Square-Enix vuelve por sorpresa al primer juego de Quintet, un clásico de culto rehecho de manera respetuosa y extravagante.

Quintet es uno de esos estudios japoneses que durante los 90 firmaron algunos de los mejores juegos de su década y que después desaparecieron sin dejar rastro ni hacer ruido. Es probable que el nombre del estudio sea menos conocido que sus juegos, algunos auténticos clásicos: bajo el paraguas de Enix publicaron los mejores JRPG de Super Nintendo, Illusion of Time y Terranigma, dos juegos esenciales e imposibles de conseguir en la actualidad sin meter las narices donde te llaman. Ya su primer juego, ActRaiser, es una auténtica declaración de intenciones: en el papel del Maestro, debes proteger y guiar a la humanidad para, gracias a su fe, restablecer el orden en el mundo y derrotar al Señor Oscuro Tanzra. Es un tema frecuente en la ludografía de Quintet, y que en la versión japonesa era aún más explícito; a principios de los 90, Nintendo of America tenía una estricta política de contenido que prohibía las referencias abiertamente religiosas en los juegos que distribuía, y de ahí que los nombres originales de la versión japonesa, así como algunos detalles gráficos, fueran modificados: en Japón, el protagonista de ActRaiser es Dios y el villano es Satán, directamente.

Pero la cosa es que Quintet acabó desapareciendo, no sin antes dedicar unos cuantos años a hacer un poco de todo (desde colaborar en el desarrollo de Shenmue hasta desarrollar una rareza como The Zero Yon, inspirado en un tipo de carrera ilegal basada en poner a competir a dos coches en una recta larga para ver cuál llega antes a los 400 metros); la desaparición fue tan estricta que incluso uno de sus fundadores, Tomoyoshi Miyazaki, también director de Terranigma y guionista de Illusion of Time y ActRaiser, está ilocalizable. Durante un tiempo incluso hubo dudas sobre quién tenía los derechos de los juegos de Quintet, a los que Square-Enix (la fusión se produjo en 2003) tanto ignora cuando echa la vista atrás; el lanzamiento por sorpresa de Actraiser Renaissance, así, no es solo una buena oportunidad para rememorar uno de esos juegos únicos que suele aparecer en todas las listas de lo mejor de Super Nintendo, sino también una chispita de esperanza para las comunidades de fans que desde hace tiempo se organizan para pedir a Square-Enix que recupere el catálogo de Quintet.

Como el ActRaiser de 1990 (la erre mayúscula es una invención occidental; para este remake se ha vuelto a la minúscula del título original japonés), Renaissance propone una particular mezcla de acción y simulación que combina plataformeo y combate con algo así como un god game en el que ayudamos a la humanidad a repoblar la Tierra, guiándola para que construya pueblos y haga frente a las fuerzas del mal que los asedian. Es fácil ver el Actraiser original en Renaissance: las fases de acción conservan toda la lucidez de las originales, así como su rigidez supernintendera, y la parte de «simulación» son una interesante evolución que amplía su alcance agilizando su manejo e incluso añadiendo un nuevo tipo de gameplay que no estaba en el original, en forma de secciones de tower defense.

También es fácil ver más Renaissance de lo que a uno le gustaría en este Actraiser , por decirlo de alguna forma. No solo por lo del tower defense, que también, sino por los nuevos gráficos, posiblemente lo más cuestionable de este remake. Me gustaría decir que he acabado encontrando encantadores los muñecotes y escenarios prerrenderizados que sustituyen al pixel art original, pero la verdad es que el aspecto de Actraiser Renaissance es terrible. He leído comparaciones con Donkey Kong Country, pero sería más preciso relacionarlo con Raging Justice o Age of Barbarian; lo grave está en que posiblemente sea este un peor ejemplo de gráficos prerrenderizados, con unos sprites con problemas de definición que nunca terminan de comunicarse entre sí, animados de manera histriónica, casi más cercanos a las sensibilidades y técnica de 1990 que a las contemporáneas. Ya digo: me gustaría ver una intención que justificara el excéntrico estilo gráfico, pero no la encuentro por ningún lado.

Merece la pena, sin embargo, ir un poco más allá de lo puramente visual y dedicarle un poco de tiempo a Actraiser Renaissance. Sería un poco exagerado decir que ya no existen juegos así de ambiciosos, aunque sí hay algo irrepetible en la manera en que Actraiser (el original, esta vez, aunque en el remake se note también) utiliza mecánicas y sistemas para contar su historia. La mezcla de niveles de plataformeo y acción con las fases de simulación funciona sorprendentemente bien teniendo en cuenta las diferencias drásticas de ritmo y jugabilidad que hay entre ellas; si bien es cierto que las partes de tower defense, uno de los principales añadidos de Renaissance, pueden llegar a hacerse un poco pesadas, no deja de ser sorprendente lo bien que funciona la mezcla: mejor, de hecho, en la práctica que sobre el papel. Las primeras tres horas de juego son un buen ejemplo de la naturaleza estrafalaria de Actraiser: primero haces el acto 1 de Fillmore, la primera zona, una breve toma de contacto con las fases de acción; después te metes con la gestión del pueblo, y durante un buen par de horas apenas vuelves a saber del Lord of Light guerrero sino que pasas a manejar al querubín que guía la reconstrucción del pueblo de Fillmore, haciendo solo pequeñas incursiones en las guaridas de los demonios (otra novedad) que le sirven a Renaissance para dar dinamismo y variedad pero también para reutilizar, sin mal gusto, enemigos y jefes. En la frontera con la tercera hora de juego llegas al acto 2, de nuevo una fase de acción en la que exploras un nivel hasta enfrentarte con el Minotauro.

