaciones, Lucifer Within Us las incorpora como una herramienta de investigación. Si acusamos a un personaje pero no sabemos presentar una prueba de que ha tenido la oportunidad de cometer el crimen, este nos contrargumentará la acusación, añadiendo aún más datos a nuestra línea temporal. Realizar acusaciones y refutar las declaraciones de los personajes también nos servirá para analizar sus reacciones de cara a averiguar el motivo, la parte más importante del caso, que será fundamental para identificar al demonio que tendremos que exorcizar. Tras comprender el caso, y con ayuda de un libro de demonología, tendremos que llamar al demonio por su nombre y pedirle que se marche, lo que nos proporcionará un pista de cara al enfrentamiento final con Satanás. 

Lucifer Within Us se desmarca del resto de juegos similares porque no se concentra en los grandes giros sino en las interacciones más pequeñas. El título de Kitfox Games nos deja espacio para preguntar, para intentar diferentes estrategias y para explorar su universo en diferentes grados de profundidad. Como es natural en el género, hay ocasiones en las que como jugadores alcanzamos las conclusiones antes que los personajes y puede hacerse algo tedioso seguir todos los pasos jugables para conseguir el avance in-game. Sin embargo, esta rigidez es anecdótica mientras que el mal que enfrentamos es absoluto. El caído camina otra vez entre nosotros y reconocerlo es la única forma que tenemos de pararlo.

Lucifer Within Us puede encontrarse en el Bundle for Ukrania disponible en itch.io

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Redactora
  1. JT'Salas

    Con ese final resulta imposible no querer catarlo. Oh, la tentación.