Si conoces el original, sabrás que estas tres horas no son exactamente iguales en Super Nintendo; tres horas son, de hecho, más de la mitad de lo que dura en total el de 1990. No le va del todo mal ser más largo, aunque tampoco me atrevo a decir demasiado alto que todos los añadidos y cambios pensados para alargarlo funcionen igual de bien. Pocas cosas dan más rabia que las partes de tower defense embutidas en cualquier juego; aquí no quedan del todo mal, e incluso me atrevería a decir que encajan relativamente bien (es un añadido muy natural: dan ganas de defender a esas personitas que con tanto esmero han montado un pueblo siguiendo tu guía invisible), pero apenas dejan poso cuando terminan; sus posibilidades son un poco limitadas y no quieren suponer un desafío demasiado pronunciado, y por eso en los peores momentos son apenas un trámite entre acto y acto o entre los distintos momentos de la evolución de cada pueblo. Por otro lado, las fases de acción son casi idénticas; es posible que aquí le hubiera venido bien un poco de evolución para escapar de la rigidez del escaso combo de tres golpes alrededor del que se construye todo el combate, especiado ligeramente con algún ataque adicional y con las magias, que a partir de cierto momento se convierten en casi protagonistas de la acción.

Es un remake definitivamente irregular, pero si a un juego le va bien la irregularidad es a Actraiser. De estar demasiado pulido, ¿no sería menos fascinante? Hay algo en la experiencia misma de descubrir o redescubrir Actraiser que exige que haya fricciones entre lo que esperas de él y lo que te ofrece; en ese sentido, la mayoría de decisiones que toma Renaissance me parecen apropiadas o como mínimo no cuestionables, aunque en ocasiones estén a punto de llevarlo en direcciones que pueden parecerle impropias. Como mezcla de juego de acción y god game, tiene que ser más o menos simple (salió hace treinta años, después de todo) o muchísimo más complejo y profundo de lo que Square-Enix puede permitirse sin dedicarle más presupuesto que al último Final Fantasy o sin pervertir o anular su identidad, haciéndolo irreconocible. Ni las partes menos agradecidas del remake, que las hay, consiguen restarle fuerza al original, un juego único y todavía interesante aun estando ampliamente superado. No es Terranigma (¡ninguno lo es!), pero sin duda es una buena muestra del ingenio y la ambición de Quintet, uno de los mejores estudios de su época.

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  1. JuanCardReyn

    Siempre es buena noticia recuperar un clásico como Actraiser, aunque estoy seguro de que cuando vimos el anuncio del remake más
    de uno repasamos el catálogo de Quintet y nos frotamos las manos con lo que puede estar por llegar. Eso sí, estaría bien que dejen una opción de gráficos clásicos si van a ponerle este espanto a los remakes de Quintet.

  2. Akuroshi

    A todo esto, TAKE IT WITH A GRAIN OF SALT, pero por lo visto se rumorea que la «desaparición» de Miyazaki (el kabesa de Quintet) está relacionada con el hecho de que pueda estar en la cárcel desde 2010, un tema extremadamente tabú en la sociedad japonesa. Básicamente, incluso la gente más «famosa», cuando entra en la cárcel o simplemente es procesada/detenida por el orden, suele desaparecer de la opinión pública para siempre. Hay muchos casos sonados de actores o cantantes a los que han pillado con drogas y nunca más se les ha vuelto a ver, por ejemplo. Parece que son hiperférreos con este tipo de «redenciones».

    Pues según se comenta (en una entrevista con un ex-compañero, en el libro de John Szczepaniak «The Untold History of Japanese Game Developers»), en 2009 fundó una compañía online que se dedicaba a los slots para móviles (tragaperras puro y duro, como los de madrugada en la tele), compañía que supuestamente se reveló como fraude y se comió las tarjetas de crédito de todos los que cayeron. En 2010 le pillaron con las manos en la masa y desde entonces desapareció para siempre. Cosa que cuadraría bastante con eso de que es «incontactable».

    Su existencia desde entonces es un terraENIGMA.

    Editado por última vez 4 octubre 2021 | 13:50
    1. Caveleira

      @akuroshi
      Puede que el caso de este señor sea ese, pero quiero apuntar que aun siendo cierto todo lo que dices, de vez en cuando hay excepciones.

      Se me ocurren dos casos relacionados con mangakas; el autor de Toriko condenado por ofrecer pasta a una menor a cambio de sexo y el autor de Rurouni Kenshin (del que me jode ser fan de esta obra) que ha sido condenado por poseer y difundir pornografía infantil.
      En ambos casos a pesar de ser sonados y vetados fuera de Japón se ha hecho oídos sordos dentro del país.

  3. jk_eye

    -A ver, empecemos por la A: Actraiser…vamos a ver de qué va.

    Que buen juego encontrado de forma inesperada. Y que mal se ve gráficamente este remake 🙁

    Muy fan del título original. Le daré una oportunidad al remake tarde o temprano.

  4. IriquoisPliskin

    En su día probé el original y aunque me divirtió mucho la fase de la acción, no entendía muy bien la del querubín y no continué. Así que es buen momento para darle un nuevo intento.

    Editado por última vez 4 octubre 2021 | 15:51
  5. Smokeman

    Square está para echar el cierre.

  6. Nirv

    Tremenda banda sonora la de este juego.